Amparo y la humillación (3)
Perdonad el retraso.He estado unos días sin ordenador.Continúo sin ser partidaria de limitar el morbo de la humilación en estos relatos con un resumen.Baste decir que en el presente,el marido desciende al infierno de la humilación,de la mano de su diabólica esposa.
De allí fueron a un motel. Como de costumbre, Amparo entregó su D. N. I. en recepción y pagó. Le gustaba la sensación de pagar para acostarse con un chico. No era exactamente como pagar un gigoló, pero sentía un morbo exquisito al pensar que, de alguna manera, tenía que pagar para con un chico, joven y guapo. Como de costumbre igualmente, Sergio permaneció esperando en el coche, para evitar que la vieran con un menor y arriesgarse a que avisaran a la policía. El chico se tumbó en la cama una vez en la habitación. Desabrochando el pantalón, saco fuera de este su pene, empuñándolo apuntando al techo.
-Vamos zorra;besa el cetro de tu señor.
Amparo se tumbó junto a él sonriente, acercando su cara a la olorosa polla. No era un miembro limpio y aseado. A Sergio le gustaba que oliese y fuese ella quien la limpiase con su boca, y a ella le encantaba hacerlo. Era una demostración deliciosa de sumisión. El chico retiró su mano, y la de ella la reemplazó. Tirando hacia abajó, liberó el brillante capullo. Bajo él, lucía el blanco "requesón", como Torrente lo llamara en su película. Un olor aún más fuerte llegó a sus fosas nasales, embriagándola. Aspiró profundamente, deleitándose con el aroma de su macho. Después, lamió, se introdujo el miembro en la boca, degustando tal manjar que el morbo convertía en delicioso, aunque en realidad, era algo bastante insípido en cuanto a sabor propiamente dicho, salvo el residual y ligeramente irritante que dejaba en el paladar. Miraba a sus ojos mientras mamaba y adoraba!Qué guapo era¡Amparo sentía pasión por la juventud. Era una mujer de ideas claras al respecto. A ella le gustaba que sus amantes fueran muy jóvenes. Normalmente por encima de los 15 años de Sergio, pero en una franja comprendida normalmente entre los 17/23 años más o menos. Mayores, comenzaban a perder definitivamente ese encanto especial de la pubertad, para comenzar a madurar odiosamente. Amparo los prefería jóvenes, rubios de ojos claros, y mejor que pecaran de falta que de sobra en edad. Siu ciertamente un chico por debajo de los 17, e incluso muchos en esa edad, solían mostrar un rostro demasiado aniñado aún para ella, lo compensaba con el morbo que ofrecía. En cuanto a mujeres, era más drástrica aún. En ellas, el exceso de juventud que podía restar algo de encanto al varón al desequilibrar la balanza que sopesaba juventud y virilidad, significaba un atractivo añadido, y sus preferencias iban indudablemente hacia jovencitas de 17 para abajo. No tenía prejuicios, y sabía que ninguna mujer mayor de veintipocos, lo que la incluía a ella, podía competir con una joven belleza entre 14/18. Y le encantaba que fuera así. Le encantaba que la hicieran sentir inferior sexualmente.
Durante un rato, besó y mamó con placer, hasta que su muy amado chulo le ordenó montar sobre él y cabalgarlo. Colocándose de rodillas, una pierna a cada lado de su cuerpo, comenzó a desabrochar los botones de su vestido. Uno a uno, lentamente. . . mientras sostenía su mirada y sonreía lascivamente. Agarrándo aquel rabo adolescente por el cual suspiraba, apuntó con él a su vagina, dejándose caer suavemente, suspirando a medida que sentía como la iba llenando con su carnal dureza. Una primera oleada de placer llegó a sus terminaciones nerviosas con la penetración. Comenzó entonces una suave cabalgada, procurando que sus melones se mecieran morbosamente con el vaiven.
-¿Habeis decidido ya que hareis en Nochebuena?
-Iremos al chalet de la montaña finalmente, a pasar las fiestas.
-Genial. Me gusta que me obedezcas. -Sergio le había ordenado que convenciera a su marido de ello, haciendo incluso que le llevara allí para conocer el camino. -Lo haremos como te dije.
-Siii. . . -suspiró Amparo con los ojos cerrados, sintiendo como el placer comenzaba a llegar con el morbo al pensar en todo ello. Sergio tomó sus tetas en las manos, comenzando un suave masaje. Empezando a perder el control, comenzó a acelerar sus movimientos.
-Llegaré "invitado" por ti a pasar unos días. Dirás que voy algo retrasado en clase, y así aprovechas para repasar conmigo¿Recuerdas?
-¿Cómo voy a olvidarlo, mi amor?Mi chulo. . .
-Follaremos en las mismas narices de tu marido.
-Siiiii. . .
