Andrea XXXIV, me encanta lamer coños húmedos

Ella me agarró de la cabeza y me decía que no parara, que siguiera. Entonces escuché a las demás chicas que se acercaban a nosotras y parecía que se quedaban a mirar. Al parecer no todas eran lesbianas, pero lo que estábamos haciendo les parecía excitante, no sé muy bien si era por ser guarras o por todo lo que habían bebido.

Este lunes a última hora de la tarde iba caminando por una zona de nueva construcción que hay cerca de casa de mis tíos. Venía del gimnasio, de hacer pilates y estaba cansadísima, solo quería llegar a casa para poder descansar. Al llegar casi al final de la calle, giré la cabeza hacia un lado y miré a un grupo de chicas que estaban sentadas y bebiendo. Cual fue mi sorpresa, cuando más adelante ví a otra chica, que debía ser del mismo grupo, meando apoyada en la valla de la obra.

Su falda recogida hasta la cintura y sus piernas abiertas dejaban ver como soltaba un chorro de pis; me puso cachondísima, no era capaz de parar de mirar como meaba, como caía desde su chocho hasta el suelo ese meo que me estaba volviendo loca.

Cuando me di de cuenta ella me estaba mirando y en vez de cortarse siguió con lo suyo y al terminar me preguntó si tenía algo para poder limpiarse. Fui a darle un pañuelo cuando me soltó " Yo también soy lesbiana". Yo le iba a decir que no era lesbiana, que era bisexual, pero no me dio tiempo, ya que me cogió de la mano que tenía el clinex e hizo que se la pasara por el chocho.

"Está bastante bien así, pero me gustaría mejor con otra cosa, seguro que entonces me quedaría muy limpio"

Sin pensármelo ni dos veces me puse de rodillas y metiendo mi cabeza entre sus piernas, comencé a lamerle el coñito, pasándosela desde el principio hasta el final.

Ella me agarró de la cabeza y me decía que no parara, que siguiera. Entonces escuché a las demás chicas que se acercaban a nosotras y parecía que se quedaban a mirar. Al parecer no todas eran lesbianas, pero lo que estábamos haciendo les parecía excitante, no sé muy bien si era por ser guarras o por todo lo que habían bebido.

Al principio no participaban, solo miraban como se lo chupaba, como jugaba con mi lengua por su agujerito. Pero luego algunas se pusieron a tocarnos y a tocarse entre ellas y las demás se animaron cuando vieron que un hombre estaba mirando lo que ocurría, y se la estaba cascando.

Una de las chicas, me sacó las tetas al aire y comenzó a chuparlas y de vez en cuando me mordisqueaba los pezones mientras me pasaba la puntita de su lengua por ellos, poniéndolos duros y puntiagudos.

No nos hicimos nada más que tocamientos y besos, nos comimos las bocas, no nos metimos dedos ni nada; fue más bien como un juego, pero me encantó. Lo malo de eso fue que me dejó demasiado caliente. Así que me fui para casa y al llegar me hice una muy buena paja en la ducha.