Andrea gana a Paula, sus pechos crecen.
¿Quién no ha soñado con vivir un crecimiento de los pechos, pene u otras partes eróticas de uno mismo o de su pareja? Aquí la historia de Andrea, una chica que casi se arruina en comprar sostenes.
Encendió la ducha y se dispuso a bañarse con agua caliente para olvidar ese malestar que le estaba matando. A pesar de la medicación que tomó durante toda la semana, Andrea seguía "pachucha", fiebres, dolores, etc. Su madre para quitarle hierro al asunto le decía que mirase la parte buena, y es que los adolescentes crecen cuando tienen fiebre (o eso se rumorea), lo que nadie sabia era que en este caso fue cierto.
Preparada para enjabonarse el cuerpo, miró hacia abajo cuando sus manos pasaron por sus pechos que ayer por la noche eran planícies, comparado con los pequeños badenes que tenía esta mañana. Sorprendida palpó y sintió más carne, lo cual le gustó, y acabó dándose un masaje de mama que acabó en otra zona mucho más delicada y placentera. Al salir de la ducha pudo comprobar que efectivamente, habían aumentado de tamaño, y una vez seca lo contó a su amiga Paula, que era en principio la "tetona" del grupito y su mejor amiga. Esta le dijo que se alegraba, pero que no sufriera porqué hasta llegar a su talla 95, aún le quedaban sopas. La vacilada dolió en el alma de Andrea, pero guardó sus palabras y siguió a lo suyo.
A las dos semanas de medicación, Andrea notó un cambio en sus pechos, una progresión que es difícil de apreciar a corto plazo, pero a la larga se deja notar y fué gracias al sostén. Fue a ponerselo el Lunes después de pasar el domingo sin ello porqué andó por casa libremente, y notó que le costaba cerrar. "He crecido de espalda" pensó, buscó un clip y ató las dos últimas hebillas dando mayor amplitud a la pieza. Igualmente vió como al ponerselo le apretaban un poco y pero por las prisas cerró, y marchó al instituto. Durante el dia hubo ciertos momentos dónde notó que sudaba por el tórax, disimuladamente secaba con un pañuelo su vientre e intentába prestar atención. Al salir de clase, con Paula a su lado marcharon a casa de Andrea para terminar un trabajo en parejas. Se pusieron a ello namás llegar, pero de nuevo Andrea notó el sudor y decidió ir un momento al lavabo para hecharse agua en la cara. Paula seguía trabajando. Aprovechó la intimidad en el baño para quitarse el suéter negro y secarse bien, y fué entonces cuando vió que tenia unas manchas en el sostén y también se lo quitó rápidamente. Era leche y estaba alucinando.
Al volver a casa después de media hora más y unos pañuelos en los pezones, se lavó toda ella y también la ropa. Durante esa semana de finales de Marzo algun que otro día pasó por ese calvario, pero esta vez con nuevos sostenes que rellenó con una orgullosa 85B. De no tener nada a eso, sinceramente tiraba cohetes. Pasó un mes aproximadamente, el trabajo se presentó y lo que se puede contar de ese mes fué que la lehce salió almenos uno o dos días a la semana. Con lo que fué al médico pero sin su madre, ella disponia de una consulta joven para esos casos y de allí salió con la información extra de que o bien podía tratarse de un efecto secundario por la medicación o un embarazo, y como el segundo quedó descartado, la doctora le dijo que intentára no succionar esa leche para no enviar estímulos erróneos a su cuerpo, por que sinó, seguiría produciendo.
Lo bueno llego esa primera semana de Mayo cuando una mañana de Lunes de nuevo, tubo que asaltar los cajones de su madre para tomar prestado uno de sus sostenes, pues estaba en una 90C y eso lo detectó rápidamente su amiga Paula cuando la vió ya con ropa de menos abrigo.
- Hermana! Pero y esas tetis? A este paso me superas!!
Esa expresión se le quedó grabada y cómo si de un objetivo se tratáse lo intentó. Sabía que masajeándose y extrayendo leche, podía aumentar algo el tamaño. Ella entendió rápidamente que si los vaciaba, tardarían en recuperar y más o menos controlaria las fugas.Y se puso manos a la obra obviando los consejos de la doctora, todo por un simple afán de superar a su amiga burlona.
Tres días a la semana durante todo el mayo, y algún dia extra, practicába esos masajes e imitába tan bien como podía la succión de leche de un bebé. Los resultados aparecieron pronto y su madre extrañada cuando de nuevo tubieron que ir a comprar sostenes nuevos en Junio, y ya de paso un bikini, le preguntó a su hija que si notaba que todo estubiera bien en su cuerpo, que si fué a las citas con la ginecóloga y què talla usaba. Quedó un poco cohibída la madre al saber que su hija estaba a un paso de la 100 y que le había superado con 30 años menos.
Al quedar en la piscina de Paula, el bikini nuevo no pasó desapercivido por la amiga y acabó por obligarla a hacer topless para comparar. Celosa la muy niña, intentó sacar pecho, pero se veía en inferiorida aún así. Acosándola a preguntas al final consiguió sonsacarle la "receta" y quedó alucinada tanto, cómo cachonda. Las dos amigas acabáron en el césped de la casa besándose y Paula chupando la leche de su amiga. El placer fué tan enorme que esa escena se repetiría muy a menudo con el terrible resultado de que la talla 100 de Andrea llegó antes de terminar Junio. La explicación residía en que en el orgasmo femenino los pechos aumentan un 35% y si a ello se le suma la producción de leche, que ocupába rápidamente ese espacio sin dejar que recuperaran el tamaño normal, pues milímietro a milímetro crecieron. Andrea ya era la chica de la clase con más pecho, en setiembre después de tardes y noches con Paula que cada vez admiraba más el crecimiento de su amiga, y más queria verlos crecer, Andrea lució una envidiable 105C.
La historia sigue, con un resultado aún mayor de Andrea, hasta que esta captó la atención del chico que tenía loco a Paula y esta decidió ir en busca de la medicación que su amiga tomó y con la que empezó todo. Sólo contaremos que la encontró e inició en secreto el tratamiento.
continuará...