Amor prohibido

Cambio de vida

Amores prohibidos

Buenas a todos, mi nombre en José y vivo en las Palmas de Gran Canaria, una de las 7 isla que forman el archipiélago canario y que pertenece a España. Tengo 33 años en la actualidad y me gustaría compartir con todos ustedes, la experiencia que cambio toda mi vida. Para esto, me tengo que remontar unos 4 años atrás. Por aquel entonces, yo me consideraba bisexual y compartía mi vida con una chica estupenda. Hacia unos cuantos años que nos habíamos comprado una casa y teníamos planes de futuro para casarnos y tener hijos, vamos que queríamos el paquete completo. Pero el destino nos tenia otra cosa preparada. La madre de mi novia, enfermo gravemente por un problema degenerativo y no tuvimos mas remedio que irnos a vivir con ella. Esta nueva situación, desestabilizo un poco nuestra relación, ya que tuvimos que cambiar todos nuestros hábitos de vida normal, cada uno tuvo que trabajar en turnos distintos para poder cuidar de su madre, cada vez teníamos menos tiempo para nosotros y la llama poco a poco se iba apagando.

La noche fatídica

como les comente, nos habíamos hecho cargo de cuidar a la madre de mi pareja. Durante los primeros años, la enfermedad no era muy grabe, pero con el tiempo, mi suegra se volvió una persona muy demandante y en determinados momento algo violenta. Una de las noches, se despertó algo agitada y empezó a discutir con su hija. Yo me levante de la cama y fui a intentar poner algo de orden, pero fue peor el remedio que la enfermedad. Se produjo una gran pelea, donde al final me vi obligado a abandonar la casa, para que mi suegra se relajara. Después de esa noche, fui persona no grata y me vi obligado a regresar a mi casa, dejando el cuidado de mi suegra unicamente a mi pareja.

La soledad de mi casa y el no poder compartir casi nada de tiempo con mi pareja, empezó a hacer estragos en mi persona. Una tarde de invierno, en la que me sentía especialmente triste y sin nada que hacer, se me ocurrió la genial idea de acudir a una de las maravillosas playa que tenemos en canarias. En esta playa en concreto, una vez que llegaba el anochecer, se llenaba de hombre en busca de otros hombre. La verdad es que mi intención nunca fue desahogarme con ningún otro chico. Simplemente ocurrió

La playa

Ahí estaba yo, mirando al mar desde la avenida de la playa, cuando ese chico apareció caminando cerca de donde yo me encontraba. Al mirarlo por primera vez, no me fije mucho en el. Pensé que simplemente era una persona mas. Decidí sentarme un poco apartado de la avenida, en una parte de la playa donde solo van los pescadores. En esta zona en concreto no hay arena, el suelo esta cubierto totalmente por piedras. Busque mi lugar y me dispuse a disfrutar de un buen atardecer.

Me encontraba perdido en mis pensamiento y disfrutando de las vistas, que no me percate de que a unos 50 metros se encontraba este chico. Un ruido extraño, me saco de mis pensamiento y en ese momento fue cuando me di cuenta de lo que realmente buscaba ese muchacho de mi. Quería sexo, quería estar con otro hombre, quería estar conmigo.

Primer encuentro

No se como paso, yo nunca había sido infiel a mi pareja, siempre había respetado eso por encima de todas las cosas. Quiero pensar que la soledad a la que estaba sometido, me impulso a seguir a aquel chico por la orilla de la playa, hasta un lugar donde ya nadie nos podía ver.

Al encontrarme cara a cara con él, descubrí que era un joven de edad igual a la mía, un poco mas bajo que yo, pero con un cuerpo que no se parecía para nada al mío. Yo siempre me he considerado un chico del monto, en el ambiente homosexual, se me consideraría un chico tipo oso, es decir, rasgos masculinos, algo de sobrepeso y como no, de pelo en pecho. El era todo lo contrario a mí, poseía un cuerpo espectacular, trabajado a base de ir al gym, lo que mas me llamo la atención, fueron sus brazo, eran grande y bastantes definidos. Además, poseía uno de los mejores culos que había visto en años y como pude descubrir mas adelante, no tenia ni un pelo en todo su cuerpo.

Nos quedamos mirándonos a los ojos y sin decirnos nada, empezamos a besarnos, la verdad es que se me hacía bastante raro, hacia mas de 4 años que no besaba a nadie, que no fuera mi novia, pero sus besos no me parecieron extraños, eran como si nos hubiéramos besado toda la vida.

