Ana 02 El culo que merece ser compartido.

Continuación del primer relato. Así parado, dejó caer una línea de saliva directa en su ano, para después untarla con su pulgar. Masajeando lentamente su culo. Se agachó y comenzó a lamerlo, lengüetazo a lengüetazo. La cara de Ana mostraba el nivel de éxtasis que tenía.

Días después de nuestro encuentro con Javier, me avisaron que tenía que hacer un viaje urgente al norte del país por parte del trabajo.

Mi vida con Ana había regresado a la normalidad, aunque aún no podía superar lo vivido con Javier.

Prepare mis cosas ya que al siguiente día salía temprano hacia el aeropuerto.

Ciando desperté, Ana ya estaba alistándose para ir al gimnasio del complejo. Sí, con esos shorts blancos, tan ajustados que hacían verle cada rasgo de ese culo delicioso y transparentaban tanto que podría observase su tanga. El gym nadie lo usaba así que no me causaba problema que se vistiera así.

Al despedirme, vio que no me sentía cómodo. Me pregunto que qué tenía y sólo respondí que era miedo de que pasara algo de nuevo mientras yo no estaba. Ella solo me beso y me dijo, que jamás volvería a pasar. Que me amaba y aquello fue algo que yo le había pedido y no quería volver a pasar por algo similar.

Llegué al aeropuerto y tomé mi vuelo. Llegué a mi destino poco antes, en menos de una hora y me dirigí a mi hotel. También me di un tiempo para llamarle a Ana y avisarle que ya estaba en el destino, ella me agradeció y me comentó que iría al súper mercado por alimentos que hacían falta.

Tenia tiempo antes de ir a la junta por la que me habían citado y decidí relajarme un poco, en eso, recibí una llamada de la empresa para avisarme que la junta se pospondría hasta el día siguiente; la verdad es que me sentí algo molesto pero rápidamente me calmé al pensar en que tendría todo el día para perder el tiempo en la alberca del hotel.

Antes de seguir con mi plan del chapuzón, saqué una cerveza del frigobar y mi teléfono comenzó a sonar.

Era Javier.

Automáticamente me sentí enojado pero me atreví a contestar

-¿Qué quieres Javier?

-¿Por qué tan hostil Sebastian?Yo solo quería saludarte

-Dime qué quieres, estoy ocupado.

- Seré breve, no te quito mucho tiempo. Sé que andas de viaje, hoy te vi salir con maleta. Y en este momento estoy siguiendo a Ana. Ese culo se le ve delicioso, la seguí desde tu departamento hasta acá, al parecer va al supermercado. Deberías de ver la cara de todos los cabrones que la voltean a ver. Y no es para menos. Trae esos shorts transparentes y apretaditos, casi puedo verle las arrrugas de su ano, y a eso súmale su colita sudada, ¿viene del gimnasio no?

-No se te ocurra acercarte a ella hijo de tu puta madre.

-Tranquilo mi Sebas. Yo solo voy a saludarla como el buen caballero que soy... y por lo mismo, también pienso meterle un dedo en el culo, aquí en público. Seguro lo trae bien rico.

-Ya te dije que la dejes en paz, cabrón. Como sea no te va a pelar.

-¿Quieres apostar? Es más, para dejarnos de mamadas, voy a dejar la llamada corriendo y me pondré el cel en la bolsa de la camisa para que escuches todo lo qué pasa.

En ese momento me quede inmóvil. No sabía qué decir ni qué hacer. Así que lo único que me quedo, fue esperar. Al final, confié mucho en Ana y su fidelidad.

Voz de Javier - Hola Anita, buenos días, qué bella te ves hoy y ese culo espectacular como siempre.

Voz de Ana -¿Qué te pasa Javier? No tienes derecho a hablarme así. Déjame en paz.

Javier -Relájate corazón. Discúlpame pero te vi de lejos y no pude resistirme. Necesitaba saludarte y de paso decirte que te extraño, no he dejado de pensar en ti ni en tu colita. Seguro ahorita la traes como me gusta. Y digo, que no se te olvide que hace unos días te hice mi puta. Mi verga estuvo dentro de tu ano mientras te retorcías de placer. Y qué decir de lo que te hice en mi depa. ¿O ya se te olvidó?

Ana -Es la última vez que te pido que me dejes en paz. Si no te vas ahorita mismo le hablo a un policía.

