Anal, oral y vaginal con mi prima pequeña

Le puse los cuernos a mi novia con mi propia prima. Pero en verdad, el cornudo resulté ser yo.

Abandoné mi pequeño pueblo para ir a probar fortuna en la ciudad. Con 18 años y sin apenas conocer a nadie allí, empecé a abrirme camino trabajando de pintor. En poco tiempo conseguí algunas cosas con las que siempre había soñado. Mi trabajo me ha hecho conocer un buen número de aventuras sexuales, yo les llamaba relaciones públicas. Hay gente muy necesitada de amor y de sexo y un chico joven, amable y bien parecido, como yo, es una tentación difícil de resistir. Todo eso, unido a las ganas de marcha propias de la edad me ha permitido disfrutar de bastantes hembras y adquirir cierta experiencia sexual.

Conocí a mi chica un día en una tienda de ropa. Entré a comprarme unos vaqueros una tarde y acabé llevándomela a la cama esa misma noche. Marta se puede considerar una chica muy bonita, no porque lo diga yo, muchos tíos cuando la ven por la calle se giran para observarla con cara de deseo. Poco tiempo después de conocernos se vino a vivir a casa y entonces la fiesta se hizo diaria. Ella es una tía muy marchosa y las sesiones de folleteo se repetían día a día para gusto de ambos. En algunas ocasiones, se me hacía difícil cumplir porque, como he dicho antes, también tenía que satisfacer a mis clientas. Se la presenté a mi amigo Lucas, una de mis pocas amistades. El muy cabrón babeaba cuando la veía. Lucas es un cachondo y un salido y cada vez se tomaba más familiaridades con ella. En una ocasión le pregunté a Marta:

- Te mola Lucas, ¿verdad?

- Está buenorro el tío, es muy simpático y tiene un paquetón que no te lo acabas…

- Pues él va loco por llevarte al huerto, aunque eso suponga ponerle los cuernos a su mejor amigo.

- Y quien dice que no me lo he tirado ya, me respondió Marta con una sonrisa burlona mientras se acariciaba una teta y me sacaba la lengua, insinuante.

- Que zorra eres, cari. Estoy seguro de que te lo follarías. No me lo tienes que jurar.

Le saqué el pecho que se estaba acariciando, le mordí el pezón y con la otra mano le sobé toda la raja y cuando estuvo empapada, la penetré allí mismo hasta que nos corrimos los dos, yo diciendo lo puta que era y ella gimiendo en mi oido el nombre de Lucas. Nunca le pregunté si tomaba la píldora, pero tampoco me preocupaba mucho por ello. Rara vez uso condón y menos tratándose de mi pareja habitual. Cuando llevábamos unos meses viviendo juntos, ella me dijo que se había quedado embarazada. Ni se me ocurrió dudar de que no fuera mío. No voy a decir que me alegré mucho, pero bueno, pensé que era lo normal.

Los malestares propios de los primeros meses hicieron descender su apetito sexual, dándome a mi cierta vidilla. Pasados los primeros meses sus ganas de chingar aumentaron de nuevo, alcanzando niveles nunca vistos. No le importaba el lugar ni la hora para que le diera caña y llegó un momento en que yo ya me veía incapaz de satisfacerla.

Hablando de ello con Lucas, medio en serio medio en broma, él se ofreció a ayudarme para calmar el desmesurado apetito sexual de Marta. Yo sabía que le tenía ganas y por las miradas de deseo que le echaba cuando nos veíamos, estaba seguro de que se pajeaba pensando en ella. A mí no me motivaba la idea de prestarle mi parienta sabiendo que calzaba un trabuco mayor que el mío. Declinaba su oferta diciéndole que lo que a mí me ponía era hacerlo en pareja y así yo también podría disfrutar de un chochito. Poco podía imaginarme que Lucas ya se la estaba follando de forma habitual y que mi cornamenta era considerable.

Pasaban los días y Marta estaba como una auténtica perra en celo todo el día. Lucas me comentó la posibilidad de un intercambio con una pareja casada que él conocía. De hecho, él ya se tiraba a la piba en cuestión y formaban un buen trío por lo que decía. Él estaba encoñado con la chica, se la zumbaba cuando le apetecía y se lo petaba asiduamente. Después supe que también se lo petaba al marido ya que el muchacho resultó ser bisexual. La condición de Lucas era que él quería participar en la sesión y, en consecuencia, poder tirarse a mi novia.