-Le haremos un perfecto cornudo.
-Siiiiiiiiiiii. . . .
-El mayor cornudo de España.
-¡!!SÍ¡¡¡!!!SÍ. . . OH Sí¡¡¡¡
Amparo gritaba fuera de sí, cabalgando ya como una loca. Sergio soltó sus tetas que bailaban frenéticamente. Ella le miraba a los ojos, y sentía aumentar el caudal de su íntimo manantial, crecido ante la lujuriosa mirada del chico fija en aquellos melones saltando. Este, agarrándolos de nuevo, se corrió. Fue un orgasmo simultáneo, escandaloso por la banda sonora de gritos y jadeos que le acompañó.
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Amparo había salido de compras para la Navidad con su hija, Natalia. Faltaban dos días para Nochebuena, y tenían intención de salir con todo comprado para el pueblo. Una y otra vez, daba vueltas a la idea de cómo sería todo. Rodrigo ya andaba al tanto de la verdadera naturaleza de su madre, pero no Natalia, ni mucho menos Juan, su marido. Viajaban en el autobús, en la parte de atrás, con las bolsas, de pie. No estaba lleno, pero si había bastante gente. Ellas ocupaban la esquina posterior. Amparo frente al cristal, Natalia frente a ella, apoyada en este.
-No me parece una gran idea que venga Sergio.
. ¿Por qué?Es un buen chico, y está pasando por algunas dificultades en el instituto. Es muy inteligente, pero su atención se distrae fácilmente. Debes entender que, si tú o tu hermano pasarais por una situación similar, a mí me agradaría saber que hay un profesor dispuesto a dedicaros parte del tiempo de sus vacaciones.
-Ya. . .
-Además, es un chico guapísimo-sonrió Amparo. -¿O me vas a decir que no lo has notado?
-¿Cómo no notarlo?Todas las chicas de mi clase están locas por él.
Amparo sonrió con dulzura. A pesar de que amaba a sus dos hijos por igual, (sí, también a Rodrigo, precisamente por eso disfrutaba humillándolo), Natalia era la niña de sus ojos. En ella se veía a si misma, quizá aún mas guapa, aún en ciernes.
-¿Incluída tú?
-¿Tú que piensas?!Pues claro¡!Está buenísimo¡Por eso mismo lo digo;voy a estar supernerviosa con él cerca.
-Bueno, quizá se te insinúe.
-No, fastidies. . . !ojalá¡
Amparo sonrió de nuevo.
-Veremos que podemos hacer.
Fue entonces cuando sintió una mano en su culo, y sintió una oleada de emociones mezclarse en su cerebro, sin posibilidad de identificación. Vestía no excesivamente sexy, aunque sexy al fion y al cabo. Las órdenes explícitas de Sergio habían dejado claro que siempre sería así. Una blusa blanca ajustada como era casi obligatorio igualmente. le cubría por llamarlo de alguna manera su toros, mientras que una larga y estrecha falda vaquera enfundaba su tren inferior, enmarcando provocativamente sus estupendos glúteos. Su trasero era algo que levantaba oledas de pasión en los machos, compitiendo con sus tetas, con las cuales empataba a puntos. Alguien finalmente, no había resistido su visión. Era algo frecuente que ocurriera, pero nuca lo había hecho en presencia de Natalia, Juan o Rodrigo, aunque este último ya había visto las tetas de su madre siendo sobadas en clase por un compañero suyo, con toda la humillación que ello conllevaba. En la discoteca, Natalia había decidio no mirar el día anterior, cuando su madre bailaba con un chico en una especie de streptease picante. Además, aquello era una especie de broma ida algo m, as lejos, pero nada más.
Pero ahora, un hombre tocaba el culo de su madre delante de ella. No se había percatado de nada, pues lo hacía desde atrás. Pero las órdenes de Sergio eran claras:cuando un hombre te meta mano, sea quiemn sea, donde sea, y delante de quien sea, no pondrás objeciones. Le harás saber lo que te agrada que lo haga, y le animarás a continuar. Su hija estaba delante. Si así lo hacía, obviamente se daría cuenta. Pero no había lugar a la duda. De ninguna manera estaba dispuesta a desobedecer a su amo y señor. Podría haberlo hecho entonces y nadie se hubiera enterado. Pero ella se hubiera sentido m, al copn ella misma. Él la estaba llevando a un mundo de placer y morbo que solo había soñado, y el viaje allí solo era posible si se aceptaban todas las consecuencias. Amaba a su hija, pero por encima de todo y de todos, amaba a su chulo. Ladeando la cabeza, miró al hombre que había tocado su culo, retirando la mano enseguida. Se trataba de alguien entrado en la cuarentena, de aspecto anónimo. En un momento en que le devolvió momentáneamente la mirada, le sonrió pícaramente.
