Amores de paso
En una viaje de trabajo a la ciudad donde vivo, Carlos y yo disfrutamos de un día lleno de emociones y travesuras.
Era un día soleado, pero a pesar de ello el clima era agradable, la terminal de autobuses estaba llena de personas que llegaban o salían de la ciudad, era inevitable no tropezar con otra persona. Había llegado con media hora de anticipación para esperar la llegada de Carlos, el cual venía por motivos de trabajo para quedarse tres días; habíamos acordado pasar un tiempo mientras estuviese en la ciudad.
Había tomado un taxi para llegar a la terminal, el cual me recogió muy cerca de mi departamento, el chófer había tratado de entablar una charla conmigo, tal vez motivado por la poca falta de servicios que había realizado hasta ese momento o por el hecho de haberse quedado boquiabierto, ya que al entrar al taxi, en un descuido de mi parte, abrí las piernas y mi vestido se alzó de tal manera que el chófer pudo verme la tanga que llevaba ese día, el vestido me llegaba arriba de las rodillas y había permitido mostrar más allá de mi entrepierna. Fui cortes y traté de seguir el hilo de la plática hasta el momento en que el taxista me había dejado en la entrada a la terminal, pero mi pensamiento estaba enfocado en Carlos, en su llegada y en lo que podría pasar, me preguntaba qué diría él cuando me viera en persona y no en una fotografía o una videollamada.
Nos habíamos conocido hacia ya más de dos años en una sala de un chat por internet, pasamos de manera gradual de conversaciones a través de aplicaciones de chat a llamadas telefónicas y videollamadas. La amistad que un principio surgió entre nosotros había tomado otro rumbo, al año y medio Carlos me había propuesto ser "novios a distancia", lo cual a me pareció que no llegaría a nada, pero a pesar de todo acepté y a partir de ese momento el lazo afectivo llegó a ser muy estrecho. Habíamos compartido muchas cosas desde que nos conocimos, desde una plática llena de momentos graciosos y otros tristes, fotografías chuscas y otras candentes, todo había contribuido a hacerme pensar que la relación afectiva que teníamos era muy estable.
Estaba sentada en la sala de espera, Carlos me había enviado un mensaje de texto en dónde me decía que ya estaba en la ciudad y que en un par de minutos el autobús llegaría a la terminal.
El autobús fue puntual, los pasajeros descendieron y entre ellos Carlos; fue por su maletas y luego se dirigió a la sala de espera. Seguía sentada y lo ví entrar, levanté el brazo para hacerle señas y lo llamé por su nombre. Carlos se dirigió hacia el lugar en donde me encontraba.
-¡Hola Verónica! ¡Que gusto me da verte! -me dijo mientras soltaba el par de maletas que traía para poder abrazarme.
-¡Hola! -le dije al tiempo que correspondía al abrazo y lo tomaba por el cuello para darle un beso- ¿Cómo te ha ido en el viaje?
-Pues ha valido la pena Chaparrita, ¡Eres más hermosa en persona de lo que imaginaba! -al oírlo decir está palabras me se ruborice y él lo notó.
-Gracias. Es medio día, ¿Vamos a dejar tu equipaje al hotel y luego almorzamos?
-Sí, eso me parece bien.
-Ok, entonces busquemos un taxi.
Tomamos un taxi, él le dio la dirección al chófer y nos dirigimos al hotel donde se hospedaría durante los días que estaría en la ciudad. Llegamos y después de dejar su equipaje fuimos a almorzar a un restaurante que le recomendé y que no quedaba muy lejos de ahí. Platicamos mucho durante y después de almorzar, la verdad nos la pasamos muy bien. Durante la conversación me dijo que ese día no iría a ninguna reunión, pero que al día siguiente tenía agendada una reunión a medio día.
Después de pasear por la zona centro, decidimos regresar al hotel para que él pudiese descansar. Me invitó a pasar y estuvimos platicando un poco más, la verdad no quería dejarlo, quería estar más tiempo con él.
-¿Y te ha gustado la ciudad? -le pregunté mientras me sentaba en la cama- , bueno, hay más lugares que visitar, pero eso podemos hacerlo antes de que te vayas.