Quedamos los cinco una noche y fue una orgía fantástica. Disfruté de aquella hembra, que se dejó hacer todo lo que nos salió de la punta del nabo y gocé viendo como Marta era follada por dos machos que no pusieron ningún reparo en utilizarla, aunque sabían que estaba bien preñada. Viendo el gusto que sentía la otra chica cuando era sodomizada por Lucas y por su marido, Marta no dudo en ofrecer su agujero trasero a mi amigo y Lucas le desvirgó el culo delante de mis narices, algo a lo que siempre se había negado conmigo. Después se lo peté yo, con toda la rabia del mundo y luego se lo jodió el otro macho, tal como hicimos con su mujer.

Pocos días después, al llegar el verano, me llamaron del pueblo para decirme que mi primita Belén venía a la ciudad a emular mis pasos, ya que, a sus recién cumplidos 18 añitos, el pueblo se le quedaba pequeño. Cuando llegó a casa no la reconocí, yo había dejado una mocosa y se me presentaba un pedazo de hembra escultural, con un cuerpazo de los que quitan el hipo y a la que todo macho le gustaría pasarse por la piedra al menos una vez en la vida.

Su comportamiento en casa era normal. Se hizo rápidamente íntima de Marta con la que compartía confidencias, risitas e incluso la ropa interior. Entonces no tenía aire acondicionado en casa y con el calor del verano íbamos ligeros de ropa. A veces viendo su cuerpo semidesnudo y medio sudado, me ponía la polla durísima y si Marta se daba cuenta me llamaba aparte:

- Te pone cachondo tu primita, verdad cabrón.

- Me la tiraba ahora mismo, respondía yo fingiendo exagerar mi deseo, aunque en verdad, hubiera hecho cualquier cosa por podérmela trincar.

- Imagínate que ricas deben estar esas tetitas sudaditas y lo mojado que debe tener el chumino. ¿Te pone, eh cerdo?.

-Un día me la follaré delante tuyo y le obligaré a comerte el coño.

-Y quién te dice que no nos lo hemos comido ya. Lo tiene riquísimo, no veas los caldos que echa la niñata. Y lo bien que lo come. Me deja muerta.

Me decía mientras se acariciaba la cuca y me ponía cara de salida. Luego, me la sobaba un poco, me pajeaba o me chupaba la polla sin más y acababa taladrándola en cualquier lugar y sin apenas ocultarnos de mi prima. Belén nos había pillado en alguna ocasión y una vez, comenzó a masturbarse delante mío, mientras no dejaba de mirar como yo empotraba a Marta, quien ni se enteró de que la mocosa nos miraba. No sé lo conté a mi novia, pero aquella situación me provocó un morbazo increíble y me moría de ganas de follarme a mi prima.

Una tarde terminé temprano el trabajo que tenía entre manos y decidí volver a casa. Eran las cinco y Marta no volvería de trabajar hasta las ocho. Cuando llegué a casa, me encontré a Belén en su habitación, tumbada en la cama, con una mini camiseta blanca de tirantes y un short de deporte que le marcaba toda la zona del coño. Hablamos y yo me puse a mil, sólo mirándola, pero ella tampoco perdía detalle de mi paquete. Seguro que se dio cuenta de que mi polla fue creciendo mientras hablábamos. Hacía calor y sudábamos. Le dije que me iba a dar una ducha, pero antes tomaría algo fresco. Pregunté si quería algo y me dijo que no, que se iba a echar un rato a descansar. Al salir pidió que dejara un poco abierta la puerta, que pasara corriente de aire. Fui a mi habitación, me quité la ropa de trabajo y me dirigí a la cocina para beber algo fresco, sólo en slips, marcando un empalme brutal. Al pasar por la puerta de la habitación, Belén, se había quitado el short y ahora enseñaba una mini tanga de las de tirachinas, que reconocí porque Marta siempre que se las ponía acababa con ellas bien mojadas. La vi de refilón, pero al llegar a la cocina estaba calentísimo, me tomé dos vasos de agua fría pero no puede evitar sobarme la picha. De vuelta hacía el baño, pasé caminando más despacio y pude ver que mi prima estaba jugando con su conejito por encima de la tanguita primero y por debajo después. Estuve observando cómo se acariciaba con sus deditos, sobándose la vulva empapada de jugos y penetrándose con hasta dos dedos. Luego continuó frotándose el clítoris, primero más despacio y luego a ritmo frenético, hasta que la beba se corrió de gusto retorciéndose sobre la cama y con los ojos vueltos de placer. Tosí para darle tiempo a recomponerse y abrí la puerta. Volví a preguntarle si quería algo, pero ahora miraba sus tiesos pezones y la señal húmeda que se había formado en su tanga. Repitió el no, esta vez con una sonrisita malévola.

