Amor sin freno.
Maribel tiene un terrible desengaño amoroso, encontrará consuelo en brazos de alguien que no se esperaba.
Esta es una historia ficticia, pero no es un hecho que no se de en la vida real de algunas personas...
Maribel, estaba pasando por su mejor momento, todo iba bien en su vida, su novio le había propuesto matrimonio, estaban comprometidos y en un año se casarían, su carrera era lo que siempre había deseado, disfrutaba ser veterinaria, sus ingresos aumentaban, por lo cual, pronto le permitiría independizarse de sus padres, por fin.
No se sentía un estorbo para nada, siempre había ayudado a sus padres en todo pero era la única de sus hermanos que aún vivía con ellos y a sus 27 años ya se sentía algo incomoda.
Unos meses antes de casarse , cuando todos los preparativos estaban en marcha, un número desconocido, le envió por whats app, fotos de su prometido con otra chica, se los veía muy cariñosos y algunas de las fotos eran muy subidas de tono, se veía claramente como su novio, tocaba los senos de su amante mientras la besaba descaradamente.
Se armó terrible lío, Maribel, terminó con su prometido, por más que este le suplicó que lo perdonara, hasta fue violenta con él, partiéndole un palo de escoba en la espalda, para que se fuera y la dejara en paz.
Era tanto el dolor que ella sentía, que en ese momento estuvo segura de que jamás volvería a confiar en alguien, nunca se había enamorado completamente, pero quería mucho a su novio y este la había traicionado.
Un tiempo después, a casa de sus padres, llegó una carta de su tío, el hermano mayor de su madre, en ella decía que estaba muriendo y no se trataría la enfermedad.
A la madre de Maribel pareció no afectarle para nada la noticia, y le pidió a sus hijos que no fueran a verlo, pues no se merecía consuelo alguno. Su hermano, había sido un hombre malvado, con su esposa ( la había maltratado hasta la muerte), con sus empleados y hasta con su único hijo Rafael, a quien apenas le daba de comer y recluía en una sucia habitación.
Hacía más de dieciocho años que no tenían noticias de esa familia , ni querían saber nada de ella, pensando que Rafael ahora sería libre y podría llevar adelante* mejor que su padre , la finca, ya que según se decía , era un joven amable y responsable.***
Pasaron unos meses, el verano aún no llegaba pero la primavera hacía una previa calurosa.
Maribel aún adolorida por la traición de su ex, había aceptado tener un consultorio en un pueblo serrano a ochenta kilómetros de la ciudad, el mismo pueblo donde había vivido su cruel tío. Una familia amiga, le había conseguido un departamento pequeño pero acogedor, al lado del consultorio veterinario donde atendería a sus clientes.
Por fin llegó el día, Maribel se despidió de sus padres entre lágrimas y abrazos, los extrañaría pero era hora de vivir y valerse por ella misma.
Al llegar al lugar, el trabajo no se hizo esperar, gente que tenía granjas o ganado , fueron a hablar con ella , para pedir presupuesto, todo parecía que iba a ir bien y eso le levantaba lo ánimos.
Por las mañanas se miraba en el espejo y no estaba muy contenta con lo que le devolvía el reflejo, había adelgazado mucho, estaba muy pálida, sus grandes ojos marrones, que antes tuvieron vivacidad ahora parecían apagados, su cabello, oscuro, largo, brillante y con vida, parecía paja, si bien no tenía un cuerpo poco atractivo ella no lo veía así y su autoestima recaía. Al llegar el verano, una pareja de ancianos que vivía al lado de su casa, la animó a que se arreglara y los acompañara a la fiesta patronal que se realizaba en la plaza del antiguo pueblo, ella aceptó, se maquillo suave, se puso un bonito vestido floreado, hasta las rodillas, que realzaba sus curvas y tenía un escote que dejaba ver la blancura de su pecho, se peinó con un rodete suelto y se puso un collar de piedras para adornar su largo y delicado cuello.