-Buenos días caballero. Más ahora, gracias a usted. Espero que me lo haga aún mas feliz. -Y le guiño un ojo.
Natalia no entendía de que iba la cosa, mientrtas que el hombre intentaba asimilarlo¿Le había dado su visto bueno para meterle mano?!Imposible¡. Volvió a mirarle y sonreírle.
-Parece que lo bueno se hace esperar¿eh?
Tímidamente, volvió a colocar la mano en su culo, como probando. Amparo sonrío complacida.
-Veo que sabe complacer a una dama. Encantada de conocerle. Amparo, para servirle. -Las palabras sonaban con rintintín. El hombre entonces colocó ambas manos en el soberbio pandero, sobándolo a gusto, empujando el vientre de ella hacia delante. Una risita salió de Amparo. Natalia empezaba a darse cuenta de lo que ocurría. Pronto aquel, envalentonado, pasó sus manos adelante, a su cintura. Viendo que ella no las paraba, las colocó sobre sus enormes tetas, sobándolas con avaricia. Ella levantó las manos para agarrarse al pasamanos, facilitando así la tarea. Miraba al hombre y le sonreía. Natalia alucinaba. Por su posición, nadie se daba cuenta.
-La siguiente s la nuestra. -seoyó una voz de mujer, y el hombre retiró sus manos al instante.
Durante el resto del viaje, no comentaron nada al respecto. Tampoco luego en casa.
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El timbre sonó en la casa de la montaña. Se tratraba de un chalet allá arriba en el monte, , a 1/5 o 2 del pueblo mas cercano. Algo con buen gusto, como todo lo elegido por Amparo. Su marido, un profesional de la seguridad con una empresa exitosa, había hecho posible el comprarlo.
-Debe ser él-dijo Amparo levantándose. Esperaban a Sergio, de no muy buen grado los varones, extrañamente silenciosa desde el día anterior Natalia. Ella sin embargo, lucía sonriente. Y sonriente abrió la puerta, para encontrase una sorpresa;había esperado ver llegar a Sergio con sus padres, pero en lugar de estos, dos jévenes de unos 20 años, capaces de quitar el hipo a la más templada, le acompañaban. Uno rubio con el pelo largo y lacio, bastante parecido a él. Unos increíbles ojazos azules brillaban en su cara. El otro, un chico moreno no tan guapo(no en balde Amparo sentía debilidad por el tipo rubio nórdico), pero un bomboncito también, innegablemente. Ambos vestían de etiqueta por la ocasión. Estaban para comérselos. A Amparo la perdían los chicos guapos vestidos impecablemente de franela, con chaqueta y corbata. Les daba un aire de distinción que ninguna otra indumentaria alcanzaba, pareciéndole irresistibles.
-Hola Amparo. Es mi hermano y un amigo suyo.
-¡Hola¡Pasad, pasad.
Amparo no puido evitar una sonrisa lascivia al admirar aquellos dos culos al pasar ante ella. Firmes, prietos en su funda e tela vaquera!Que delicia¡Si algo podía hacer perder la cabeza a Amoparo, eran unos hermosos ojos azules y un bonito culo, por ese orden.
Como bien había imaginado Sergio, a Amparo comenzó a caérsele la baba al ver a Francisco, que así se llamaba el hermano. Este por su parte, se había quedado con cara de tonto al ver las tetas de la anfitriona, como su amigo. Elegantemente vestida con una blusa negra y falda del mismo color, larga y entallada, había esperado a su amor, y ahora seducía a sus acompañantes. Estos se ofrecieron a irse pronto, pero ella insistió en que se quedasen a cenar. Aceptaron, y tras ellos, quedaron en el salón, tomando unas copas y dulces navideños. Amparo se sentó en el sofá junto a su marido. Sus piernas recogidas sobre el mueble y ligeramente recostada sobre aquel. La estrechez e la falda no había hecho sencillo el llevarlas allí, pero así estaba más cómoda ahora. Semiflexionadas, hacían recogerse un poco la prenda, dejando ver sus pantorrilas. Arriba, sus tetas lucías tan espectaculares como siempre, asomadas al generoso, escote que dejaba su blusa. Charlaban agradablemente, y ella sonreía con pidardía a Francisco, cuando nadie se percataba. Este captó enseguida. Era un chico acostumbrado atriunfar entre las féminas. Sus inceribles ojazos hacía que cayeran rendias a sus pies, y era amplia su experiencia. No hacía falta mucho para que se notara cuando gustaba a una mujer. En realidad, podía contar con las manos las que no se derretían ante él.