Salí de su habitación a mil, y me dirigí al lavabo. Abrí el agua de la ducha para disimular y empecé a cascármela por encima de los calzoncillos con la intención clara de pajearme hasta correrme pensando en lo que acababa de ver.  Se abrió la puerta del lavabo y entró Belén. Se disculpó aduciendo que pensaba que estaba en la ducha y que había venido a hacer un pipí para después preguntarme si me importaba. Sin esperar respuesta, se agachó para levantar la tapa del wc y entonces pude ver toda su trasera, fijándome en la tira de la tanga empapadísima en medio de los labios de aquel coño mojado por los jugos de la paja que se acababa de hacer la muy zorra. Se sentó en la taza, se hizo a un lado la tirita de la tanga y comenzó a mear. Me la quedé mirando embobado mientras escuchaba el sonido de su orina al caer en el inodoro.

- Nunca has visto a una tía orinar, me preguntó

­- Sí, sí, tartamudeé medio embobado mirando como salía el chorro de orina de aquel coñito.

- ¿Te excita verme mear? me preguntó la muy guarrilla.

- Me ha excitado más ver cómo te has masturbado, le respondí

- Ha sido genial, una de las mejores pajas de mi vida.

- Por cómo te retorcías de placer cuando te has corrido, me lo creo.

- No he podido evitarlo primito. Llevo tiempo soñando contigo, viendo la caña que le das a la puta de tu novia y hoy al ver como crecía tu polla, me he puesto cachonda y me he tenido que tocar aquí abajo, dijo señalando su chumino.

-Yo también me he estado sobando la polla, te he de ser sincero. Me pones mucho Belén y si no fueras mi prima te juro que ya te habría dado la caña que te mereces, por guarra.

- Pues es una pena, que pienses así de tu prima, que es tan zorra que hubiera preferido que te la hubieras follado, en vez de tener que acabar pajeándome yo sola. Además, estoy segura de que preferirías darme polla en vez de cascártela como un niñato, como vas a hacer.

Cogiéndole la carita, le comenté que no tenía por qué ser así y acercándome a ella le puse todo el paquete en sus narices. Ella no se cortó un pelo y metiéndome mano en los calzoncillos me sacó el cipote y se lo metió enterito en la boca. ¡Como chupaba la guarra!, era evidente que mi primita se había comido unas cuantas pollas pues en unos pocos chupeteos me puso a reventar. Ella se dio cuenta de que iba a vaciarme y se detuvo.

- No te corras en mi boca, me estaba invitando a que lo hiciera.

- Tranquila pequeña, no quiero que te empaches tan pronto. Le dije.

Después de volvérsela a enchufar en la boca hasta la campanilla una y otra vez, lo cual le produjo numerosas arcadas y un babeo espectacular, cuando me sentí la corrida, se la saqué de la boca y le solté los chorros de leche por toda la cara y el pelo. Con lo que primero pillé a mano, que no era otra cosa que mis currados calzoncillos, le limpié lo que pude de la lefada y le comí la boca con ansias.

Con la picha tiesa, la cogí en brazos y me la llevé a mi habitación, la tiré en la cama, le rompí la tanga de la forma más bestia que supe para que ella supiera quien era el macho de la casa, o eso pensaba yo. Así pude contemplar sin ningún impedimento, todo el precioso y mojado potorro de mi prima Belén. Comencé a chupárselo, ¡que rico con el saborcito de sus flujos y los restos de la meada que no le di tiempo a limpiar!. Ella empezó a jadear primero y gritar de placer después. Estaba caliente como una perra. No tardó en volverse a correr y esta vez pude saborear todos los jugos que antes se habían desperdiciado empapando su minúscula tanguita.

Yo estaba excitadísimo. Me tiré encima de ella, le saqué la camiseta y dejando al aire sus preciosas tetas las devoré sin pensármelo, mordiendo aquellos sonrosados pezones. La abrí de piernas y sin muchos miramientos, la penetré de una sola estocada. Chilló un poco, creo que fingiendo dolor. Belén era más puta de lo que pensaba. Empecé a bombearla y ella empezó a insultarme:

- Hijo puta, cabrón. Me estás violando. Eres un puto cerdo.

