Andrea - 14
Visita a sus padres y presenta a su familia
ANDREA – 14
Nos quedaba la visita más importante, ellos habían visto marchar a un hijo a estudiar una carrera, y ahora los visitaría una hija, ¿Cómo reaccionarían? ¿Tendría la suerte de Marga y Rosa? ¿O la tristeza de Elvira? Era yo el que tenía que plantear la conversación. Desde luego, no les contaría las experiencias que había tenido con Katrina y la manera de solucionar los problemas económicos que me habían obligado a prostituirme para sacar adelante a mi familia.
Al llegar a mi ciudad, y tras acomodarnos en el hotel me fui a ver a mis padres. Llame a la puerta, me abrió mi madre, no fui capaz de presentarme ya que en un principio no me reconoció, me pregunto:
- Que desea joven?
- Vengo departe de su hijo Andrea, soy una compañera de piso y he venido con unas amigas y sus familias y me pidió que viniera a saludarles.
- A, que bien, pase, como esta Andrea, hace tiempo que no lo vemos, desde que se marcho a la capital no ha vuelto.
- Esta muy bien, estudiando mucho y además trabajando, dando clases de matemáticas y dibujo, saca muy buenas notas, es un muchacho encantador, todas estamos muy contentas de que viva con nosotras.
En eso apareció mi padre, estaba más avejentado, los años no habían pasado en balde sobre sus hombros, pero en su mirada se veía, el amor que sentía por mi madre y la ilusión de tener noticias mías después de mi marcha.
No pude aguantar más y les dije:
- En realidad su hijo soy yo, si no extrañaros, así como me veis soy vuestro hijo Andrea, sabéis que siempre he sido un muchacho un poco tímido, no me relacionaba con chicos y congeniaba mejor con mis compañeras de colegio, he buscado una novia aquí pero todas las chicas me rechazaban porque no sabía comportarme como un chico no sabía actuar como lo haría un chico ante ellas.
- Cuando llegue a la capital, encontré un piso compartido con tres chicas, Rosa, Marga y Elvira, son mis mejores amigas, con el tiempo, les fui contando mis preocupaciones y me aconsejaron que visitase a médicos, sicólogos he estado en tratamiento sicológico y el resultado es que mi cuerpo no estaba en concordancia con mi mente mi mente era de una chica, trate de acomodar mi mente a mi cuerpo pero los resultados me llevaban a un stress que perjudicaba mi salud. Y decidí cambiar mi cuerpo. Me puse en tratamiento para feminizar mi apariencia a base de hormonas y me opere, me pusieron unos implantes en los pechos y unos retoques en la cara y esta es el resultado. Hoy vivo feliz, mis compañeras de piso me dicen que soy una chica mas, hablamos de cosas de chicas con plena libertad.
- Pero eso nos es todo, padres, cuando tome la decisión de cambiar mi cuerpo, mis amigas me pidieron una cosa, me dijeron que estaban enamoradas de mi, que no me querían perder como Andrea, chico, y que para ello, querían tener relaciones con migo con el fin de que quedasen embarazadas, querían tener un hijo mío.
- Yo me negué, haciéndoles ver el problema que se les presentaría a ellas en un futuro, que si mas tarde encontraban un hombre y se enamoraban de él, seguramente las rechazarían, por ser madres solteras, me dijeron que no les importaba, que hoy día para tener hijos no hace falta estar casado que existen mucha jóvenes que han sido inseminadas con el fin de ser madres, pero que ellas estaban enamoradas de mi y querían que fuese yo el padre de sus hijos, no me reclamarían ninguna compensación económica, únicamente mis apellidos. Sabía lo que significaba para ellas esa decisión.
- Mamá, muchas veces me habías dicho haber cuando me casaba, que querías tener nietos, ya los tienes, tienes cuatro nietos, dos niños y dos niñas. Quiero pediros perdón por el disgusto que con esta confesión pero es mi vida y soy feliz como soy, si no me aceptáis, lo comprenderé y me desligare de vosotros en silencio, pero antes quisiera enseñaros a mis hijos que conozcáis a vuestros nietos y a sus madres a las que quiero con locura, por el bien que me hicieron y por lo mucho que me ayudaron.
