Anastasia

-Nunca adivinarías lo que me dijo tu tía. -¿Qué te dijo, tío? -Que quiere hacer un trío conmigo y con otra mujer.

Anastasia, hija de madre rusa, padre gallego y criada en Galicia, estaba a cuatro patas sobre la cama y ya echaba por fuera, Lucas, su tío, haciéndola sufrir, le había comido el coño, y cuando estaba a punto de correrse, dejara de comerlo. Le había follado el coño, y de nuevo, cuando se iba a correr, se la quitara... Ahora le estaba comiendo el culo, Anastasia, sintiendo la punta de la lengua de su tío entrar y salir de su ojete, le dijo:

-¡Clava tu polla en mi culo!

Lucas, un hombre alto, moreno, de ojos claros, de 46 años, bien parecido y fiscal de profesión, era lo que estuviera buscando, ponerla tan perra que deseara correrse con sexo anal. Le metió su polla en el culo hasta que sus huevos flotantes chocaron con el coño mojado. Lucas, viendo entrar y salir la polla del culo, se fue poniendo malo. Le preguntó:

-¿Eres así de puta con tu marido?

-No, dime que soy tu puta preferida.

-Eres mi puta preferida.

Le siguió dando con ritmo... Cada vez que sus huevos chocaban con el coño le azotaba las nalgas con las dos manos: "¡Plassss, plassss!"

-¡Qué bueno!

Lucas le sacó la polla del culo y le lamió coño y el ojete varias veces.

-¡Sabes a pecado, Anastasia!

La mujer, entre gemidos, le preguntó:

-¿Eres así de cerdo con tu mujer?

-Sí, me gusta más comer un culo que respirar.

-Exagerado.

Se la metió en el coño hasta el fondo, la sacó engrasada de jugos, se la volvió a clavar en el culo y le dio caña. Anastasia ya no podía más.

-¡Me voy a correr, tío!

-¿Quieres qué te llene el culo de leche?

-Sí.

Le dio aún más caña, le agarró las tetas, le apretó los pezones, Anastasia se quedó inmóvil, y dijo:

-¡Me corro!

Sus piernas comenzaron a temblar, su culo a abrirse y cerrarse, y jadeando cómo un animal se corrió cómo una loba. Lucas, babeando cómo un perro, le llenó el culo de leche.

Al acabar, tío y sobrina se echaron boca arriba uno al lado de la otra, Lucas, la miró, era una maravilla de mujer, su cabello era largo y rubio platino, sus ojos azules, su boca tenía labios carnosos, su nariz era de muñeca, su cuello largo, sus tetas eran medianas, redondas, duras y tenían areolas color carne y pezones gorditos. Su coño lo tenía pelado y sus piernas eran interminables. Llevaba las uñas de los dedos de las manos y las de los pies pintados de color morado, lo mismo que los labios... Era un bombón de veinte años. Le dio un beso, y le dijo:

-Nunca adivinarías lo que me dijo tu tía.

-¿Qué te dijo, tío?

-Que le gustaría hacer un trío conmigo y con otra mujer.

La sorpresa que llevó Anastasia fue enorme.

-¡No jodas! ¿Y tú qué le dijiste?

-Que buscaría a una mujer para hacerlo.

-Quiero ser esa mujer.

-Se va a llevar una sorpresa.

La sorpresa la iba llevar Lucas si viera cómo Elvira, su esposa, en pelotas, sobre la cama de matrimonio limpiándose la boca después de haberse tragado la leche de Arturo (el marido de Anastasia), al que le decía:

-Después de hacer el trió con dos mujeres le diré que lo quiero hacer con dos hombres, y el otro hombre vas a ser tú.

Arturo, que era puto, veinteañero, rubio, alto, de ojos verdes y que tenía un cuerpo bien musculado, le dijo:

-No va a querer que sea yo.

Elvira se sentó en el borde de la cama, cogió su cartera en un cajón de la mesita de noche, sacó un billete de 100 euros, se lo dio, y le dijo:

-Lo convenceré.

-En ese caso serían 200 euros y sin tener sexo con él. No trabajo hombres.

Unos días después...

En la mesa del comedor del pazo de Lucas, mientras el mayordomo echaba de la cafetera un café en su pocillo, le dijo Elvira a Anastasia:

-¿A qué hora te viene a buscar tu marido?

-Parece que tienes prisa por deshacerte de mí, tía.

-No es eso, cariño, es que esta noche esperamos a alguien muy especial.

Anastasia se levantó de la mesa, fue junto a su tía, le cogió una mano y se la llevó al coño por encima del vestido.

-Yo ya estoy mojada.

Elvira, condesa de Villamar, que tenia cuarenta y cinco años y era alta, rubia, de ojos marrones y que tenía buenas tetas y un buen culo, le metió la mano debajo del vestido y dentro de las bragas y se encontró con el coño mojado.

-Si que estás mojada, putita -miró a su marido-. Me estaba oliendo que era tu sobrina la elegida. Buena elección.