-Es un lugar agradable, pero lo es aún más si estás conmigo. Tenía muchos deseos de verte... De estar así, junto a ti -se acercó y se sentó a mi lado-, aunque te suene cursi, desde hace mucho tiempo que soñaba con este momento.
-Igual quería estar contigo. Eres una persona muy especial en mi vida. Por cierto, ¡Que grande está la cama!
-La pedí así, matrimonial, esperaba te quedarás a dormir conmigo -me dijo sonriéndome.
Tomó mi mano izquierda y acarició mi mejilla con su otra mano, luego acercó sus labios a los míos y me dio un beso, le correspondí y me dejé llevar por los besos que le siguieron al primero. Me recostó y siguió besándome en los labios, luego beso mi cuello y me sentí en las nubes.
-Me gustas mucho Chaparrita -dijo mientras me veía a los ojos-, te deseo mucho.
De nuevo me besó y sentí su mano tocando mi pierna por debajo del vestido. No lo detuve, pues al igual que él, lo deseaba. Sus dedos recorrieron mi muslo hasta llegar a mi vulva, me comenzó a tocar por encima de mi tanga mientras me seguía besando el cuello. Abrí un poco las piernas, uno de sus dedos rozó mi labios y pude sentir como lo presionó para poder quedar en medio de ellos, luego los llevó a mi clítoris y comenzó a tocarlo, eso terminó por excitarme.
Se levantó de la cama y se arrodilló frente a mí, alzó mi vestido, abrí mis piernas y me hizo a un lado la tanga y comenzó a comerse mi vulva, que rico sentí cuando su lengua recorría cada centímetro de ella. Mi vagina no fue la excepción, cuando llegó a ella su lengua hizo que mis fluidos comenzarán a salir, uno de sus dedos busco afanosamente mi punto g para seguir estimulándome.
-Asi, no te detengas... ¡Que rico amor!... ¡Aaah!
-Tienes una rica panocha mi amor.
Quise comerme su pene, el cual solo había visto en varias fotos, así que le pedí que se acostará en el lugar que me encontraba, es decir, en la orilla de la cama. Bajé su pantalón y luego su boxer, al hacer esto último su pene quedó a mi disposición y pude ver lo grande que era, seguía sobre su pubis. Iba a tomarlo entre mis manos, cuando de repente observé como se enderezo y se movió como un péndulo invertido.
-¡Mira cómo se mueve! ¡Está vivo! -le dije mientras observa los movimientos que hacía, en un momento podía verle erecto y en otro se iba hacia su pubis de nuevo.
-Está pidiendo te lo comas -me dijo-, quiere estar en tu boca.
-¡Mmm! ¡Que rico! Entonces no lo haré esperar. Me lo voy a comer.
Le comencé a bajar y subir su prepucio, después de hacerlo varias veces seguidas acerque mi boca para comenzar a chuparle su punta, pasé mi lengua alrededor de ella y luego baje hasta a sus testículos, se los acaricié, se sentían tibiecitos. Seguí chupándosela con más rapidez, después de un rato, sus fluidos salieron y se formaron hilitos al sacarlo de mi boca.
-¡Que rico Chaparrita!... ¡Aaah! Que bien lo haces, no te detengas, cómetela toda -se había apoyado en sus brazos y se había levantado de la cama.
-¿Te gusta cómo te lo hago? -Le pregunté mientras seguía subiendo y bajando mi mano alrededor de su pene, el cual ya estaba bien lubricado, listo para que me lo metiera en mi vagina.
-Sí amor... La chupas delicioso. Me gusta cómo me lo estás jalando -me había dicho mientras, con su mano apoyada en mi cabeza, trataba de que me entrara toda en mi boca.
Había imaginado este momento en particular, quería chupársela completa, quería sentir su pene en mi boca, saborear sus fluidos con mi lengua y lograr excitarlo para que arremetiera mi vagina con su rico pene.