Amparo se encargó de servir las bebidas y, en cada ocasión, delas ingeniaba para coquetear con Francisco, Sergio, y el otro chico, aunque en menor medida con este. Cuando se agachaba a servirles, procuraba hacerlo desde un lateral, de modo que sus tetas quedasen casi ante sus narices. Cuando
Pero lo realmente espectacular, eran sus movimientos en sí. Su ropa tan fhasion, parecía diseñada para convertirla en una diosa erótica. Cada uno de los pliegues al andar acompañaba su gracia innata, la sensual cadencia de sus caderas al andar, el grabo de su culo al moverse.
De vuelta en el sofá, en una de las cosasiones en que sus miradas se encontraron, Francisco le mandó un beso. devolvió, acariciándose una teta con disimulo.
-Buero, hemos de salir-informó el otro chico, que era el dueño del coche.
-De ninguna manera, -contrarió ella. -Habeis bebido, y no es cosa de conducir asi¿Verdad cariño?
-La verdad es que. . .
-Quedaos a dormir aquí. Hay una habitación de sobra. Eso sí, cama nó.
-No te preocupes-intervino. Sergio. -Gregorio y mi hermano siempre llevan un par de sacos de dormir en el coche.
_!Fantástico¡Propongo que, si no teneis nada encontra, paseis aquí unos días con nosotros. Sois unos chicos simpatiquísimos, y de una conversación muy interesante.
Nadie consultó si los demás estaban de acuerdo. Parecía que Amparo había tomado la decisión por todos los miembros de su familia.
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-"Teneis una conversación muy interesante"-parafraseó Francisco con rintintín, provocando la risa de los muchachos. -¡Un buen rabo es lo que quiere esa¡
-¡Ja, ja, ja.
-¡No veas que tetas tiene¡!Está buenísima la cabrona¡!vaya con tu profesora de matemáticas¡
-Ya te dije.
-¿Sabes si folla?-intervino Gregorio
-¡Claro que folla¡Ha estado provocándome toda la noche-contestó Francisco. -Para eso nos pidió que nos quedásemos¿Habeis visto la cara de tonto que tiene el marido?
-¡Ja, ja, ja¡
-¡Ja, ja, ja¡
-Tiene que llevar cuernos hasta en el carnet de identidad.
-¡Ese no se entera de nada!!Ja, ja, ja¡Me voy a follar a su mujer por todos sus agujeros.
-Vamos los tres juntos. -propuso Sergio, que nada había dicho de su relación con su bella profesora.
-¿Hace?
-¡Venga¡-se apuntó Gregorio.
-Por cierto. . . la hija esta buenísima también.
-¡Ja, ja, ja¡!No te pases ramiro¡!Que es una niña para ti¡. -bromeó Gregorio.
-¡Tú de que vas¡Hay modelos que empiezan a los 13 años¿Qué edad tiene Sergio?
-13.
-Pues ya está lista para follar.
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Al día siguiente, Amparo salió al jardín al levantarse. Le gustaba hacerlo para respirar el aire puro de la montaña. Allí afuera, Gregorio y Francisco, en pantalón corto, sin camiseta, boxeaban haciendo guantes. Amparo sintió un acceso e placer en su intimidad, humedeciéndose esta al contemplar los torsos desnudos. Parecía tratarse un homenaje a la perfección masculina. Sintió un escalofrío de placer recorrer su cuerpo al admirar los firmes músculos, brillantes por el sudor, , esforzándose. . . aquella estrecha cintura, a partir de la cual se abrían unas dorsales en "V", aquellos firmes abdominales simn un gramo de grasa, contrayéndose y relajándose caul adorable acordeón carnal. . aquellos fuertes brazos. . . los jadeos venían a seduicirla aún más. Encontraba el boxeo un deporte tremendamente viril. Había algo sexy, tremendamente sexy en ver a dos hombres peleando, más si estos resltuaban ser un homenaje a la belleza masculina.
Pronto ellos también se precataron de su presencia. La miraron de arriba abajo. Vestía su ropa de cama. Un pantaloncito y una camisetita de tirantes de seda rosa, que cubría morbosamente sus enormes tetas,
-Hola, guapísima. -saludó Gregorio.
-Hola-añadió Francisco. -
-Hola. -contestó ella con simpatía. -¿Dormisteis bien?
-De fábula. Y soñamos de fábula también.
-¿Con los angelitos?-. preguntó con un deje de falsa ingenuidad
-¡Que va¡Yo tuve pesadillas. Soñaba con una bella y sexual diablesa, voraz e insaciable!Buuufff¡Era terrible.
Amparo sonrió coqueta.
-¿Y tú?¿Soñaste con los angelitos, o con demonios?
Juan salió entonces.
-Buenos días.
-Buenos días caballero.
Amparo pasó junto a ellos, dirigiéndoles una mirada cargada de picardía.
