Amoraccidental xxi

Noche de chicas, juegos y verdades, ambas descubren que lo que sienten la una por la otra es más que una simple amistad.

AMOR ACCIDENTAL

Por B.L Miller

Traductora Guri - Revisora Gorky

Después de la cena los dos chicos más grandes se reunieron con Ronnie y Jack en el cuarto de juegos para el billar mientras que Rose se ofreció voluntariamente a jugar un juego de video con John. Para su sorpresa, no tenía ningún interés en el juego de lucha libre, en su lugar puso en un juego de autos de carreras donde compitieron el uno contra el otro. Diferente de su agresivo hermano mayor, John estaba contento de permanecer en su propio carril y no intentaba sacar a Rose del camino, a pesar de la bonificación de puntos permitidos para hacerlo también. Por supuesto que lo dejó ganar, moderando en el botón de velocidad en el último minuto para permitir que él tomara la ventaja.

Cuando Susan se acercó, echó un vistazo en ellos de tiempo en tiempo, sorprendida cuando vio a John sentado en el regazo de Rose cuando se entablaron en otra carrera. Miró por varios minutos, notando lo tierna que era la joven mujer con su hijo, mostrándole como hacer que su auto fuera más rápidamente y no se estrellara mientras se movía alrededor de las esquinas. Nunca oyó a su hermana mayor llegar por detrás. "¿Hay algo más que tenga que entrar en el lavaplatos?"

Susan saltó. "Oh Dios, Ronnie, no sabía que estabas allí," dijo. "Estaba solo comprobando para ver lo qué John estaba haciendo," juntas observaron a la pareja por algunos minutos. "Parece una persona agradable."

"Es una persona agradable," Ronnie corrigió. "No pienso que Rose tenga una mala espina en su cuerpo."

"Bueno, ellos están bien. Vamos a ver lo qué Jack y los chicos están haciendo."

"Todavía están jugando billar. Justo salí para asegurarme de que todo estuviera recogido y en el lavavajillas." Siguió a su hermana más joven al cuarto de juegos, volteando en el último momento para darle un último rápido vistazo a Rose.

Eran justo después de seis cuando el auto de Susan salió del camino de entrada. Ronnie puso el lavavajillas, después se reunió con Rose en la sala de estar. "¿Entonces, película o televisión esta noche?" Preguntó cuando se dejó caer en el cojín del sofá.

"Oh, cualquiera de las dos está bien conmigo, ¿pero nosotras no hemos visto todas tus películas ya?"

"Bien, hay siempre HBO o pago por evento. Creo que la nueva película de Whoopi Goldberg está pasando esta noche." Ronnie echó un vistazo pero no vio lo que estaba buscando. "¿Dónde está la guía de TV?"

"Oh, por aquí." Rose lo recogió del extremo de la mesa y se lo pasó. Cuando se lo dio, notó el color beige del esmalte en las perfectamente manicuradas uñas de Ronnie. "Oh, ese es un bonito color." Tomó la mano más grande en la suya para obtener una mirada mejor.

"Sabes, apuesto que este color se vería bonito en ti también." Recorrió su pulgar sobre los bordes en las uñas de Rose y se le ocurrió una idea. "Al parecer puedes usar una lima de uñas."

La rubia retiró la mano y sonrió. "Yeah, supongo que no he prestado mucha atención a ellas últimamente."

"¿Por qué no se las hacemos esta noche?" Ronnie ofreció. "Tengo toneladas de esmalte para uñas en casi cualquier tonalidad que puedas imaginar." En la vacilación de Rose, agregó. "Vamos, tengo que hacer las mías de todos modos. Es de la marca de secado rápido. Será divertido, justo como una fiesta de pijamas." Ronnie hizo un pequeño guiño junto con ojos de cachorrito, y estuvo enormemente satisfecha cuando la joven mujer sonrió y asintió. "Genial. Conseguiré todo y tú puedes dirigirte al dormitorio. La luz es mejor allí de cualquier forma."

