Amor prohibido

El deseo prohibido de un hombre mayor y una adolescente.

PARTE 1 LA PREBIA

Mariana es una mujer de 50 años, de modales delicados, muy bien arreglada, trabaja en un comercio muy cerca de su casa, trabajo que lo toma como una terapia, le hace bien y se distrae.

Yo soy Ana, su hija, tengo 21 años y no me considero una mujer hermosa, pero creo ser atractiva, voy al gimnasio, estudio en la facultad.

Generalmente los sábados nos reunimos en casa, Eduardo, mi novio, mama, Luis un amigo de años, y claro yo también.

Compartimos charlas, debates y también la cena.

Luis es un hombre que tiene 46 años, es empleado, y como pasatiempo se dedica a escribir.

Realmente me llevo muy bien con él y lo quiero muchísimo, me conoce desde que nací.

Es como un ritual el encuentro semanal, esperamos ese día como algo especial, para pasar un grato momento.

Eduardo es un muchacho muy sencillo, poco cariñoso, muchas veces prefiere estar junto a sus amigos jugando a la play que compartir momentos junto a mí.

Esas son algunas de las causas de nuestras peleas.

Particularmente me gustaría me prestara más atención o al menos demostrara más interés en mí, me mirara más como mujer.

La historia que relatare comenzó quien sabe que día exactamente, sin darnos cuenta, sin darme cuenta.

Conozco a Luis desde que tengo uso de razón. Me vio Crecer, y para mí siempre fue como un primo o un tío.

Pero algo sucedió, algo cambio, mi aptitud y mi forma de verlo.

Compartiendo unos de los tantos encuentros note en Luis un cambio que llamo mi atención, estaba observándome más de lo acostumbrado.

Me sorprendí, note que su mirada hacia mí no era la de siempre, pero creí que seria algo pasajero o simplemente una idea vaga que se me cruzo por mi mente.

Cierto día le pedí a Luis que ayudara con un resumen de su facultad, algo que a mi novio siempre le causaba malestar.

Luis sin dudar acepto ayudarme de muy buen modo.

Como mi ordenador está en el cuarto, fuimos ahí a corregir la tarea mientras mama preparaba la cena.

El trato era el normal, el de siempre, charlamos del próximo examen, del trabajo a corregir y también reímos de algún chiste que el suele contarme.

Él tenía una camisa blanca y un jeans, normal pero algo de él me llamo la atención y realmente no sé qué era, estaba nerviosa a pesar de que no era la primera vez que me ayudaba y estábamos solos en mi cuarto.

En ciertas ocasiones rozamos las manos y eso me ponía aún más nerviosa, algo que el noto inmediatamente, sin que digiera palabra, el soltó una frase que me tranquilizo(al menos en ese momento).

-quédate tranquila Ana todo el resumen saldrá bien, no estés nerviosa-

Sus palabras me gustaban, siempre tenía las palabras justas y era como que manejaba los tiempos, algo que mi novio no hacía, ahí empezó a comparar y eso me llamo también la atención.

Eduardo no sabía tratarme como una mujer muchas veces en la intimidad solo le importaba su satisfacción, y casi no salíamos, note cambios en mí, como si ya me estuviera cansando de que no supieran ver en mí una mujer.

Note en los ojos de Luis un brillo especial cuando me miraba y eso empezaba a causar cierto cosquilleo en mí.

Llego un sábado que casi pasa lo inexplicable, estuvimos muy cerca de besarnos, ¿cómo paso? No sabría explicarlo.

Estábamos en el cuarto y al alcanzarle unos papeles a Luis me acerque creo más de lo común, y quedamos frente a frente, vi su mirada dirigida a mis senos, que bien firmes mostraban mis pezones a través de mi blusa media transparente. Debo ser sincera se marcaban bastante, algo que le llamo mucho la atención, y eso me gustaba.

Ante esta situación Él se levantó y se dirigió al baño.

Me cambie la blusa por una remera antes de que regresara, si bien me gusto me dio un poco de vergüenza, solo mi novio había visto mis pechos,

Nunca un hombre mayor, y eso causo en mi mucho pudor.

Esa noche me costó conciliar el sueño, pensando en lo ocurrido, pensando en Eduardo pero también en Luis y eso me alteraba.

Estaba excitada! Y decidí darme una ducha pues sentía unas ganas enormes de que ese hombre que era como de mi familia me poseyera, lo deseaba y mi cabeza a mil no paraba de rememorar imágenes de ese momento.

Espere hasta el próximo sábado para ver que reacción notaba en Luis y todo transcurrió normalmente, llegue a pensar que era todo creaciones mi mente, pero empezó a notar que me gustaba y que Eduardo me empezaba a molestar.

Corregimos algunos archivos en el ordenador sin ninguna demostración de parte de ambos, como si un hielo separara nuestra presencia, solo interrumpida por el llamado de mama a cenar.

El sábado termino normalmente y yo bastante nerviosa pues el miércoles rendía la materia y aun me quedaba algunas cosas que preparar y sinceramente no sabía si llegaría a entregar el trabajo.

Mama le pidió a Luis si podría el martes ayudarme a terminar el trabajo para ver si podría aprobar la materia que era la última de este año.