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Por la tarde, Juan y los chicos bajaron al pueblo, dejándolos solos. Rodrigo se había opuesto, sabiendo que su madre no dejaría pasar la oportunidad para follar con su joven amor en la misma casa de su padre, pero ella supo torear sus pegas y salirse con la suya. Vestía igual que la noche anterior. Si tal atuendo había gustado tanto, ¿para que cambiarlo?Nada más salir aquellos, cerró la puerta y se dirigió a su habitación. Al pasar ante la de sus invitados, Francisco salió desde atrás, agarrando sus tetas.
-Hola zorrona.
Ella sonrió, mientras el masajeaba circularmente sus melones, que se amontonaban, sobresaliendo el canalillo por su escote.
-Me encantan tus tetas, no podía resistir más para lanzarme sobre ellas.
Amparo reía.
-Creí que nunca ibas a decidirte. Me alegro que te gusten tanto. Sóbalas cuanto quieras, son tuyas.
La hizo girar entonces, fundiéndose en un apasionado morreo. Cayeron en el sofá morreándose. El sobaba sus tetas con avaricia, mientras ella se derretía acariciando su culo con ambas manos.
-¡Me vuelves loco zorra¡
-¡Y tú a mí, cabrón¡Me mojé desde el primer momento que te ví.
-Sí, me dí cuenta. Estabas loca porque te follaral
-Siiiiiii. . . -suspiraba ella sintiendo sus tetas estrujadas.
-No veía el momento de que se fuera el imbécil de tu marido.
-¡Ja, ja, ja¡¿Acaso te preocupa ese idiota?
-¿A mí?Para nada.
-¿Entonces?¿Qué pasa?¿te cortas si él esta en casa?
Francisco escuchaba agradado del morbo de aquella mujer.
-En realidad, me encantaría que me follaras en sus narices.
-¿Qué pasa?¿Tu marido no te da caña?
-Mi marido es un imbécil¿Por qué no iba a darme caña?Simplemente me gusta más la que pueden darme otros.
-¡ja, ja, ja¡!Pero que zorra eres¡
-No lo sabes tú bien.
-Me encantas.
-Soy toda tuya. Pero no dejes de tocarme las tetas. Me estas matando de placer.
En esas estaban cuando entraron Gregorio y Sergio, que venían de jugar un partido de tenis, en la pista del chalet, encontrándose con el espectáculo. Amparo sintió una nueva opleada de placer sin llegar al orgasmo, al sentirse así exhibida en pleno adulterio, sus tetas en manos del chico.
-Vaya, bienvenidos a la fiesta-saludó con una mirada lasciva. . -¿Os apuntais?
Dicho y hecho. En un momento, Gregorio y Francisco sobaban las tetas de Amparo desde ambos lados, mientras Sergio, comenzaba a masturbar su coño, y los gemidos de ella eran apagados en las bocas de uno u otro.
-¡Vaya con la profesora de matemáticas¡-exclamó Francisco en un momento dado, mientras le daba por el culo y ella hacía una cubana a Gregorio, el peso de su torso descansando sobre el cuerpo de este.
-No soy la profesora de matemáticas. Soy la puta que da clases de matemáticas.
-¡Ja, ja, ja¡
-¿Y tu marido?
-El payaso que aguanta los cuernos que le pone la puta de su mujer?
-Y trus hijos, unos "hijos de puta"¿no?
-Los dos.
Todos rieron a coro. Amparo disfrutaba siendo vejada y humillada, y se prestaba a cualquier juego.
-¿Qué pasaría si entrase ahora tu marido?
-No lo se¿qué pasaría?
-¡ja, ja, ja¡
Risas a coro. Juan regresa del pueblo antes que los chicos, y las escucha¿Qué está ocurriendo dentro?Suena como si. . . pero bien convencido está el pobre imbécil de que eso es imposible. Sin acertar a explicarse que puede estar ocurriendo, introduce la llave en la puerta. Tan inmersos están en su vicio ellos, que no lo oyen. Se abre la puerta y. . .
-¡!!!!AMPARO. . . ¡¡¡¡¡
Su mujer está siendo enculada por Sergio, tumbados ambos sobre la alfombra, mientras mama la polla de Gregorio que le soba las tetas. A un lado, Francisco se masturba esperando su ocasión para entrar. Amparo no puede evitar orgasmar al sentirse así exhibida ante su marido, y rompe a reir en carcajadas a la vez que su vaghina se inunda con el fluido del placer, siendo imitada por los chicos.
-¡!!!Yo te mato¡¡¡-grita el cornudo haciendo amago de abalanzarse.
-¡Si das un paso te rompo la cara¡-le interrumpe ramiro. Juan duda. Es un hombre corpulento, fuerte. Más que los chicos. Pero tiene en su mente la imagen de estos boxeando esa misma mañana.
-¡Ja, ja, ja¡-rie Amparo. -Tiene de hombre lo que yo.
