Ana maria, una madre ejemplar... (1)

Un relato desde la Patagonia, que no tiene nada de hielo, sí una suegra ardiente y una hija muy sumisa.

ANA MARIA, UNA MADRE EJEMPLAR ... 1

Aun no se apagaba el bullicio de la fiesta en honor al matrimonio de mi hija menor Magaly, 20 años, con José Antonio, de 32, mi corazón no dejaba de latir con mucha pena y nostalgia, pues se iba de mi lado mi joyita protegida, mi niña mimada, mi fiel mascota, obediente y sumisa. Y me iba a quedar a solas, ya que mi otra hija Lucia, se había casado hacía ya dos años y se encontraba radicada junto a su marido Manuel y su único hijo Hugo Manuel, en otra ciudad, al centro de mi país, Chile.

Mi nombre es Ana María, aunque mis conocidos me llaman Any o Anita, 43 años, viuda hace cuatro años de un hombre maravilloso llamado Mario, trabajador especializado de la única gran empresa de explotación petrolera, ubicada en el territorio austral de Chile , llamado Magallanes con su ciudad capital Punta Arenas. El con varios años mayor que yo, falleció victima de un accidente vascular que se le produjo producto del esfuerzo que le imprimíamos al acto sexual, cada vez que retornaba a casa, después de cumplir su turno de 21 días fuera de casa.

A mi niña Magaly, siempre debí protegerla, dado que nació con un problema cerebral que no le permitía desarrollar sus capacidades en forma normal, por lo que siempre debí intensificar mis cuidados, como los de sus médicos y de su querida Nana Rosa Eliana, gracias a Dios con los años ha logrado superar el noventa por ciento de su normalidad, con no pocas dificultades logró alcanzar algunos estudios y lo que le ha costado aún es el apego

sumiso a su madre y en ello es posible que también yo tenga la culpa por sobreprotegerla con demasía y con respecto a esto último es que doy inicio a mi relato del que espero lo disfruten con la misma intensidad y excitación con que yo lo he vivido.

Magaly se conoció con José Antonio, en una de sus tantas asistencias a la Clínica Médica, fue amor a primera vista y no hubo forma de sacarse ese hombre de la cabeza, hasta terminar casados. El es un hombre, bien parecido de tez blanca, de físico atlético, muy comunicativo a pesar que desarrolla un trabajo típico de esta zona, llamado "Puestero" en una de las estancias ganaderas más grande de la región. Esta denominación pertenece a la subdivisión de una estancia para efectos de cuidar el ganado ovejuno, que para el puesto de Pepe como le llamaremos, mantenía vigilancia sobre tres mil cabezas de ganado, en un sector muy aislado, el es experto en manejo de ganado y enfermero de estos, pasa el 90% en el campo. Con una vivienda con algunas comodidades básicas, establo con algunos variados animales y miles de ovejas. Desde su casa, la vista se pierde en la lejanía sin divisar sobre la superficie de la helada estepa a muchos kilómetros a la redonda, otra vivienda similar, su comunicación se hace exclusivamente por radio, perdonen lo latoso de estas descripciones, pero creo necesarias para que ustedes imaginen el lugar y los hechos aquí relatados.

Después de una semana, ya me encontraba a sola en casa ya que los últimos invitados al matrimonio ya se habían marchado. El retorno de mi hija con dos días de anticipación de su Luna de Miel, me sorprendió, aunque me alegré mucho de tenerla nuevamente a mi lado, esa noche se fue a meter a mi cama, se aferró a mi y me contó que pese a todo, aún no había podido consumar su matrimonio y como argumento me repetía que le daba un miedo atroz que Pepe, la penetrara con esa cosa tan dura, que ella en todos estos días había sabido poner a salvo su certificada virginidad, reconociendo que ello desesperaba a Pepe, pues el cuerpo de mi hija es muy apetecible por la exhuberancias de sus formas y en eso nos parecíamos mucho, aunque yo por mis años era un poquito más gruesa, aunque no gorda. Esa noche se quedó arrullada y tranquila a mi lado y le aseguré que buscaríamos la forma de solucionar el problema.