Me cortó. Cuando se la iba a sacar, apesadumbrado, ella me agarró por los huevos y estrujandomelos me dijo que como no la follase me cortaba las pelotas y no me iba a tirar a ninguna tía más en mi puta vida. Después de eso, tomó las riendas de la follada, moviendo sus caderas y poniéndome a tono con lo que no tardamos en corrernos los dos, ella clavándome las uñas en el culo y yo volviendo a morder aquellos pezones que hasta hacía poco rato había considerado tabú. Después de vaciarme en su chochito, caímos rendidos y sudados por el calor que hacía. Me acababa de pasar por la piedra a mi propia prima.

Se levantó de la cama, me dijo que iba a la cocina y yo me quedé tumbado boca arriba en la cama, rendido por el calor y el esfuerzo. No sé cuánto tiempo estuvo fuera Cuando volvió, se tumbó a mi lado y cogiéndome el pene con la mano, me dijo que era tal y como Susi le había contado. Me quedé sorprendido: mi chica le contaba nuestras aventuras sexuales a mi prima.

- Me ha sorprendido que tu polla no supiera al coño de Marta.

- Veras niña. La satisfacción de las calientas es vital en mi negocio. Esta tarde me he tenido que trabajar a una gordita bastante guarrilla que me ha obligado incluso a petarle el culo.

-Seguro que te ha violado la muy zorra, se burló. ¿También le has comido el coño y mordido las tetas cabrón?

-Y no veas qué coño. Como mojaba la cerda y vaya ubres tiene la tía

- Prepárate. Vas a tener que dar la talla, campeón, me dijo. No voy a permitir que por follarte a una furcia me dejes a mí con ganas. Quiero que seas tú, primito, quien estrene mi culito. He visto cómo se lo haces a la zorra de tu novia y goza como una perra. Y a guarra, a mí, no me gana nadie, te lo aseguro.

Me volví a empalmar al momento. Le pregunté si estaba segura y ella asintiendo se puso a cuatro patas en la cama enseñándome su culazo y separándose las nalgas para que pudiera ver bien su apretado agujero. Le pegué una buena comida de culo y después comencé a dilatarla, poco a poco, hasta introducirle tres dedos en el ojete mientras ella, entre jadeos, me contaba algunas de sus más guarras andanzas sexuales. Cuando la vi preparada, me coloqué tras ella y después de darle unas cuantas pasadas a mi capullo por su raja, escupí en su agujero abierto y se lo empecé a perforar lentamente. Al principio no decía nada, pero pronto comencé a notarla tensa, pues le dolía. Le dije que se relajara pues de lo contrario sería mucho peor y continué con la penetración. Cuando ya tenía la mitad de la polla dentro, mi primita se puso a chillar como una loca diciendo que la quería toda dentro y entonces yo empecé a empujar con más fuerza.En medio de aquel griterío, que ya no sé si era de dolor o de placer, llegué al tope, golpeando su culo con mis huevos. Empecé a culearla y cuando llevaba un rato taladrándola analmente, se abrió la puerta de la habitación y apareció Marta. La escena era para ver: mi primita puesta a lo perrito encima de la cama y con el culo repleto de polla. No podía negar que me la estaba follando, Pero mi sorpresa llegó cuando Marta se sentó frente a nosotros, se abrió de piernas y comenzó a masturbarse. La guarra de mi novia estaba tan caliente que no llevaba ni bragas.

- Venga cabrón, fóllate el culo que estabas deseando. Ya sé que le has llenado el coño de leche.

Mi polla se había quedado un poco morcillona dentro del recto de Belén, pero mi prima empezó a mover las caderas y el culo y en al momento volvía a estar petándole el culo, ahora con un mete y saca cada vez más frenético y violento. Acabé con una corrida brutal en el ano de mi prima. Ella a su vez no había parado de toquetearse el chichi y meterse deditos en la cuca, con lo que no tardó en correrse también.

Marta cogió su móvil e hizo una llamada, pidiendo a alguien que no entendí que viniera a casa. A los diez minutos más o menos, picaron a la puerta y Marta fue a abrir, mientras Belén se dedicaba a poner en forma mi herramienta con su caliente boquita. Al momento aparecieron en la habitación mi amigo Lucas y una “amiguita” suya brasileña llamada Lea, de quien le había oído hablar a Lucas que era una fiera en la cama, una diosa del sexo a quien sometía a sus más depravadas perversiones sexuales.

