Amor Prohibido I - Aarón

Una historia de amor adolescente comienza celos, rivalidad, celos, engaños y sentimientos encontrados. Viejos o nuevos lectores... Bienvenidos a Amor Prohibido. Os presento a Aarón, uno de nuestros protagonistas.

Capítulo I

[Nota de autor]

Chicos, lo siento. Hace más de seis meses que no actualizo ni nada, pero entre que las vacaciones me las pasé viajando y que Bachiller se me hace una eternidad no me queda tiempo y cuando lo tengo me pongo en plan vago. He vuelto a resubir este capítulo porque se me filtraron unos pequeños/graves errores. Esta semana subiré este capítulo y dos más. Gracias por los mensajes.

[Narra Aarón]

Después de tirarme casi todo el verano tocándome los huevos, el hecho de saber que hoy empezaría las clases comenzaba a cabrearme. Dos meses y medio de vacaciones es muy poco tiempo, realmente es insuficiente. En verano la mayor parte de los días te levantas tarde, si eso ocurre, tu día comienza a acortarse. Otro factor es el de salir casi todos los días de fiesta y por tanto pillarse un pedo de campeonato. Si sumas esas dos cosas, tus días se reducen a jornadas de poco más de doce horas, y por tanto esos dos meses y medio de idílicas vacaciones pasan a ser un mes y unos cuantos días de descanso.

El instituto. Lugar que fue creado por el hombre para mantenernos el mayor tiempo posible ocupados y por tanto, darles a nuestros padres un poco de paz durante el año. Precisamente mi instituto y yo no nos llevemos muy bien. Soy un poco vago, lo reconozco. No soy de esa clase de alumno ejemplar que saca notas superiores a ochos, nueves o similares. Más bien mi promedio gira en torno al cinco o al seis. Después de haber repetido el año pasado, he intentado por lo menos no suspender aquellas asignaturas de gran contenido, mis padres en ese tema son muy pesados y por lo tanto paso de que me coman la cabeza.

Bueno a todas estas, mi nombre es Aarón Garrido Calatayud. ¿No me conocéis? Si ese el caso, es raro, dado que la mayoría de personas saben quién soy. Soy un adolescente de dieciséis años, mido metro ochenta, tengo los ojos grisáceos y una bonita dentadura. Ah y bueno, estoy más bueno que el pan. No lo digo yo, lo dicen todas. Tengo a medio instituto mojando bragas por mí, y a ver, no es por ser pedante pero es una realidad. Se ve que mis padres me hicieron con ganas y pues he salido de revista. El fútbol también aporta sus beneficios pues estoy fibrado; tengo hasta los músculos de los juanetes marcados pero tampoco en exceso.

Desde pequeño he amado el fútbol, es mi gran afición a parte de follar y salir de fiesta. Pero mi sentimiento por el fútbol es algo que no puedo explicar. Siento la pasión de ir tras un balón por las venas. Este año he pasado a formar parte de la División de Honor Juvenil, pues cumplo diecisiete este mismo año y mi entrenador Román tiene muchas expectativas conmigo. Por tanto, durante mis dos próximos años mi único objetivo es desempeñar un gran papel dentro de esta categoría para llamar la atención de grandes ojeadores y poder llegar a ser jugador profesional. Desde hace cinco años que juego en el Villareal C.F. en Castellón.

Aunque mi club queda a una hora Valencia, ciudad en la que vivo, todas las semanas mi padre me acerca a los entrenamientos y a los partidos. Este año al ser jugador de la División de Honor Juvenil nuestro objetivo es la Copa de Campeones. Durante ocho meses los dieciséis equipos que formamos el GRUPO VII nos enfrentaremos hasta en dos ocasiones, por tanto, quién quede líder de cada uno de los grupos más el subcampeón con más puntos nos disputaremos la Copa. Por tanto no cabe decir la importancia que tiene para mí por lo menos llegar a la final para así asegurarme de hacer un buen papel y conseguir la atención de un ojeador.

Lo único que se puede comparar con mi amor por el fútbol es mi amor por el sexo. Joder, es que no hay nada más bueno que eso. No es que siempre esté follando, pero he de reconocer que cuando me entran los calentones de cada mes me puedo tirar una semana completa sin parar de penetrar cualquier coño. Me gusta el sexo, lo disfruto y lo disfrutaré. Veréis yo perdí la virginidad con una chica de mi pueblo a los trece años, ¡madre mía que pedazo de tetas que tenía Melisa! Y pues durante estos últimos tres años pues no he parado. Me he comido cada coño que pa’ qué. Pero desde que estoy de formalismo con Sandra, la mayor parte de veces solo follo con ella, casi siempre.

