Anais II

La dueña invita a un amigo. Relato corto, espero que la continuación sea más larga.

Me miró extrañada, en un principio no entendió, soltó el trapo en la palangana y volvió a mirarme, pero esta vez se veía algo molesta, supuse que adivinó mis intenciones y se sintió traicionada.

Siguió frotándome las piernas con la mano. Abrí más las piernas, tratando de lanzar una indirecta, que no llegó a puerto.

  • Acaríciame allí, suave, no tan fuerte como lo haces ahora. Comenzaste a hacerlo, me viste completa, húmeda, dilatada.

Evitó inteligentemente mi pubis y yo estaba cada momento más excitada. - Tócame aquí. Dije, tomando su mano y poniendola en mi centro, en el lugar donde más placer y desesperación me producía su tacto. -Toca- tocaba con caricias largas y amplias, aún más desesperante...

-No, así no, más rápido- parecía no entender.- Hazlo con la lengua. y sólo aquí, puse mi dedo sobre aquel lugar que atormentaba siempre que quería un momento a solas.

Puso la punta de su lengua y comenzó a lamer. No podía creer que finalmente hubiese logrado tenerla así no pense que fuese a durar mucho mirando esos labios alrededor mío. Comencé a acariciarle la cabeza mientras me lamía. La tiré del pelo, la obliqué a levantarse y la tiré en mi lecho. Me puse sobre ella mientras me miraba asustada.- No puedo penetrarte...lamentablemente, así que no te asustes por eso. Sólo quiero jugar. Le desaté el pantalón y lo bajé y vi su pubis hermoso...me quedé un minuto mirándolo, cautivada. Ver su creciente expresión de temor al verme acercar fue delicioso también. Disfruté cada segundo de su expectación. La besé desde las rodillas hasta el abdomen. le quité la blusa y quedó desnuda en mi cama.

-Abre las piernas por favor-

-Por favor no me haga daño-

La miré fijo y me acerqué a su boca y la rocé suavemente, tuve la impresión de que no había besado muchas veces.

-¿Pasa algo? ¿Te desagrada demasiado?- Tenía claro que ella no tenía por qué sentir lo que sentía yo, y francamente no me importaba demasiado, pero tampoco podría soportar por mucho que le desagradara todo lo que haría con ella.

-No, no me molesta, pero nunca lo hice antes...de esta forma. Ahí recordé que quien la violó también la besaba a la fuerza.

-Quiero penetrar tu boca con mi lengua, será suave, ¿puedo?

-Si- Cuando lo hice, tembló mucho, muy nerviosa, asustada claramente.

-Shhh, no va a pasar nada malo, no va a doler. Pareces un animalito asustado, y eso me encanta. Dije sonriendo. Eres como un gatito pequeño. Allí ocurrió algo hermoso, sonrió levemente. Y yo respondí la sonrisa.

Me acuclillé sobre su cara. - Sigue con la lengua por favor. No me sentaré no te preocupes.

Fue maravilloso sentir su tacto de nuevo, lo hacía siempre rápido y le di instrucciones.

-Cambia de ritmo, hazlo a veces lento y otras rápido y méteme un dedo. Lo hizo y casi me desmayé...Sigue, gemí. Cuando estaba a punto de acabar solté aire de sopetón y comencé a jadear, le agarré la cabeza y la apreté contra mi mientras acababa y soltaba líquido. - Trágate eso, ahora. La sentí tomarlo de mi con la boca, no supe si lo tragó, pero la idea de que lo hiciese me excitó mucho.

-Detente- la separé de mi y comencé a tocarme yo. acabé nuevamente, aún tenía su dedo dentro.

Luego de acabar por tercera vez me recosté a su lado.-Bésame y chúpame acá. Llevé su mano a mis pezones. y comenzó a hacerlo. No tardé en necesitarla de nuevo.

-Vuelve a lamerme- dije mientras bajaba su cabeza. Comencé a follarle la cara mientras se acercaba. dirigía su cabeza exactamente dónde yo quería. Esa vez cuando acabé ya no podía más, tenía llagas prácticamente en la entrepierna, entre su lengua y mis dedos.

-Uff, gracias, lo haces muy bien. Dije tocándole tontamente la frente y el pelo.

  • Hiciste los mismos ruidos que hizo él- Dijo con tono sombrío.

-Ajá, la diferencia es que no te hice daño, ¿o sí? Negó con la cabeza- Hablando de daño, abre las piernas.

Me arrodillé entre ellas, pero esta vez observé con otro interés, vi que estaba casi sana. Me alejé a buscar el ungüento y luego volví y la unté. Noté que no estaba cómoda. Bueno, nadie lo estaría. Las heridas que había provocado ser penetrada tan brutalmente debían doler mucho aún.

Luego tuve un pensamiento y lo puse en práctica. Lamí su entrepierna, donde le había pedido recientemente que ella me lamiera. Dio un respingo -no te muevas, dije afirmándole las muñecas- Estás húmeda, te está gustando.

  • ¡No!- fue desmentida inmediatamente por un gemido.

-Estás frita primor, eres mía y si veo que te da placer me da lo mismo tu consentimiento, te voy a atar.

-Inténtalo!-

-Por supuesto. ¡Javier!- entró otro de los criados, siempre me ha gustado, no hace preguntas y hace caso siempre, ha de ser porque lo sorprendí follando con un invitado de la casa.

La ató mientras ella pataleaba y chillaba. - Haz el favor de amordazarla también, no quiero que grite. Asintió silenciosamente Javier y obedeció.

La miré, se veía hermosa desnuda y atada, luchaba briosa por escapar, pero no lo lograría, Javier ataba muy bien, el invitado de la casa estaba atado también cuando los vi.

Le susurré algo a Javier, se bajó los pantalones y mostró su pene erecto. y se acercó lentamente a ella.

-Vamos a domar a la potranca Javier- Ella me miró, sonreí maliciosa y solté una carcajada mientras la veía moverse desesperada.