Ana maria, una madre ejemplar... (2 Final)

Una no termina nunca de aprender y de gozar. Creo ser feliz asi.

ANA MARIA .... UNA MADRE EJEMPLAR ... 2 Final

Una nunca termina de aprender y ............de gozar

Yo en mas de alguna oportunidad había recorrido las inmensidades de las tierras patagónicas magallánicas, me parecía de mi Chile, un panorama sobrecogedor, digno de verse, pero ahora me encontraba en el lugar mismo donde desarrollaba su vida existencial y laboral mi yerno Pepe, la superficie del terreno es muy amplia y con ondulaciones verdes grisáceos producto de la dura vegetación que la cubre, la casa cabaña que ocupa Pepe, no es muy amplia pero tiene sus comodidades básica, esta ubicada en una hondonada y protegida de los fuertes vientos que a menudo atacan la zona, el camino principal ha quedado atrás y la une una huella de casi dos kilómetros de distancia. Junto a la Casa, posee un galpón amplio y una especie de pequeño establo donde tiene caballos, un par de vacunos, perros y hasta un caballito macho pequeño del tipo falabela o Pony. Pepe poseía una camioneta todo terreno que había adquirido en remate de la empresa petrolera y una moto "Enduro" donde recorría los campos controlando el ganado a su cargo, cuando había que trasladarlos de lugar, lo hacía montado en su potro alazán y con su tropa de perros especializados en arreo de ganado.

Los dos primeros días terminábamos la jornada agotadas ordenando y limpiando la casa, ya al tercer día estábamos más liberadas, la soledad del lugar era absoluta, podríamos andar desnudas todo el día y nadie lo sabría, pero el viento helado no nos permitía esas licencias, al interior de la casa y gracias al intensivo uso de una cocina a leña y carbón, lográbamos mantener las dependencias con un grato calor. Mi relación con mi hija y su marido eran optimas, desde que llegamos yo no había tenido sexo con Pepe y de una u otra forma trataba de eludirlo porque antes de partir al campo y en mi propia casa no me dio tregua a sus instintos y mi hija se divertía de verlo correr desnudo y con su miembro erecto, tras de mi, donde me daba alcance me lo perdía como un verdadero animalito en celo.

Esa tarde retornó temprano de sus rondas, se bañó y tomamos café con pan amasado por nosotras y mantequilla y después nos llevo a la cama, donde jugamos desnudos entre los tres. En un momento dado Magaly, mi hija, perdió su cabeza entre las piernas de Pepe y empezó a darle una rica sesión de mamadas, Ver su tremendo trasero levantado y los labios tersos de una brillante vagina, me transformé, recordando viejos tiempos y sin dilación fui a perder mi lengua inquieta en ese pocito recién desflorado de mi hija, y la vi retorcerse de placer mientras apuraba las succiones sobre el buen pene de Pepe, a quien le faltaban manos para recorrernos con grandes caricias por todos lados. Esa noche dejamos al pobre hombre seco de semen y totalmente agotado, muy tarde nos dormimos felices ante el silencio de la noche en esa inmensidad terrenal.

Al desayuno Magaly me comentó lo bien que se había sentido con mi lengua en su zorrita y que le había provocado un tremendo orgasmo, me pidió que al volver de una cabalgata que haría con su marido quería intentarlo por la noche conmigo. La verdad que me imaginaba estar viviendo en un mundo de ensueños, Pepe nos trataba maravillosamente bien, como a dos verdaderas esposas y mi hija lejos de sentir celos, la notaba contenta, me besaba y abrazaba notando una gran felicidad en su rostro de niña inocente.

Al quedar sola ese mediodía, aproveché de ordenar nuestras cosas preparar algo de comida para la tarde y después salí en dirección al establo a darle un vistazo con más tranquilidad a los animales, todos me miraban con rareza, para ellos no era común que una intrusa como yo les fuera a molestar su tranquilidad, en sigilo me acerqué al potrito falabela, que no era mas grande que un perro Gran Danés, claro que más entrado en carnes, se me acercó bufando y gracias al entablado de su encierro que nos separaba nada me hizo, pero metía su hocico a través de los maderos olfateándome con gran curiosidad, en uno de sus movimientos pude ver que había desenfundado un hermoso falo color oscuro y me lo mostraba en toda su magnitud, de solo verlo así armado, me calentó a cien, el diablillo trataba de salir de su encierro por lo que abandone el lugar para dirigirme a una de las tantas casillas de perros, donde un ejemplar ladraba insistentemente. Estos útiles canes son usados para rodear animales y manejar la manada de un lugar a otro.