Al poco rato se encontraban en la cama, Rose apoyada arriba contra la cabecera y su compañera sentada con las piernas cruzadas a su lado. Rodeadas por bolas de algodón, lima de uñas, una botella de quitaesmalte, y varias frascos de esmalte para uñas de secado rápido. Ronnie tomó la mano más pequeña en la suya y comenzó a darles forma a las puntas planas de las abandonadas uñas. "Ok, también tengamos una platica de chicas."

"Ok," Rose dijo con una sonrisa. "Vamos a ver, sobre qué no hemos hablado todavía." Utilizó su mano libre para darse golpecitos con el dedo contra su barbilla. "No hemos hablado sobre sexo."

"¿Algo que no sepas?" Ronnie se mofó. "Entiendo que hay libros ahí afuera..."

"Oh, tú..." Rose le dio un golpe juguetón. "Eso no es lo que quiero decir y lo sabes." Intercambiaron sonrisas amistosas mientras la lima se movía sobre la otra uña. "Quiero decir ¿por qué alguien como tú no tiene un marido y niños corriendo alrededor? No puedes decirme que no tienes propuestas."

"Oh, recibo propuestas todo el tiempo, solo que las ignoro. La otra mano por favor." Ronnie volteó la lima y reasumió su tarea. "La mayoría de ellos son solo oportunistas que buscan impulsarse con mi dinero."

"¿Y los otros?"

"Los otros son justos en los cuales no estoy interesada. Quizá me establezca algún día pero no ahora mismo." Soltó la mano que estaba sosteniendo y movió en el montón de frascos. "¿Entonces qué color?" Buscó y eligió un color rosa. "Pienso que éste te quedaría bien. El rojo brillante sería demasiado oscuro con tu tono de piel."

"Seguro, adelante." Rose extendió la mano obedientemente. Ronnie se acercó más y le dio el frasco abierto para que lo sostuviera.

"¿Y qué sobre ti?" Ronnie preguntó mientras pasaba la pequeña brocha a lo largo de la uña.

"No he tenido muchas citas. Hoy en día la mayoría de los hombres esperan que la mujer ayude con los gastos y tú sabes que no puedo proporcionar eso." Bajó la mirada a la uña a medio terminar. "Oh, ese es bonito."

"Te dije que te gustaría," la mujer más mayor dijo. "Y no todos los hombres esperan que la mujer ayude con los gastos."

"Los que conozco lo hacen, si no esperan algo más. He tenido que luchar mi salida de los autos más de una vez."

Ronnie se rió suavemente. "Pienso que es un rito del paso. Tú no eres una mujer a menos que hayas tocado a Horny Harry por lo menos una vez. Es realmente asombroso cuantos de ellos piensan con la cabeza incorrecta." Volteó la mano de Rose para conseguir al pulgar. "No vale mi tiempo para tratar eso."

"¿Tú alguna vez fuiste sorprendida?"

"¿Sorprendida que? ¿Haciendo eso?" La mujer más mayor meneó su cabeza. "La otra mano. ¿Tú?" La contestación sonrojada incremento su curiosidad. "¿Qué sucedió?" Tapó el esmalte y se inclinó con expectación.

"Dios, esto es embarazoso. ¿Cómo llegamos a este tema pues?"

"Tú lo sugeriste," Ronnie contestó, meneando sus cejas.

"Oh yeah." Todavía sonriendo, Rose bajó la mirada a su regazo. "Tenía dieciséis y vivía con Delores. Salí a una cita con ese chico de la escuela. Él se quedó conmigo afuera y estábamos en su auto estacionado en su entrada." Se ruborizó con el recuerdo. "Nunca la oí salir."

"¿Estabas ocupada de otra manera?" Ronnie no pudo evitar sonreír en la incomodidad de su amiga. "Eso tuvo que haber sido tremendo."

Rose asintió. "Nosotros no estábamos haciendo exactamente eso pero estábamos bastante cerca. Y fue tremendo. Ella me castigo por el resto del año escolar y tuve tareas extras desde entonces."

"Caramba, espero que tú siguiente cita fuera mejor." Ronnie abrió un frasco de esmalte y reasumió su tarea.

"Él no salió conmigo otra vez después de la manera en que ella le gritó. Llamó a sus padres también. Fui humillada. Él incluso no habló conmigo en la escuela porque se metió en muchos problemas también."