Le encanta ver al cornudo de su marido humillado en su virilidad ante ella. Por parte de él, su rostro se desencaja. Parece a punto de estallar.
-Ni se te ocurra-Francisco de nuevo. -Le tocas un pelo y te rompo los dientes.
Juan está confuso. No se atreve a desafiar al chico, pero es demasiada humillación. No sabe que hacer.
-¡Fuera de mi casa¡
-Ni hablar. Nos gusta tu casa. . . y tu mujer.
-Os vais o llamó a la policía.
Rompen en carcajadas escandalosas.
-¿Qué les vas a decir, cornudo mío?¿Qué te la estoy pegando y necesitas ayuda?
-¡Ja, ja, ja¡
Juan mira indignado. De repente, Francisco se abalanza sobre ello coge de la pechera y lo estampa en la pared.
-¡Mira "pringao"¡Nos vamos a follar a la zorra de tu mujer delante tuya, y tú nos vas a ayudar. Y no solo eso, sino que a partir de ahora, vas a hacer todo lo que ella te ordene sin rechistar¿Entiendes?
Juan no contesta, demasiado asustado. Francisco levanta el puño.
-¡Que si entiendes cabrón¡
-¡Sí, sí. . . ¡
Francisco sonríe.
-Eso está mejor-Y afloja su presa. -Para empezar, vete lavando los platos de la comida.
Agachando la cabeza, asiente.
Comienza entonces un baile de pollas por todos los agujeros de su amada esposa. a la que hasta hace tan poco creía fiel. Él solo puede oirlos desde la cocina. No se atreve a contrariar al violento joven
En un momento dado, aparece de nuevo en la puerta del salón, mirando con reprobación pero sin atreverse a decir nada. Tumbados sobre unos cogines en el suelo, Francisco y Sergio maman sus tetas, mientras Gregorio juega con sus dedos en su coño.
-¡Que pasa imbécil¡-le increpa Francisco. -¿No hay mas platos que fregar?
-Sí maridito mío¿no hay más platos que fregar?
Amparo rompe a reir, y Juan siente que preferiría morir a aguantar aquello. Sentado en la cocina, espera llorando en silencio, escuchando los suspiros y jadeos de su mujer y quienes la estnas follando en su presencia.
-¡Cornudo¡-le llama de momento Amparo. El no sabe que hacer.
-¡Cornudo te han llamado¡No me hagas entrar a buscarte. -Grita Gregorio. Juan sale. Ante él. , su mujer mama ansiosa la polla de Sergio. Al verle, la libera de su boca por un momento.
-Mira "amor". Mira tu mujercita, la que decía no poder recibir tu semen en la boca. Era cierto, no podía hacerlo, por asco. Pero mira como recibo el de mi verdadero amor.
Dicho esto, vuelve a la mamada, hasta que siente que el chico se va a correr. Entonces, la saca de nuevo, y recibe la corrida en cara y boca, relamiéndose golosa, llevando con sus dedos los restos de leche en su cara a su boca, sin desperdiciar una gota. Juan llora. Amparo adora beber semen. No es algo placentero por sí mismo, pero sí es algo que la hace sentirse verdaderamente como una zorra, y a ella le encanta eso. Por otra parte, el orgasmo masculino es como un premio para la mujer. Ellos no pueden fingir sus orgasmos. Pueden gozar más o menos pero, una eyaculación poderosa, en la cual los chorros de esperma salen con fuerza, habla inequívocamente de lo mucho que a disfrutado un macho. Es como el premio a un trabajo bien hecho, y como tal, la vuelve loca sentirlo estrellarse impetuoso contra su paladar. Es como la claudicación de un amante ante una mamada disfrutada plenamente, su forma de expresar cuanto ha gozado con su lengua. No comprende a aquellas mujeres que dicen sentir asco al tragar esperma, o aún al recibirlo en la cara. Para ella, siempre es una fiesta, y rechazarlo es renunciar a un morbo poderosísimo, a la vez que despreciar una forma de agradecimiento.
-¡El pobre idiota está loco por mí¡Mira "cariño"observa como tu mujercita se relame con la leche de otro. -Y pasa su lengua por sus labios, recogiendo los restos de allí.
-¡Cómele el coño¡-ordena Gregorio. El cornudo mira suplicante, lloroso, de rodillas. Gregorio lo coge del pelo y lo arrastra hasta el coño de Amparo.
-¡Que le comas el coño¡
Juan obedece, mientras ellos se burlan de él.
-¿Sabeis?Tengo ganas de mear.
-Un escalofrío le recorre el cuerpo¿Será capaz?
Poniéndose en pie, pone un pie sobre el brazo del sofá. Ni siquiera se toma la molestia de hacerlo en el aseo. Juan se acerca, pero duda en el último momento.
-No puedo hacerlo.