Me asomé para verle y pude darme cuenta que era el animal regalón de mi yerno, que no se porqué circunstancias no se lo había llevado al salir con mi hija. Era un hermoso ejemplar mezcla al parecer de lobo y ovejero alemán. No soporté verle encerrado y opté por dejarlo en libertad. El fiel animal se volvió loco de alegría y corría a mi lado en todas direcciones siendo ahora mi compañía. Retorne pronto a la solitaria casa, llevando a"Brut " a mi lado, el tenía el privilegio de dormir casi siempre dentro de casa, era muy limpio y Pepe le cuidaba inyectándole sus remedios ante cualquier enfermedad. No me explicaba por que le habían castigado dejándole encerrado allí. Al ingresar dentro de casa, mi estado anímico y de curiosidad eran otra cosa.

Ese potrito Pony me había dejado muy caliente, por lo que desde una ventana quise observarle si es que aun mantenía su linda verga afuera. Fue muy placentero observarle como se movía de un lado a otro dentro de su establo como tratando de ubicarme y por su puesto su miembro se mantenía tieso. Sería posible que mi presencia le provocara aquella fuerte excitación, me lo confirmó pronto Brut, el hermoso perro que mientras yo embelesada observaba al pequeño potrito en sus evoluciones, el muy pícaro aprovechando que me había quitado la parte inferior del buzo deportivo pues se me había mojado el calzoncito, metió su aguzado hocico refregando frenético su nariz sobre mis labios vaginales, mi cuerpo se estremeció de un erótico placer, me costaba dar crédito a lo que me estaba sucediendo, en una acción voluntaria me quite mis bragas para sentir la lengua de Brut, en forma directa sobre mi vagina.

En ese momento habría salido corriendo a encontrarme con ese potrito que había dejado muy encendida algunos minutos atrás y le habría dado la posibilidad que gozara conmigo, asegurándole una muy buena sesión sexual. Pero me entregue a la posibilidad de dejar actuar a Brut. Puse una silla junto a la ventana para continuar viendo al potrito y que me serviría de observatorio para ver si alguien se acerba por el único camino de acceso a la vivienda, afortunadamente mi espalda la tenía cubierta con la parte superior del buzo deportivo, apoye mis manos sobre el asiento y mantuve mi trasero levantado Brut., estaba desarrollando un trabajo de verdadera joyería conmigo. Pronto me sentí montada por el enorme can, lo sentía buscando con su gran rojizo pene, ansioso mi entrada vaginal, dentro de mi calentura me preocupaba el peso de sus manos que se habían posado sobre mis espaldas, acto seguido el inteligente can apoyó su pecho en mis espaldas y ahora se fue a aferrar con sus manos a la altura de mis caderas tratando de atraer mi trasero hacia su cuerpo, fue en ese momento que su pene se deslizó a través de mi ardiente sexo y fui penetrada con una insistencia demoledora, lo que en vez de producirme algún grado de pánico me entregaba un desbordante placer.

Me sentía una hembra perruna capturada al harem del mejor de los mastines. El sentirme así montada, penetrada a fondo, clavada con imparable insistencia junto a las esporádicas mirada a través del ventanal donde mi potrito me mostraba toda la esplendorosa verga, me hizo caer en uno y otro orgasmo pocas veces sentido en mi de esa forma. La forma en como me agarraba Brut, me hacía prisionera de sus animaléscos deseos. Me resistía a que él acabara tan pronto, pues deseaba sentirlo todo y por mucho tiempo. En este cóctel de placer, noté que una dura bola musculosa trataba de entrar en mi, yo sabía lo que se venía por confesiones de una muy intima amiga que había tenido antes este tipo de experiencias y que por supuesto me las había recomendado.

