Andrea me tiene dominado

Sigo avanzando con mi cuñada, ahora ella se aprovecha de mi y me gusta cada vez más.

ANDREA ME TIENE DOMINADO

Mi cuñada era mi amante secreta. Llevábamos una relación sencilla pero con cierta morbosidad, especialmente los días en que disponíamos de tiempo, ella me obligaba a comer de su coño, a lamérselo todo, y me hacía hacer cosas que yo ni me hubiera imaginado.

Así fueron pasando los encuentros, y cada día me atrapaba más con sus caprichos, y yo, para evitar cualquier escándalo familiar le iba obedeciendo en todo. Ella, muy perspicaz, captó rápidamente eso y se aprovechó de la situación.

Cierto fin de semana, tuvimos la oportunidad de estar solos por razones de trabajo de mi esposa, ya que de tanto en tanto viaja a Buenos Aires porque trabaja en una oficina con sucursal ahí, y ella me hizo ir a su casa el mismo viernes, una vez que hube dejado en el Aeropuerto a mi esposa.

Ni bien al llegar, me ordenó que me desnudara completamente, y me mandó a que preparara algo de comer. Me dijo que estaba cansada y no tenía ganas de cocinar. Así yo, desnudo en la cocina, tuve que improvisar la cena. Para aderezar la situación me encadenó por los tobillos con una cadena y dos candados , lo que limitaba mis movimientos. Como osé protestarle, se quitó las bragas, me las puso en la boca y me pasó varias vueltas de cinta adhesiva. Me prohibió hablar y me limitó los movimientos.

Yo estaba a esa altura muy excitado. Mi pene estaba completamente erecto, y se me ocurrió rozarlo contra la mesada de granito de la cocina, para disfrutar de la excitación. Fue verme y se acercó a mí diciéndome que si llegaba a masturbarme me iba a arrepentir. Que solo ella era la encargada de establecer el momento en que yo tendría mi satisfacción. Así pues, pasé más de media hora preparando una tortilla de papas, lo único que se hacer con cierto criterio.

Ella miraba tranquilamente la TV desde el living, y cada tanto de reojo me tiraba una mirada por las dudas.

Cuando llegó la hora de comer, me hizo acostar sobra la alfombra y dijo que iba a comer solo ella por el momento. Tomó el plato con una caliento tortilla de papas y lo vació sobre mi vientre, lo que me hizo saltar de dolor ya que estaba bastante alta la temperatura. Mi dijo que tenga cuidado, que si hacía caer la comida al piso las iba a pagar, y así, me ató las manos a la espalda con cuerda de nylon y así comenzó a ingerir su cena. Yo, atado, amordazado, medio quemado y sintiendo a cada bocado suyo el pinchazo del tenedor y el roce del cuchillo. Confieso que a pesar de estar muy excitado, tenía miedo de eyacular sobre la comida, ya que estaba a punto de hacerlo. Ella se dio cuenta y me dijo que era mejor para mí controlarme, o me costaría muy caro.

Cuando se hubo llenado, me dijo que era mi turno de comer. Había quedado menos de un cuarto de la tortilla, entonces dijo que esperara, y me sometió a uno de los actos más humillantes que he vivido, pero también que he gozado. Trajo un nylon gande, de aproximadamente dos metros por dos metros, dejó el alimento sobre él y luego, colocándose con su concha a la altura de la comida orinó sobre ésta. Hecho esto, atado como estaba, llevó mi cabeza hacia la comida y me dijo: Come. Y por tu bien no dejes ni una gota ni de comida ni de líquido.

De mas está decir que yo comí todo, pero a esta altura ya estaba demasiado caliente y refregaba mi pene contra el nylon. Ya no resistía más. Entonces me dio vuelta, y dándose cuenta de mi situación comenzó a chuparlo con fuerza. La verdad es que me gustaba como lo hacía y hubiera quedado horas así, pero no duré ni dos minutos y lancé un chorro de semen, el cual ella engulló todo en su boca. Este es el postre dijo.

Ya eran como las doce de la noche, yo seguía atado, amordazado y dolorido, pero siempre muy excitado. Seguía apoyado en nylon sucio de restos de comida y orina de ella, entonces me dijo que era hora de ir a dormir por ese día. Pensé que todo estaba terminado pero me dijo que había acabado demasiado rápido y eso merecía un castigo.

Fue hasta el dormitorio y volvió con el cinto de mi pantalón, me hizo dar vueltas y así como estaba comenzó a dar cintazos sobre mi culo. Yo no podía hablar, pero nunca había sufrido algo así y me dolía mucho.Pienso que me dio más de cincuenta porque el dolor y el calor era insoportable. Me golpeaba y me decía palabras como "cerdo" , "esclavo" , y otras peores que no quiero describir porque hieren mi orgullo hasta cuando escribo. Cuando hubo terminado dijo que estaba cansada, que por ese día bastaba. Me hizo incorporar y me llevó a su dormitorio. Ahí ajustó las ataduras de mis piernas, de forma que ya no podría caminar de ninguna manera, me hizo tirar al pie de la cama y me dijo que ahí dormiría toda la noche. Yo quería dormir con ella, y eso me dolió mucho, pero a la vez me hizo sentir su objeto, y eso me éxito más aún.

Confieso que dormí, si es que se puede decir dormí muy incómodo. A la mañana temprano se levantó, me desató y me llevó a su cama. Yo estaba muy dolorido y casi no había dormido, pero me dijo que ahora iba a demostrar si servía para algo. Entonces se desnudó completamente, me desató también totalmente y follamos como locos. Fue un polvo hermoso, donde descargué todo lo que había acumulado la noche anterior de excitación. Yo estaba loco de la vida. Si no fuera porque tenía deberes ese día me hubiera quedado, y ella también tenía que hacer. Me dijo que ese era solo el principio. Que la próxima vez iba a hacerme lo mismo pero todo más remarcado. Más atado, más golpes y ya no solo comería con su orina, ya que tenía una sorpresa mayor, agregándole otros condimentos suyos, lo cual no me costó mucho imaginar.

Quedamos para otro fin de semana dentro de quince días, y la verdad es que lo estoy esperando con ansiedad. Cualquier cosa que me haga Andrea vale la pena. Ser su esclavo es mi mayor satisfacción.