Ana, la dudosa

Un matrimonio decide invitar a su amiga y acaban en un trio muy caliente.

ANA, LA DUDOSA

Me llamo Carlos tengo treinta años y estoy casado con una chica de 29 que se llama Carolina, esto empezó hace unos meses:

Casi todas las tardes volvía del trabajo a las nueve, pero ese día en la oficina se presentaba muy aburrida la cosa, era fiesta local y no venía nadie, decidí dejar al conserje mi movil por si las moscas y me marché a casa a ls seis y media, pesé muy detenidamente por el camino en como aprovechar esas horas con mi mujer, al llegar quise entrar sin hacer ruido por la puerta del garaje, esperaba encontrar a mi mujer, jugando en el PC, porque le gustaba mucho y quería darle una sorpresa pero la sorpresa me la llevé yo.

En el dormitorio pequeño estaba el ordenador abierto con una web de textos lesvicos, pero ella se la sentía en nuestro dormitorio, estaba gimiendo muy profundamente y yo preferí esperar mirando por el hueco de la puerta, estaba masturbandose con un botellín de coronita, ella estaba de espaldas a la puerta de rodillas con el botellín sujeto por los pies y cabalgaba lentamente sobre la botella, aquello me puso a mil, decidí dar dos pasos atras, toser y entrar de golpe, ¡joder que susto me has dado!, ¿que haces aquí?, he venido para que termines, cogí la botella que estaba sobre la cama y la lamí con descaro, ¡es que me has cortado el rollo con el susto!, tranquila relajate ponte a gatas que estaras más cómoda.

Empecé a meterle lentamente la botella y a acariciarle el clitoris que lo tenía mojadisimo a los dos minutos, ella se abrazaba a la almohada y gemía al ritmo de la botella, tenía el culo expuestísimo y decidí dejar caer un hilo de saliva sobre su esfinter, creo que ella lo notó caliente porque cerro los puños y sabía que le metería un dedo, pero ese día decidí ampliar horizontes, saqué la botella de su vagina y se la puse en el culo la giré y flop, penetró hasta el fondo, ella no dijo nada, solo dijo ¡despacio por favor!, empecé un mete y saca, primero despacio y finalmente muy deprisa, compulsivamente, ella se mordía la mano y decía ¡más, más, no pares nunca! entonces me saqué la polla del pantalón me puse en su grupa y la penetré por el chocho, sujeté la botella a mi vientre y empecé a embestirla muy muy rápido, ella estaba en las nubes, se corrió varias veces, confesó que tuvo orgasmos anales y vaginales, y cuando iba a terminar saqué la botella y con el culo aún abierto me corrí en su agujero, ella lo apretó y escupió mi semen que le corría por los labios del chocho, lo acaricié y barnicé toda su entrepierna con él mojandole los pelillos de su monte de venus, finalmente cayó en la cama, y en ese momento de satisfacción le pregunté en que pensaba cuando yo no había llegado, ella me dijo que pensaba en mí, pero yo habia visto el ordenador y le dije, a tí te gustaría follarte a una chica a que sí, ella sonrió y dijo eso son solo fantasias, eso puede ser realidad si tú lo deseas lo podemos arreglar.

¿Que estas pensando? veras se me ocurre que tu excompañera de trabajo Ana tiene algún secreto, es muy guapa, tiene un buen tipo, es muy extrovertida y no tiene novio ni sale con chicos, no crees que le van las chicas y se aguanta, yo creo que nó, he pasado muchas horas junto a ella y lo hubiera notado.

Que te parece si la invitamos un día a casa, tu me dejas a mí organizar el encuentro... pasaron tres días era el fin de semana, sabado por la noche ella llegó muy arreglada, esperaría salir con nosotros para que le presentaramos algún amigo eso era bueno estaba mentalizada para tener sexo esa noche, pero cómo proponerlo, la convencimos de quedarnos en casa argumentando que habiamos arreglado el jardín y que tomariamos algo para inagurarlo, ella se sentía muy cómoda con mi mujer, yo seguía en mis trece y opinaba que le iban las chicas, además mi mujer estaba muy nerviosa y excitada y eso hacía que Ana se contagiara de la tensión y sus neuronas empezaran a imaginar cosas que la estaban poniendo a mil, desde la cocina pude ver que ella apretaba los muslos uno contra el otro continuamente, y que no hacía más que mirar el escote y la boca de Carolina.

