Ana es complaciente
Historias de como se aprovechan de una chica a la que le encanta.
Creo que comenzare por describirme a mi misa y a mi entorno para que os hagáis una idea de mi situación.
Me llamo Ana y tengo 23 años. Soy castaña y, sin ser una cara de anuncio soy bastante guapa. Físicamente estoy muy bien, mido 1,60 y peso 48 kilos. Estoy muy delgada, pero lo que mas sorprende de mi cuerpo es lo grandes que son mis tetas. La mayoría de los chicos con los que he estado acababan llamándome "vaca". Nunca les proteste por esto, ya que siempre he sido muy dócil, me encantan los chicos y suelo hacer lo que me dicen.
Nunca he sido muy lista y aunque no soy una retrasada, siempre me ha costado comprender cualquier cosa complicada, vamos que soy un poco lenta.
Mi familia tiene una empresa de reparación de maquinaria y bastante dinero, gracias a ello pude estudiar en una universidad privada donde gracias a mi bonita imagen, mi buen comportamiento y a base de repetir muchos exámenes pude sacarme la carrera (no voy a decir cual para que nadie se ofenda pensando que estudiaron lo mismo que una estupida como yo).
Con mi físico y mi forma de ser nunca he tenido problemas para tener novios. Todos los novios que he tenido se han aprovechado de mi todo lo que han querido y luego me han dejado con el corazón roto. Yo no les guardo rencor ninguno, pues entiendo que, aparte de follar y divertirse, un hombre necesita algo más de una mujer. A veces, cuando le apetece alguno de mis exnovios me llama y quedamos para echar un polvo o irnos de fiesta. Mi hermana dice que no tengo ninguna autoestima y que así nunca conseguiré que un hombre me respete. Lo que ella no entiende es que yo no quiero respeto, sino un hombre que este a mi lado y me diga lo que tengo que hacer. Soy bastante sumisa y me encanta complacer a mi chico.
Mi hermana es cuatro años mayor que yo. Esta casada, aunque mi cuñado la quiere, muchas veces noto que me mira con deseo, pero nunca ha pasado nada. Ella es mucho mas lista que yo, y aunque no tiene mis tetas también esta muy buena.
Las dos trabajamos juntas en la empresa de mis padres. Ella es la jefa de administración y yo la ayudo haciendo recados, y me encargo de controlar los horarios de los trabajadores. No es un trabajo complicado aunque a veces me toca quedarme hasta muy tarde esperando que alguno de los trabajadores vuelva de una reparación en casa de un cliente. Es una empresa pequeña, por lo cual hay bastante camaderia con los empleados, sobre todo yo, ya que soy la que mas trato tengo con ellos. Mi historia comenzó en el trabajo hace unos 4 meses.
Estaba yo sola en el taller, esperando a que volvieran Luís y Miguel de una revisión que habían hecho en Albacete. Miguel, es un tío de 55 años, calvo y gordo, lleva trabajando con nosotros 4 años y es muy buen mecánico. Como sabe que no soy muy espabilada, me gasta bastantes bromas inocentes, me roba el tabaco o me hecha sal en el café cuando no me doy cuenta. Luego le oigo contándoselo a sus compañeros, riéndose de mí. A mi no me molesta, que se lo pasen bien a mi costa, ya que eso los mantiene contentos y en las raras ocasiones que le he pillado gastándome una broma me he limitado a sonreírle.
Luís acaba de entrar en la empresa, tiene 22 años y Miguel le esta enseñando el oficio. Es el típico macarrilla que se va de fiesta todos los fines de semana, no me extrañaría que se hiciera cocaína. Pero esta buenísimo y a mí me gusta mucho.
Eran ya las nueve y pico de la noche, tenía hambre y quería ir a cenar, así que les llame al móvil, para saber cuanto tardarían.
Hola Miguel, soy Ana. ¿por donde vais?
Estamos en la autopista, nos queda una media hora.
¿Vais a parar a cenar?
No creo, compraremos unos bocatas y nos los comeremos al llegar. ¿Tú has cenado?
No, aun no.
¿Quieres que te compremos un bocadillo y cenas con nosotros cuando lleguemos?
De acuerdo, os espero.
Mientras esperaba a que llegasen me puse a pensar en lo bueno que estaba Luís, y en lo mucho que me gustaría que se fijase en mi. Sin pensarlo mucho me quite el sujetador, dejando mis dos melones únicamente cubiertos con mi camiseta. Si así no se fija en mi es que es maricón.
A los 40 minutos llegaron, al bajar las escaleras de la oficina al garaje las tetas se bambolearon y ellos al verme se quedaron boquiabiertos. Luís se relamió y note como me desnudaba con la mirada. Me puse muy contenta.
Hola, ¿como a ido?
Bien, te hemos traído un bocadillo de morcilla.
Genial, me encanta comer morcillas, dije toda picarona (a veces me sorprendo a mi misma).- Voy a la nevera de la oficina a coger unas cervezas y buscar unas servilletas, mientras vosotros descargáis la furgoneta.
En cuanto salí de si vista, me quede quieta escuchando lo que decían.
Luís dijo ¿has visto que tetas se gasta la puta esta? Sonreí, ¡ se había fijado en mí !
Miguel le contesto, ¿quieres que nos riamos de ella?.
Subí a la oficina y con mucho cuidado, los espié desde la ventana.
Se habían sacado las pollas y estaban meneándoselas. Miguel sostenía mi bocadillo abierto con la mano izquierda mientras se la meneaba con la izquierda. Luís parecía mas cortado aunque también se estaba pajeando.
El primero en correrse fue Miguel echando toda la lefa dentro de mi bocadillo, y pasándole a Luís el bocata. Al minuto Luís también se corrió dentro del bocata.
Cogi unas latas de cerveza y haciendo mucho ruido baje las escaleras. Cuando llegue habían envuelto el bocadillo en papel y estaban descargando la furgoneta.
- Vamos, dejadlo para luego y vamos a cenar.
Nos sentamos en la sala del almuerzo, y me pasaron mi bocadillo relleno de crema de macho. La situación era muy morbosa, me encantaba y comencé a comerme mi bocadillo. Ellos intentaban disimular, pero estaban embobados mirándome. El sabor a semen no se notaba apenas, pero a mi me parecía que estaba riquísimo.
Hubo un momento en que presione muy fuerte y me chorreo algo de lefa de los labios a la mesa. Haciéndome la disimulada la recogí con el dedo y me lo lleve a la boca, mientras decía:"la salsa esta buenísima".
Tras acabarnos los bocadillos y las cervezas. Miguel dijo que ya era tarde y se tenían que ir, también me dijo que los tres bocadillos le habían costado 30 euros. Saque dinero de la caja y le pague.
Cuando se fueron comprobé sus fichas de salida, eran las 11 y cuarto y habían escrito la 1 de la mañana. Mi obligación era corregir la hora, tache la hora que habían puesto. Me quede pensando en que me había gustado mucho como me habían tratado. Me había excitado mucho que se aprovecharan de mí de esa manera. Axial que marque como hora de llegada las tres de la mañana en sus fichas y las deje en la mesa de mi hermana para que lo incluyera en su nomina.
Me fui a mi casa y me acosté. En la cama me hice una paja de campeonato pensando en como esos dos se habían aprovechado de mi, y me dormí soñando con que Luís volviera a abusar de mi.