[…]

En aquel instante sentí como alguien entraba en mi cuarto y abría de par en par las cortinas al igual que las ventanas, sabía que mi día había comenzado de la peor manera posible, un día de resaca y encima en el cual empezaría las clases en mi instituto.

  • Madre mía Aarón, me voy a cagar en la madre que te parió, aunque sea yo misma. ─ escuché a mi madre mientras se agachaba a recoger ropa sucia y demás cosas que se encontraban esparcidas por la habitación. ─ Levántate que vas a llegar tarde a tu primer día de instituto, y cómo este año repitas curso te aseguró que dejas de ver la luz de sol hasta que tenga cincuenta años.

  • Joder mamá, no seas cruel y cierra las putas ventanas, me duele la cabeza, ten piedad. ─ por unos segundos no la escuché, incluso pensé que se habría ido, pero NO.

  • ¡¡Ni joder, ni leches, ni ostias!! ¡Aarón Garrido que te levantes he dicho! ─ en ese momento sentí como de un tirón el tendido de mi cama volaba por los aires y fue ahí cuando comprendí que inevitablemente me tendría que levantar. - Es que a veces me pregunto si no tienes dos neuronas en esa cabezota. ¿Quién coño se va de fiesta el último día antes entrar a clases?

  • Vale, vale, tranquila, ya me levanto ─ salí de la cama cagando leches y me dirigí sin ningún remedio al baño. ─ con esos gritos no sé como conquistaste a pa’-h ─ en ese momento aterrizaron en mi cara unos bóxer sucios que mi madre me había lanzado segundos atrás dejándome sin oportunidad de contestar.

  • ¡¡¿Me estás diciendo algo?!! ─ soltó otro grito. Le sonreí y entré de una vez al baño.

  • Nada mamá, nada.

[…]

Usé un poco de laca para fijar mi pelo y lo acomodé a mi gusto aunque aún estaba un poco húmedo por mi ducha matutina. Nunca me ha gustado usar gel o fijador, porque una vez que se seca es difícil acomodar tu cabello y si encima tienes una moto y te tienes que poner casco todos los días es más incomodo aún.

Comencé a vestirme rápidamente, me puse un pantalón vaquero que me quedaba un poco ceñido de color azul oscuro, y aunque en la zona de la entrepierna me quedaba un poco marcado, me parecía que me estaba que te cagas. En dos segundos me puse mis deportivas y una camiseta de tirantes Adidas que dejaba ver mis brazos trabajados, poco después salí corriendo de mi cuarto. Caí en cuenta de que me faltaba ponerme mi colonia, regresé a toda velocidad, me llené de loción por todas partes, agarré las llaves y el casco de la moto y salí disparado al instituto. Por cierto, ¿os había contado que mi moto es una Trail? Porque si no lo sabíais otra de mis grandes aficiones son las motos.

[…]

Llegaba diez minutos tarde, tampoco era tanto. Aparqué a una calle de mi instituto y visualicé como todavía había estudiantes que llegaban a la misma hora que yo. Unos metros antes de llegar me esperaba Sandra, realmente estaba buena, muy buena. Su pelo negro le llegaba un poco más arriba de su culo, tenía un buen par de tetas, labios un poco carnosos y unos ojos negros muy expresivos, tiene dieciséis años recién cumplidos en verano pero este año no estaríamos en la misma clase, ya que a finales de junio supo que tendría que repetir curso y no pasaría a primero conmigo. Me vio y se abalanzó encima de mí dándome un beso en los labios.

  • Madrugar no es lo tuyo, eh guapo. – La tomé de la cintura, la levanté y le dio otro beso en los labios. – Vamos, que llegamos tarde, Aarón. – Asentí, la tomé de la mano y nos dirigimos al salón de actos de Pío XII, nuestro instituto.

El lugar ya estaba lleno de alumnos y varios profesores, antes de entrar me despedí de Sandra quién tenía que acceder directamente a otra sala. Todos los alumnos de primero y segundo de Bachiller esperaríamos a ser llamados uno por uno para saber qué grupo, modalidad y tutor tendríamos. Dos filas más adelante me encontré con Álvaro, Rodrigo y Yusef, mis amigos de toda la vida y compañeros no solo de clase sino de fútbol pues los cuatros entrenábamos en el Villareal C.F. Los saludé a todos e incluso a Cyntia y Patricia quienes también forman parte de nuestro grupo de amigos, aunque con las dos precisamente he sido más que un simple amigo, ya me entendéis.

