Amores de juventud V
Acabamos el crucero
Cenamos todos juntos en el pueblo. Después de la orgia cada uno se fue a duchar y arreglarse.
En las dos zodiacs bajamos todos al pueblo. Cenamos en un coqueto restaurante en el que nos dejamos notar debido a nuestra alegría y colocón alcohólico que aun manteníamos de todo el día bebiendo.
Como no podía ser de otra manera para cuando nos levantamos de la mesa estábamos todos lo que se dice totalmente borrachos. Seguimos toda la noche de bar en bar y a eso de las cinco de la mañana nos despedimos de nuestros amigos alemanes y pusimos rumbo hacia nuestro barco.
Me hubiese follado a Juan allí mismo, pero estábamos muertos ambos por lo que dormimos hasta el mediodía. Después de comer algo ligero pues el cuerpo no daba para más. Levamos anclas y nos pusimos rumbo hacia Formentera en la primera etapa del final de nuestras vacaciones. De nuevo nos esperaban 9 horas de travesía por lo que nos lo tomamos con calma.
Después de horas tomando el sol y charlando con Rosa y Susana me dirigí a mi camarote a echar una siesta. Me encantaba dormir mientras el barco saltaba entre las olas. Me desperté al sentir una lengua en mi coño, me imagino que en otra circunstancia hubiera dado un grito de indignación, pero después de lo pasado los días anteriores me estaba encantando. Ante mi sorpresa quien me comía el coño no era Rosa sino Susana. La novia de Paco pasaba su lengua poco a poco por toda mi raja yo abrí un poco más las piernas y empecé a acariciar suavemente mis pechos. Susana me levantó la cadera y continuó lamiendo mi ano. Muchas veces había hecho esto Juan antes de darme por el culo pero era sin duda la primera vez que una mujer me chupaba el culo. De mi ano pasó a mi vagina y con un par de lamidas me corrí a gritos. Susana se separó y tumbada como estaba yo subió su cuerpo sobre mi el mío y se sentó en mi cara. No hacía falta que nadie me lo dijera pero esperaba de mi el mismo tratamiento que ella me había otorgado. Cuando Susana se movió, vi a Alberto apoyado en el umbral de la puerta observando nuestra escena. Susana empezó a sentir en su rajita como instintivamente empecé a lamer su clítoris. La verdad es que no es difícil comerle el coño a una mujer, solo hay que hacer lo que una esperaría que le hiciesen y como es obvió se me estaba dando de maravilla. Susana se retorcía de placer mientras yo metía aquel dilatado botoncito en mi boca y lo succionaba, chupaba, pasaba la lengua, tocaba con mis manos. Noté como alguien abría mis piernas me penetraba con un golpe de cadera.
- Espero que no te importe, al fin de cuentas mi mujer se la esta chupando a tu novio – me dijo Alberto, yo moví mi cabeza a un lado y efectivamente pude ver a través de la puerta a Juan sentado en el salón del barco con Rosa apoyada a sus pies y metiéndose su polla en su boca con glotonería. Juan echaba su cabeza hacia atrás y disfrutaba de la mamada. Alberto sabía como usar una polla y aunque lo intentaba no lograba chupar el potorro de Susana como a mi me hubiese gustado. El placer me mataba y me hacia gritar más que lamer.
Oí un grito de placer, no sabía que coño le pasaba a Rosa pero desde luego nada malo, volví a mirar y vi como Paco estaba penetrando desde atrás a Rosa que sin embargo no dejaba de chupar, la tía era une experta.
- Quien coño conduce el barco – grite.
- No te preocupes – dijo Alberto – va en piloto automático.
- Pero ¿si chocamos con otro barco?
- Ya sería mala suerte – contesto Alberto.
- En serio, ¿no es peligroso?
- No te preocupes, disfruta – me dijo Susana, y vive dios que estaba disfrutando.
Susana estalló en un profundo orgasmo fruto de mi trabajo, Alberto me lleno la barriga de lefa corriéndose con un gran orgasmo. Alberto se retiró de mi entrepierna mientras Susana bajaba y me premiaba con un tierno beso que yo devolví con un caliente morreo.
En el salón Rosa estaba siendo ensartada por Juan y Paco. No se como habían acabado en aquella posición pero evidentemente la chica estaba recibiendo su merecido, no se puede ser tan puta y esperar que eso no tenga sus consecuencias. Tanto Susana como Alberto y yo nos sentamos a su alrededor a ver como acaban. Rosa pedía más y nuestros chicos se lo daban. Los Rosa y Paco se corrieron a la vez, pero aun habían de pasar cinco minutos hasta que Juan apretándole las tetas lleno el culo de nuestra anfitriona de su ansiada leche.