"Todos tenemos nuestros momentos embarazosos," Ronnie dijo suavemente, dándole a la mano dentro de la suya un apretón.

"Tú turno. Cuéntame acerca de Chris." La brocha se detuvo a media uña y la cara de la mujer más mayor parecía que tragó de manera incorrecta.

"Um, ¿Chris?" Su voz chirrió y tuvo que despejarla. "¿Quién habló sobre Chris?"

"Susan dijo que Chris te lastimó muy seriamente. ¿Qué te hizo él?"

Ronnie sintió que su corazón cogía velocidad y se lamió los labios nerviosamente. "¿Qué te dijo Susan?"

"Solo eso que Chris te lastimó seriamente. No dijo nada más. Lo siento, si tú no quieres hab..."

"No, esta bien," regresó su atención a la mano que sostenía. ¿Cuánto le digo? Levantó la mirada en la apacible cara, intentando calcular su reacción. "Um... conocí a Chris mientras estaba en Stanford."

"¿Cuánto tiempo salieron ustedes dos?"

"Nosotros estuvimos juntos cerca de tres meses y medio. Estaba joven, enamorada y supongo... que Chris no lo estaba."

"¿Qué te hizo él?"

"Me traicionó." Había un tono de dolor de mucho tiempo en su voz. "Después de que terminé esto, Chris llamó a mis padres y pidió dinero." Mentalmente se maldijo por dejar a Rose creer que su ex-amante era un hombre pero todavía se encontró que no podía decir la oculta verdad. "Amenazando con hacer pública nuestra relación."

"¡Oh eso es terrible!" Rose jadeó. "No me sorprende que tú no tengas muchas citas."

"¿Muchas?" Ronnie dio una corta risa. "No he tenido seriamente una cita con alguien desde hace años. Tengo un servicio de acompañamiento que utilizo para los asuntos formales."

"No vale la pena la molestia, ¿eh?"

"Absolutamente no lo vale," la mujer de oscura cabellera dijo enfáticamente. "Ok, estas hecha." Soltó la mano más pequeña, deliberadamente trayendo su índice a lo largo del de Rose cuando se separaban. "Ese es el asunto del secado rápido. Dale un minuto, entonces estarás lista. Si elegí tú color, tú elige el mío."

Verdes ojos examinaron con cuidado las varias tonalidades antes de decidir sobre una. "Ya que tu eres alguien que puede usar los rojos intensos. Pienso que este se vería bonito en ti." Levantó una tonalidad oscura llamada Corazón. "¿Sabes que esa blusa roja que usaste la semana pasada esta tonalidad quedaría perfecta con ella?." Se enfocó en las fuertes manos descansando en el regazo de Ronnie. "Tienes manos fuertes. No huesudas en absoluto. Debe ser todo ese entrenamiento." Decidiendo que sus uñas estaban bastante secas, Rose tomó la mano de la mujer más mayor en la suya.

Tengo algunas maneras de liberar mi tensión, Ronnie pensó para si. Compartiendo una cama no le permitía la privacidad que tenía normalmente en la noche para aliviarse de otra manera. Intentó difícilmente no pensar acerca de lo agradable que se sentía mantener las manos con las de Rose, aunque estuvieran ambas siendo cuidadosas de no manchar las recién pintadas uñas. El calor, la suavidad... en un principio no se dio cuenta que la joven mujer estaba hablándole. "¿Lo siento, qué?"

"Nada, estaba solo bromeando."

"¿Qué dijiste?"

"Te pregunté si entrenas tanto porque estás frustrada." Rose se ruborizó en su intento de una broma audaz. "Por qué estás abajo en ese gimnasio tan a menudo."

Ronnie se rió suavemente. "Si ése fuera el caso, estaría allí todo el tiempo. Por supuesto que hay otras maneras de ocuparse de ese problema," dijo pensando que le gustaba el bonito color que ascendía por las mejillas de la joven mujer.