No hay problema Mariana encantado le daré una mano, vendré a

Penas termine de trabajar- dijo Luis sin dudar un segundo.

El lunes me pelee con Eduardo y eso me puso aún más nerviosa.

El martes transcurrió entre resúmenes y pensamientos diríamos pecaminosos sobre Luis, no podía dejar de imaginar acercarme a él, excitarlo.

El miércoles hable con Eduardo y me dijo que terminaba tarde de trabajar y que no creía que pasara por casa y me deseo suerte para el examen del jueves.

No termine de cortar con Eduardo que sonó el timbre, era Luis.

-hola Ana ¿cómo estás?

-bien Luis gracias por venir.

Fuimos al cuarto y empezamos a trabajar en el resumen y terminar el trabajo.

Le ofrecí algo de tomar y dejamos por un rato el trabajo para distendernos un poco y conversar de cosas cotidianas.

En cierto momento me dice:

  • yo creí que aun eras una niña y me sorprendí en descubrir que ya sos una mujer-

-gracias Luis por tu cumplido pero creo que me falta mucho para ser una mujer, es más creo que nadie me ve así, solo lo decís vos pues me quieres mucho y para que yo me sienta bien-

-para nada Ana es sincero lo que te digo, a parte estas hermosísima y se nota los cambios que te transformaron en mujer-

Mi piel empezó a transpirar y me puse muy nerviosa, no podía creer que él me digiera eso, aunque lo deseaba escuchar jamás imagine que lo escucharía de sus labios.

Fui a buscar más bebida como para alejarme un poco de él, para tranquilizarme, algo que el noto enseguida y me siguió.

Ya en la cocina se acercó por detrás y me dijo:

-por qué huis Ana, estas hermosa y algo entre nosotros palpita late, siento tu nerviosismo y no quiero verte así-

El noto enseguida mi respiración agitada, mis senos se pusieron turgentes y mis pezones muy duros, a lo cual el reacciono de inmediato.

-que bellos senos Ana que tienes y aun mas con esa blusa que realmente odio-

-porque odias mi blusa- dije ingenuamente.

-pues no deja que observe tanta belleza junta-

A lo cual siguió un beso profundo, su lengua entro en mi boca y se fundió a la mía, sentí tu enorme erección apoyada en mi entrepierna.

PARTE 2 EL ENCUENTRO

L- ¿Cómo te sientes Ana?

A- bien Luis, nerviosa pero bien.

L- ambos sabemos que esto es prohibido pero arde la hoguera.

Lo sé, y no quiero pensar..

Suavemente me llevo a mi cama, y sus manos mágicas dejaron mi cuerpo sin ropa en menos de lo que imaginaba, ahí estaba yo desnuda frente a él, contemplándome de pies a cabeza.

Sus labios comenzaron a besarme cada centímetro de mi cuerpo, mi piel se erizo, su boca busco mi parte más íntima, sus dedos separaron mis labios, y su lengua ya jugueteaba en mi clítoris que estaba muy duro..

Experimentaba un orgasmo tras otro, algo que jamás imagine tener, jamás logre eso con mi pareja, ahora sabía que estaba realmente con un hombre íntegro.

Sabia llevarme suavemente beso mis pezones que estaban erectos, me hacía delirar, mientras me ofrecía su enorme pene, a lo que decidida empecé a besar, a chupar, metérmelo en mi boca, gemía sentía su placer algo que provocaba también en mí, mucho mucho placer.

Jadeaba mientras mi boca saboreaba su venoso y gordo miembro.

Sentí la necesidad de que me penetrara y recostándose en mi cama me coloco sobre él, dejándome deslizar sobre el lentamente hasta sentirlo todo dentro mío.

-ay Luis que placer, no pares, más profundo, más-

-si dulce, gozaras como jamás lo has experimentado-

Si era verdad lo que decía, jamás había gozado así, y él era todo un caballero sabía llevarme, acariciarme mientras embestía dentro de mí

Mi vulva estaba empapada, sentía latir su pene en mi vagina, cada cimbronazo me sacudía de placer.

En un momento me desconcertó, y con sus dedos empezó a jugar en mi ano, algo que jamás había hecho mi pareja, empecé a gemir mucho, me daba mucho placer, empezó a besarlo y colocar un dedo, luego dos, para dilatarlo bien y colocar su miembro en él.

Suavemente entro todo en mí, sus embestidas eran más profundas y sentía su calor en mis entrañas.

-así Luis no dejes de moverte-

-si amor te daré todo-

Y sentí venirse, sentí su néctar caliente en mi interior, todo su semen derramándose en mí, era placer puro..

Y el abrazándome, besándome nuevamente, conteniéndome.

Así recibí el calor y el amor, la pasión y el deseo de Luis.

Así comencé a recorrer realmente mi etapa de mujer.

Es nuestro secreto..

Sé que la sociedad nos juzgaría pero lo que sentimos es fuerte.

El examen lo rendí muy bien gracia a él.

Mi relación con Eduardo está muy distante y con Luis afianzamos nuestros afectos.

Seguramente seguirá ayudándome en próximos exámenes pero eso será otra historia..