-Javier - No me voy a ir, ni le vas a hablar a nadie. Tu esposo no está en Ciudad, lo vi salir muy temprano. Así que tenemos todo el día para estar juntos. Te voy a acompañar a hacer tus compras, de ahí nos vamos a tu casa y te voy a lamer el culo hasta que me canse. Después te voy a poner en cuatro y te daré una sorpresa como la de aquel día en mi departamento ok.

Después de eso, escuché un beso apasionado, lleno de saliva, y la voz de Ana diciendo

-No me hagas esto, Javier, por favor. Sabes que me vuelves loca, sabes que soy tuya, pero no podemos estar juntos.

-Claro que podemos Anita, tu esposo no está y no tiene por qué enterarse. Tú debes estar disponible para mí, siempre. Quiero reventarte a cogidas cuando yo quiera. Quiero olerte ese culo y quiero atravesarlo hasta que me exprima la verga.

-Javier, muero de ganas de sentir tu pitote rompiéndome la cola de nuevo, que me llenes de leche, que me trates como tu puta, quiero ser tu perra toda mi vida. Por favor que no se entere Sebastian, es lo único que te pido.

-Así me gusta Anita, que seas honesta y que sepas que eres mi puta, solo mía. Y no, Sebastian no se va a enterar.

Pero quiero que hagamos esto más interesante. El día de hoy te vas a comportar como si fueras mi mujer, vas a decir que sí a todo lo que te pida ok.Y si te preguntan, yo soy tu macho y tu mi mujer, mi perra.

-Ok Javier, yo soy tuya.

-Pues empecemos. Mira, mientras caminamos juntos, voy a meterte un dedo en el culo, por lo que veo lo traes un poco sudadito, como me gusta; también así será más fácil. Tú vete adelantando, quiero verte la cola un ratito antes de empezar. Párala mucho, sobre todo cuando veas hombres, quiero verles la cara mientras meneas esas nalgas.

Al parecer, Ana se adelantó y Javier tomó el móvil nuevamente.

-¿Qué te precio Sebastian?

Tú tan lejos y yo a punto meterle la verga a tu esposa otra vez. ¿Escuchaste todo verdad? En un ratito voy a estar lamiéndole el ano en tu cama, si quieres puedo decirte a que sabe, o mejor, a qué huele. Porque sabemos que el culo de Ana huele delicioso. Se me hace agua la boca y se me pone tiesa la verga de pensar en todas las porquerías que le haré.

En ese momento estaba envuelto en mi rabia.

-Te voy a matar hijo de tu puta madre, te voy a arrancar los huevos.

-Tranquilo Sebastian, entre más amenazas me lances, más duro me voy a coger a tu esposa. Al punto que quiera divorciarte de ti por no saber cogerla.

Esta vez te voy a enseñar lo que ella no quiso mostrarte aquella vez, vas a ver todo en vivo, vas a ver de lo que es capaz de hacer. Ella es una puta de película, lastima que no sepas sacarle provecho. Pero ya no pienso escucharte. Te voy a colgar para poder hacer una videollamada contigo y que puedas ver todo lo que pasa. Adiós.

Colgó y me quede lleno de cólera, leo pegue a todo lo que pude. Aventé mis cosas y grité con mucho coraje.

Enseguida entro la videollamada, me senté en la cama... no pude ver el rostro de Javier pero si el culo de Ana a lo lejos.

Javier se acercó a ella, y le frotó las nalgas mientras escuché un beso. La cámara solo enfocaba a su culo pero podía escuchar todo.

-¿Anita, por qué estás casada con el pendejo de Sebastian?

-No lo sé, no quiero hablar de eso. Mejor dime qué quieres que lleve para comer.

-Yo solo quiero comerte la colita. Así como la traes, sin bañarte pero con la ropa que más le gusta a tu esposo, seguro tienes algo que solo usas con él.

-Eres un cerdo, pero hoy tú mandas, Javier.

-Pues entonces ven, pégate más a mi. Voy a tomarte de la cintura y voy a bajar poco a poco mi mano. La meteré dentro de tu ropita hasta tocarte el culo.

De repente todo se volvió oscuro en la transmisión pero escuché la respiración agitada de Ana acompañada de un suspiro y enseguida la voz de Javier.

-Shh tranquila Anita. Ya está la punta de mi dedo en tu ano. Voy a masajearlo poquito.

-Nos van a ver, no me hagas esto Javier, tengo la colita sudada y me da pena.

-A mi me vuelve loco, así que cállate y no te pongas dura.

-aaaah

Escuché un quejido de Ana y su respiración agitada a más no poder

-Nombre Anita, que apretadito tienes el culo, por eso me gusta tanto. Sigue caminando pero para más la colita.

