Andrea, la más sádica

Andrea, hija de unos vecinos, es una neurocirujana, con unos gustos algo extravagantes, tanto a nivel BDSM, como, en su trabajo.

Esta es la historia de Andrea, una neurocirujana madrileña, de apenas 29 años, pero, sin duda, una de las mujeres más sádicas que he conocido, sin miedo a llevar a cabo todo tipo de prácticas BDSM y, también, cirugías extremas.

Ella misma, os contará la historia

Sobre mí

Me llamo Andrea, a mis 29 años, ya he logrado convertirme en toda una neurocirujana, y, trabajo en una de las mejores clínicas privadas de Madrid, gracias, en parte, al enchufe de mi padre, que dirige la sección de Neurocirugía de la clínica, y, también, por mi esfuerzo y dedicación.

Siempre he querido llegar a ser médico, elegí la Neurocirugía, porque es, sin duda, una de las especialidades más difíciles, no me asustan los retos, además, debido a mis gustos, de los que os hablaré en estos relatos, era el trabajo soñado para mí, sin olvidar, el hecho de seguir, la tradición familiar, y, trabajar con mi padre.

Debido a nuestro trabajo, en especial, el de mi padre, tenemos suficiente dinero, como para vivir en un buen chalet, a las afueras de Madrid, en una urbanización grande.

Alfonso, también vivía ahí, en Campodón, cuando le conocí, era vecino nuestro, de hecho, vivía a apenas unas casas de distancia.

El dolor, la sangre, ver sufrir a alguien, y, también, hacerle feliz, aunque supusiera un sufrimiento, es algo que siempre me ha excitado, desde que era una niña pequeña, siempre me ha gustado el BDSM, al principio, claro está, no sabía lo que era, pero, sí tenía claro, que me gustaba dominar, ser el centro de atención, destacar por mi mal carácter, oculto, a veces, en un físico de 10.

Mis padres, también disfrutaban del BDSM, a ambos, les gustaba ser Amos, aunque, mi madre, era sumisa con mi padre, desde pequeña, veía a mi madre, llevando la ropa que mi padre le escogía, sobre todo, de cuero negro, a veces, parecía una puta, pero yo, me fijaba en ella, y, quería ser como ella, pues, por la calle, todo el mundo la miraba, también debido a su cuerpo, muy cuidado, que logra que, a día de hoy, con casi 50 años, aún siga siendo objeto, de muchas envidias.

En la casa de mis padres, hay una habitación, en el sótano, dedicada a sala de juegos BDSM, no es muy grande, pero, está bien equipada, lo suficiente como para poder jugar, yo la usaba, para jugar a los médicos, con mis amigas, cuando era una niña pequeña.

Físicamente, al igual que mi madre, yo, siempre me he cuidado mucho, con dieta muy controlada, mucho deporte, vida sana, lo que me permite tener un cuerpo que, muchas desean.

Soy morena, con pelo largo, siempre muy cuidado, mido en torno a 165cm, mis tetas, aunque naturales, no están nada mal, llevo varios piercings y tatuajes, mi estética, siempre ha sido gótica, me encanta vestir de negro, es algo que siempre hago, ya sea para ir por la calle, o, en la clínica, con ropa de médico.

Lo único que no me gusta de mi cuerpo, es que tengo muchas pecas en la cara, heredadas de mi madre, por eso, me las maquillaba, hasta que, Alfonso, me hizo ver, que estaba equivocada...

Cuando voy por la calle, el cuero, siempre forma parte de mi indumentaria, me encanta, lo llevo incluso en verano, en plena ola de calor, es algo que nunca puede faltar, en el vestuario de una mujer gótica que se precie, sin olvidar las botas, el único calzado que uso, cuando voy por la calle.

En cuanto a mi orientación sexual, la bisexualidad, siempre ha sido mi opción, lo sabía, también, desde pequeña, pues, ya digo, me encantaba, usar la sala BDSM de mi casa para, dominar y tratar mal a mis amigas, putearlas; ya, de adolescente, iba más con chicas, y, ahora, en el hospital, muchas enfermeras, han caído en mis redes...

Sobre mi trabajo, lo que más me excita, es poder ayudar a la gente, en especial, cumplir sueños, por raros que puedan ser.

Me encanta sentirme poderosa, al tener un bisturí entre las manos, es también muy excitante.