-Agáchate. -ordena Francisco en tono amenbazante.
-Por favor. . . -suplica él lloroso. -Por favor. . . -repite mirando a Amparo.
Rodrigo descarga entonces un golpe en su estómago, que le hace caer de rodillas. Un chorro amarillo va a dar en su cabeza, cayendo por su cara.
-Levanta la cara. -le ordenan. . Levantala o te reviento a patadas.
Obedece.
-Empieza a comerme el coño "cariñito".
Juan comienza a hacerlo, saboreando la orina que segundos antes ha salido por allí, imregnando la cueva de ella, pasando a su lengua ahora. Siente oleadas de placer invadirla ante la sensación de poder al ver al poderoso macho así sometido ante ella. Juan es un hombre de 185 ctms de altura y alrededor de 100 kgms de músculo consegudo a base de levantar pesas. Ella en cambio, es una leve ninfa a su lado. Podría destrozarla de un solo golpe. Pero resulta tumbado y humillado cuando ella emplea el poder del cual le dotó la naturaleza, un poder mucho mayor que la fuerza física;el poder del sexo. Un poder ante el cual una bella mujer puede hacer postrarse a un hombre mucho más fuerte que ella. Un poder ante el cual puede decidir postrarse ella misma ante el varón que considere merecedor de ello, como ocurre con Sergio. Con él, puede disponer de losmachos a su capricho, haciéndolos enfrentarse si lo desea, o empleándolos para servirse de su fuerza, que pasa a ser la de ella, para someter a otro. Sintiendo tal irresistibe poder, el poder de su vagina, afloja su presión y comienza a mear de nuevo. Surge un chorro abundante, estrellándose a bocajarro en la cara del cornudo humillado
-Abre la boca "payasín". -rota su voluntad, lo hace, y comienza a beber. Amparo rie mientras mea, sus amantes le acompañanm en sus carcajadas. Finalizada la meada. Amparo baja la pierna.
-Mira ahora payaso. -ordena Francisco. -Tu eres su inferior, y bebes su orina.
-¡Ja, ja, ja¡Mirad como mira. El pobre imbécil esta enamoradísimo de mí-.
Era verdad.
-Ahora vas a ver como nosotros nos meamos sobre esa mujer que tanto amas. .
Dicho esto, ella se arrodilla, y ellos se ponen frente a ella, de perfil a él. Comienzan a mear. Ella bebe ansiosa, mientras todo lo que no puede tragar cae por su barbilla sobre sus tetas, su vientre. Ellos comienzan a mover sus pollas para mojarle toda la cara y pelo. Ella cierra los ojos, para evitar que le entre orina en ellos(¿sabeis que escuece?Y mucho. Risa me dan esas fotos donde alguien recibe una lluvia dorada con los ojos abiertos y sonriente. )Se tumba boca arriba y abre su boca. Ellos mean por todo su cuerpo, pero sobre todo dentro de ella, saboreando así Amparo las tres lluvias. Ha bebido bastante orina ya de Sergio antes de hoy, y sabe por ello que no siempre sabe igual. Cuando es mas amarilla y concentrada, sabe muy mal. como amoníaco o algo parecido, y es difícil de tragar. En cambio, cuando es mas incolora y diluída su concentración de sales y demás, su sabor resulta suave y muy agradable. Hoy en cambio, se mezclan tres distintos, y fuera cual fuera el sabor, Amparo tragaría igual.
Una vez acabada la ducha, Amparo se incorporta, limpiando sus ojos. Ramiro escupe en su cara. En salivazo se desliza por su mejilla hasta sus labios. Juan la mira y ella, sosteniendio la mirada, saca la lengua y se relame, degustándolo y tragándoplo con expresión de infinito vicio y placer. Sonríe.
-Ven aquí maridito mío.
Lo abraza y besa con lengua. Le hace mamar sus tetas y chuparle el coño y ojete, todo impregnado de orines. La puerta se abre de nuevo. Entran Rodrigo y Natalia.
-¿Qué. . . está pasando aquí?-pregunta Rodrigo.
-Eres igual de idiota que tu padre-contesta Amparo. -Me están follando como el inútil de tu padre no ha sabido follarme nunca¿Pasa algo?
Rodrigo le lanza una furiosa mirada.
-Tienes dos caminos chaval-Interviene Sergio. -Te vas o te quedas, pero no molestes.
Rodrigo parece a punto de lanzarse contra él. pero es Sergio quien le da una bofetada.
-¿Qué?-le desafía.
Rodrigo se da la vuelta y se mete en la habitación.
-¡Ja, ja, ja¡-Rien ellos y Amparo. -Es tan cobarde como su padre. -añade esta.
Natalia hace ademán de retirarse también.
-¡Oh, no, no¡-La interrumpe Francisco tomándola del brazo. -Tu te quedas aquí, preciosa. Tenemos planes para ti.