-Ya sácamelo Javier. Nos van a ver. Mira ahí hay gente. Y los vecinos vienes aquí a comprar, nos pueden ver.

-Ja, relájate, hasta estás temblando. Me encanta tener poder sobre ti. En este momento podría exhibirte, imagina a toda esta gente viendo como abuso de ti.

Me encanta sacar lo peor de ti... Tu marido de viaje y tú aquí, en medio del súper con mi dedo atravesándote el ano.

Sigue caminando.

-Mmm. Ya lo metiste, ya muévelo, hazme algo.

-No. Todavía no, ahorita te voy a meter el pulgar.

-Ya Javier, apúrate.

-¿te gusta?

-Me encanta todo lo que me haces.

Ahh ahh ahh ahh ahh

Decía Ana con voz baja

-Aquí hay más gente, ya lo voy a sacar pero despacio, y quiero que lo lamas todo .

-No Javier, no me lo saques. Si lo chupo completito. Pero no me lo saques.

-Cállate, yo mando ok. Te voy a tomar una foto, quiero guardar este momento.

Nuevamente apareció la imagen y vi la cara de Ana, completamente extasiada y también vi cómo lentamente lamía el dedo de Javier con el sabor a su culo.

-Eso pequeña, así. Comételo todo.

Al terminar se besaron y Javier comentó.

Ahora voy a la farmacia, Anita, apúrate y ve por un racimo de plátanos.

Se acercó el teléfono al rostro y me dijo.

-Es toda una puta, no puedes negarlo Sebastian. Pero bueno me tengo que ir. Pero no te preocupes. Llegando a tu depa te hago otra videollamada.

Mi enojo se había convertido en excitación aunque me sentía confundido. No podía creer que Ana fuera tan fácil, ni que estuviera a la disposición de Javier, no entendía qué era lo que él había provocado en ella, que la había convertido en su puta, algo que yo nunca había podido.

Pasaron muchos minutos, antes de que Javier me contactara, me sentía muy ansioso. Estaba estresado y a la vez deseando ver a mi esposa siendo embestida por Javier.

De pronto entro nuevamente una videollamada. Era Javier.

-Hola Sebastian. Tu esposa se está cambiando, voy a dejar mi móvil aquí para que puedas ver todo. No tiene volumen, eso ya lo sabes, no voy a permitir que te escuche. Así que tú solo disfruta.

Al fin, va a salir con la ropa que te gusta, tu favorita.

Se alejó y quedó la imagen de mi habitación enfocando a la cama. Entraba  la luz del medio día y por lo que veía, el móvil estaba en un mueble junto a la cama. Daba el ángulo perfecto para verlo todo.

Aprecio Ana. Con la lencería que le había regalado hace unos meses y la cual le pedí que solo usara cuando cogiéramos, pues era mía y me fascinaba como se le veía.

De verdad no podría creer lo que estaba viendo. No daba crédito a su traición. En ese momento yo no existía para Ana, mi Ana.

Caminó lentamente hacia Javier y dijo.

-Me quede justo como me lo pediste, sin bañarme. Sigo sin entender por qué eso te excita pero qué más da. Aquí estoy, con la colita sudada. ¿Qué piensas hacerme?

Le dió la espalda a Javier, se inclinó en la cama poniendo la rodilla izquierda primero sobre el colchón, parando el culo para después subir la otra rodilla apoyándose en la cama.

Ella estaba en 4, meneando la cadera lentamente. Javier solo sonreía mientras se sobaba la verga.

Se acercó a Ana y olió aquel pedazo de rabo. Dio un suspiro y volvió a olfatear sobre su ropa interior. Después hizo a un lado su pantie y dejó expuesto aquel agujero que minutos antes había perforado en el supermercado.

-Jamas había viento algo tan hermoso, podría oler tu culo todos los días Anita. Te huele delicioso.

Se bajo el pantalón y enseño aquel tremendo vergón que volvía loca a mi mujer... ahora su mujer.

Frotó la punta sobre su ano mientras Ana se se mordía los labios.

-¿La quieres dentro?

-Sí papi, métela con cuidado

-Primero te tengo que preparar, no quiero lastimarte antes de empezar.

Así parado, dejó caer una línea de saliva directa en su ano, para después untarla con su pulgar. Masajeando lentamente su culo. Se agachó y comenzó a lamerlo, lengüetazo a lengüetazo. La cara de Ana mostraba el nivel de éxtasis que tenía.

Javier repetía constantemente lo rico que estaba aquel culazo y que el aroma que tenía lo hacía más atractivo.

