Amor y decepción (1)

Como el engaño del amor convierte una noche de sexo en solo decepción...

Amor y decepción – Parte 1

Pasó en la navidad del 2003 y es ahora que me atrevo a escribir mi relato para que algunas mujeres no se sientan solas cuando le sucedan cosas como esta.

Soy una profesional con muchos años trabajando en la misma empresa. Con 38 años de edad aún conservo buena figura y un matrimonio estable de 16 años. Es verdad que la relación se encuentra en un estado de pasividad en donde nos hemos convertido en dos buenos amigos que en una oportunidad fuerón solo uno para el otro. La pasión se ha venido a menos quedando solo para la relación sexual semanal sin mucha creatividad y más por tradición que por deseo. Pero en esta navidad me ha sucedido algo que me tiene ahogada y lo quiero compartir con ustedes.

Hasta ahora, mi amigo Pablo me había acompañado en la oficina por 10 años, tiempo durante el cual hicimos equipo en proyectos, asistimos a innumerables convenciones juntos y compartimos cenas y almuerzos en distintas oportunidades.

Al final nos convertimos en amigos casi inseparables. Durante la celebración de la fiesta de la empresa fue mi parejo porque mi esposo no tenía deseos de compartir en un ambiente donde el era un extraño, además no era la primera vez que me dejaba sola en eventos de la compañía. La cena terminó más temprano de los que todos querían y se formó un grupo para ir a la disco. Yo me fui en el carro de Pablo y a nadie le pareció extraño en vista de nuestra vieja amistad. A mitad de camino él me comenta que preferiría terminar la noche en algo más tranquilo y romántico. Acepte alegremente, quizás por efecto del vino y de lo grato que es Pablo para mí, nos desviamos y fuimos a un pequeño club al este de la ciudad donde no había nadie conocido que arruinara nuestra velada. Tomamos más vino y comenzamos a bailar unas piezas muy románticas y mi cuerpo comenzó a relajarse.

Empecé a sentir un cosquilleo divino en el vientre y mis senos se apretaban contra el pecho de él. Mi mente se nublo y me transporté a un mundo donde solo estábamos él y yo. Sus manos acariciaban mi espalda coqueteando con sus dedos en el borde del tanguita que me había puesto y percibiendo la ausencia de sostén por el tipo de vestido que llevaba. La energía sexual era muy alta hasta que sucedió lo deseado. Nos besamos tiernamente y muy suave al compás de la música. Luego de un beso, una caricia y una declaración de amor me encontré a solas con él en la habitación de un hotel cercano.

Hasta ahora todo había sido tan bello que en ningún momento pasó por mi cabeza la imagen de mi esposo y solo quería vivir la experiencia. Pablo con mucha tranquilidad y suavidad comenzó a desvestirme mientras me besaba suavemente. Al poco rato toda mi ropa hacia pareja en el piso en un solo bulto con la de él. Acostados con nuestras piernas enlazadas sentíamos el calor de nuestra piel. Mi excitación era mayor y no necesite más caricias para desearlo entre mis piernas y que su carne se hundiera en la mía y fuéramos uno.

Mientras se movía lentamente seguía declarándome su amor y yo le creía. Mi orgasmo se aceleró cuando sentí como su semen se derramaba dentro de mi y salía algo caliente y rodaba entre el pliegue de mis nalgas. No llegó tan impresionante como me lo esperaba pero fue muy lindo y tierno. Nos separamos para asearnos y cuando regresaba a vestirme, me comenta que espere un momento que aún no era medianoche y que podíamos compartir una botella de vino que había solicitado al room service. Un poco nerviosa acepté y al menos me dejó poner la tanguita. Lo consideré un gesto muy galán y permitía que coqueteara un poco ya que la pantaletica resaltaba mis piernas y mis nalgas que siempre las he considerado mi mejor atributo después de mis senos.

Llego el vino y comenzamos a conversar y al poco rato después de más de media botella consumida tenía a Pablo encima de mi con más deseo. La idea me fascinó, solo que se había convertido en una fiera ruda y despiadada. Me obligo a que se lo parara chupándoselo, mientras me arrancaba la tanguita y me lastimaba la rajita. Sentí sus enormes garras magullarme las nalgas como una fiera y hasta meterme un dedo completamente en el culo. A todas estas no paraba en llamarme cosas feas como zorra, perra en celo y hasta puta. Cuando estaba listo me volteo y me ordeno que me pusiera en cuatro para que vea como es el polvo del jinete y halándome los cabellos para mantener mi cabeza hacia atrás me lo metió con tal furia que un grito se me escapo. Su respuesta fueron dos nalgadas intensas con sus manotas y la amenaza que si volvía a gritar se repetiría el castigo. Sus movimientos eran rudos y hasta erráticos que en una oportunidad se le salio la verga erecta solo para introducirme su lengua caliente en mi cuquita y ensalivarme mi culito. La caricia del beso negro en mi agujerito, aunque violento daba inicio a una serie de sensaciones incontrolables dentro de mí.

De nuevo volvió a la carga y esta vez me la metió en el culo. Siendo la primera vez, el dolor fue intenso pero lo soporte y deje que me sodomizara a placer. Sus gruñidos avisaban que pronto acabaría y que mi castigo terminaría. Mis manos se fuerón por reflejo al clítoris para estimular algo que crecía inmensamente dentro de mí. Se me nublo la vista y se me llenaron los ojos de colores, mi cuquita parecía estallar de electricidad y mi culito comenzó a contraerse consecuencia del mejor orgasmo que he tenido en mi vida. En el mismo instante sentía como Pablo se derramaba dentro de mí y su semen caliente apuraba el resto de mi orgasmo. Si amigas lectores, todo este trato rudo despertó en mí algo muy intenso que deseo experimentar de nuevo. Hay noches que no puedo dormir solo tratando de encontrar la oportunidad para repetir la experiencia. Ese orgasmo fue único e inolvidable.

Pablo reacciono, luego de descansar encima de mí y dejar que su verga quedara flácida dentro de mi culito chorreando su semen y volvió a ser el de antes con suaves palabras y declaraciones de amor. Pero algo se había roto. Había perdido a un buen amigo y no deseaba ser su amante. Regrese a casa y conseguí a mi esposo durmiendo, tome una ducha y me acosté muy pegada a él. El culito me ardía pero más el corazón.

Espero que mi experiencia las ayude.

Marie

mariepablo@yahoo.es