  • Jóvenes, buenos días.- La directora del instituto comenzó a dar su ya típico discurso de bienvenida. Todos los años la misma puta retahíla, aunque según ella esté curso emprenderíamos un camino más duro y difícil a la hora de conseguir nuestras metas. Chorradas. Lo único duro que conozco y que es difícil de meter es mi rabo cuando me follo a Sandra, ¡como grita la chavala!, pone esa cara de viciosa que tanto me gusta cuando le clavo el rabo que… ¡buff! Mejor cambiemos de tema. – Ahora procederé a leer la lista de alumnos del 1ero A de Bachillerato.

Pasaron cerca de diez minutos leyendo nombres de palurdos insignificantes y he de reconocer que algún que otro nombre interesante de una u otra chica, incluso escuché como nombraron a “Alejandro Mir Belbert”, valiente hijo de puta, se podría decir que el único rival que tengo en todo el puto instituto. Por una parte, me sentí decepcionado, quería saber que era estar en su mismo territorio, quería saber cómo ambos íbamos a empezar la lucha de quién tiene los huevos más gordos dentro de clase, pero al parecer este no sería nuestro año por lo menos dentro del instituto, porque en lo que respecta al fútbol ambos somos miembros de la plantilla del Villareal.

Mi rivalidad con Alejandro es tan antigua que nos remontaríamos a cuando estábamos en pañales y aunque nosotros no nos soportemos tengo que decir que tanto yo a sus padres, como él a los míos, les tenemos respeto. Lo que pasa es que siempre nos hemos disputado las mismas cosas: el que más liga, el que es más guapo, el que mejor juega en fútbol y cosas por ese estilo. Aunque nuestro trato en fútbol es demasiado cordial y seco, eso no implica que no sepamos crear una dinámica de equipo y centremos nuestro objetivo común en: ganar y conseguir llegar a la final de la Copa de Campeones.

Pero no sé, nuestra hostilidad es más que palpable y en varias ocasiones hemos llegado incluso a las manos. Una de las cosas que más me sorprendió fue que saliera del armario como bisexual, o algo así. Vamos que le gustaba petar culos o que se lo peten, aunque sinceramente no veo a Alejandro dejándose petar en culo. El hecho fue que este verano se ve que dijo algo sobre que le había comenzado atraer un chico por primera vez en su vida o algo por el estilo y pues, gran parte del instituto lo tomó bien, bueno o eso hacían ver, ya que realmente nadie tiene los huevos necesarios a decirle algo a Alejandro, básicamente porque les partiría la cara, aunque esa regla no aplica en mí ya que yo en alguna que otra ocasión sí que le he tirado alguna que otra pullita.

  • El grupo de 1ero B de Bachillerato, Modalidad de Humanidades y Ciencias Sociales tendrá a Zacarías Herrero como tutor. – Un aplauso por favor.- Mierda, el “Zacas” como tutor, no sé por qué pero ese señor me odia, me tiene manía o algo raro. Vale, enamoré a su hija, tuve sexo con ella varias veces y la dejé después de eso, pero joder, eso no es motivo para que vaya a machete conmigo. – Belizón Martínez, Álvaro. Fahem Bouadla, Yusef. Garrido Calatayud, Aarón. Hernández Tercero, Rodrigo. Machuca Abadía, Cyntia. Pedralba Valero, Patricia. Miller Rodríguez, Antonela. (…)

El resto de la mañana tampoco fue a más. Realmente el “Zacas” dedicó la mayor parte de su tiempo a decirnos cuan diferente es Bachiller, la importancia que tiene acabar nuestros estudios y bla bla bla. Yo me puse malo durante la mayor parte de la mañana, tener que ver a Patri o alguna que otra chica de clase con sus pantaloncitos cortos y marcando culamen, puff, me ponía malo. Mi rabo empezaba a palpitar debajo de mis bóxers, quería recibir un poco de cariño. Además a comparación con el año pasado este curso éramos muy pocos, seríamos veintiuno o veinte en clase, aun así se ve que a un imbécil de turno se quedó dormido y no le dio tiempo a llegar a clases.

Por fin sonó la campana. Fin del primer día de clases en el Pío XII.

[…]

Después de reventarme entrenando, iba hablando por Whatsapp con Sandra, normalmente siempre tenía alrededor de una hora en lo que mi padre tardaba en llegar a Valencia, porque eso sí, entrenar en el Villareal era joderse todos los lunes, miércoles y viernes, sin contar los días de partidos, mínimo una hora en ir y otra en volver. Pero con el paso de todos estos años ya estaba más que acostumbrado. Creo que la pasión por el fútbol la heredé de mi padre y para él es muy importante que yo me entrene como un buen futbolista y luche por alcanzar mi sueño. Volviendo a la conversación con mi novia, ella se estaba poniendo juguetona y yo lo que más quería era llegar inmediatamente a casa.