Lucas empezó a piropear a mi primita y Marta le dijo que se olvidara de momento de Belén, porque la iba a poseer a ella, pero que sería más tarde. Mi novia, se quitó el premamá que llevaba y sus enormes tetas quedaron al aire. Ya de por si tiene un tamaño considerable, pero estando preñada como estaba aún tenía unos melones más hermosos. Ya dije antes que no llevaba bragas, con lo que estaba completamente en pelotas. Se colocó encima de la cama ante Belén, se abrió de piernas y le ordenó que le comiera el coño. Ahora sabía porque mi prima conocía el sabor del coño de Marta. Como me contaron después, habían follado unas cuantas veces juntas montándose unos buenos bollos. Mi prima, antes de ponerse a chupar, me pidió que la penetrara vaginalmente en esa misma posición de perrito. Yo apenas podía mantenerme en pie después de los dos polvazos que ya le había pegado a mi prima, más la corrida en su cara. Me amorré a su almejita, para darle un repaso bucal y ganar tiempo para recuperar completamente mi ariete. Mi amigo Lucas ya se había sacado la polla del slip y se la había dado a mamar a mi novia, que la degustaba golosamente mientras le masajeaba las pelotas.

Estábamos en plena orgia. Noté como alguien por detrás me chupaba los huevos y el culo. Hacía mucho tiempo que nadie me hacía eso. Me di la vuelta y vi a la brasileña amorrada a mi orto. Me gustó aquello y la dejé que siguiera pasando su lengua por mi ojete, algo que nos gusta a muchos hombres pero que pocos confiesan.

Lucas pegó un bufido y advirtiendo de su corrida, vació toda su leche caliente en las tetas de Marta, donde ella le había pedido. Belén, se tiró como una loba a lamer todo el semen que Lucas había eyaculado sobre las tetazas de la preñada. Tuve que esforzarme más para poder seguir con el chupeteo del chocho de Belén, que estaba llenito de sus caldos y de mi propia lefa que rezumaba de su culito. Yo estaba pensando en la brasileña. En esa postura más forzada, Lea me introdujo el dedo y aquello me asustó. Si me veían mis chicas, creerían que era un maricón, pensé yo.

Me separé un poco, la chica sacó su dedo, me giré y comencé a morrearla y tocarle unas tetas redondas y tiesas, pero cuando iba a meter mano en la tanga de cuero negro que llevaba puesta, ella se apartó y me dijo que ya la volvía a tener dura y que podía penetrar a mi primita. Belén ya volvía a estar comiéndole la cuca a Marta. ¡Que puta que era mi primita!. Así que la agarré de las caderas y de un solo golpe se la clave hasta los cojones sin la más mínima queja por su parte y empecé a barrenarla con todas las fuerzas que aún me quedaban.

Lucas, había venido hasta donde estaba su amiga y ahora era él el quien le sobaba tetas culo y le metía mano bajo la tanga. ¡Que envidia! Después se puso detrás de ella y empezó a chuparle el trasero. Me imaginaba lo que iba a pasar entre ellos. Seguro que Lucas sodomizaría a la brasileña. Decidí concentrarme en mi primita, momento en el que volví a notar la lengua de Lea en mi ojete y el dedo. Me dejé hacer. Al primer dedo, le siguió otro, y como me gustaba la dejé, y entonces llegó otro, y aunque sorprendido, como no me dolía, la dejé y al final no sé si fueron tres o cuatro los dedazos con los que me folló el culo la brasileña.

Estaba super cachondo. No paraba de bombear a mi prima. Escuché como Marta se corría con los lengüetazos de Belén y al girarme vi como mi amigo se estaba tirando por detrás a la brasileña, mientras ella me trabajaba el culo, al final aceleré el ritmo de la follada y me volví a correr, soltando todo el poco semen que quedaba en mis huevos, en el interior del chocho de Belén. Por segunda vez le llenaba toda la vagina de esperma, sin pensar en la posibilidad de dejarla preñada.