En la fiesta, que se estaba llevando a cabo armónicamente, escuchaban varios músicos de estilo tradicional, mientras con los ancianos, Maribel tomaba gaseosa con vino. Instintivamente sintió que la mirada insistente de alguien estaba sobre ella. Volteó a ver y se encontró con un muchacho de unos veinte y tantos años, que estaba con varios hombres , mirando el espectáculo de los músicos, el chico no la miraba , pero le parecía familiar, era un joven alto de aproximadamente un metro noventa, estaba bronceado por el sol , su cuerpo era fuerte y musculoso pero sin llegar a ser extravagante, tenía el cabello negro bien cortado, unos ojos verdes claro, muy hermosos , adornaban la bella cara, perfectamente afeitada del muchacho, pero Maribel no sintió mayor interés , aunque quería olvidar a su ex, aún estaba afectada.
Al terminar la fiesta, todos volvían a sus hogares, Maribel y la pareja de ancianos lo hacían caminado porque sus hogares quedaban cerca de la plaza, cuando estaban llegando, alguien los alcanzo casi corriendo, Maribel distinguió al joven de la fiesta patronal, quien la llamó por su nombre, ella lo miró extrañada, entonces él después de saludar educadamente a los ancianos se presentó.
_ Maribel, soy Rafael, tu primo, ¿no te diste cuenta?_
_ Sabía que de algún lado te conocía, pero cambiaste tanto que no podría haber estado segura_ replicó ella sonriendo.
Él se acercó y la abrazó, ella le correspondió.
_ Ha pasado mucho tiempo, prima, pero jamás me olvidaría de tu cara o la de tus hermanos, me imagino que vas a descansar ahora, pero mañana es domingo, vení a verme a casa, por favor, quiero saber de tu vida, de mis tíos_
Maribel asintió sonriendo con la cabeza.
_ Llegate por el consultorio después de almorzar, tengo cosas por desempacar todavía, pero para esa hora ya voy a estar lista_
Los primos se despidieron con promesas de verse al otro día.
Después de la hora del almuerzo, Rafael fue puntual y pasó a buscar a su prima, fueron a la casona que antes había pertenecido al tío de Maribel, pero ahora todo era de Rafael.
Estuvieron charlando mucho tiempo, se pusieron al día con los acontecimientos de cada familia y él le contó con lujos de detalles el infierno que le había hecho vivir su padre, los golpes y latigazos que le propinaba, lo habían marcado para siempre en su cuerpo y alma.
Maribel terminó conmovida, se disculpó por no haber estado en esos momentos difíciles y lo abrazó con ternura. Como ahora serían vecinos, le prometió no dejarlo solo, y ayudarlo en lo que pudiera.
Así fue como se volvieron inseparables, en sus tiempos libres Maribel, los pasaba junto a Rafael, iban a pescar , almorzaban o cenaban casi siempre juntos, varios fines de semana ella se quedaba a dormir en la casona y se sentía feliz de tener un familiar con quien compartir cosas. Pero esa armonía se rompería, Rafael sentía admiración por su prima, ella era tan inteligente, era educada y bonita, se sentía una bestia a su lado, cada vez la encontraba más hermosa, adoraba verla dormir , sonreír, y jugar con sus perros en el patio, esa adoración que tenía hacía ella, pronto se convirtió en algo más, la sangre comenzó a arderle en las venas, no podía quitarse a Maribel de la cabeza , la imaginaba semidesnuda llegando hasta su cama y se sentía horrorizado porque de niños se les había dicho a todos en la familia, que un primo era tan cercano como un hermano. Pero Rafael no podía más, ya ni siquiera le servía descargar sus ganas con alguna muchacha dispuesta del pueblo.
Él ardía en deseos por su prima, y se sentía una mierda porque ella lo trataba con mucha ternura y amabilidad, no quería perderla y sabía que si le declaraba su amor, podía darla por perdida. Ella seguramente lo rechazaría y lo vería como una abominación.
Pero la pasión de Rafael , era algo que no se podía frenar, intentaba estar distante de Maribel, pero pronto se podía ver él mismo, abrazándola, sintiendo su perfume a flores, o besándole sus blancas manos, a lo que ella le respondía con abrazos tiernos y miradas llenas de inocencia.