Después de varios minutos se levantó y saco de su chamarra un lubricante, al parecer lo había comprado en la farmacia.

-Mira Anita. Hoy no quiero que me la mames, compre este lubricante porque te tengo una sorpresa. Pero primero lo pienso untar en mi pito, para que te entre rápido y sin dolor.

Destapó él lubricante y comenzó a chorrearlo sobre su verga mientras con la otra mano, lo untaba para dejarlo completamente cubierto.

Terminó, dejo el lubricante a un lado y se acercó al celular. Lo tomó y le dijo a Ana.

-Lo que te pienso hacer hoy, debe quedar documentado. Solo yo voy a verlo cada que se me antoje o cada que se te olvide que eres mi puta.

-Lo que tú digas, Javi.

Ana no tenía idea que no estaba grabando, yo estaba del otro lado del teléfono viendo cómo mi esposa se convertía en la puta de Javier.

Javier enfocó en culo de Ana, centrado, su ano bien abierto entre aquel par de nalgas gordas.

En la toma salió la verga de Javier quien la sostenía con la otra mano y la frotaba.

-Prepárate putita. Mi verga te ha extrañado y no tendré piedad. Te voy a destrozar el culo como nadie. Cuando termine vas a terminar con el ano hinchado como la última vez. Cuando me venga, quiero que aprietes lo más que puedas para retener mi leche. Quiero grabar el momento exacto en el que no aguantes más y la expulses.

-Ya cógeme, Javier. Mi colita no aguanta un segundo más sin tu verga. Ya reviéntame. Te lo suplico.

Acercó su verga a la entrada del culo de Ana, a ese culo que jure que me pertenecía. Y entonces pasó, Javier me estaba demostrando que ese culo era de él. Centímetro a centímetro empezó a clavarla. Yo podía ver perfectamente cómo su ano empezaba a abrirse, mientras ella gemía.

-ahh, ahh, ahh, ay papi.

Y así Javier la ensartó. Hasta el fondo. Ana con el culo levantado, quieta para no arruinar el momento. Y Javier grabando mostrándome como esa verga estás atravesando a Ana.

-No te muevas Ana. Quédate quieta. Quiero que sientas el tamaño de mi verga.

Javier grababa todos los detalles, hasta el rostro de Ana.

-Ana tenía la boca abierta y los ojos en blanco. Respiraba por la boca en pequeños lapsos. Estaba completamente perdida.

Yo estaba completamente extasiado, me saqué la verga y empece a masturbarme.

Javier empezó a sacar su verga mientras Ana doblaba las piernas.

-Ya no aguanto aaaaaaaaah me estás matando.

-Te encanta mi verga, tu cola me lo está diciendo

-Me mmmm encanta, me fascina, me vuelve puta, tu verga me convierte en una putaaaaaaaa, papi. Soy tu putaaaaaaa

-Javier la envestía cada vez más fuerte, le apretaba la cola, le daba nalgadas durísimo, tanto que se marcaba la mano en el culote de mi mujer.

-Aaaaaah, Aaaaaay, dame más, papi.

Javier bajo la intensidad y comentó

-Eres mi puta, Ana, y por eso quiero que le hables a tu esposo. Pero no le llames al móvil. Llámalo al teléfono del hotel. Quiero que hables con él mientras te cojo.

-No, Javier, no seas así, aaah. Se va dar cuenta, se va a enterar.

-¡No me importa, perra. Hazlo o me largo!

-No papi, no. Lo hago, no me la saques, lo hago.

Vi a Ana tomar su móvil y marcar al teléfono del hotel, pidiendo comunicarse a mi habitación.

Javier en ese momento le dijo que quería que me dijera lo mucho que me amaba y que me extrañaba.

Por fin. Sonó mi teléfono. No podía creerlo, estaba excitado a más no poder, mi odio se volvió placer, así que mientras en mi móvil veía en culo de mi esposa perforado por la verga de Javier, en el teléfono del hotel escuché a Ana.

-Bueno

-Mmm Holaah mi amor, ¿cómo estás?

-Hola Ana, estoy bien, dime ¿qué pasa?

Te escucho algo agitada.

-No es nadaah amor, estoy haciendo una nueva rutinaaah de ejercicio y  estoy cansadaaah

-¿ah sí? ¿Y cómo se llama esa rutina?

-Se llama La Revienta Anos

En eso momento quedé sorprendido y desconcertado por la respuesta

-¿Qué dijiste?

-La revienta anos amor.

En la pantalla vi como Javier se la metió durísimo y la dejo clavada.

Ana volteó a ver a la cámara y con el teléfono en la mano me dijo.

