Amores de juventud VI

Ya en Madrid

Después de un año de relación con Juan mi vida sexual había pasado de cero a cien.  Yo, una respetada ejecutiva, muy poco dada al sexo casual, poco amiga de las excentricidades sexuales, que solo se la había chupado a un par de novios mas o menos formales, para la que las masturbación era algo ocasión y excepcional y que por supuesto nunca había usado mi culito para nada mas que evacuar, me encontraba inmersa en una vorágine de sexo en la que nunca me había imaginado.  En este año no solo le había dado mi culo a Juan, o se la había chupado en publico, sino que había participado en orgias en las que le había comido el coño a mujeres, me lo había dejado comer, había sido sodomizada por extraños y había recibido dobles penetraciones ante la presencia de mi novio.  Era feliz.

Una de las cosas que más me había fascinado durante el crucero es ver a Susana atada al mástil y disfrutando salvajemente del sexo mientras ella no podía mover casi ni un parpado, se la veía disfrutar de lo lindo y he de reconocer que me dio bastante envidia y mucha curiosidad.  En el aeropuerto de Ibiza mientras esperábamos entrar al avión me estuvo contando que desde siempre le había puesto pensar que era atada y utilizada por sus amantes, pero que fue a raíz de su relación con Paco y más aun del periodo de tres meses en el que permanecieron separados que lo de ser atada y sometida se convirtió en una obsesión para ella.  Al principio sus amantes la ataban en cruz a la cama disfrutando de su cuerpo aunque realmente lo que tenia inmovilidado son piernas y brazos, sin embargo uno de sus primeros amantes le incorporó ciertas novedades que ella empezó a usar a partir de ese momento.  Le encantaba el tipo de ataduras que convertían su cuerpo en tres agujeros sin posibilidad de respuesta antes las envestidas de sus amantes  o la introducción de juguetes por ellos.  Esa noche llegue a casa con el coño encharcado y mientras Juan me follaba a cuatro patas le conté lo mucho que me había puesto mi conversación con Susana.

Dos días después llegaban mis padres de visita a Madrid y se volvían a quedar en casa.  Yo iría a buscarlos al AVE y Juan nos esperaría en casa.  Esa noche cenamos todos en el jardín y después de un rato tomando algo de sobremesa Juan se retiro a su cuarto.

-       Bueno, lo siento, mañana madrugo y me tengo que retirar -  beso a mi madre y puso un brazo sobre el hombre de mi padre a modo de despedida.

-       Yo voy ahora cielo – le dije.

Mis padres insistieron que se quedarían al fresco, por lo que 15 minutos después me despedí y entre en la habitación.  Esta estaba a oscuras y cuando cruce la puerta, note como las manos de Juan me empujaban contra la pared y tocando mis pechos y coño por encima de la ropa me iba desposeyendo de ella.  Me tenia desnuda cuando unas esposas inmovilizaron mis brazos a la espalda.  Juan me tumbo sobre la cama dejando mi culo en pompa y empezó a meterme un dedo en el culo mientras con su otra mano flotaba mi clítoris con velocidad.  Yo poco a poco empezaba a gemir, aunque me controlaba por que mis padres estaban en el salón y tampoco era plan.  La puerta sonó.

-       Nena, ¿donde tienes las toallas? – era mi madre que no se le había ocurrido preguntar por ellas las tres horas antes de que nos metiésemos en la habitación

-       Espera que te las saco yo, un momento - Mierda,  pensé horrorizada, la puerta no tiene llave y si entra me encuentra en esta postura nos morimos las dos.  Juan me soltó las muñecas, sacó el dedo de mi culo, intente normalizar mi respiración y salí de la habitación para dárselas ya que estaban en un armario fuera.  Volví a la habitación me volví a poner con el culo en pompa y estirando mis brazos hacia atrás dije - ¿dónde lo habíamos dejado?

Juan simplemente me penetró analmente sin más dilatación que la que había logrado en 5 minutos de dedo en mi culo.  Me encanta que me la meta analmente sin preparación previa.  Me gusta que sea mi culo el que se dilate solo y el dolor que se siente cuando este no esta preparado.  Esa mezcla de dolor y gusto me encanta y me hace llegar al orgasmo de una manera bestial.