Se levantó y se pegaron un morreó que puso palote a Lucas. Luego lo miraron y se fueron cogidas de la mano para la habitación.

El mayordomo, un sexagenario, feo cómo el monstruo de Frankenstein, igual de alto y vestido de negro, al irse las mujeres y Lucas, se tomó el café que iba a tomar Elvira y se puso a recoger la mesa. Lo que pasaba en las camas de aquella casa no era cosa de su incumbencia.

Al lado de la cama de la habitación del matrimonio, donde Elvira jodía los cuartos y Arturo la jodía a ella, se comenzaron a desnudar mutuamente tía y sobrina... Beso va, cremallera abajo... Beso viene, vestido al piso... Beso va, sujetador fuera... Beso viene, bragas fuera... Beso va, medias y ligas fuera... Al final (desnudas), Elvira, rodeaba el cuello de su sobrina con sus brazos y Anastasia apretaba el gordo culo de su tía contra ella. Las tetas de Elvira, grandes, con enormes areolas marrones y pezones cómo pitones hacían desaparecer las bellas tetas de Anastasia al apretarse contra ella. Sus lenguas, cómo en un combate de lucha libre, andaban a ver quien tumbaba a quien y el coño peludo de Elvira tapaba por completo el de Anastasia. Lucas se había desnudado y estaba sentado en una silla solo con una corbata marrón puesta y con la polla en la mano. Las mujeres lo miraron, Anastasia cogió del piso sus medias, se fue junto a él y le ató las manos a la espalda, después se puso en cuclillas, le cogió la polla y mirándolo a los ojos se la meneó y después se la mamó. Elvira, sentada en el borde de la cama con las piernas abiertas se masturbaba el coño viendo la polla de su marido entrar y salir de la boca de su sobrina, viendo cómo le chupaba el glande, cómo se lo lamía, como le chupaba y lamía los huevos, cómo lamía el tronco de abajo a arriba y de arriba a abajo, viendo cómo se la masturbaba... Poco después, Anastasia, se sentaba sobre la polla de su tío, la metía hasta el fondo y lo follaba con su culo, Elvira miraba ahora cómo la polla de su marido entraba y salía empapada de jugos del coño de su sobrina y cómo se comían las bocas... Tía y sobrina se fueron poniendo perras... Anastasia aceleró los movimientos de su culo Elvira el de sus dedos. Se sentía el chapoteo que hacían los dedos en un coño y la polla en el otro. Al rato, Lucas, se corrió dentro de su sobrina y Anastasia le bañó la polla de jugos. Fueron dos corridas grandiosas. A Elvira, a pesar de tener el coño chorreando, no le vino el gusto.

Al acabar de correrse, Anastasia, desató a Lucas, lo cogió por la corbata, y con la leche de la corrida de su tío y los jugos de la suya bajando por el interior de sus muslos, le dijo:

-¡De rodillas, perro! -se arrodilló- ¡Sécame las piernas!

Lucas lamió desde los tobillos hasta cerca del coño y se tragó toda aquella mezcla, acto seguido le limpió el coño de los pocos jugos que quedaran en él. Después, de rodillas, Anastasia, lo llevó hasta la cama, lo puso entre las piernas Elvira, y le dijo:

-¡Come ese coño!

Lucas lamió el coño de su mujer. Elvira, se hizo la despechada.

-Déjame, no soy plato de segunda mesa.

Lucas no le hizo ni puto caso, la empujó y Elvira quedó con los pies colgando de la cama, comenzó a comerle el coño, Elvira, le dijo:

-No me voy a correr, no te voy a dar ese gusto, traidor.

Lucas siguió a lo suyo. Lamió el coño de su mujer de abajo a arriba apretando la lengua contra el clítoris al llegar a él... Hizo esto hasta que apretó la lengua contra el clítoris y la movió de un lado al otro a toda pastilla. Elvira, explotó.

-¡¡Ay viene!!

Soltó un chorro de meo y después comenzó a soltar jugos cómo si su coño fuese una fuente. Lucas dio buena cuenta de ellos.

Al acabar de correrse, Elvira, se levantó de la cama y se volvieron a morrear tía y sobrina olvidándose de Lucas, que volvió a su silla y siguió mirando cómo se daban el lote... Elvira empujó a Anastasia sobre la cama, se echó a su lado y le comió las tetas, Anastasia metió dos dedos dentro del coño de su tía, los quitó mojados, los chupó y le dijo:

-Me gusta cómo sabes.

Se besaron con lujuria, después Elvira se puso a cuatro patas, metió su cabeza entre las piernas de su sobrina, y le dijo a su marido:

-Ven, Lucas.

Lucas subió a la cama para meter, pero Elvira no estaba por la labor. Le quitó la corbata del cuello, y le dijo a Anastasia:

-Date la vuelta.

A Anastasia le gustaba que la ataran, por eso sonriendo, le dijo:

-Te gusta atar, condesa.