Entonces decidí que ese momento si se alargaba demasiado podía conducir a un dolor de vagina y a un desinfle, descardamente llegué a la mesa y les propuse jugar a las cartas, antes había que acordar que quien ganara pediría un deseo que las otras dos persons debían cumplir, eso les hizo imaginar mas todavía y Ana se mordió los labios y dijo de acuerdo pero nada de rajarse, se cumple lo que se pida sin condiciones.

La partida iba a muerte, los tres queríamos ganar a toda costa, pero la suerte me sonrió esa noche y la victoria era mía.

¡ahora pide tu deseo dijo mi mujer!, Ana estaba rabiosa no le gustó perder, pero cuando dije, quiero vendarle a Ana los ojos y ponerle dos tapones en los oídos de la piscina, así ella no podrá oir nada ni ver y tendrá que andar por donde nosotros la dirijamos,ella se echó las manos a la boca y dijo ¡Joder, como te pasas! tu dijiste que sin condiciones, te acuerdas, eso sí quiero que lo hagas con una sonrisa en la cara, si no te gusta lo dejamos...¡no de ninguna manera, si me gusta, no he dicho nada lo retiro.

Fuí a por unos tapones y cogí un pañuelo de seda negro de mí mujer, volví a la planta baja y allí estaban las dos cuchicheando, se conoce que Ana quería complicidad de Carolina para protegerse de mí, que mal aliado se buscó.

Cuando tuvo los ojos tapados y los oídos taponados, mi mujer le dijo quitate la venda de los ojos Ana por favor, Ana ni se inmutó, Carolina dijo, ¡como una tapia!, y yo añadí ¡y como un topo! Je!,je!.

Entonces la cogimos de los hombros y la acompañamos al dormitorio de la segunda planta, no sin dificultades pues las escaleras eran curvas, entonces decidí, cogerla en mis brazos, calculo que pesaría 50 Kg, no era demasiado, eso le gustó a nuestra pequeña esclava, porque se acurrucó a mi cuello.

Al llegar al dormitorio, le dí un beso en los labios sin tocarla, mi mujer se acercó y le dió otro, Ana abrió la boca y sacó la lengua, mi mujer se quedó sorprendida, ¡te lo dije, no me equivoco yo en estas cosas! le dije.

Entonces le quitamos el vestido y empezamos a abrazarla yo desde atrás y mi mujer desde alante, ella se retorcía buscando los dos cuerpos, le metí la mano por dentro de las bragas buscando su culo, ella separó las piernas y dobló la espaldas, para que la tocara mejor, Carolina dijo,¡ ahora que dices!, ¡un punto para mí!, yo creo que le gustamos los dos, pues mejor así, desnúdala mientras yo me quito la ropa dijo Carolina, una vez la desnudé tardé dos segundos en volear mi ropa, tenía la polla como el mármol.

Ana era de lo más plástica se adaptaba a todas las posturas que le anudábamos a adoptar.

Mi mujer se puso de rodillas en la cama y le ayudé a poner a Ana con los omoplatos en sus rodillas su sexo en la cara y las piernas colgando ingravidas, así estaba preciosa, ella se relamía la boca y respiraba muy nerviosa, pero se la notaba excitadísima. Mi mujer y yo empezamos a jugar en su entrepierna, le chapábamos el culo y el clítoris ella se metía la mano en la boca para morder y no gritar de gusto, entonces me puse frente a mi mujer de rodillas y con las piernas abiertas y le metí a Ana la polla en la boca, ella la chupaba como para darse placer en la boca era como un consuelo, yo tardaría en acabar así pero me encantaba.

Mi mujer dejó caer un hilo de baba en el esfínter de Ana y le metió un dedo, luego dos, tres, y empezó a masturbarle el culo muy deprisa ella decía ¡así!, ¡así!, ¡no! ¡más rápido!,,¡ahora! ¡no pareis!...

Entonces le dije a mi mujer, déjame a mí y sacó la mano para darme paso, entonces le metí mis dos dedos mas largos y apretando al fondo pude tocar las heces duras, por lo que se me ocurrió divertirme a lo grande, ¡vamos al baño!, le dije a Carolina, ¡la vamos a lavar1, ¡vale! pero con cuidado, no se nos enfade.

La llevamos al baño de la habitación y la condujimos hasta la taza allí la pusimos en cuclillas encaramada al filo, con el ano expuesto, le quité el teléfono a la ducha y puse un pequeño y tibio chorrito a manar de la gomita, lo acerqué al culo de Ana y ella dijo ¡poco!, ¡poco!, ¡solo un poco!, entonces le llené el culo de agua y le puse dos dedos cerrando el culito, mi mujer se acercó y la abrazó, ella se dejó caer la cabeza sobre sus tetas y chupaba una para concentrarse, al minuto dijo ¡no puedo más! lo voy a soltar y dejó caer una catarata de agua que le dejó limpia por dentro.