La niña mira asustada a su madre, que solo sonríe.
-Ya es hora de que te conviertas en una mujer.
A continuación, comienza una cubana a tres. Los chicos van rodando, mientras ella los masturba con sus tetas. Uno a uno, se van corriendo en ellas. Amparo pasa los dedos por ellas para recoger el esperma y lamerlo, sabe que eso excita a sus amantes, y a ella misma, pero Francisco la corta.
-Eso es para ella.
La niña mira asustada y se niega. Intenta huir pero la cogen por la fuerza. Gregorio y Sergio sujetan sus brazos, mientras Francisco la coge por el pelo. Juan mira llorando. Amparo, sonriente y lasciva, toma sus tetas con ambas manos y las acerca a su cara. Francisco la obliga a hundirla en estas.
-¡Lámelo¡
La niña se niega. Entonces Amparo presiona con sus tetas, asfixiándola.
-Lame pequeña zorra-ordena a su hija-Comienza a lamer o te ahogaras.
La niña comienza a quejarse ininteligiblemente. No puede respirar.
-¿Si te dejo respirar lamerás?
-¡"Huumm. . . huummm"¡-acepta Natalia.
Su madre separa las tetas un tanto. La niña aspira profundamente, recuperando la normalidad en su respiración poco a poco.
-Ahora lame. Verás como te gusta.
Sacando la lengua, la niña comienza a lamer.
CONTINUARÁ
Aviso que esto es únicamente una fantasía. Nunca perjudicaría aun menor física o psíquicamente, menos a un/a hijo/a. Lo dice una madre. A quien se sienta especialmente sensible a este tema, invito a no leer la continuación de esta serie.
"El caballa" y "Putas adolescentes" serán continuados. No me queda otra ante el número de peticiones al respecto. Pero dadme algo de tiempo. En cuanto a la credibilidad, encuentro más creíbles mis relatos que muchos otros. Aiunque no es algo que me preocupe. Si se busca realismo, se debería hacer en otro tipo de web ¿Alguien cree posible lo que ve en las pelis porno?Allí resulta lo más común del mundo hacer tyríos, orgías y demás. Es como las pelis normales. Peara ver algo real, basta con sentarse en un banco en la calle y mirar. En cualquier caso, a menudo mis relatos parten de una base más o menos real, más o menos magnificada y distorsionada.
Por otra parte, perdonadme si en algún momento de la historia me enrrollo demasiado, como cuando hablo de los gustos de Amparo. Amparo soy yo(Gloria), como me gustaria ser. No soy tan bella tan superfashion como imagino a Amparo, Antonia y demás heroínas de mi calenturienta imaginación. Digamos que ellas suelen corresponder a mi descripción física, pero magnificada, y a mi perfil psicológico desinhibido. Me gustaría que, tras ver mi foto, pensarais en ellas como la esa chica que luce en ella(yo), retocada en sus defectos para hacerla lo más bella posible dentro de su capacidad. Entonces tendréis la imagen de Amparo, Antonia y demás. Cambiaré edades y peinado alguna vez, para darle algo de variedad, pero siempre que aparezca una heroína tetona y morena, tendréis a vuestra Gloria en el relato. Ellas viven las aventuras que me gustaría vivir a mí, y en muchos tienen algo, mas o menos, de realidad. Son vivencias inventadas a veces, pero solamente retocadas y cambiadas de contexto, añadidas a otras a veces. Por tanto, sus fantasías son las mías, y su forma de pensar la mía. Es inevitable al escribir dejar parte del alma de una misma, y de esa manera, las reflexiones de estas mujeres son las mías.
Encontrareis algunos personajes recurrentes una y otra vez. Algunas veces responden a arquetipos de mi preferencia, otras a personajes reales que por una causa u otra me fascinan. Ocurre lo mismo con algunos nombres. Unid el arquetipo de rubia de pelo corto junto al nombre de Amparo, y tendréis una gran amiga y cómplice. Este relato va dedicado para ti Amparo, aunque tú no lo leerás, ni tu rol aparece en él.
Como consejo, para quien quiera entender mi perspectiva de morbo, y conocer un poco a la mujer real que escribe, remito al relato "Gloria, historia de una hembra", publicado tiempo ha en esta misma web. Es la única historia totalmente real que he escrito. Otras de mi pluma han pretendido continuarla, pero ya no se ciñeron a la realidad pura y dura. Aquella sí. Quizá no sea tan espectacular como otros de mis relatos, pero tiene el atractivo de que esa es la verdadera Gloria y no la mujer que desearía ser de sus otras historias, y le tengo un especial cariño. Está un tanto magnificado su resultado en mi vida y los motivos por los cuales ocurrió, pero básicamente es real.
Vuestra, Gloria.