Cuando llegue a mi cuarto cerré la puerta, dejé la ropa de entrenar en el cubo de ropa sucia y me puse cómodo. Le pedí fotos guarras a Sandra pero desde hacía un rato que había dejado de contestarme. Yo ya estaba cachondo perdido, la tenía morcillona, entre las clases y lo calienta pollas que era Sandra mi rabo palpitaba a cada instante. Me quité la camiseta que llevaba y me quede en bóxers. Me miré al espejo que tenía en mi habitación, y sí, estaba bueno, mi cuerpo marcado, mis brazos, y sobre todo eso, eso que las volvía locas, eso que ellas pedían siempre entre gritos y un famoso “no pares”, mi rabo, el cual ya se marcaba a la perfección.

Poco a poco empecé a tirar del elástico de mis calzoncillos, iba viendo como lentamente mi rabo quería salir. No dejé en ningún momento de mirarme al espejo, inicie un suave masaje en mi pezón derecho mientras acabé de liberar mi erección. No tenía mucho de lo que sorprenderme porque yo sé de sobre que tengo un pollón. Yo reconozco mis virtudes y defectos y una gran virtud era mi polla. ¿Qué queréis que os diga? A mí el sexo me encanta, me gusta disfrutarlo, me gusta follar hasta quedarme seco así que estiré la poca piel que tenía completamente hacia atrás y allí estaban esos veintitrés centímetros de carne, de cuerpo grueso, decorado con un par de venas y dos pedazo de huevos que estaban deseando descargar una buena corrida.

Empecé un vaivén lento, quería disfrutar un rato. Me posicioné en la esquina de mi cama y comencé a deslizar una de mis manos por el abdomen trabajado que tenía. Dejé de masturbarme y escupí un poco de saliva en mi mano para volver a iniciar ese masaje placentero. Me gustaba sentir la textura de mis manos duras y ásperas sobre el grueso de mi pene, me gustaba apretarlo un poco y crear una pequeña fricción intentando igualar la sensación que tenía cada vez que penetraba un buen coño. O incluso quería imaginarme como sería reventar un buen ojete, pero ninguna me dejaba, joder. Sandra y yo lo intentamos una vez y solo pude meterle la punta, tuve que parar o la iba a matar del dolor.

Mi cabeza me hacia imaginarme lo apretado que debía estar un buen culo encima de esta gran polla, pero como digo siempre, con saliva y con paciencia todo entra. La velocidad de cada subida y bajada comenzaba a ser más rápida, me gusta ser salvaje conmigo mismo, me volví a levantar de la cama para ponerme enfrente del espejo y observar mi rostro sudoroso, agitado. ¿Así me veía cuando follaba? Mi mano empezaba a detenerse en el glande gordo y rosado que tenía y solo masturbaba esa parte con mucha delicadeza. Aarón Jr., cada vez palpitaba y se hinchaba más y más, sabía que quería correrme pero quería seguir dándome placer.

Junté mis manos, y ahora las dos se juntaban para recrear una especie orificio en el cual insertar mi rabo. Lentamente empecé a violar mis manos lo más rápido que pude. Movimientos profundos y secos, a un ritmo bestial. Notaba como el líquido pre seminal lubricaba a mis propias manos y la sensación era tan deliciosa que ya no iba a poder aguantar más. Solté una de mis manos y la dirigí a mis pelotas. Vaya, estaban repletas de leche fresca, no sé si será por que como mucha ensalada y sobretodo mucho tomate, pero cuando me corro no es normal, parezco una fuente. Comenzaba a hiperventilar, la intensidad que le estaba poniendo a esta paja era cada vez mayor y no dejé de masajear ni un segundo mis huevos.

La respiración comenzó a entrecortarse y noté como el orgasmo estaba llamando lentamente a la puerta de mi cerebro. Sin pensarlo dos veces mi brazos hizo alarde de su fuerza y aumente sin freno alguno la velocidad de mi mano y apuntando hacia mi propio espejo sentí como mi rabo era capaz de pegar seis o siete trallazos de leche viscosa y caliente bañando casi por completo mi espejo. No sé cómo describir esa sensación, pero realmente me puso cachondo ver como poco a poco cada trallazo empezaba a descender lentamente por todas las partes de mi espejo. Estaba sudado, cansado y completamente relajado. Así que agarré una toalla pequeña, limpie el espejo y me dirigí al baño para tomar otra ducha.