"Uh, sí hay," Rose convino, bajando la mirada. Finalizó la uña en la que estaba trabajando en silencio. No era común que discutiera de sexo con alguien y se sentía como una adolescente, curiosa y avergonzada al mismo tiempo. "¿Haces eso?" Prácticamente susurró cuando trasladó la brocha a la siguiente uña.

"Todo mundo hace eso, Rose."

"Yeah, estoy segura que lo hacen, solo no pensé... quiero decir que no puedo imaginar..." La imagen de Ronnie tocándose ella misma se formó en su mente por un instante antes de que forzara a ésta alejándola. "No quiero decir que imaginé que tú... bien... tú sabes... lo que quiero decir..." Tartamudeó deteniéndose, estando ahora completamente avergonzada. "Oh Dios, ¿este tema fue mi idea?" Rió y movió su cabeza. "Supongo que tendría haber escogido algo en el que tuviera un poco más experiencia."

"Estas linda cuando te sonrojas, sabes." Ronnie dio una gran sonrisa y movió su cabeza hacía atrás en el fingido pasar de la brocha del esmalte en su nariz. "Obviamente ambas hemos tenido mala suerte cuando llegó un romance."

"Sabes que no significa que no encontrarás el amor otra vez." Comenzó a trabajar en la última uña. "Eres una mujer muy especial, Ronnie. Cualquier hombre sería afortunado de tenerte... oops." Extendió una mano y agarró una bola de algodón para limpiar el errante golpe del esmalte del pulgar.

"Yeah, bien quizá algún día encontraré a alguien, pero no estoy preocupada acerca de eso." Levantó su mano y sonrió. "Hiciste un buen trabajo, Rose. Se ven geniales."

"Gracias, tú también." Levantó su propia mano para comparar. "Hey, mira cuánto más pequeña es mi mano en comparación con la tuya." Presionó juntando sus palmas y soltó una risita en la diferencia.

"¿Y qué quieres hacer ahora?" Ronnie preguntó, no haciendo ningún movimiento para retirar su mano. No quería que terminara - aún no. "La noche es aún joven. Lo sé, ¿qué te parece que nos trencemos el cabello la una a la otra?"

"Oh, eso suena como divertido," Rose aceptó feliz. "Me encanta tu cabello. Apuesto que te verías realmente linda en una de esas trenzas francesas."

"Lo que tú quieras hacer. Confío en que no me harás parecer a Heidi la pequeña Srta. Suiza."

"Ohh." La mujer de cabello rubio hizo un fingido puchero. "Pero te verías tan linda."

"Y justo qué pensarías que te hiciera tú look ¿si querrías ese?" Ronnie se rió suavemente. "¿Quieres qué haga tú cabello primero?"

"No, deseo hacer el tuyo primero. Tienes un bonito cabello. Además, tienes que darle a esas uñas otro minuto o dos para secarse." La mujer más mayor obligada, se volteó para que su espada diera a Rose. Los azules ojos se agitaron cerrándose en la sensación de los suaves dedos hundiéndose en su cabello. La suave, melódica voz oscilando. "Tan espeso y largo. No sé como no consigues pasar las horas cepillándotelo."

"Soy talentosa," Ronnie dijo con una sonrisa. "Y tengo una maldita buena secadora de pelo," agregó.

"Es muy bonito," Rose susurró, arrastrando sus dedos a través de las negras hebras. "Cuando la luz brilla sobre este, algunas partes parecen casi negras como el azabache otras parecen más claras, como un castaño."

"Se pone un poco más claro en el verano. Me imagino que es por todo el cloro en la piscina."

"Mmm." Rose comenzó a torcer el cabello en una trenza. "Apuesto a que eres feliz estando en la piscina durante el verano. Albany es absolutamente abrasador."

"¿El tuyo se pone más claro? Apuesto que lo hace."

"Yeah, llega a ser tan claro que es casi azafrán." Los pequeños dedos continuaron torciendo el oscuro cabello, cuidadosos de mantener la trenza recta. Ellas mantenían una ligera charla pero la concentración de Rose estaba en lo que sus manos estaban haciendo, no en lo qué estaban hablando. Cuando llegó el final y lo ató, sus dedos automáticamente cayeron sobre los anchos hombros delante de ella. Experimentó apretando suavemente y fue recompensada con un profundo gemido. "Parece que puedes necesitar un masaje."

