Ana y su amante

Ana aprovecha un viaje de su marido.

E

se día, temprano en la mañana, mi marido se fué a trabajar. Era una de esas semanas que a él le tocaba quedarse en Vitoria y por supuesto, yo estaba con gabs de que me dieran un repasito. Podía hablar a ratos con mi amante por teléfono, pero de encontrarnos nada ya que el fín de semana, que era cuando podíamos, estaba ocupada en casa .

Tomé una ducha y me puse un vestidito de algodón blanco muy corto y sin ropa interior. No tenía intenciones de salir ni de ver a nadie, estaba de vacaciones  Me recogí el cabello en una cola y me dispuse a poner en orden algunas cosas. Mi humor era negro,andaba y notaba los labios de mi chocho mojados y parecía que no tenía ganas de mejorar.

Mientras estaba revisando y contestando mis emails, alguien tocó a mi puerta. La abrí solo un poco y lo que vi casi me deja congelada. En el jardín de mi casa, frente a mi puerta estaba mi amante! no lo podía creer, era una locura que se arriesgara de esa manera.

Lo hice entrar rapidamente mientras observaba su expresión divertida

  • Que pasó gyapa? estás asustadita?me decía mientras reía.

-Solo es una visita de cortesia,se que tu marido está de viaje, me escapé del trabajo, y tengo que regresar en un rato, y me dije voy a ver a Ana.

No podía creer lo que estaba pasando, el jamás había entrado en mi casa y más peligroso lo hacía el hecho de estar mi marido en la ciudad. Igual me sentí emocionada al verle y acepté sus besos gustosa. Ya ni recordaba porque estaba de mal humor.

Le ofrecí un café y nos sentamos cerca, en un sofá. El acariciaba mi rostro y me miraba a los ojos, intensamente para luego recorrerme toda,creo que olia mi calentura.

  • Siéntate aquí en mis piernas Ana, déjame abrazarte, déjame besarte que tengo tiempo sin hacerlo, se que estas caliente y te puedo hechar un polvo.

Me senté en sus piernas y nos besamos. Su mano recorrió mi muslo, subiendo el vestido hasta mi cintura y dándose cuenta de mi desnudez, subió hasta mis senos, , tocando mis pezones para luego rodar hasta mi espalda. Yo sentía mi coño mojándose sobre sus jeans por lo cual, en un movimiento quedé cabalgándolo, arrodillada , con las piernas muy abiertas sobre él. Ahora era yo la que buscaba el calor de su lengua, el sabor exquisito y excitante de sus besos, gemía de ganas mientras él se deshacia de mi vestido. solo bastaban instantes de su contacto para encender mis deseos.

Allí estaba yo, en mi propia casa, desnuda sobre mi amante y con unas ganas locas de que me follara . Sentía que el calor de la excitación me hacía sudar y mi mente ya no percibía ningun peligro, solo sexo entraba en ella, cegada de placer.

Quité su camisa y disfruté viendo como se revelaba su pecho ante mi, le besé las tetillas , se las lamí casi que con desespero mientras sentía su mano entre mis piernas, abriéndose el camino con sus dedos hasta conseguir y estimular mi pipa. La sentía resbalandose en mi coño mojado, haciéndome sentir el cosquilleo divino y preparado solo para explorar momentaneamente mis orificios.

  • Vamos a tu habitación , quiero que follemos en tu propia cama. Quiero que nuestra transpiración y el olor a sexo impregne las sábanas y así se quede, no quiero que cambies nada a la hora de llegar el cornudo de tu marido, déjalo con nuestra esencia . Me decía mientras en sus brazos me llevaba al cuarto.

Me dejó en la cama para terminar de desnudarmey yo mientras lo veía abrí las piernas y metí mi mano entre ellas masturbándome , tocando mi coño mojado y caliente que pedía a gritos ser follada.

-Mírame, que acabo, le dije mientras él se acercaba a sustituir mi mano por su boca.

Quedó con su cabeza entre mis piernas , las cuales rodearon su cuello . Mi cuerpo se movía ritmicamente al son del placer hasta que estallé en sus labiós, en su lengua que no dejaba de moverse , en su boca entera que absorbía el producto de mi corrida. Su lengua era fuego quemando mi centro y sus labios los que calmaban la urgencia de un grito.

A estas alturas, apenas empezando, ya las gotas de sudor cubrían nuestros cuerpos , haciendo que nuestras manos se mojaran en cada caricia. Ya nuestros cuerpos vibraban al cada roce de piel, fluidos y sábanas entrelazándose en un abrazo mágico.