Le dije que me quitaría el vestido, así que me levanté e hice a un lado los tirantes de mis hombros, al hacerlo, éste se deslizo hasta mi cadera y luego termine de quitármelos empujándolo hacia abajo con ambas manos. Quedé en ropa interior, había decidido llevar un coordinado de color vino que le había enseñado en una foto, pues el me había dicho que le gustaba como se me veía y que espera un día poder quitármelos el mismo. La tela era semitransparente, por lo que a través del sostén podían verse mi pezones, los cuales estaba duros por la excitación que tenía. La tanga que tenía puesta era muy sexi, en la parte trasera tenía un moño que lucía muy coqueto, por el frente podían verse los vellos que formaban un triángulo que terminaba justo al inicio de mi rajita.
-¡Que sexy te ves amor! Ven, súbete -me pidió y me acomodó en la orilla de la cama con mi manos y rodillas apoyadas en la misma, mi trasero quedó frente a él.
Hizo a un lado mi tanguita y me chupo de nuevo todo mi coñito, quería tenerme bien mojada. Sentí que comenzó a pasar la punta de su lengua en mi ano, me tenía bien excitada y eso último que hizo mojarme aún más, logrando sacarme unos quejidos que traté de ahogar dentro mi ser.
-¡Mmm, que rico amor! Cómeme toda... ¡Ay, que rico! Así amor -le dije mientras cerraba mis ojos e imaginaba cómo su lengua jugaba con mi ano.
-Tienes un hermoso y rico trasero. ¡Eres hermosa Chaparrita! -dijo después de sacar su cara de mi trasero.
Abrí los ojos y lo miré, estaba acariciándose su pene, preparándolo para metérmelo, mientras él se tocaba, me quité la tanga y el sostén, lo acercó a mi vagina y comenzó a penetrarme. Su rico pene me iba entrando despacio, como tratando de abrirse espacio en mi apretada vagina, mis fluidos la habían lubricado muy bien, pues estaba entrando muy suave a pesar de lo estrecha que la tengo.
-¡Mmm! ¡Aaaah!... Si amor, así... Métela toda.
-¡Que ricura! Se siente apretada tu vagina amor... Voy a hacer que te vengas Chaparrita.
Comenzó a meterla y sacarla tan rico que no podía dejar de gemir y quejarme por el placer que me estaba dando. Cada arremetida de su pene me resultaba excitante, me agaché para que mi trasero quedará en lo alto y pudiera metérmela más rico. Sus manos estaban sobre mi cadera y me tenían sostenida para que no me moviera mientras él me penetraban a su gusto.
-¡Aaaah! Sí amor, métemela toda... ¡Ay! ¡Que rico! No te detengas, sigue así.
-Tienes un trasero muy rico amor.
-¿Sí?... Es tuyo amor. ¡Aah! ¡Que rico!... sigue metiéndolo. Sí, así amor.
-Igual mi verga es tuya, quiero que la disfrutes y pidas más.
-Me gusta que me la metas, que rica verga tienes.
Sacó su pene y comenzó a meterme un par de dedos en mi vagina, luego los sacó y comenzó a acariciar mi ano, sentí la punta de uno de sus dedos introducirse, estaba tan caliente que lo dejé hacerlo, no era la primera vez que me lo hacían, de hecho disfrutaba el sexo anal. Mi ano se había dilatado y aprovechó para meter el dedo índice de su mano derecha.
Me di la vuelta y de nuevo comencé a chupársela, estaba bien lubricada, no cabía duda de que mi vagina estaba completamente mojada. Se acomodó mejor para poder seguir metiéndome sus dedos en mi vagina, su dedo medio busco mi ano de nuevo y lo introdujo para seguir dilatándome aún más, sabía que me quería meter ese rico pene en mi culito y yo lo deseaba.
-¿Quieres hacerlo? - le dije .me tras con un movimiento de mi cabeza le señalaba mi trasero.
-Sí amor... Si me lo permites.
-Hazlo -le dije mientras me acomodaba de nuevo-, métemelo por detrás.
Acerco su pene a mi trasero y colocó la punta en la entrada de mi ano, quiso meterlo y se fue hacia arriba, lo intento de nuevo, pero esta vez lo dirigió con su mano. Sentí que iba entrando ese rico pene en mi trasero, me dolía un poquito, pero me gustaba sentir cómo lo metía; después de unos segundos ya lo había metido todo y comenzó a sacarlo para hacerlo de nuevo. Comenzó a penetrarme por atrás, sus testículos comenzaron a balancearse y darme golpecitos que me resultaban estimulantes.