Poco a poco Rafael comenzó a perder la razón, comenzó a pensar que debía tenerla, de alguna u otra manera. Un domingo la invitó a pasar el día en las montañas, donde había unos manantiales hermosos y frescos para pasar el calor de un verano que aún no se quería ir.
Después de almorzar una comida liviana, charlaron un poco de lo pasado en la semana, Maribel había tenido mucho trabajo y le venía genial relajarse.
_ Hace un poco de calor, prima, no traje malla pero, me muero por tirarme al agua, ¿venís conmigo?_
_ No, no sé nadar, te voy a ser un estorbo_ replicó ella riendo.
_ Yo te enseño, dale, anímate, es para pasar el calor_
Ella meneó la cabeza.
_ No traje la bikini_ se excusó Maribel.
_ ¡Vamos! , acá nadie nos va a ver, nademos en ropa interior, además, soy como tu hermano mayor, no pasa nada_
Maribel asintió y se quitó el vestido, Rafael que ni siquiera la había visto en bikini, tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no tirarse encima de su prima. La veía hermosa, su cuerpo blanco y terso, sus senos no eran grandes pero se veían parados tras el encaje del corpiño, la muchacha poseía una cola grande y firme, una cintura estrecha y unas piernas hermosas. Por su parte Rafael, sólo se dejó su slip y trato de meterse al agua rápido para que su prima no viera la erección terrible que tenía en ese momento. Maribel entro al agua, al ser de las sierras estaba algo fría, sus pezones se pararon y se notaba su piel de gallina. Rafael la llevó de la mano hasta lo más hondo, ella que no era tan alta, pronto no hizo pie y se agarró del cuello de su primo. Rafael sentía que la piel le quemaba, la tomó por la cintura y la acercó más a él, estaban más juntos que nunca, deseaba poseerla ahí mismo, penetrarla salvajemente, hasta no dar más, pero vio que ella había cerrado su ojos comenzando a temblar, sintió mucha pena y la llevó a la orilla, era imposible que Maribel no se hubiera dado cuenta de lo que estaba pasando.
_ Tranquila, no pasa nada, te voy a llevar a tu casa_ le dijo sacándola del agua.
Ambos se vistieron en silencio, subieron a la camioneta de él y no se hablaron en todo el camino. La tensión era tremenda, Rafael estaba arrepentido, al llegar a la casa de Maribel, se saludaron fríamente. Él salió rápidamente de ahí en su camioneta, al llegar a la casona se encerró en su cuarto todo lo que restó del día, no quiso cenar y pidió a sus empleados que no lo molestaran. No se animó a mandarle un texto a su prima, estaba muy avergonzado y tampoco recibió nada de ella. Toda la semana estuvo amargado, trabajó junto a sus empleados más de lo normal, hasta que cayó enfermo.
Maribel al no saber nada de él, y al ver que no le respondía de ninguna manera el celular, lo fue a ver un sábado por la tarde, hacía mucho calor y se avecinaba una tormenta.
El ama de llaves le comentó que su primo había tenido mucha fiebre y que trabajar tantas horas, hasta sin dormir, lo habían afectado. El médico le había dado unos medicamentos y la fiebre había disminuido.
Cuando Maribel entro en la habitación, Rafael pensó que era producto de la fiebre que lo hacía delirar, pero lo sintió muy real cuando ella lo besó en la frente.
_ Pensé que ya no ibas a querer verme _ le dijo el con la mirada triste
_ Descansá, me voy a quedar a cuidarte_ le dijo ella sentándose en un sillón que había en los pies de la cama.
La habitación era enorme en el segundo piso, había sido la recamara nupcial de los padres de Rafael, tenía un ventanal muy grande por donde entraba la brisa fresca con olor a tierra mojada.
Rafael se durmió hasta bien entrada la noche, Maribel lo despertó para medicarlo y cenó algo mientras él se volvía a dormir.