-Me debías una fantasía, y me la estoy cobrando mi amor. Quiero que veas cómo me parten el culo sin que puedas evitarlo.

El aire se me fue. No sabía qué hacer, mi esposa había planeado todo y yo caí como un imbécil.

Colgó el teléfono y habló conmigo desde el móvil de Javier.

Javier comenzó a sacar su verga y a meterla. Un va y ven intenso, enfocando el ano de mi esposa. Podía ver cómo se botaba cuando sacaba su pito de aquel culo.

Después enfocó el rostro de Ana completamente perdida en placer.

-Mira cómo la tengo Sebastian, completamente rendida ante mi verga.

-Perdóname amor. No pude resistirme. Te prometí algo y no lo cumplí, pero mi cola necesitaba esto. Necesitaba sentir esta verga tan grande.

Yo estaba también ido en placer. Estaba siendo parte de la fantasía de Ana y eso me puso al 1000. No dejaba de masturbarme viendo como penetraban a mi mujer.

Javier acercó un plátano al culo de Ana

-Ahora sí mi Sebas, viene lo bueno. Viene tu sorpresa.

Esto es lo que le hice a tu esposa aquella vez y que no pudiste ver.

Ana volteó a ver a Javier y le dijo que la besara, él se acercó y la besó.

Regresó a su posición y vi que pelaba el plátano lentamente. Era un plátano enorme. Lo dejo limpio y lo recargo justo en medio del culo de Ana.

-Ya házmelo, Amor.

-Tranquila princesa. Ya voy. Solo quiero que tú esposo vea a detalle todo lo que te haré.

Tomo el lubricarte nuevamente y empezó a chorrearlo en el plátano.

-Para que veas lo puta que es mi mujer.

Digo, tú mujer jaja

-Yo soy tu mujer Sebastian, pero mi culo tiene otro dueño. Alguien que lo trata como se deb....

No terminó de decir la frase cuando Javier , sin avisar, introdujo la punta del plátano en el culo de Ana.

-aaah Javi, qué rico.

Javier lo empujó lentamente y casi completo, dejando la punta contraria de fuera, apenas asomándose.

Ana estaba inmóvil, quieta pero jadeando.

Javier lubricó su verga nuevamente, la empapó, acercó su la punta al culo de Ana y con ella empezó a meter lo que le faltaba del plátano, para después dar paso a su miembro.

No podía creer lo que estaba viendo.

Mi mujer se había tragado el equivalente a 2 vergas por el ano.

Cuando Javier terminó de meter su verga, pude ver cómo salía el puré de plátano del culo de Ana, se lo había retacado y no le cabía más. Desbordaba todo el relleno.

Comenzó a cogerla salvajemente,

escuchaba cómo chocaban sus nalgas con el cuerpo de Javier mientras el puré cubría la verga de él.

-ay así así así así Javier

-Qué rico coges mi niña, eres la más puta

-Soy tu puta Javi y mi esposo lo sabe.

-Tú esposo es un pendejo, y soy tu macho.

-ay si papi sí.

Cada envestida hacía vibrar las nalgas de Ana, el culo ya lo tenía rojo, completamente abierto y lleno de sudor.

-Ya voy a terminar Ana aguanta un poco más.

-Ya acaba papi, quiero tu semen, queiro tu verga llenándome de leche, ya vacíala en este culo

Entonces Javier la clavó hasta el fondo y se quedó tieso, sacando todo el semen que pudo para llenar el culo de mi mujer. Lo dejo vacío, seco.

-Ahhhhh

Después de varios gemidos, sacó su verga lentamente y le dijo,

-Ya sabes Anita, aprieta y aguanta lo más que puedas.

Alejó su verga y enfocó el ano.

Pasaron unos segundos y Ana dijo

-Ya no puedo Javi, ya déjame sacarlo.

-Adelante perrita, y tú Sebas, no te pierdas esto.

Abrió lentamente el ano y salió un chorro de semen acompañado de puré de plátano. Escurría de una manera espectacular.

Al sacarlo todo, Javier con dos de sus dedos tomó esa mezcla y la llevo directamente a la boca de Ana quien los limpio a lengüetazos.

-mmmm qué rico Javi.

-Que no te quede nada, comételo todo.

-Hasta aquí llegaste Sebas. Pero no te vayas qué hay más sorpresas, ahora sólo queremos dormir para tomar fuerzas.

Y colgó.

Continuará...

Ana y yo queremos agradecerles por todos sus correos.

Tanto ella como yo, los leemos todos y tratamos de responder lo antes posible.