-¡Que rico amor! ¡Aaah! Métemela toda... que bien se siente... no pares, sigue así. ¡Ay!... ¡Siiií! ¡Aaah!
-¡Uff! Que bien se siente, lo aprietas bien rico amor. Voy a romperte ese culito. Te voy a dar una chiquiteada bien sabrosa.
-Sí amor, hazlo... ¡Aaaah!... ¡Sí, así!... ¡Mmm!
Siguió metiéndome su enorme pene en mi culito, comencé a tocar mi coño, jugaba con el y metía mis dedos para que siguiera mojándose, después de unos minutos más, el placer aumento tanto que un chorro de mis líquidos salió disparado y mojé la cama.
-¡Ay que rico! ¡Mmm! ¡Mira cómo me tienes!... ¡Mmmm!... Sígueme metiendo esa rica verga, no te detengas.
Unos segundos después, me vine una segunda y tercera vez, estaba muy caliente.
-Ven, acomódate aquí -me dijo sacándome su pene y acomodándome de costado en medio de la cama.
Se colocó detrás de mí, metió de nuevo su pene en mi colita y arremetió de nuevo contra mi ano. Cada vez que lo metía hasta el fondo, una sensación indescriptible me llenaba, quería que me siguiera penetrando por mi culito, lo deseaba mucho.
Después de un rato sacó su pene y me giro para que quedará viendo hacia arriba, abrió mis piernas y me lo metió de nuevo. Metí mis dedos medio y anular en mi vagina, mientras que con mi otra mano apretaba mis pezones, los cuales estaban duros y bien paraditos, estaba bien excitada, saqué mis dedos mojados y se los ofrecí, él se los llevó a la boca y me los chupó, eso me excito mucho. Comencé a frotar mi clítoris, después de unos segundos de estar haciéndolo, sentí que un chorro de mis líquidos salía disparado y vi como iba a dar directo hacia él, sentí espasmos en mi cuerpo mientras seguía sacando más líquidos, estaba bien excitada.
-¡Aaah! ¡Que rico Chaparrita!
Sacó de nuevo su pene y me llevó a la orilla de la cama para ponerme de nuevo en posición de perrito, hizo que me doblará para quedar de nuevo con el trasero bien arriba y comenzó a metérmelo otra vez en mi ano. Sentí sus manos aferradas a mi cadera, su pene entraba y salía tan rico de mi trasero que no podía dejar de pedirle que me siguiera penetrando.
-¡Así amor! Sigue así, no te detengas.
-Tienes un trasero muy rico... ¡Aah! Voy a llenarte de leche ese culito.
Sentí que dejó de moverse, se había detenido y me jaló por la cadera para tenerme bien ensartada, comenzó a llenarme de su rica lechita. Me estaba llenando toda de leche, podía sentirlo; cuando terminó de eyacular dentro de mi culito, sacó su pene; su leche comenzó a salirse y se escurrió hacia mis labios, luego comenzó a caer sobre la cama, hice algunos movimientos con mi ano para ir sacando la leche que me había dejado dentro.
-¡Que rico sacas la leche de tu trasero! Hasta dan ganas de seguir haciéndolo.
-¡Eres un travieso! Me gustó mucho hacerlo contigo.
-A mi más todavía.
Fuimos a bañarnos para luego ir a la cama y descansar un poco. Después de descansar desnudos en la cama, nos vestimos y me acompañó a tomar un taxi para regresar a mi departamento, nos despedimos con un enorme beso y quedamos en vernos al día siguiente.
Aquel fue un día genial, al igual que los dos días que le siguieron, estuvo lleno de bonitos detalles, aún recuerdo con mucho cariño el tiempo que pasamos juntos, pero recuerdo aún más ese primer día, fue un día fabuloso.
Gracias por seguir leyendome. Espero hayan disfrutado de este relato al leerlo, tanto como disfruté al escribirlo. Le agradezco a Charly por haberme ayudado a concebir la idea para escribirlo.
Espero sus comentarios o sugerencias.
Me despido con saludo para para Chumioque, HombreFX, Drack0 y Billy.