- No quiero que toméis una decisión ahora, pensarlo me hospedo con mi familia en el Hotel Estrella, estaré tres días, si queréis me podéis llamar a allí o a mi móvil.
El silencio, lleno el ambiente, vi a mi madre llorando, todas las esperanzas que había puesto en mi se habían ido, mi padre, no dijo nada, paseaba por la habitación, se sentaba, se cogía la cabeza como si quisiese arrancársela, no comprendía que había hecho mal para que yo hubiese tomado esa decisión, me acerque a mi madre le di un beso y le dije. Perdóname mamá al acercarme a mi padre, me dio la espalda, le puse mi mano en su hombro y le pedí perdón, cuando salí de su casa, estaba llorando.
Cuando llegue al hotel, las chicas vieron en mi rostro, que la entrevista no había salido como esperaba, les conté como había sido y les indique que permaneceríamos en la ciudad tres días más, por si mis padres querían ver a los niños. Esos días los dedicamos a pasear por la ciudad, a enseñarles los sitios donde yo de niño me divertía, los alrededores ya que tal vez mis hijos no volverían a ver mi ciudad.
El día anterior a nuestra marcha, por la noche recibo una llamada en el hotel, al descolgar oigo la voz de mi padre que me dice.
- Andrea, me gustaría ver a mis nietos, tu madre quiere que mañana vengáis todas a almorzar a casa os esperamos a las 12,30.
- Gracias papá, estaremos sin falta.
Cuando se lo comunique a las chicas, se quedaron de una pieza, no sabíamos que pretendía mi padre con esa invitación, pero si el ver a los nietos era la ilusión de ellos, no quería quitársela.
Al día siguiente, a las 12,30 puntualmente estábamos tocando en la puerta de la casa de mis padres, primero pase yo, y salude a mi madre, luego a mi padre, detrás de mí, fueron entrando Rosa, con Andrés, Marga con Lucia y Jaime y por ultimo Elvira con Esperanza, se las fui presentando una a una con los respectivos niños, en eso mi padre tomo la palabra y dijo.
- Andrea, la noticia que nos diste el otro día, nos cogió muy de sorpresa, sabes que nunca te hemos negado nada, todo lo que nos pedias lo tenias, te hemos dado además de una educación unos valores muy importantes en la vida, que son los valores de la familia, los valores que se transmiten de padres a hijos, valores de honradez, amor, valentía y responsabilidad y nos has demostrado de que los valores que te hemos inculcado los has aprovechado al 100%. Eres una persona responsable al haber creado una familia como esta, que aparte de lo que opine la gente, veo y presiento de que sois felices, las decisiones no las tomas tu como cabeza de familia sino por consenso de todas y eso es muy importante, las madres de tus hijos, se arriesgaron en esta aventura porque vieron en ti esa persona, que hoy por desgracia no abunda, no les importo lo que dijese la gente sobre ellas, ellas te aman y aman a sus hijos, tu les has dado tus apellidos a tus hijos y el día de mañana les contareis vuestra historia y seguro que no cambiaran sus familias actuales por otras.
- Cuando marchaste a estudiar a la capital, tu madre y yo quedamos preocupados como te desenvolverías en la gran ciudad, nunca habías salido de aquí, pero vemos que no tienes un pelo de tonto, hoy regresas, hecha una mujer, con cuatro hijos y unas compañeras que te adoran. Gracias por darme tres hijas y cuatro nietos, pensábamos que no llegaríamos a ver a tus hijos pero de esa cabeza tan bien amueblada salen muchas cosas.
Me dio un abrazo lo mismo que a las chicas, y cogiendo a los dos varones en brazos se los dio a mi madre y después cogió a las dos niñas. Entonces Marga se puso de pie y dijo:
- Antes nos ha llamado hijas, me permito llamarle padre, Andrea, es una persona de las que hay pocas, se ha sacrificado por nosotras, ha buscado dinero dando clases, se ha pagado la operación y ha sacado el primer curso de su carrera con unas notas excelentes, durante nuestro embarazo, nos ha cuidado, mimado y amado como ningún otro hombre lo haría es la persona que toda mujer quisiera para ella, por eso y ya conociéndolo antes de tomar su importante decisión, se lo pedimos, nos aconsejo diciendo que era una locura, pero ya sabe cómo somos las mujeres, bueno el ahora ya lo sabe, que cuando se nos mete una cosa en la cabeza no nos la saca nadie. Yo estudio veterinaria y termino el próximo año y Rosa y Elvira terminan este año enfermería, ahora somos nosotras la que lo vamos a cuidar y trabajar para ella, es una más entre nosotras.
