Andrea sale de la carcel y se enfrenta a su juicio

Julia logra que cambien la prisión provisional por confinamiento en casa.

Creo que es imprescindible releerse este relato https://todorelatos.com/relato/136269/ y su segunda parte https://todorelatos.com/relato/145811/ antes de leerse este

Apuradamente saqué mi polla del coño de Julia, me incorporé y la agité en la cara de la abogada de mi mujer.  Julia abrió la boca y levantó su cara el intentó recoger al vuelo la lefa que le iba cayendo entre su cara y su boca.

Nos hicimos los remolones en la cama y yo me volví a quedar dormido y solo me desperté cuando mi amante me dio un beso de despedida.

Volví a ver a Julia cuando junto a la comisión judicial entraba, ya vestida de abogada, en mi casa para revisar mi casa.  Una vez dado el visto bueno, dos policías entraron en la casa con Andrea aun esposada y vestida con el naranja uniforme del presidio.

El secretario judicial leyó una larga lista de instrucciones, reglas y razones por las cuales Andrea volvería al trullo.  Julia permanecía a su lado impasible.

Cuando todo el mundo empezó a desfilar hacía la puerta, Julia me indicó que iba a necesitar reunirse conmigo en algún momento por la tarde.

Andrea con sus manos aun esposada a la espalda apartó una silla de la mesa del comedor.  Apoyó su cuerpo en la mesa dejando su culo en pompa.

-       ¿A que esperas hijo de puta?, folláme de una puta vez, llevo matándome a dedos desde que me dejaste colgada en el vis a vis.

No lo dudé le baje los elásticos del pantalón y le clave la polla en el coño desde detrás.  Ni me había duchado después de follárme a Julia esa mañana y ahora me estaba follando a su cliente, ósea a mi mujer.

Nunca había visto a Andrea pegar semejantes alaridos al ser follada, nunca fue una mujer callada en la cama, pero desde luego no eso, creo que no conocía a la verdadera Andrea.

-       dame hijo de puta, dame duro.

Cogí las esposas por la cadena y le hice levantar los brazos mientras forzaba mis embestidas.

-       Méteme un dedo en el culo – gimió ella.

Y no hice eso, simplemente procedí a sacar mi polla de su aguado coño y sin ningún miramiento o preparación previa la penetré analmente.

-       ahhhh por el culo, si señor.  Es una pasada, es gloria bendita, como había echado de menos se sodomizada – gritaba Andrea

-       ¿por mi, puta? -  le pregunté entre suspiros.

-       Ser sodomizada – me contestó mi mujer.

Aquello me encendió y no paré hasta que dándole duro, me corrí en sus entrañas, imaginándomela siendo penetrada por otro.

Ambos quedamos jadeantes, ella esposada con su cara pegada en la mesa y su boca abierta y babeando sobre la madera y yo que caí sobré sofá que tenía detrás.

Desesposé a Andrea y dejé que se duchase.

Comimos juntos y estuvimos viendo la tele hasta que un mensaje de Julia me interrumpió.

-       en 60 minutos te espero en mi despacho.  Mi secretaria no estará.  Simplemente entra en mi despacho.

Mire a mi mujer.

-       Voy a  ver a Andrea.  No quiero entrar en el tema de los asesinatos.  Confió en ti, si no no estarías aquí.

-       Te lo agradezco, lo sabes – me dijo ella.

-       Déjame hablar.  No entro en los asesinatos, pero si en tu carrera cinematográfica, esos son los que me joden de verdad.  No es que seas una zorra infiel, es que lo saben hasta en Pekin.

-       Ya.

-       Te imaginaras como me siento cada vez que alguien habla de los famosos videos.

-       Ya.

-       Pues si, creo que me merezco una compensación.

-       ¿cómo que?

-       Como una compensación.  A partir de ahora no solo folláras cuando yo quiera y como yo quiera sino que vas a tolerar que yo follé con quien quiera.

-       ¿Y si no lo hago?

-       Vuelves a la cárcel – Andrea se quedó con la boca abierta.

Cogí a mi mujer y la conduje a la cama, esposé cada una de sus muñecas al cabecero de la cama.  Cogí sus tobillos y los esposé al pie de la cama dejando sus piernas abiertas.  Andrea pensaba que me la iba a volver a follár.  Sin darle tiempo a opinar le puse una capucha de cuero que cegaban sus ojos.  Andrea soltó un gemido.  No se que hizo después por que yo salí de la habitación y así la deje.

Conduje hasta el centro y después de aparcar subí hasta la octava planta.  En la recepción le explique a la chica allí presente en recepción que me estaba esperando Julia.  Efectivamente no estaba su secretaria y aunque la puerta estaba cerrada a los 60 minutos exactos del mensaje de la abogada yo entraba en su despacho.