Al día siguiente la idea me daba vueltas y vueltas en mi cabeza, favoreció las cosas el hecho de que Pepe había salido solo esa tarde y le esperaríamos a cenar por la noche. Preparé una rica comida acompañada de un buen vino. Me di tiempo de poner muy sexy a mi hija y también yo me di un cierto toque de sensualidad y coquetería, que estoy segura despertaríamos los deseos del más impotente de los hombres.

Los ojos color miel de Pepe, se iluminaron de tal forma al vernos que no pudo evitar ir a abrazar y acariciar a Magaly, mientras fijaba su vista en su querida suegra. El ya venía con algunas copas en su cuerpo por lo que se mostró muy galante y obsequioso con nosotras. Al termino de la cena les invité pasar a la sala de estar con el objeto de conversar como personas adultas sobre lo que estaba afectando su primera relación sexual. El se sentó junto a su mujer y sin importarle mi presencia, le vi besarle con pasión mientras sus manos se multiplicaban sobre sus lindas piernas, entrepierna y senos. Ello me encendió de inmediato y sin poder resistirlo lleve una de mis manos hasta mi ardiente sexo, comprobando que ya mis bragas o calzoncito tanga, se encontraba mojado con mis fluidos sexuales.

Al borde de un auto orgasmo, me dirigí al cuarto de cocina para bajar un tanto el ardor que me atacaba. Al poco rato apareció solo Pepe y abrazándome por atrás apuntaba con su duro miembro por mis nalgas para decirme ---- ¡Oh, madrecita, estoy por enloquecer, por favor ayúdame ¡ --- Magaly se me sigue negando y no quiere ir a la cama conmigo ---- ¿Qué puedo hacer? – Mira como estoy me dijo suplicante mientras bajaba el cierre de su pantalón y sin ambages me mostró un hermoso y fuerte miembro viril, el verlo y tomarlo en mis manos fue cosa de segundos, lo sentía palpitante entre mis manos, lo masturbé por un instante para llevármelo hambrienta a mi boca mientras me arrodillaba delante de mi yerno. La ansiedad del hombre y lo sucedido tan imprevistamente conmigo, hizo que Pepe, vaciara toda su caliente eyaculación dentro de mi boca, que la absorbía con inusitado deleite, mientras un fuerte orgasmo me hacía levantar y afirmarme en una mesa para que mis piernas no se doblaran de espasmos.

Afortunadamente mi hija no se dio cuenta de nuestro descontrol, cuando volvimos a la sala de estar, ella escuchaba música de antiguos discos de su padre. Ordenados y compuestitos reanudamos las conversaciones acompañándonos de otros tragos que volvieron a revitalizar mi estado.

Esa noche dije a mi niña que yo le enseñaría a como entregarse a un hombre y le aseguré que nada le pasaría y tendría que fijarse muy bien en todos los detalles y tratar de participar de ellos. Yo sabía que eso no era normal lo que le estaba proponiendo a mi propia hija con su propio marido, pero ya lo había conversado con Pepe y el sonriente lo había consentido. Por su parte Magaly, también se alegro por la ayudita que le estaba haciendo.

Yo no sé como algunas personas perdimos toda noción de composturas cuando estamos con un par de tragos en el cuerpo y unos incontrolables deseos de gozar del sexo, que era lo que esa noche me pasaba a mi y mi yerno. El cuadro no podía ser más auspicioso para él, con dos mujeres semi desnudas a su entera disposición junto a él en propia mi cama. Yo deseosa de enseñarle a mi hija a enfrentar en esa cama a un hombre tan bien dotado como mi yerno y ella que sumisa acataba mis instrucciones. Pepe se extasiaba al centro corriéndonos de manos por todos lados y su pene como una estaca de duro, ardía de deseos por penetrarme, así pronto en su arrebato se montó sobre mí y me besaba con desesperación, mientras yo abierta de piernas, sentía como la desnudes de su cuerpo se unía a la sedosidad del mío, produciéndome una muy agradable sensación llena de una desbordante lujuria que se me hacia casi incontrolable al sentir como esa estaca de músculos buscaba ansioso mi bien lubricada entrada vaginal.