Hacia la madrugada lo escuchó gritar, se acercó a su cama, para despertarlo, seguro tenía una pesadilla, él despertó y la abrazó sollozando, estaba bañado en sudor. Los relámpagos alumbraban la habitación, él miró a Maribel respirando agitado.
_ No me dejés solo_ le pidió
_ No me voy a ir de acá Rafael_
Él la seguía abrazando, esta vez le acariciaba la espalda, casi subiéndole el vestido, la acercó más a él, sintió como su cuerpo comenzaba a temblar, pero esta vez Rafael estaba terriblemente excitado y no podía controlarse.
_ Sólo nos besaremos _ le dijo a Maribel quien estaba paralizada, le llenó de besos las mejillas, los ojos, la frente, hasta que llegó a sus labios, con sorpresa sintió que tímidamente ella le correspondía, introdujo su lengua de a poco y ella lo siguió. Se devoraron a besos, acariciándose mutuamente, Rafael se quitó la sabana que lo cubría, por el costado de los pantalones cortos, se podía ver como su pene quería salir. Agarró con fuerza las tetas de su prima por encima del vestido, jadeando como un loco. Maribel lo apartó.
_ ¡No!, no podemos hacer esto, está mal, no es normal_ le dijo avanzando hasta la puerta, con los ojos llenos de lágrimas.
Rafael se levantó rápidamente, la tomó de un brazo y la acercó a él, le arrancó el vestido como si fuera un trapo y le comió la boca metiendo su lengua enloquecidamente, al tiempo que con sus dos enormes manos le agarraba las nalgas, los dos comenzaron a jadear, acariciándose frenéticamente, ella bajó besándole el pecho musculoso y moreno, le bajó los pantalones cortos dejando libre el pene de su primo ante sus ojos. Era un miembro largo y grueso, pero supo arreglárselas para darle una buena mamada, sintiendo todo ese olor a hombre mezclado con colonia que la embriagaba. Rafael gemía de placer, pero no quería acabar tan rápidamente, levantó a su prima del piso y la subió a la cama , le sacó la tanga y el corpiño, besó y mordió suavemente los pezones y cada parte del torso de su prima, le chupó las tetas , hasta dejarlas algo coloradas, luego de eso, bajó para comerle la concha, que estaba muy mojada y caliente, pasaba la lengua por la hinchada vulva casi sin vello, al tiempo que ella gemía por lo bajo, había comenzado a llover pero temía despertar a los empleados de la casa.
_ Soltate _ le pidió él_ no importa que nos escuchen _
Entonces subió y mirándola a los ojos, la penetró suavemente, las primeras estocadas fueron suaves, pero no pudo aguantar más y la penetró con furia liberando todo el deseo reprimido.
Ella comenzó a gritar de placer, ya no le importaba nada, la verga venosa y caliente de su primo la llenaba por completo, cogían salvajemente, sudando hasta mojar la cama, el pecho bien marcado de él se restregaba con violencia contra las tetas de ella. Al ver la cara hermosa de Rafael desencajada de placer, gimiendo como bestia , Maribel tuvo su primer orgasmo , su espalda se arqueo y se sintió morir, Rafael no pudo aguantar mucho más y eyaculó dentro de ella lanzando un grito gutural.
Quedaron rendidos sobre la cama, la briza que entraba por el ventanal, rozaba sus cuerpos desnudos, él le acariciaba la espalda y la miraba con sus hermosos ojos verdes.
_ Te amo_ le dijo_ no me arrepiento de nada_
Maribel hizo silencio, Rafael pensó que no era correspondido, ella estaba levantándose de la cama.
Con sorpresa vio, que sólo se acomodaba para subirse encima de él, su pene estaba listo otra vez , ella lo acomodó en la entrada de su vagina y comenzaron a hacerlo nuevamente, al tiempo que le besaba el cuello.
_ Te amo primo, yo tampoco me arrepiento de nada_ le decía besándolo.
Hicieron el amor toda la noche y se durmieron a la madrugada, abrazados, sin pensar en el mañana…
Este, es mi primer relato, espero que les guste, de no ser así, prometo mejorar, saludos desde Argentina...