Anastasia se dio la vuelta, le ató las manos por los pulsos, cogió en el suelo unas medias, le ató los pies a la altura de los tobillos y después la puso en la posición en que estaba. Anastasia, le dijo:

-Ya me tienes a tu merced, viciosa.

Le cayó una bofetada que le puso la cara del revés. Anastasia le mandó una mirada asesina, y le dijo:

-¡Puta!

Le cayó otra bofetada del otro lado.

-Puta tú que me estás follando al marido.

Anastasia buscó ayuda en su amante.

-¡Haz algo con esta loca, tío!

Lucas había salido de la cama y se calló cómo un muerto. Elvira le dijo a su sobrina:

-No te va a ayudar, es un cagado.

Elvira se fue a la coqueta, abrió un cajón, sacó de él su zapatilla fetiche, una zapatilla vieja de color marrón con el piso de goma negra que fuera de su padre y la hizo chasquear contra la palma de una mano. "¡Classssssssss! "Anastasia comenzó a temblar. Lucas sonrió, sabía lo que venía, Elvira, yendo hacia la cama volvió a hacer chasquear la zapatilla en la palma de su mano izquierda. "¡Classssssss!" Le dijo a su marido:

-Métete en la cama y fóllala. Quiero ver cómo lo hacéis.

Lucas se metió en la cama, con un empalme del 17. Le levantó las piernas a Anastasia, y con ellas sobre un hombro, se la clavó en el coño. Fue clavársela y caerle un zapatillazo en una nalga. "¡Zasssssss!"

-¡Métesela en el culo!

Se la sacó del coño empapada de jugos y se la clavó en el culo... Al rato le cayó otro zapatillazo en la otra nalga. "¡Zassssssss"

-¿Cuándo me empezaste a engañar con ella?

-Hace años.

Anastasia creyó que Lucas era un perrito faldero que al primer zapatillazo en el culo empezaba a cantar. Sintió el ruido de dos zapatillazos: "¡Zasssssss, zasssssss!"

-¿Qués es lo que más te gusta que te haga?

-Que me la mame.

Anastasia pensó que al caerle los siguientes golpes iba a cantar por bulerías si se lo pedía y después le iba a tocar a ella. A Lucas cada vez le caían más zapatillazos y con más fuerza: "¡¡Zasssssss, zassssssss, zassssssss, zasssssss!!"

-¡¿A quién más follaste además de a ella?!

A Lucas le había dolido, y su respuesta fue:

-¡A tu prima la coja!

Elvira le dijo, con sorna:

-Uy, perdone el señor, no sabía que tenía la piel tan fina.

Le volvió a dar: "¡¡Zasssssss, zasssssss!!"

-¡Cabrona!

Lucas dejó de meter y sacar en el culo de su sobrina, salio de la cama, le cogió la zapatilla, agarró a Elvira, la puso en sus rodillas y le dio a romper: "¡¡¡Zassssssss, zassssssss, zassssssss, zassssssss...!!!"

Anastasia, que ni cuenta se había dado de que todo era parte de un juego, emocionada, le dijo:

-¡Dale más fuerte, hostias, dale más fuerte!

Anastasia, en vez de chillar, gemía. Su marido la azotaba mejor que Arturo. Anastasia pensó que se estaba riendo de Lucas, y le dijo:

-¡Suéltame, tío, suéltame que le doy yo y la reviento!

Lucas no la soltó... Mientras le daba el zapatillazo número no sé cuantos se corrió cómo una cerda. Lucas, al sentir en sus piernas el meo y los jugos calientes de la corrida de su esposa la echó sobre la cama cómo si fuera un paquete. Anastasia viendo cómo se corría su tía se excitó tanto que si tuviera las manos desatadas se metía un dedo y se corría. Le dijo a Lucas:

-¡Desátame y fóllame!

La desató. Se puso a cuatro patas. Lucas se la clavó hasta el fondo.

Elvira, que acabara de correrse, le dijo:

-Cómeme el coño, cariño.

Anastasia aún estaba de uñas con ella.

-¡Puta viciosa!

-Anda, cariño, cómeme del coño, por favor.

Anastasia, se hizo la importante.

-Pídemelo por favor otra vez.

Elvira se lo rogó.

-Por favor, por favor, por favor, cariño, cómeme el coño.

Anastasia, a la que le encantaban los coños, le abrió las piernas a su tía y le lamió los jugos de su corrida. Lucas, agarrándola por las tetas, la folló duro. La lengua de Anastasia salía del coño con las embestidas, Elvira le agarró la cabeza, apretó su boca contra el coño y se lo frotó contra la lengua. Tiempo después, cuando Lucas se corrió dentro de su coño y Elvira le meó y se corrió en su boca, Anastasia, casi no podía respirar, y al comenzar a correrse fue tanto el gusto que sintió que perdió el conocimiento. Cuando volvió en sí, Elvira le estaba comiendo el coño, y Lucas estaba follando a su mujer. Cerró los ojos y siguió haciendo que estaba desmayada. Sabía que no tardaría en volver a correrse.

Quique.