Como teníamos a mis padres en Madrid y era verano ambos salimos pronto de trabajar.  Comimos en un coqueto restaurante en el centro y después Juan acompaño a mi padre a ver unas escopetas en una armería del centro y yo fui con mama a ver ropa.  Quedamos a las 8 a tomar un vermut y a cenar fuimos a casa donde Juan nos preparó un bonito del norte a la brasa que fue una autentica delicia para los sentidos.

Mis padres se quedaron toda la semana pero afortunadamente el fin de semana era para nosotros.

-       he invitado a Paco, Susana, Alberto y Rosa a cenar a casa.  Por un lado para agradecerles habernos invitado al barco, por otro lado para que vean las fotos y por otro para que vean la sorpresa que te tengo preparada – me dijo juan.

-       Ummmm, me hubiese apetecido una noche de vino, quesos y sexo contigo – contesté.

-       Ja j aja ja ¿dónde queda el video de los viernes?

-       Tengo yo el coño hoy para videos.

Llegamos a casa y Juan había contratado a una cocinera y un camarero japonés que estaban preparando viandas maravillosas de su país.   Todos los chicos llegaron puntuales y la cena fue increíble.  Pensaba que había probado de todo cuando hablamos de cocina japonesa, pero aquello fue algo sublime.  Como bebida nos dedicamos solo al sake, que con su efecto afrodisiaco le daba a la noche un ambiente muy sensual.  Por supuesto el tema de conversación de la noche giró alrededor del viaje y sobre todo de los polvos que allí nos habíamos dado.

Tenia mucha curiosidad por saber cual era mi sorpresa, la verdad es que Juan era muy original para los regalos.  Desde los mejores anillos hasta mayores tonterías compradas en un chino, sus regalos eran originales y sin razón alguna.

Estaba ya bastante caliente y borracha cuando el camarero me pidió que me levantase y fuese hasta el centro del salón y me quedase de pie allí.  La cocinera japonesa se acerco e hizo una coleta en mi cabeza, el japonés soltó la lazada que mantenía mi vestido unido y este cayo a mis pies.  Yo hice un ademan de apartarme tapándome, pero Juan me convenció que esa era mi sorpresa y me dejase hacer.

Empezando por mis antebrazos y hombros empezaron a pasar cuerdas por mi cuerpo, trabajaban a una velocidad endiablada, por un lado bajaban las cuerdas hacia mis manos a través de mis brazos, por otra las cuerdas avanzaban hacia mi tronco rodeando mis pechos y bajando hacia mi cadera.  Con un cuchillo rasgaron mi sujetador dejando mis tetas al aire, lo mismo hicieron con mi tanga y mis medias y liguero, Juan tendría que pagar por esto, pero la verdad estaba siendo muy excitante.  Rosa, Susana, Paco, Alberto y Juan miraban con una copa ya en la mano.

Me pusieron de rodillas ataron mis tobillos y mi coleta por medio de una cuerda, esto hacia que mi cabeza no se pudiese mover y quedase con mi boca levantada y dispuesta.  Estaba totalmente atada e indefensa con unas firmes cuerdas que a pesar de su firmeza no dolían ni apretaban mas que lo necesario.  MI coño y culo quedaba a una perfecta altura para ser penetrados y mi boca a disposición de cualquier polla.

-       Tu turno Rosa – dijo Juan.

-       ¿Si? – contestó Rosa emocionada.

En otros cinco minutos se repitió la escena.  A Rosa no hizo falta quitarle su ropa, ella se lo quito en un santiamén e iba jadeando según la iban sometiendo a base da ataduras.  La colocaron paralela a mi, debido a la atadura de la coleta no podía mover mi cabeza demasiado, pero allí estábamos las dos.

Susana se tocaba el coño con semi disimulo cuando le llego su turno.  Ella estaba extremadamente excitada para el momento en que fue colocada ya atada al lado nuestro.