Sin ninguna prisa, nos empezamos a tocar todo el cuerpo, acariciando cada centímetro de nuestra piel. Sus carias estaba llenas de lujuria y pasión, estaba claro que le gustaban los chico como yo.

Decidí separarme de su boca y me arrodille ante él, le baje sus pantalones cortos y pude descubrir antes mis ojos un buen bulto, aquel chico guardaba dentro de sus slip calvin klein de color blanco una buena polla.

Acerque mi nariz a su paquete y respire ese olor,que solo un hombre es capaz de producir. Aquello me volvió loco, ya no había vuelta atrás, baje su ropa interior hasta sus rodillas e introduje en mi boca aquel maravilloso trozo de carne, aquella maravillosa polla que por unos minutos iba a ser solo mía.

No se cuanto tiempo estuve comiéndome aquella polla, solo sabía que quería algo mas de él, agarre su cintura y girándolo 180 grados, deje ante mi, ese increible culo, no podía dejar de mirarlo, empece a acariciarlo con ternura, como se solo se toca, aquello que mas te importa.

No se me que pasaba, nunca me había comportado así con ningún otro hombre, jamas se me hubiera ocurrido hacer esas cosas con ningún desconocido, realmente no estaba en mis cabales.

Como anteriormente hice con su paquete, introduge mi nariz en medio de sus nalga, olía a hombre, a hombre limpio, poseía un olor que me estaba volviendo loco. Empece a pegarle pequeños mordiscos con mucha suavidad, eso le estaba gustando, ya que no paraba de gemir de placer, empece a pasar mi lengua, por el interior de sus nalgas, sin llegar a rozar su ano, después de estar así un rato, decidí separa bien los cachetes del culo y pude ver un agujero de color rosa claro, sin ningún pelo alrededor, no pude aguantar mas y empece a comérselo locamente, era increíble, con cada beso, con cada caricia y con cada lengüetazo, iba comprobando como su ano, se dilataba, me estaba poniendo enfermo. Quería seguir así durante mucho mas tiempo, pero él no me dejo. Cuando menos los esperaba, me dijo con una voz varonil, que me levantara. Pensé que se había cansado de mi boca, pero no fue así. Me miro a la cara y con una sonrisa me volvió a besar, fue un beso corto, se separo de mi boca y acercándose a mi oreja, me pidió que me lo follara.

En ese momento, no me lo pensé, hice que apoyara sus manos sobre unas piedras, dejando su bonito culo a mi merced.

Yo no me había dado cuenta, pero aun seguía con mi pantalón puesto, ni siquiera me había dado cuenta de la gran cantidad de precum, que había en mis bóxer. Y lo que menos había pensado es que no tenía preservativo.

En ese momento entre en un gran dilema moral, pero como he dicho antes, me encontraba fuera de mi juicio. Me encupi en una de mis mano y la lleve entre sus nalgas, mientras que con mi otra mano, me masturbaba y dejaba mi polla lista, para entran en el. Poco a poco acerque mi polla a su culo, era increíble contemplar como iba introduciendo cada centímetro de mi verga en su interior. Realmente, él estaba disfrutando de la penetración, en ningún momento escuche ninguna queja, todo lo contrario, de su boca solo salían sonidos afirmativos.

Comenzamos una especie de baile entre los dos, donde era yo el que llevaba el ritmo de la música. Tras unos minutos de intenso placer, no pude aguantar mas y estallé en un increíble orgasmo, llenado cada rincon de su interior con toda la esencia de mis huevos. Me encontraba en el séptimo cielo, pero aun tenía algo pendiente con él.

Aun con la polla dentro, acerque mi mano a su verga y comencé a masturbar lo, mientras que con mi boca, empezaba a proporcionarle pequeños mordiscos en su cuello, aquello tuvo que volverlo loco, porque en cuestión de segundo, derramo toda su leche en mi mano y en sus deportivas.

Después de habernos corrido los dos, se separo de mí, se dio la vuelta, me miro a los ojos y sonriendo, me dio un suave beso en la mejilla, mientras me decía gracias. Se vistió rápidamente y como alma que lleva el diablo desapareció de mi vista.

Después de lo ocurrido, una sensación de vacío recorrió todo mi cuerpo, empezaba a ser consciente de la gran locura que había cometido.

La vida me depararía mas encuentros con este extraña persona, pero esa, ya es otra historia.