"Amaría uno," Ronnie contestó, reclinándose en la presión. "Tienes un agradable tacto."

"Gracias." Deslizó los dedos y los pulgares debajo del cuello de la camiseta y comenzó a dar masaje a los ocultos músculos bajo la caliente carne. Rose se movió hasta que la abertura le permitiera dar un suave tirón en la camisa.

"No tienes que hacer eso."

"Lo sé, quiero hacerlo." Dio otro tirón. "No es que haya alguien más aquí para hacer esto, y además, si no puedo darle a mi mejor amiga un masaje de espalda, ¿quién puede?" Apartó sus manos cuando la camisa gris clara fue quitada.

"Eso es agradable," Ronnie murmuró.

"¿Qué es agradable?"

"Mejor amiga." Se volteó para encontrar unos suaves ojos verdes. "Es en ambas direcciones, sabes. Nunca he tenido a alguien con el que yo pueda hablar como contigo." En un impulso tiró de Rose dentro de un abrazo.

Al principio la joven mujer estaba sobresaltada pero después se relajó contra el calor de la descubierta piel. Con su cara enterrada en el hueco del cuello de Ronnie, inhaló la mezcla de perfume, jabón, y el propio olor de la mujer más mayor. Mientras que el abrazo continuó, se dio cuenta de donde su antebrazo se apoyaba contra la inflamación de los pechos descubiertos. Nunca había tocado los pechos de otra mujer antes y se encontró con curiosidad enfocada en la nueva sensación. Ellos eran suaves, cálidos... por un breve instante tuvo el impulso de ahuecar uno en su mano, para sentir su peso, pero el cuerpo de Ronnie sacudió con una risa baja y el encanto fue roto. "¿Qué?"

"Dije que sé que soy suave pero tú no puedes dormir allí," la mujer de cabello oscuro bromeó.

"Oh, lo siento, es solo... yo um..." La cara de Rose se ruborizó y su mente rechazó ofrecer alguna excusa.

"Te sentí como si estuvieras flotando e imaginé que tus almohadas eran mejor que mis pechos." Ronnie se volteó otra vez y suspiró cuando el masaje de espalda se reanudó.

"Oh, no estoy segura sobre eso," Rose contestó, moviendo los dedos abajo de la amplitud de la columna vertebral de su amiga. "Parece que tienes suficiente para hacer una almohada." Se sorprendió con su audacia y rápidamente intentó echarse a reír. "No es que sea particularmente carente en ese departamento yo misma." Sus ojos cayeron sobre un pequeño triángulo de piel más oscura que el resto apenas debajo de los omoplatos de Ronnie. "¿Sabías que tienes una marca de nacimiento justo aquí?" Aplastó el área en la pregunta.

"Si he oído. Nunca lo visto yo misma." Rose continuó trazando la marca con su yema del dedo, inconsciente del efecto que su tacto estaba haciendo en los sentidos de Ronnie. "Esta um... no en una buena posición, incluso con los espejos."

"Hmm, es muy bonito. Es apenas una pequeña cosa, no más grande que mi yema del dedo. Está justo debajo de tu omoplato." Sus ojos estudiaron el paisaje de la espalda de su amiga, observando cada peca y marcas de la belleza. Donde sus ojos iban, sus manos le seguían, extendiéndose y corriendo de una parte a otra. "Tienes una fuerte espalda, Ronnie." De hecho, todo sobre ti es fuerte, silenciosamente reflexionó. Fuertes hombros, fuertes brazos, incluso su mandíbula es fuerte. Se inclinó y vio las grandes manos apoyadas sobre el muslo del Ronnie. Y tus manos... fuertes y suaves. Cuando me sostienen por la noche me siento tan segura. Cuando mis piernas me duelen tanto que no pienso que pueda soportarlo vienes y haces que se sienta mejor solo poniendo tus brazos alrededor de mí. Nunca se dio cuenta que su mano se había movido y ahora suavemente acariciaba arriba y abajo de un bien definido bíceps.