Mejoré mi posición y ayudé como pude su cometido hasta dar cabida dentro de mi sexo esa deseada bula que en su camino ensanchaba al máximo mi caliente vagina. Mi admirable condición multiorgásmica, me hacía desfallecer de placer cuando sentí sus chorros de leche bañando o inundando mi interior e irrumpiendo con presión fuera de ella. Pasado un momento, un movimiento del can, produjo un cambio de posición, ello en forma increíble, nos permitió quedar acoplado por nuestros sexos y cada uno para su lado. En la casa reinaba un silencio total, sólo el viento dejaba oir su silbido, estaba acoplada a ese hermoso ejemplar cual perra en celo, me sentía inundada de pene en mi interior y en nuestra quietud lo sentía todo ardoroso y mío, les prometo que en esa extraña posición fue dos veces presas de fulminantes orgasmos como pocas veces los había tenido.

A mis amigas que leen estos relatos, que se exciten o sientan un cosquilleo en sus partes íntimas y que además se sientan atraídas al sexo con animales, inténtenlo sin temores y verán que lo que aquí les describo es un tibio relato a lo directamente sentido, así me lo decía mi amiga Daniela, cuando en nuestras confesiones me confidenció su inclinación sexual. Prometo ir a visitarle a mi regreso a la ciudad, pues he sabido que posee un hermoso ejemplar de raza, por lo que estoy dispuesta a proponerle algunas cosas poco santas pero muy placenteras.

Mi hija y su marido llegaron a casa cuando ya se escondía el Sol en el horizonte, se notaban cansados pero muy felices. Pepe después de guardar sus aperos y alimentar a sus animales, se tomo un par de mates amargos y decidió irse a la cama pues se sentía muy cansado. Yo me quedé a solas con Magaly, quien me contó lo pasado durante el día, donde lograron recorrer gran parte del sector que le correspondía cuidar a Pepe, llegando incluso de visita hasta la casa del otro "Puestero" un muy buen amigo de Pepe, llamado Abel: Me habló maravillas de este hombre, a quien le llevaron las fotografías de su día de Bodas, Almorzaron con él descorchando unas botellas de buen vino que esperaban ser degustadas en una tan especial ocasión. Me decía Magaly que a Abel le llamó especialmente la atención mi persona que muy producida aparecía en las fotos, consultándole a Pepe de quien se trataba. Este le mintió muy seriamente y le dijo que era una amiga de la familia a lo que Magaly sonriente afirmo tal respuesta. Para sorpresa de ellos Abel, les confidenció conocerme desde hace algunos años atrás, aduló lo bien que me conservaba y su deseo de volver a encontrarme, él se mantenía soltero y sin compromisos.

Esa tarde le confidencio a Pepe, haberme conocido en unas reuniones que años atrás hacíamos un grupo de amigas, todas mujeres casadas de empleados de la Empresa Petrolera, que aprovechando que sus maridos estaban ausentes por casi veinte días del hogar, armaban estas reuniones de corte secreto donde se divertían con tipos jóvenes y que normalmente terminaba en unas tremendas orgías. Yo recordé de inmediato al famoso Abel, quien en ese tiempo era un muchacho que se encontraba haciendo su Servicio Militar, y que fuera invitado a nuestro círculo en virtud a sus dotes masculinas y a que poseía un pene fuera de lo común y por quien me hice famosa entre mis amigas por ser su preferida, ya que era una de las pocas que se lo aguantaba todo y lo hacía gozar como ninguna.

A propósito Magaly se encontraba feliz porque después de almuerzo y a petición de Pepe, Abel le mostró un par de fotos suyas donde figuraba desnudo, donde el objetivo principal era observar su gran verga en toda su plenitud, cosa que me confesaba mi hija la dejó muy caliente y excitada. Abel viajaría hasta nuestra casa en dos días más trayendo un par de yeguas que se encontraban en celo, para cruzarlas con el potro alazán de Pepe. Me agregaba entusiasmada Magaly que a su regreso y con el efecto del vino sobre Pepe, el tema de conversación de su marido, era saber que le había parecido su amigo y que había sentido al ver en fotos esa gran verga, la situación según mi hija llegó a tal intensidad que en medio del camino desmontaron en un pequeño bosquecillo de lengas y sobre unas grandes piedras hicieron el amor desesperadamente, donde en el fragor de la fornicación él le decía que le gustaría verla hacer el amor con su amigo Abel, y que después Abel lo hiciera conmigo. Ella con cierta mesura y pienso que muy inteligentemente le respondió que ella era sólo de él y por ahora no deseaba ser compartida con otro hombre, además que le asustaba su tremendo salchichón. Ello me causó mucha risa, pero a su vez empezaba a notar su actuar con cierta madurez que me hacia muy feliz, por otra parte me recordaba de Abel un muchacho muy sano y muy varonil con quien disfrute de unos deslices para mi imborrables y de quien imaginaba había desaparecido para siempre de mi vida, pero ya ven, nuevamente lo tenía cerca de mí y en otras especiales circunstancias.