Mi mujer decía, ¡jolin con la tímida!, a Ana le gusta el sexo más que a los dos juntos. Ahora voy yo, a mi me gusta el agua también, mi mujer se lo hacía sola mientras yo abrazaba a Ana y le tocaba el pecho, al terminar Carolina me dice ¡tu también debes lavarte por solidaridad con tus amigas!, vale..

¡Bueno! pero no es necesario, ¡ya! ¡ya! pero la noche es muy larga ¡nunca se sabe!..

Me puse en el inodoro y Carolina me dice ¡venga te lo hago yo! ¡déjame!, me puso el chorrito y cuando el agua empezó a desbordarse me cogió el pene y me puso dos dedos en el culo y me dijo ¡como se te escape te pellizco la puntita!, ¡aguántate un poquito..!

Al minuto dije ¡ya! ¡ahora! ¡quita!…y la catarata fue como un disparo, entonces Carolina me metió un dedo y lo apretó hasta el fondo hasta que no pudo meterlo más, lo sacó se lo llevó a la nariz y dijo ¡listo! ¡como los chorros del oro!, ¡venga nos vamos a la cama que Ana se nos enfría!..

Entonces Carolina tumbó a Ana en la cama le separó las piernas y empezó a besarle los labios del coño a morderlos y a chupar muy despacio pronto Ana estaba gimiendo de nuevo

Carolina se volteó y le puso el culo en la cara mientras se dedicaba a pajear el coño de Ana enérgicamente, Ana levantaba la cara y lamía como un rumiante todo el sexo de Carolina entonces se llevó dos dedos a la boca y los dejó dentro recreándose con su lengua los sacó goteosos y los metió uno en el culo de Carolina y otro en el coño, empezó un mete y saca que le estaba desencajando la cara a Carolina, entonces Carolina saltó y dijo ¡creo que me voy a correr con esta guarrona!, ¡necesito parar!, ¡cógela tu ahora!, yo miro y descanso.

Entonces puse la almohada en el centro de la cama verticalmente, tumbé a Ana hacia abajo sobre la almohada con las piernas separadas y empecé a jugar con su chocho y lamía su esfínter muy despacio, pronto Ana dijo ¡me vais a follar de una vez esta noche! ¡ya no puedo más! ¡me voy a volver loca de gusto!.

Entonces cogí el botellín favorito de Carolina y le ensalté el culo con él, y empecé como si le hiciera una paja a la botella, Ana estaba desencajada, le temblaban las piernas y de pronto empezó a chillar de gusto y dijo ¡me meo, me meo¡ y un chorrillo caliente mojó la almohada, Carolina dijo ¡me está dando una envidia!, ¡como goza la muy puta!, yo ante este espectáculo no pude contenerme y salté sobre ella metiéndole la polla en el culo que estaba superabierto y mojadísimo, entró sin problemas, y empecé a follarmela dejando caer todo el peso de mi cuerpo sobre ella sin que se pudiera mover ni defenderse, entonces noto que mi mujer, Carolina, me estaba separando los cachetes del culo buscando mi culo con los dedos, y va y dice ¡huy! Que apretado lo tienes, para y relájate, dicho y hecho metío dos dedos en mi ano y buscando la próstata empezó a hacer círculos en ella. Eso fue demasiado para mí y empecé a correrme en el culo de Ana a espuertas, me quité de encima y Carolina metió los dedos en el culo de Ana buscando mi leche sacó un poco de semen en la punta de los dedos, chupó uno con deseo y le dió el otro a Ana que se lo metió en la boca nada mas rozar sus labios mordiéndolo con deseo.

Le dio la vuelta se subió sobre ella y se besaron muy apretadas rozandose los clítoris con fuerza hasta que se corrieron a la vez sin separar sus bocas, al terminar Carolina levantó la cabeza y dejó caer un hilo de babas sobre la boca de Ana que abría la boca y con la lengua de lanza se comía todo el chorro que llegaba por la gravedad desde la boca de Carolina, Luego Ana se quitó la venda y los tapones y dijo ¡la semana que viene nada de cartas, la venda os la pondréis uno de vosotros!, Carolina y yo nos miramos y nos reimos porque a los dos nos gustaba la idea, aquella noche fue el principio de un nuevo concepto de mi matrimonio, la mejor sin duda de mi vida.