Acaricié su polla , estaba tan dura y húmeda que me moría de ganas de tenerlo. Recorrí con mi lengua su punta, haciendo círculos en ella y tomando toda su lubricación. La chupé hasta que mi amado me tomó por la cabeza y la empujó dentro de mi boca. Sentí como llegaba a mi garganta. Suavemente lo saqué un poco para comermelo, chuparlo mientras entraba y salía de ritmicamente. Delineaba mis labios con su capullo para luego volverlo a empujar dentro de mi boca. Ya el olor de nuestra piel, de nuestros sexos y el calor del ambiente hacían que mis sentidos captaran hasta el menor estímulo . El solo hecho de darle placer, de oir a mi hombre gemir con mis caricias hacía que mi piel hirviera de lujuria.

Me acosté sobre su cuerpo, besándolo, intercambiando sabores. Es exquisito, frotar nuestra piel, endulzar nuestras bocas, pedirle al oido que me follase. Me hace sentir fuera del mundo real.

  • Te quiero dentro de mi, metemela, Ya anda! le decía.

Me volteó en la cama y agarrándome por las caderas me la metió con fuerza, haciendo perderme en ese mundo del placer.Entraba y salía de mi coño mojado,golpeaba mis nalgas con sus caderas.

Estaba acrecentando el ritmo de sus movimientos, llenándome con su penetración completa, cuando el teléfono me regresó a la realidad. Al ver el número de mi marido, todo se paralizó en mi .

  • Mi marido! le dije. El sabe que no voy a salir.

- Contesta, me ordenó mientras me seguía follando

sin bajar el ritmo.

_ No!, no lo haré, le dije, a lo que el contestó levantando el auricular y poniendolo a mi oido.

Nerviosa , saludé y mi marido me pregunto que me pasaba, que mi voz estaba extraña.

_ nada, solo dolor de cabeza asi que volví a la cama un rato.

_Quiero dormir ahora que me he tomado el analgésico, le dije.

Mi corazon palpitaba, mi sangre se sentía recorrer a la velocidad de la luz . Mi respiración era contenida y la adrenalina junto a las caricias robadas me estaban haciendo llegar a un orgasmo, mientras mi marido me daba detalles del trabajo.Yo solo le decia dos o tres palabras, tratando de esconder lo que estaba haciendo..

Mi amante se agachado sobre mi me susurraba al oido:

- Mi vida, mmmmm que rica estás traicionera. mírate como estás de roja. Acaba! quiero que acabes ya!.correte.

Entre todo esto estallé en un orgasmo, amortiguando cualquier sonido y sin saber siquiera de que me estaba hablando el otro por el teléfono. Finalmente, me dijo: descansa que se te oye mal de verdad. Nos veremos en la tarde.

Colgué el télefono y no sabía si reir o llorar. No era sentimiento de culpa. Era más la sensación de bajarse de una montaña rusa, que después de tanto grito y susto, lo que quieres es volver a subir.

Me incorporé quedando arrodillada, con mi amante de la misma forma a mis espaldas. follandome por atrás. Seguía follandome mientras sus dientes mordían mi cuello y sus brazos me rodeaban para terminar cruzados sobre mis tetas. Los masajeaba suevemente para luego pellizcar mis pezones tiesos. Me deshacía en las caricias entregada a mi hombre por completo. Sintiéndo llegar cada corrida.

Sin descanso, como agarrando cada segundo de nuestro tiempo, me acosté en la cama boca arriba y lo atraje con mis piernas hasta sentir que rodeaba su cintura y él estaba sobre mi. Besándome, se movió un poco entre mis muslos hasta metermela, se movía sobre mi rozándose con su cuerpo, llenando mi boca con sus besos y bañándome en su sudor.

Luego, me volteó para comerme a besos y lamidas mi espalda. Bajó hasta mis nalgas y la abrió con sus manos, siguió toda la raya con sus dedos y su lengua para terminar lamiento mi culo con avidez, sentía su lengua recorrerme, undirse en mi orificio y moverse dentro de éste. Sus manos se aferraban ahora a mis nalgas, controlando mis movimientos. Yo estaba extasiada gozando la sensación cuando lo sentí apoyando su polla contra mi culo. Sin dilatarme suavemente lo empujó dentro de mi, haciéndome arquear la espalda ante esta sensación. Me llenó completa. Sentía los vellos de su piel rozando mis nalgas. Se movía, primero suavemente y después con fuerza undiéndose y saliendo de mis entrañas. Pasaron los minutos sin dejar de movernos, gemíamos de placer hasta que los dos nos conseguimos en el punto más alto y se corrió dentro de mi. Caímos sudados en la cama. Ahora besos y caricias sustituían la danza vertiginosa del sexo.

Compartimos la cama, una ducha larga y tibia, muchos besos y susurros llenos de lujuria , pasión y hasta algo de comer , para luego verle perderse en el mundo más allá de la puerta de mi casa. Satisfecha y deseándolo como siempre.

Esta experiencia, aunque corta, la recuerdo como una de las más intensas que he vivido.