Quedé extenuado, con los ojos cerrados y echado sobre la espalda de Belén. Noté que la niña que me estaba metiendo los dedos me los sacaba del culito, pero no me podía mover. Estaba tan exhausto. No me imaginaba la sorpresa que vendría a continuación. Noté, como alguien levantaba mi trasero, separaba mis cachetes y apretaba mi orificio anal. Haciendo relativamente poco esfuerzo porque debía de tenerlo bien dilatado, me metían algo largo, duro y caliente, por el culo. Me di la vuelta y lo vi: era Lucas que me estaba dando por el culo delante de mi prima y de mi novia. Me sujeto bien por las caderas, y encajó su enorme pollón hasta sus mismísimas pelotas. Me giró la cara y me metió la lengua en la boca, buscando la mía y comenzó a comérmela mientras salivaba en mi interior. Marta reía:

- Ahora hijo de puta vas a saber lo que se siente cuando te petan el culo, aunque parece que te gusta. Menuda putita nos ha salido nuestro machote. Que bien lo vamos a pasar contigo.

Lucas me estaba culeando sin compasión para deleite de mis dos niñas que disfrutaban viendo como mi amigo me petaba el culo. Después de comerse las dos un rato la boca, le dijeron a la pibita brasileña que ya era su turno. Lea se colocó delante de mí, acariciándose las redondas tetas. Estando medio KO como estaba yo, me las prometía muy felices pensando en morder aquellos pezones y soñando con la posibilidad de comerle la rajita y disfrutar de los jugos que aquel conejito me prometía. Se bajó la tanga y mi sorpresa fue total. La brasileña era una tranny, con un rabo no muy largo, pero bien grueso. Me cogió la cara, se descapulló y apuntó con su glande a mis labios. Tuve que abrirlos y dejar entrar aquel nabo en mi boca. Al principio no hice nada, pero luego pensé que no me quedaba más remedio que tragar y darles gusto a mis compañeros. Comencé a chupar la polla del transexual, mientras Lucas aceleraba el ritmo de sus culeadas. En poco tiempo Lucas se corría. Sentí su leche llenando mi intestino y resbalando por el ano mientras él, abrazándome como podía, con una mano me pellizcaba un pezón y con la otra me cascaba la pija hasta hacerme eyacular. No era la primera vez que me daban por el culo, pero he de decir que era la primera que gocé. Quedó patente con la cantidad de esperma que volvió a salir de mis testículos, esta vez después de la cuarta o quinta corrida. No tardó la brasileña en empezar a gemir con la felación que yo le estaba dedicando. Adiviné que le venía la eyaculada. Me agarró la cabeza, metiéndome hasta el fondo la tranca y haciéndome cosquillas en la nariz con su vello púbico, hasta que derramó sus trallazos de semen en mi boca, Casi me atraganto, pues era la primera vez que chupaba una polla y que me tenía que tragar los mecos de una corrida. Su leche, muy abundante y espesa, se derramó de mi boca, y junto a la que salía de mi culo, y la que salía del coño de Belén, dejamos la cama hecha un asco.

Después continuó la orgía de Lucas con Marta y con mi primita Belén, con la ayuda de Lea y mía una vez me repuse, pero eso ya es otra historia.

Mi novia y mi prima habían preparado aquel numerito sexual. Primero yo me follaría a mi primita y después ellas se darían el gusto de emputecerme viendo cómo me daban por el culo y tenía que tragar la polla de un pavo. Ya lo tenían hablado con mi amigo quien por lo visto deseaba montárselo conmigo, pero no sabía cómo entrarme, y su amiguito transexual.

Además, me enteré de que no era la primera vez que se lo montaban ellos y más fuerte fue enterarme que quizás mi amiguete era quien había preñado a Susi en uno de los numerosos polvos que le había pegado, convirtiéndome en el puto cornudo del pueblo. No la eché de casa, ni mucho menos. Uno no puede desprenderse, así como así, de semejante guarra, pero me quedé con mi querida primita a quien he convertido en mi putita privada y en madre de mi otro hijo, pues como habréis podido imaginar, no sé si en aquella ocasión o al día siguiente, o dos días después, pero acabé haciéndole un buen bombo en uno de los numerosos polvos que echamos. No me han vuelto a dar por el culo. Aunque resultó placentero en el momento, luego me costó varios días de fino dolor. En una de nuestras nuevas orgías, sí que tuve que petarle el culo a mi amigo, chuparle la polla y él la mía para goce de las dos zorritas.

Agradezco sus comentarios y valoraciones, tanto si les ha gustado como si no. Motivan a escribir.