Los dos japoneses se colocaron detrás nuestra y empezaron a flotar nuestro ya encharcados sexos.  Cuando estuvieron como ellos querían procedieron a sacar de unas bolsas unos dispositivos con unas pollas de goma negras a motor que coloraron delicadamente en nuestras vaginas y pusieron a una velocidad muy lenta.  A continuación empezaron a introducir en nuestros anos poco a poco un dedo, a lo que le siguió un plug anal que una vez puesto en marcha se hinchaba y deshinchaba poco a poco en nuestros culos.

-       Las señoras están dispuestas, hasta dentro de 4 horas no empezaran a sentir incomodidad con las cuerdas.  A la velocidad de los vibradores hasta dentro de una hora no van a estallar en orgasmos, pueden los señores tomarse sus copas tranquilamente – dijo el japonés.

Era excitante ver como Juan, Alberto y Paco se tomaban sus copitas hablando de nosotras, ignorándonos, mirándonos, volviendo a pasar de nosotras mientras nosotras íbamos disfrutando cada vez mas de esos vibradores japoneses que entraban y salían ligeramente de nuestros coños y como oíamos a nuestras vecinas de placer aumentar su respiración tanto por el placer vaginal como el anal.

Alberto fue el primero que se bajo los pantalones y metió su polla en mi boca, sinceramente hubiera preferido la de Juan, pero a esas alturas y atada como estaba no tenia yo mucho poder de decisión.  Ante mi inmovilidad Alberto metía su polla, la sacaba, la pasaba por mi boca de lado, me metía los huevos en la boca, me los hacia chupar. Alberto saco la polla de mi boca y se cambió con Paco – su puta madre, ¿no podría venir Juan? – quien siguió con el mismo juego.  Note como me quitaba el plug y perforaban mi culo.  No podía ver quien era por que no podía mirar a un lado, evidentemente Paco no era por que lo tenia delante mía, pero no podía distinguir si Juan o el marido de Rosa la cual gritaba como si la hubiesen estado despellejando.  Susana respiraba profundo, evidentemente por medios manuales o mecánicos estábamos todas recibiendo una buena sesión de sexo, sobre todo cuando siguiendo las instrucciones de la pareja japonesa que desde una esquina de la habitación lo miraban todo, los vibradores se pusieron a su máxima potencia y perforaban nuestros agujeros de manera salvaje.  Tenia que ser muy curioso ver como nos daban por el culo, pues a la vez nos entraba una salvaje polla de platico en el coño que debía de pasar justo por los colgantes huevo de nuestros amantes.

La noche se prolongó durante horas.  Sin haberlo visto, era más que obvio que nos habían dado por el culo, coño, boca y orejas si hubieran podido, los tres a las tres.  A eso de las cinco de la mañana Alberto y Paco liberaron a sus parejas, pero Juan me dejó a mi atada y expuesta.  Las chica se vistieron, Susana me beso en los labios y Rosa me comió el coño un poco ante las protestas de Alberto que estaba cansado y quería irse.  A mi nadie me desató.

Cuando todos se habían ido allí quedaba yo sometida en medió del salón. Sudada, atada, follada, sometida y con ganas de más.  Juan volvió a colocar el vibrador en mi coño y poniéndolo a baja velocidad empezó a pasar su polla por mi boca.

-       Te ha gustado cielo – me preguntó.

-       Bueno me gustó más cuando me ataron en Barcelona -  conteste.

-       ¿De verdad?, no se a nivel follar, pero a nivel atar este tío es el mejor de Europa, y el mas caro desde luego.

-       Era una broma tonto.

-       Bueno ¿te gustó la experiencia?

-       Mucho tienes que aprender a atarme tu.

-       Bueno, yo ya se atar.

-       ¿Qué ya sabes?, ¿y no me has atado tu y has tenido que traer a un japo de mierda para que lo haga?

-       Piensa en la comida

-       Ah eso si, maricón de mierda – le dije mientras por ultima vez se corría en mi boca.

A pesar de que las cuerdas y la postura ya empezaban a molestarme Juan se tomo una ultima copa mientras me miraba sumisa a su disposición.

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