"Um... Pienso que está bien, Rose."

"¿Hmm? Oh." Rose retiró sus manos y observó a Ronnie ponerse su camiseta de nuevo.

"Ok, tú turno. Ponte adelante."

Largos diestros dedos se movieron a través de su cabello, contra su cuero cabelludo, dando masajes mientras trenzaban. Rose no supo cuándo sus ojos se cerraron o cuándo Ronnie comenzó a tararear. Se dio por vencida intentando resolver qué es lo estaba sintiendo y se perdió en esto. Presionó su espalda contra los dedos de su amiga, suspirando audiblemente cuando Ronnie tomó la indirecta y comenzó a presionar los pulgares contra la base del cráneo. "Ooh, eso es agradable," murmuró, una perezosa sonrisa apareció en su cara.

"Hablando de necesitar un masaje," la ejecutiva contestó. "Eso es, relájate contra mí." Rose hizo como la suave voz le dijo, dejando a su cuerpo superior reclinarse sobre Ronnie. La camisa de dormir de Dartmouth era grande en ella, el cuello más grande permitió que las manos llegaran a los hombros sin obstáculo. Suspiró cuando los dedos fuertes forzaron otra vez a sus músculos a relajarse. Se hundió más profundamente contra el marco más grande detrás de ella. Sus hombros estaban completamente blandos pero Rose descubrió que otra parte de ella estaba lejos de ese estado. No necesitó bajar la mirada para darse cuenta que sus pezones estaban irguiéndose. Mientras las manos de Ronnie se movían debajo de la camisa de dormir, la tela se frotaba contra la encogida rosada piel. Cerró sus ojos, Rose se imaginó que esas fuertes manos se movían hacía abajo. Sus ojos volaron abriéndose cuando se dio cuenta de lo que estaba sintiendo... excitación.

"Hey... um... ¿por qué no encendemos la televisión? Estoy segura que hay algo transmitiéndose que podemos ver." Alcanzó el control remoto, esperando que su voz no sonara tan nerviosa para Ronnie como lo hizo a sus propios oídos.

Sacada de sus propias meditaciones por el repentino movimiento, la mujer de cabello oscuro pudo únicamente murmurar una aprobación. El ruido de la televisión llenó el aire. Le tomó un momento para que se diera cuenta que Rose no iba a recargarse contra ella más. Desilusionada que el masaje hubiera terminado, Ronnie volvió a la tarea anterior de trenzar el rubio cabello. Cinco minutos antes había estado contenta, acogedora, y cómoda. Ahora su cuerpo sentía frío sin el calor de la mujer más pequeña contra ella. Soltó un silencioso suspiró y se resignó a contentarse con solo tocar la suave cabellera.

Rose estaba también sintiendo la pérdida del contacto de su cuerpo. Tomó esfuerzo de su parte no reclinarse en los dedos de Ronnie y comenzar el masaje otra vez. ¿Por qué estoy sintiendo así? ¿Qué está pasando dentro de mí? Es solo Ronnie. Intentó imaginarse cómo se sentiría si alguien más estuviera tocándola pero un accidental roce de una mano contra su clavícula hizo que alejara esos pensamientos. Oh, qué no daría para un agradable masajes de espalda de ti ahora mismo. Comenzó a reclinarse en el tacto de Ronnie otra vez y tuvo que pararse. Esto es loco. Es solo que nadie me ha jamás tocado así antes, eso es todo. Repitió las palabras una y otra vez en su cabeza hasta que el trenzado fue hecho. Cuando Ronnie salió de detrás ella y se recargó contra las almohadas, Rose sentía todo excepto relajación. Su cuerpo estaba completamente despierto y quemándose con un fuego que no había sentido en años. De hecho, el cuarto le parecía absolutamente caliente en estos momentos. Únicamente esperaba que el sueño pudiera llegar rápidamente. "Estoy cansada," dijo con un falso bostezo.

"¿De verdad?" Ronnie miró el reloj. "Es aún temprano."

"Yeah, no lo sé, pienso que tu masaje de cuello es el que hizo que me diera sueño. Puedes quedarte levantada si quieres, la TV no me molesta." Cerró los ojos y frotó su nariz más profunda en su almohada.