En ese momento logré deshacerme de los ansiosos besos de Pepe y le dije a mi hija que no se perdía los movimientos ---- Mamita, ven tómale el miembro a Pepe y colócalo en la entrada de mi vagina.---- Ella actuó con prontitud sintiendo su temblorosa mano de Magaly maniobrando con lo indicado y restregando el glande entre mis labios vaginales, noté como impaciente Pepe, hundía su brioso pene a través de mi hambriento canal vaginal, así me penetraba hasta el fondo con su fantástica cosa carnosa. El hombre inicio sin parar unas tremendas clavadas al fondo de mi útero, haciéndome exclamar del mas puro placer tanto tiempo reprimido. Magaly presenciaba como en primera fila estas ricas penetraciones y la observe a mi lado acariciando mi pelo y mi frente, como agradeciendo complaciente por lo que hacía por ella. Lleve mi mano hasta su sexo y este ardía de placer y se humedecía en ardientes deseos. Yo en poco tiempo ya me había ido en dos maravillosos orgasmos, mientras notaba que el hombre se resistía para tenerme a su entero control por más tiempo. Empleando todas mis astucias y fuerzas lo impulse a salir de su posición impulsándole a continuar ahora con mi inexperta hija, la que ahora no opuso resistencia a que su hombre la montara, la hice abrir bien sus piernas y le susurré al oído a Pepe que la atacara con mucha suavidad, apunte la verga de Pepe en sus tersos y rozados labios vaginales restregando el glande en su lubricada entrada, a los gemidos placenteros de ella, con mi mano libre di pequeños empujones a Pepe y observe como su erecto pene, penetraba una apretada y virgen vagina de joven mujer, solo una pequeña señal de dolor pude ver en el rostro de mi niña, cuando el pene de Pepe se fue todo hasta el fondo de ella, un pequeño hilillo de sangre en su sexo me indicaba que había sido desflorada en mi ardiente presencia, luego con gran alegría para mi, observé como ella empezaba a responder los movimientos que le imponía el mete y saca de su hombre. Ahora era yo quien a su lado acariciaba maternalmente su cabello y besaba su rostro, presenciando como resistía con verdadero estoicismo la fuerza viril de un hombre experimentado y doce años mayor que mi dulce Magaly. La vi caer en su primer gran orgasmo con un deleite tan grande que con sus voluptuosos movimiento se llevó a un descontrolado Pepe, mientras una gran agitación y transpiración inundaba sus jóvenes cuerpos. Yo acabé junto a ellos pues Pepe, también me tenía perdida en mi sexo cuatro dedos de su mano. Pronto les deje solos, me fui a darme una ducha y después me metí en la cama en el cuarto de huéspedes, al día siguiente y antes del mediodía los había escuchado conversar, por lo que les llevé un buen desayuno a la cama. Quedé paralizada al ver a mi Magaly, desnuda de espalda a la puerta, sentada sobre la estaca de pepe y gozaba como nunca de este movimiento. Fuera de encenderme nuevamente me dio mucho gusto que mi niña le haya perdido el miedo a una de las cosas mas deliciosas que puede producir del género humano.

Los días siguientes no se como catalogarlos y por más que luché para que ellos siguieran su vida normal de casados, la reiterada petición de mi hija y la complacencia de mi yerno me hicieron incursionar en un estimulante y erótico triangulo, donde mi propia hija se deleitaba viéndome fornicar con el tremendo de su marido, que poseía una capacidad admirable de recuperación eréctil y en la cama después de hacernos gozar como locas, se dormía cual osito de felpa junto a nosotras. En dos días mas debía presentarse a su trabajo en la Estancia ovejera, me convencieron acompañarles y solicitó permiso para tenernos por algunos días en aquellos solitarios parajes magallánicos.

Les invito a continuar leyendo mi relato en el número dos y final de esta personal historia.

Chauuuuuu .... Ana María

viaje a estancia

Modo de vida

Llegada de Miguel amigo con dos yeguas

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Copulacion ana miguel

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Con falabello