Por ejemplo, he tenido alguna paciente, cuyo sueño era, tener que usar una silla de ruedas, no poder andar, ser parapléjica; yo la operé, cumplí su sueño, y, ver su cara de felicidad, al despertarse de la operación, y, no notar nada, de cintura para abajo, fue muy excitante, a la vez que emocionante, a nivel de trabajo.

La privación sensorial, sobre todo, de la vista, es algo que también me encanta, quizás sea una de mis prácticas BDSM favoritas, tener acceso a todo el material médico que quiera, me ayuda mucho, sobre todo a la hora de usarlo, en algunas de mis sumisas, que quieren probar, sensaciones nuevas.

Sólo me faltaba algo en mi vida, encontrar un hombre, que me entendiera, que supiera mis gustos, y, no me rechazara por ello, que no solo buscara satisfacer mis deseos sexuales o de dinero, pues, algún sumiso financiero, ya tenía.

Lo que buscaba, y, encontré en Alfonso, era un hombre que, sacara mi lado sumiso, que estaba un poco dormido, pero que, a la vez, me dejara seguir mi lado dominante, incluso, participando los dos en él.

Gracias a mi padre, que fue quien me lo presentó, fue que conocí a Alfonso, y, esta es la historia

**En

Campodón

, Villaviciosa de Odón, sábado, 10:00**

Ese día, me había levantado un poco tarde, a las 10, porque había llegado a casa, a las 2 de la madrugada, tras salir de fiesta, con alguna enfermera del hospital, con la que, como pasaba muchas veces, me había acabado follando, en esta ocasión, en su propia casa.

Bajé a la cocina, a desayunar algo, y, mi padre, que ya estaba allí, me avisó de que, a la hora de comer, vendría Alfonso, un abogado, experto, entre otras cosas, en inversiones, a comer, porque mi padre, había decidido invertir algo de dinero, y, había elegido a Alfonso, nuestro vecino de urbanización, para que gestionara dichas inversiones.

Pasé la mañana, entrenando en el gimnasio de la casa, pues, los abdominales que tengo, no se pueden dejar estropear, y, a las 13:00, me empecé a preparar para ir a la comida.

Primero, me duché, me masturbé, algo que me encanta hacer, ya sabéis, que soy muy activa a nivel sexual, y, me empecé a vestir, una vez que ya acabé la ducha y la masturbación.

Yo conocía a Alfonso, sólo de vista, llevaba poco tiempo viviendo en la urbanización, siempre me había parecido un hombre, algo misterioso, lo que me parecía muy excitante, en verdad, verle, siempre trajeado y elegante, me ponía muy cachonda, por eso, la masturbación en la ducha, fue pensando en Él.

Tenía que aprovechar la oportunidad, tratar de caerle bien, de causarle una buena impresión, así que, me vestí muy sexy, para ver si así, Alfonso, se fijaba en mí.

  • Me puse un vestido-corsé de cuero negro, que me apretaba al máximo, yo misma me até el corsé, pues, tengo años de experiencia, llevándolos y haciéndolos llevar, me encantan.
  • Sin nada de ropa interior, me puse unas medias de red
  • En el cuello, me puse un collar postural, aunque me costaba mover el cuello, es algo que me gusta mucho llevar.
  • Iba maquillada, toda gótica, con maquillaje negro (labios y ojos) y blanco (En la cara, para tapar mis pecas)
  • Y, por último, unas botas, góticas, de 25 cm de tacón, y, al muslo, con plataforma, con las que, mi estética de gótica-puta, iba en aumento.

Llevar lentillas, es algo que me gusta, me puse unas negras, con las que parecía ciega, pero, veía totalmente. (También he usado, en alguna ocasión, unas lentillas con las que no se ve nada con ellas puestas, son muy excitantes)

Al ser la comida, en casa, no me puse nada más, no era necesario ponerme ninguno de los muchos abrigos largos de cuero que tengo, por desgracia.

La comida en familia y, con Alfonso

A las 14:00 en punto, estaba ya en el salón, esperando a que, Alfonso llegara.

Sonó el timbre de la puerta de la parcela, y, yo misma, fui a abrir; al ver a Alfonso, le saludé, con un beso en la mejilla, iba trajeado, pero, sin corbata, y, como es lógico, se sorprendió mucho, al verme tan gótica, que parecía una putilla, así mismo me lo dijo, al verme, pero que, le ponía cachondo.

Al oír sus palabras, mi coño, se empezó a humedecer, mi plan, empezaba a funcionar.