"No estoy cansada todavía pero no quiero mantenerte levantada. Iré al piso de abajo y entrenaré durante un rato. Estoy segura que eso me cansará."

"Oh, no tienes que irte," Rose protestó, aunque una idea se estaba formando en su mente.

"No, eso no es ningún problema, de verdad. Necesito un entrenamiento," la tranquilizó, bajando de la cama y apagando la televisión. "Volveré en alrededor de una mediahora, cuarenta y cinco minutos o algo así."

"Ok." Perfecto.

Rose esperó hasta que oyó la música flotando a través del entarimado antes de doblar su rodilla derecha y separar sus piernas. Darse placer ella misma no era algo que hiciera frecuentemente pero sus dedos no tuvieron ningún problema en deslizarse entre sus tersos labios y localizar sus excitados nervios. "Ah..." Sus dedos se sentían fríos rodeándolo por el líquido caliente y la sensación fue intensa cuando llevó su dedo a través de su clítoris. Llenó su mente con eróticas imágenes mientras que su pasión creció. Su mano izquierda se metió debajo de la camisa de dormir y cerró en su pezón llegando a ser difícil bajar el rítmico bombeo...

... Acostada sobre la gruesa estera azul de entrenamiento, Ronnie dejó su mano libre viajar en sus pants para ahuecar su montículo a través de sus bragas. "Ohh..." Los largos dedos empujaron el algodón contra sus húmedos rizos, entonces más hasta que la entrepierna estaba saturada. Moviéndose para apalancarse, provocó un poco de aflojamiento en la forma de las bragas y la utilizó a su completa ventaja, enroscando los dedos bajo el borde del elástico y entre sus labios inferiores. Cerró los ojos, sus dedos se convirtieron en los dedos de Rose. Imaginando a la rubia mujer tocándola tan íntimamente provocando que las caderas de Ronnie saltaran violentamente contra la estera y su respiración se acelerara. Esta era una fantasía que no se había permitido considerar hasta ahora y estaba sorprendida por su fuerza. Era demasiado para negarlo más. Estaba enamorada de Rose Grayson; nada podría cambiar eso. En la realidad podría nunca ser pero aquí, ahora, sobre una estera en su gimnasio privado, la fantasía podría ser real. Aquí no había accidente, ningún hueso quebrado, ninguna vida destrozada. Aquí estaban solo ella y Rose, amándose la una a la otra. Los dedos de Ronnie se movieron a través de los negros rizos y los rosados labios con vieja familiaridad pero los tactos eran de alguna manera diferentes, más intensos. Estaba más que lista cuando dos largos dedos encontraron su entrada y se deslizaron dentro en su primer nudillo...

... Rose trajo la otra mano abajo y se frotó frenéticamente. El molde integral era la única cosa que mantenía sus caderas uniformes remotamente en la cama. Los músculos de su muslo se tensaron y sintió una punzada de dolor en su pierna izquierda pero este palideció en comparación al placer que sus dedos estaban trayendo. Bombeando dentro, retrocediendo, entonces dentro más profundo aún, su amante de la fantasía la trajo al borde. Rose empujó tanto como podía pero había más... más que no podría completamente alcanzar. Ese lugar especial estaba tan cerca y aún tan lejos. Dientes apretados fuertemente, cara contraída, empujó para alcanzar el orgasmo. Bombeando tan intensamente que lastimó los tejidos entre sus dedos mientras su mano izquierda nunca cesó en sus frenéticos esfuerzos. Rose se sintió balancearse sobre el borde pero no podía caer sobre el. Entonces su amante de la fantasía le habló. "Sí, eso es, Rose. Déjate ir, eso es." Los tonos bajos de Ronnie retumbaron a través de ella, disparando cargas eléctricas que se movieron de sus pechos a su clítoris donde la explosión final vino con demoledora fuerza..."