La llegada de Abel, con su tropilla, revolucionó nuestro ambiente rutinario, al verme me abrazo con fuerza y ternura, alegrándome mucho de volverme a encontrar después algunos años en que juntos disfrutamos del sexo infiel. El transcurso de la mañana fue muy arduo para todos, mientras las mujeres preparábamos un asado de corderito lechón al horno, con papas doradas y otros aderezos, algo muy tradicional por estas comarcas, los hombres se dedicaron a sacarle una panne a la camioneta de Pepe y después a la faena de la cruza de las yeguas de Abel, con el potro alazán de Pepe. Para esta actividad nos invitaron a presenciarla en vivo y en directo y nuestra curiosidad pudo más que nuestras reservas de mujer y nos plegamos a la presencia de uno de los actos mas erotizantes que una mujer puede presenciar en el campo. Vimos como ese magnifico Potro, preparó a sus hembras para el acto sexual y cuando las estuvo listas con una tremenda verga en ristre se las montó

con una maestría increíble y perdía su imponente miembro dentro de las pobrecillas, el ver acabar al potro y observar su acción tan de cerca, nos produjo a las dos mujeres una sensación de erotismo tan especial que a mi, me corrían los líquidos corporales por mis piernas a tal punto que no lo resistí y camine unos pasos para entrar en casa, me tendí boca abajo y agitada sobre mi cama llevando mis manos a mi ardiente vagina, ejecutando tocaciones sobre mi clítoris en busca del ansiado placer. No había transcurrido ni un breve momento cuando sentí unas grandes manos acariciar mis espaldas y cubrir mi cuerpo con el agitado cuerpo de un hombre que me susurraba al oído, la alegría que sentía al reencontrarme, di vueltas a mi cuerpo y sentí los labios furibundos de Abel en busca de los míos y sus inquietas manos recorrer mis senos y todo mi cuerpo. Era un reencuentro fulminante donde lo pasional, cegaba todo recato, lleve mis manos a su entre piernas y ahí estaba ese trofeo de oro, fuerte, viril, grande y musculoso ... una real maravilla para una mujer deseosa como yo lo estaba.

El silencio dentro de casa era cómplice de lo que se estaba desarrollando y también eran cómplice mi hija y su marido que de común acuerdo nos dejaron a solas. Después de sentir nuestra desnudez y fundirnos en besos y caricias lo único que deseaba era ser penetrada por mi antiguo amante Abel. Y volví a sentirlo todo dentro de mi, mi vagina se ensanchaba al máximo para recibir tan hermoso trofeo, sentía electrizarse mi útero cuando esa gran cabezota golpeaba sus paredes. Gemíamos de placer como verdaderos locos y notaba que Abel hacía mucho tiempo que no estaba con una mujer, era un amante inagotable y muy gozador, en mi cuarto gran orgasmo lo ví desfallecer junto a mí y su leche inundó mis entrañas vaginales, como lo hiciera y día anterior el perro "Brut".Después de apagarse nuestros gemidos , escuchamos unos aplausos y vítores dentro del dormitorio. Era nada menos que Pepe y Magaly que junto a nosotros y sin perderse detalles, observaron con gran calentura esa tremenda penetración de Abel.

Lo que siguió después es incontable y ustedes se lo podrán imaginar.

Hoy, estoy casada con Abel y somos muy felices al igual que Pepe sigue con Magaly y tienen un varoncito, con una "tula" respetable, conformamos una familia muy plena, especialmente cuando están nuestros maridos con nosotras, no existen los celos de por medio, aunque conservamos muy bien nuestras reservas hacia el exterior del hogar.

¡ Ah, se me olvidaba decirles que nuestro suertudo perro "Brut" lo trajo del campo Pepe, para que nos cuide en casa y................................. Hasta la vista.

Ana Maria.......