Después de cenar y mandar algún que otro mensaje caí completamente dormido.

[…]

¡Joder! ─ me caí de golpe de la cama al comprobar que nuevamente me había quedado dormido por completo, me puse unos calzoncillos limpios y me vestí con lo primero que encontré por mi cuarto. Esta vez la moto me sería de gran ayuda. Cogí los libros que habían encima de mi escritorio y los ojos por poco se me salieron de las órbitas cuando revisé el horario y me percaté que tendría clases con el “Zacas” a primera hora.─ Mierda, claro que sí campeón, claro que sí ─ me decía a mí mismo.- preparándome mentalmente para el sermón que se avecinaba.

Sandra: “Donde estas Aaron? Porque no te he visto en la entrada del instituto?” 8:10 A.M.

Sandra: “Aaron!!!” 8:22 A.M.

Sandra: “Cariñoooo! Respondeme!” 8:33 A.M.

No tenía tiempo para contestar los mensajes de Sandra. Salí de mi casa no sin antes darme cuenta que los albañiles que se habían tirado casi todo el verano con las putas reformas en la casa de al lado comenzaban a dejar todo en perfecto orden. Todos los putos días del verano tuve que soportar como los valientes hijos de puta se dedicaban a rehabilitar, reformar o qué sé yo lo que coño hacían en la vivienda que queda contigua a mi casa. Desde hace siete años que vivimos en una conjunto residencial que queda a cinco minutos de mi ciudad, siendo un total de cinco parejas de casas, las cuales compartíamos piscina, pista de tenis y zonas verdes, pero eso en estos momentos daba igual.

Una vez llegué a mi moto fijé mi atención solamente en la carretera. Cuando por fin llegué a clases de lo nervioso que estaba entré como si fuera a destrozar la puerta de una patada. Ese era también otro de mis grandes defectos: el ser un bruto en todo. Siempre he pensado que ser cuidadoso o tener paciencia para algo no es lo mío. El destino nuevamente se burlaba de mí. Cuando la puerta de clase se abrió de esa forma todos e incluso el “Zacas” me miraban con cara de marcianos. “Muy bien, capullo, muy bien. Continua cagándola más veces.” La mirada de asco-odio-rabia que me lanzó el amargado de mi tutor me acabó de confirmar que mi día sería espléndido, nótese la puta ironía.

  • Señor Garrido, le voy a pedir un grandísimo favor. La próxima vez que vaya a llegar tarde, avísenos por favor, así sus compañeros y yo empezaremos las clases más tarde para poder esperarlo, no vaya a ser que usted tenga que interrumpir sus preciadas horas de sueño y le moleste madrugar. ─ El “Zacas” me tenía en el punto de mira y yo echándole más leña al fuego ─ Y si ahora no le importa señor Garrido, cierre la puñetera puerta si es que no la ha destrozado y siéntese de inmediato.

Sí, señor ─ me limité a responder.

[…]

Llegó un momento a lo largo de la clase de matemáticas en la que estaba hasta la punta del mismísimo capullo, que incluso sumar uno más uno, me daba cinco. La profesora Balaguer era una tortuga, en todas sus formas, era lenta, bajita, rechoncha y con joroba. Vamos que más sexapil tenía una momia de quince mil años que ella. Bromas aparte era una de las profesoras que más se preocupaba por nosotros y se esforzaba en explicarnos las cosas poco a poco. La puerta sonó, por lo que la clase paró y todos miramos hacia la entrada. El “Zacas” apareció con una enorme sonrisa y le pidió unos minutos a la profesora para explicar no se qué.

  • A ver chicos, ayer no pudisteis conocer a uno de vuestros compañeros dado que aún no había llegado a la ciudad. – se secó las gotas de sudor que se asomaban por su frente, al parecer estaba agitado – Así que aunque sea un cara nueva, espero que le deis una gran acogida por vuestra parte.

Algunos murmuros se empezaron a escuchar en el grupo, si os soy sincero me la sudaba que llegara uno más a clase, pero la curiosidad que me despertaba alguien desconocido era mayor.

Su nombre es Zeus Vandelhoek – caminó a lo largo de la toda la clase para acercarse a la puerta por donde minutos atrás había entrado, y abrió la puerta – pasa muchacho. Por unos instantes decidí ser el único en no darle importancia al asunto, y quise mantener mi mirada al frente, pero mi instinto me falló y también giré mi cabeza para encontrarme con “el nuevo”.

Y aquella fue la primera vez que nuestras miradas se encontraron.

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