Julia esta desnuda, tumbada en su mesa y abierta de piernas.  Sus ojos estaban tapados con un antifaz de esos que te dan en los aviones.  Julia respiraba agitada, en realidad no sabia si era yo o era alguien de su trabajo quien había entrado.

Estaba claro que querías ser follada de nuevo y he de reconocer que era como para decir que no.  Pero le dije que no.  Metí mi cabeza entre sus abiertas piernas y le di un lengüetazo a su húmedo coño.  Julia se estremeció.  Separé mi cabeza de su entrepierna y le susurré al oído.

  • estas para comerte, pero hoy quiero follarte de otra manera.  Otro día te montó en tu despacho, pero hoy toca otra cosa.

-       ya puede ser bueno lo que me espera por que estoy muy caliente – me dijo pasándose un dedo por su raja como queriendo hacerme cambiar de opinión.

-       Lo será.

Nos metimos en el coche y empecé a tocarle el coño a la abogada de mi mujer mientras avanzábamos por la ciudad.

-       nos vamos a follar a Andrea.

-       ¿tuuuuuuu estas loco?, ¿cómo me voy a follar yo a mi clienta?

-       No sabrá que eras tu

-       Pero…. ¿cómo no va a saber que fui yo? Me va a ver.

-       Confía en mi.

Y confió.

Entramos en mi casa, en mi cuarto Andrea levantó la cabeza al oír ruido.  En silencio Julia y yo entramos en el cuarto.

Saqué una navaja y de tres cortes dejé en pelotas a mi mujer.  Arranqué la ropa rajada debajo de su cuerpo y la dejé desnuda y expectante.

Por señas le pedí a Julia que se desnudase.  Ella me obedeció a la vez que yo lo hacía.  Le di instrucciones poco antes de arrodillarme en la cama y empezar a chupar el poco arreglado coño de mi mujer.  Andrea no tardó en empezar a estremecerse y poco después de empezar a comerle el coño esta empezó a gemir con fuerza, estuvimos así durante un buen rato hasta que sin dejar de comer hice señas a Julia la cual se subió en la cama y sentó y ya mojado coño en su abierta cama.  Parecía como si lo esperase, Andrea no quedó descolocada en ningún momento, simplemente empezó a lamer y lamer y lamer el coño de su abogada.  Julia empezó a gritar de placer al poco tiempo.

Julia me aparto la cabeza con la mano y fue ella quien ocupó mi lugar empezando a chupar el coño de su clienta.  Me retiré un poco y disfrute agitándome poco a poco la polla con mi mano como las dos mujeres se devoraban como posesas.  Julia penetraba el ano de mi mujer, Andrea ante la imposibilidad de usar sus manos levantaba al cabeza y le comia el coño a Julia

Dejé que acabasen y no fue hasta que ambas se recuperaron de los tremendos orgasmos cuando hice levantar a Julia, la cual se seco la boca con su antebrazo antes de besarme.

Apoyé a la abogada contra la pared y le penetré el culo.  Cualquier hubiera dicho que había echado dos polvos antes ese día.

Le reventé el culo hasta alcanzar el orgasmo los dos a gritos.

No desaté a Andrea, simplemente nos vestimos y nos fuimos.  Propuse a Julia cenar pero me dijo que mejor que volviese a casa y desatase a su clienta.

Eso hice y aproximadamente una hora después de haber descargado mis pelotas en el culo de Julia desataba a Andrea.

-       ¿desde cuando te la follas? – fue lo primero que me dijo.

-       ¿A quien?

-       A Julia

-       ¿perdona?

-       Tu te crees que no sabría reconocer el olor de mi abogada.  ¿desde cuando te las follas?.  Tranquilo, se que no estoy en posición de pedir nada, pero decirte que me ha encantado follar con Andrea y que estaría encantada de repetir lo de esta noche.

Andrea me puso como una moto e hice algo que hacía años que no hacía, me la follé por cuarta vez en el día.  Me quedé dormido con mi polla en su coño.

Desde ese día hasta el día del juicio he de reconocer que me follé tanto a Andrea como Julia, a veces a las dos a la vez, a veces esposaba a Andrea y jodía a su abogada en su presencia e incluso a veces la hacía follar con amigos. Casi lamenté oír al juez decir no culpable, sabía que esas dos palabras al menos para mi acababan con una era.

Evidentemente las pruebas en su contra no se mantenían y no le fue difícil a Julia tener una amplia victoria sobre la fiscalía.

Andrea no aguantó mucho en casa, un día una semana después le di por el culo en la repisa de la cocina y al día siguiente cuando volví del trabajo se había ido de casa.

Por lo visto ahora viven en Barcelona, poco más se de ella.  A Julia la veo más, generalmente acabamos en la cama cuando nos vemos, pero tampoco es lo mismo.