- ¿Que tal lo habéis pasado chicos? – preguntó Rosa entre jadeos.
- Estupendamente – contestó Susana. No veas como come coños esta chica.
- ¿Pero no decías que nunca se lo habías comido a una chica?- dijo Rosa.
- Y nunca lo había hecho – dije bajando la cabeza.
- Ah puta – rió Rosa - la comida de coño me la debías a mi.
- Bueno, prometo comerte el coño antes de volver a Madrid – dije
- Pues ya te puede espabilar que mañana es el último día – soltó Rosa – no te olvides por que yo no lo hago.
- No lo haré.
Salimos poco a poco a la cubierta a comer algo y tomar un poco más el sol. El ambiente no podía ser mejor.
Después de un par de horas de navegación las luces de Formentera apareció ante nuestros ojos. Y una hora después volvimos a anclar ante el Blue Bar que ya tenia a gente y música.
Cenamos estupendamente, la verdad es que Paco en los fogones nos daba mil vueltas a cada uno de nosotros. Estábamos cansados pero aun así nos dirigimos los seis al bar. Ante mi sorpresa con el bar ya lleno me encontré a uno de mis subdirectores.
- Hombre, ¿que haces tu por aquí? – me dijo.
- Luis, ¿y tu? – le contesté con una sonrisa.
- Hemos alquilado una casa aquí cerca. ¿Y tu?.
- Pues estamos con unos amigos haciendo un crucero entre Mallorca, Formentera e Ibiza.
- Ah, ¿el barco bonito es el vuestro?
- Si, pero desgraciadamente lo dejamos mañana.
- Por cierto, Luis, te presento a mi chico. Juan Luis, Luis Juan – les presenté – al loro que este chico es del Opus, no me lo escandalicéis – le susurré a Juan.
- Encantado – dijo Juan.
Dejamos a Luis y a su grupo y nos dirigimos a la barra. Bebimos bastante y bailamos mucho más. Afortunadamente Luis desapareció y ahí ya nos volvimos locos. Las chicas no besábamos al bailar unas con las otras y cada poco tiempo nos besábamos con uno y otro de los chicos. Creo que causamos más de un polvo esa noche y más de una paja entre los asistentes al show que estábamos dando.
De nuevo volvimos a cerrar el bar y volvimos al barco casi de día.
Dormimos hasta tarde y después de comer nos pusimos todos a tomar el sol. La idea era permanecer en Formentera hasta las 8 en la que nos dirigiríamos a Ibiza donde dejaríamos el barco en el amarre y a las doce de la noche nuestro avión saldría hacia Madrid.
- Ven - le dije a Rosa – siéntate ahí – le señale un sillón al lado de la mesa de popa y que en esos momentos estaba plegada. – abre las piernas - metí mi cabeza entre las piernas de Rosa y empecé a pagar mi deuda. Comí ese coño con autentica pasión, no solo quería pagar mi deuda sino que quería comerme aquel coño. Sinceramente me había dado cuenta que comer coños me gustaba. Me gustaba esa mezcla de humillación de estar a cuatro patas delante de una mujer comiéndole el coño y ese poder de tener a esa misma mujer sometida con el placer que le infringía. Rosa no se contenía y mostraba su placer a gritos, de nuevo el barco se revolucionó con nuestra escenita y aunque estando haciendo lo que hacia no podía mirar estaba segura que allí se iba a montar la marimorena.
- No te importa ¿no?- note que una polla me entraba en el coño – y Paco que me decía – no voy a ser yo el único que no pruebo este coñito.
No dije nada pero me deje hacer. Era lo justo ¿no?, Su novia me había follado a mi y lo justo era que él no se quedase sin probarme.
Rosa levantaba su cadera y dirigía con sus manos en mi cabeza mi lengua hacia las distintas partes de su coño, suspirando instrucciones en las que me indicaba como le gustaba y por donde. Paco me cogía las tetas mientras me follaba y cada poco tiempo le agarraba las tetas a mi compañera de sexo.