Se acerco a mi padre y le dio un beso, dándole las gracias, después fue a mi madre y la abrazo como una hija.
El mal trago había pasado, le preguntaron a mi madre, donde estaba la cocina que ellas se ocuparían de todo mientras mi madre atendía a sus nietos y yo hablaba con mi padre. Ese día vi a mis padres completamente felices, rodeados de nietos e hijas, me prometieron que nos visitarían en la capital.
Cuando salimos de casa de mis padres era casi de noche, por lo que prolongamos una noche más en el hotel para salir por la mañana temprano. Durante el trayecto las tres estaban contentas, alagaban las decisiones de mis padres y comprendían de que la noticia que les había dado no es para tragársela a la primera, la que menos hablaba era Elvira, aun le dolía la actitud de sus padres hacia ella y hacia su hija, que no tenia culpa ninguna, tenía un poco de envidia de nosotras, de tener unos padres comprensivos y que de todo ese drama hubiesen hecho tripas corazón.
Al llegar a la capital, la vida continuo en su total normalidad, entre los estudios de las chicas y los míos, el ayudar a ellas con los niños, cambiándoles, bañándoles dándoles las papillas, sacándoles a pasear y mis trabajos extras terminaba agotada, todos los días tomaba mis medicinas del tratamiento hormonal. En mis vistas a casa de Katrina por el trabajo comentábamos las experiencias habidas con los diferentes clientes, incluso habíamos pensado en crear una agencia de contactos, pero desistimos, nos iba muy bien como estábamos.
Se acercaba el cumpleaños de los niños, decidimos celebrarlo todos en una sola fiesta, ya que la diferencia de edad era de un mes aproximadamente a esta fiesta invitamos a los abuelos de Andrés, Lucia y Jaime y a mis padres, como abuelo de todos, así también se conocerían, aunque se les pidió que no hablasen de mi tema y de los abuelos de Esperanza, todos lo comprendieron.
Elvira, no quería fiesta ninguna, estaría incomoda ante la ausencia de sus padres y la presencia de los demás abuelos, la convencimos para que asistiese por el bien de Esperanza.
Había llegado el día, llegaron primero los padres de Rosa trayéndole un regalo para Andrés luego fueron los padres de Marga con regalos para los gemelos yo le compre un regalo a Esperanza y los últimos en llegar fueron mis padres, que traían regalos para todos los nietos, una bebida por aquí, un pastel y la tarta, que apagarían las velas las mamas, en eso llamaron a la puerta, fui abrir, a las personas que llegaron las invite a pasar al salón y dije:
- Faltaban los abuelos de Esperanza, pero ya llegaron.
Elvira se dio la vuelta, sus ojos empezaron a brillar, su padre se acerco a ella y le dijo.
- Hija perdóname, he sido un egoísta, no he querido ver la felicidad que tenias, me dije muchas veces que en esta vida no podrías ser feliz y me equivoque, ¿me perdonas?
- Claro papá, claro que te perdono y gracias por venir, me haces muy feliz.
- Ya le dije yo, que si no veníamos iría a dormir a un hotel el solo que yo quería ver a mi nieta que es la Esperanza de felicidad para todos.
Dijo la madre de Elvira, riendo.
Después me entere, de que Rosa y Marga, le habían escrito una carta a los padres de Elvira invitándolos a venir, diciéndoles de que Elvira había caído en una depresión muy grande, y podría suceder algo de lo que después se tuviesen que arrepentir.
La fiesta se prolongo hasta las diez de la noche, los niños tenían que dormir y quedamos que al día siguiente nos reuníamos todos a almorzar para que los consuegros se conociesen mejor.
Durante la comida, anuncie que mi segundo curso de carrera lo había sacado con las mejores notas de la escuela y que ese verano prepararía alguna asignatura de tercero, quería acabar la carrera lo antes posible.