Pasamos al comedor, donde la comida, ya estaba lista; disfrutamos de la comida, que estaba muy rica, y, pasamos el rato de la comida, hablando de cosas diversas, me sorprendió lo mucho que sabía Alfonso, sobre Medicina, sabía incluso lo que es el BIID, y, apoyaba que yo operase a pacientes en esta situación, me dijo que era muy valiente.

Algo de lo que me enteré durante la comida, es que, Alfonso, estaba soltero y, además, no tenía novia, así que, tenía una oportunidad con Él, eso me alegró la comida.

Al acabar la comida, Alfonso se despidió, y, se fue a su casa. Yo, me quedé pensando, en qué podría hacer, para tratar de atraerle, para que se fijara en mí, y, sobre todo, que me follase, sólo de pensar en tener su polla dentro de mí, hacía que mi coño se humedeciera.

Pasé la tarde, leyendo, en casa tranquilamente, pasé, por casualidad, por un armario que hay, a la entrada de la casa, para dejar los abrigos, y, vi el de Alfonso, que se lo había dejado.

Así que, decidí, ir a su casa, a llevárselo, supongo que no se habría dado cuenta, de que se lo había olvidado, así, además, tendría una excusa para verle, y, con suerte, para que me follase.

Antes de salir, avisé a mis padres, de donde iba a ir, pero, no les dije que, quizás, pensaba tardar un poco más de lo habitual, en estas situaciones.

En la casa de Alfonso, sábado por la tarde

Me puse, esta vez, ya sí, un abrigo largo de cuero, el que mejor iba con el vestido, que aún, llevaba puesto, y, agarrando el abrigo de Alfonso, me fui hasta su casa, a devolvérselo.

Llamé al timbre, me identifiqué, le dije a Alfonso, que le traía su abrigo, y, la puerta, se abrió, pasé al interior de la parcela de Alfonso, que ya me estaba esperando, a la puerta de su casa, y, me indicó que pasara al interior.

Alfonso, me dio las gracias, por llevarle el abrigo, y, me ofreció que nos sentáramos en su sofá, a charlar un rato, y, a tomar algo, como agradecimiento.

Estuvimos hablando, y yo, curiosa, le pregunté por sus conocimientos sobre BIID.

Andrea (Yo): “Alfonso, durante la comida, me ha llamado la atención, que supieras lo que es el BIID, se nota que estás puesto en el tema, ¿Puedo saber por qué?

Alfonso:” Es que, el BIID, es algo que ha llamado mi atención, desde que vi a una mujer, que quería ser ciega, y, se echó o le echaron, un líquido, ácido, en los ojos, para no poder ver, por eso es, que, empecé a investigar sobre el tema”

Alfonso: “Hablando de este tema, tú, que haces operaciones de este tipo, me encantaría que me contaras, las que has hecho, y, tus sentimientos y emociones, al hacerlas”

Yo: “Pues, sobre todo, han sido, lesiones en la médula, tanto de piernas (Para no poder andar), como total, (Para impedir todo movimiento de cuello para abajo), y, también he hecho cosas, en los ojos de algunas pacientes; en cuanto a las emociones, me excita ver que hago feliz a la persona, que estaba sufriendo, cuando le cumplo el sueño que, es, por desgracia, tan complicado de cumplir.”

Alfonso, también me preguntó por mi estética, pues, le encantaban las mujeres góticas, me preguntó, sobre todo, si iba siempre entera de cuero, y, yo, le respondí que sí, a menos que fuera vestida de médico, o, para hacer deporte, el cuero, siempre formaba parte de mi vestimenta.

También estuvimos hablando de BDSM, yo le conté algunas de mis aventuras, de cómo me gustaba dominar a las enfermeras que trabajaban conmigo, en el hospital.

Pensaba que no me lo iba a pedir nunca, pero, el momento llegó, Alfonso, me pidió que le demostrara, mis dotes, a nivel sexual, quería follarme, así que, yo, disimuladamente, firmé con 8 bolígrafos, pero, le dije que sí, que yo también quería follar con Él.

Con ayuda de Alfonso, que insistió en quitarme, Él mismo, el corsé, me fui quitando el vestido que llevaba, hasta quedarme casi desnuda, sólo con las botas, las medias, y el collar; el abrigo, me lo quité, casi al llegar a la casa de Alfonso, aunque, dejé que, Él, me lo mirase bien, e, incluso lo tocase, notaba su excitación, al vérmelo puesto.

Una vez, ya medio desnuda, llegó el momento que estaba deseando, pero, eso, lo contaré, en el siguiente capítulo, de esta historia.

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