"¡Oh... Rose!" Ronnie gritó cuando los embates estrepitosamente la atravesaron. Los seguros, deliberados movimientos la arrastraron fuera del placer, permitiéndole algunos segundos más con su imaginaria amante antes de caer flojamente de nuevo a la estera. Cerró los ojos, quedándose allí por varios minutos, poco dispuesta de dejar a la fantasía irse demasiado pronto. Finalmente su respiración se retardó y la realidad volvió. Con ella vino la profunda tristeza. No importa lo qué hiciera, nunca desaparecería la verdad sobre el accidente. Nada quitaría el dolor de Rose. Ronnie se incorporó y envolvió los brazos alrededor de sus piernas, abrazándose en un ovillo. Por tanto tiempo no he necesitado a alguien y ahora estás tú. Miraba el techo, entonces lentamente enterró su cabeza contra sus rodillas. ¿Qué es lo que voy a hacer? Te necesito en mi vida, Rose. No puedo imaginar cómo era esta vida antes de que tú vinieras y me da pánico el pensamiento de que te vayas para siempre. En este momento no había nada que Ronnie deseara hacer más que abrazarse contra la mujer más pequeña. Respiró hondo y se incorporó, sabiendo que entre más tiempo permaneciera abajo más tiempo pasaría antes de que pudiera recostarse contra el calor de Rose.

La toallita entre sus piernas, quitó cualquier rastro de actividad. Su tarea finalizó, dejó ésta de nuevo en el cómodo sobre la mesita de noche. Rose se recostó bajo las sábanas y esperó a que Ronnie volviera. En la oscuridad, pensó acerca de lo que había sucedido. Nunca en sus remotos sueños se había pensado teniendo sexo con otra mujer. Ahora, su cuerpo aún hormigueando por el intenso orgasmo, Rose intentó resolver sus encontrados sentimientos. Se preocupaba muy profundamente por Ronnie, ¿pero de esta manera? No obstante, todo lo que tomó su pensamiento era la ejecutiva hablándole bajo y seductoramente a ella y Rose comenzó a calentarse otra vez. Intentó pensar en dos mujeres teniendo sexo. Nada. No había interés en absoluto. Las visiones en su mente eran solo sexo, cuerpos y miembros mezclándose juntos para el placer físico. Pensó en Ronnie otra vez. Largas, nunca terminando piernas llevadas a una fácil hinchazón en la cadera después estrechándose a su delgada cintura. Pechos que ni parecían demasiado grandes ni demasiado pequeños para su alto marco. Un esbelto cuello llevaba a una cuadrada quijada y fuertes pómulos, todo acentuado por llenos labios y expresivos ojos azules. Pero la revisión mental no podía permanecer en lo físico. La rica voz jugó en su oído mientras la dulce fragancia persistiendo sobre la cercana almohada llenó sus fosas nasales. Rose de repente se dio cuenta de su mano moviéndose contra su pecho. El repentino silencio cuando el estereo fue apagado sacudió a la joven mujer sacándola de su nueva fantasía. Sus manos fueron directo a sus costados y esperó a que la puerta del sótano se cerrara y que la de ésta habitación se abriera.

"¿Estás despierta?" Ronnie susurró cuando entró en el oscuro cuarto. Esperó algunos segundos antes de repetir su pregunta. Contenta de que Rose estubiera durmiendo, cuidadosamente se deslizó dentro de la cama. Sus cuerpos estaban apenas tocándose. Intentó una vez más. "¿Rose?" Esperó varios segundos antes de recostarse y se meneó en cierre. Su cara se enterró en el dorado cabello, su brazo descansado a través de la pequeña cintura, Ronnie dio un suspiro satisfecho y flotó libremente.

Mucho tiempo después de que la respiración de Ronnie cediera a suaves ronquidos, Rose estaba despierta, sus dedos ociosos hacían círculos en el dorso de la mano que se apoyaba sobre su estómago. Es demasiado malo que Chris te lastimara tanto, usando su amor contra ti, amenazando decir a todo el mundo sobre... Sus ojos estallaron abriéndose cuando la pregunta tomó forma. ¿Por qué sería tan terrible para ti ser involucrada con un compañero estudiante? No es que tú estuvieras durmiendo con un profesor o algo. A menos... sus ojos crecieron de par en par.

A menos que Chris sea una Christine.