Rosa reventó en un fuerte orgasmo dejándome la cara perdida, a su vez Paco se corrió abundantemente en mi coño mientras gritaba de placer lo cual provocó que una fuerte descarga de placer corriese desde los dedos de mis pies hasta mi nuca pasando por mi espalda. Los tres nos quedamos reventados. Rosa con la cabeza echada para atrás con ella fuera de la borda, yo recostada sobre sus piernas y Paco tirado sobre mi espalda. Pasamos así más de cinco minutos y solo “despertamos” al oír los gritos de placer de Susana. Nos incorporamos y pudimos ver que Alberto y Juan habían atado con cabos a Susana al cabo mayor de manera que sus apoyaba su espalda sobre el palo y sus dos muñecas estaban atadas a su espalda al otro lado del palo. De sus dos tobillos partían dos cuerdas que las elevaban y abrían dejando a la chica totalmente sometida. Alberto martilleaba su coño con fuerza mientras Juan había metido mi rabo favorito en su boca que la pobre chupaba como podía.
- Al final lo ha logrado – suspiro Paco – era una de sus ilusiones del barco, que la atasen al palo mayor y se la follasen, mira que le gusta que le aten.
- ¿Cómo les habrá convencido? – dijo Rosa.
- Es muy persuasiva, créeme, cuando se trata de atar y ser atada tiene mil y un argumento. Si hasta salido en los periódicos esposada – dijo Paco riéndose.
La verdad es que no teníamos vergüenza, estábamos organizando una orgia a escasos 50 metros de una playa que aunque no con mucha gente, toda la que había nos dedicaba su atención.
- Que puta eres Susanita – le decía Alberto mientras se la follaba.
- Sigue cabrón que no mi estoy enterando que la tengo dentro – decía Susana dejando de chupar un momento la polla de Juan.
- Susana, deja de hablar y sigue chupándomela – gimió Juan.
Juan se corrió en la boca de Susi, yo esperaba que la escupiese, pero no dejo una gota, es más intentó lamer un poco más de polla cuando Juan la retiró. Alberto seguía dando con fuerza y Susana se lo hacia saber con sus convulsiones y gemidos.
Paco nos abandono y dirigiéndose al palo mayor se la metió también el en el coño de su novia.
- Limpia los fluidos de esta puta – le dijo Paco mientras se la metía en la boca sin miramientos. Susana ni pestañeó.
Alberto seguía a lo suyo y Susana respondía moviendo la cadera lo poco que las ataduras le dejaban. Ambos se corrieron a la vez mientras Juan se masturbaba a su lado, Paco seguía siendo chupado y Rosa y yo nos tocábamos sin perder de vista a Susana.
Nos corrimos todos de nuevo. Paco que fue el último en eyacular se dirigió hacia la cocina y nos trajo a todos unos mojitos que no tengo ni idea como hizo, pero hizo.
Cuando acabamos de recomponernos levantamos anclas y nos dirigimos hacia Ibiza. A las 21:30 dejábamos el barco en el amarre. Las chicas ya llevábamos un rato duchándonos, arreglando las maletas y recogiendo un poco. El barco iba a ser limpiado y recogido por empleados de Alberto, por lo que no tuvimos muchos problemas en salir hacia el aeropuerto y a eso de las 00:00 estar sentados en un avión repleto de jóvenes con pinta de estar agotados después de tanta fiesta.
En barajas nos despedimos unos de los otros prometiendo que lo repetiríamos.
Ya en casa, Juan me beso tiernamente en los labios
- Me preocupe al principio que te sintieses rara por el tipo de gente con el que íbamos.
- Pues tenias buenas razones para preocuparte.
- J aja ja, si son raritos.
- Bueno, ¿y donde nos deja esto?
- ¿Dónde nos deja el que?
- Bueno, lo de follarnos a terceras personas, sexo en grupo, y un largo etcétera.
- Pues no se, lo que pasa en el barco se queda en el barco.
- ¿Y tu te crees que no lo vamos a repetir?, venga Juan que soy conservadora, de derechas, voy a misa, pero tengo 43 años.
- Pues no se, ¿qué propones tu?
- Pues lo normal llegados a este punto. No me importa repetir esto siempre y cuando no nos aleje, sea de vez en cuando y a los dos nos apetezca, creo que hemos pasado un punto de no retorno, que tu pasaste hace mucho y que si te hace a ti feliz y a mi no me importa, no veo por que no vamos a hacerlo.
- Ja ja ja, ya veremos como la cosa va yendo.
- Eso si, como te folles a una si saberlo yo, te corto la polla. Que quedé claro - le dije mirándole fijamente.