Amor por internet

Tengo 23. Él 22. Él es de otro país. Viene a visitarme. Creo que siento algo por él. ¿Pasará algo cuando estemos juntos?

Realmente no podía creer la locura que estaba haciendo. ¿Qué hacía en el aeropuerto esperando a alguien que nunca había visto en mi vida? Claro, fuera de las múltiples conversaciones por webcam, MSN, y toda la parafernalia virtual… pero muy dentro mi, no podía convencerme de que toda la situación era extraña. Pero ahí estaba yo, de pie en medio del aeropuerto, esperando al que se había convertido en mi amigo, compañero de pajas por webcam, cómplice, todo… eso era lo más extraño; después de todos esos meses de conocerle, había comenzado a encariñarme con él. Todo era demasiado ideal, teníamos muchos gustos en común, edad similar (él 22 y yo 23), y muchas otras cosas que nos unían. Sentía un cariño muy especial, hasta incluso me atrevería a decir que--- en ese minuto el tiempo se detuvo y escuché mi nombre con ese típico acento al que había aprendido a acostumbrarme desde hacía ya un tiempo.

"Sebastián!"

Repitió la voz, esta vez sonando más como una exclamación. Tenía mi corazón latiendo a mil y todo el estómago revuelto por los nervios, pero de algún lugar saqué mi voz, pero sólo atiné a exclamar su nombre y abrazarlo en señal de bienvenida.

Inesperadamente recibí un beso en la mejilla. Un par de segundos después recordé que eso es algo habitual en Argentina, pero para mí era algo nuevo. No estoy fuera del closet ni nada así, y recibir un beso de parte de otro hombre en la vía pública, por un segundo me incomodó, pero el sólo hecho de poder mirarlo a los ojos en vivo y en directo fue suficiente para hacerme olvidar que estaba rodeado de cientos de personas moviéndose como hormigas alrededor nuestro.

El camino desde el aeropuerto hasta mi casa era largo, pero se me hizo muy corto. Ignacio era tan conversador en persona, como lo era por MSN, y eso me encantó de él. Mientras más conversábamos, más convencido me sentía de que organizar esta semana juntos había sido una muy buena idea, y por la forma en que me miraba, estaba seguro de que él sentía lo mismo.

Verlo en vivo y en directo no marcó gran diferencia, ya me había acostumbrado a verlo por webcam prácticamente todos los días, ya conocía de memoria sus ojos verdes y su cabello castaño claro, medianamente largo y ondulado. Además, eso no era todo lo que conocía, muchas noches, generalmente tarde, antes de dormir, nuestras conversaciones terminaban un tanto calientes y nos mostrábamos otras cosas… en resumen, visualmente, conocía cada centímetro de su cuerpo (y él del mío), y qué cuerpo tenía! Tengo que admitir que fue su cuerpo lo primero que conocí. Volviendo a nuestra primera conversación por chat, fue una paja por webcam lo que nos unió inicialmente. Nos mostramos nuestros cuerpos por largo rato y nos excitamos mutuamente mostrándonos todo, para después terminar en una paja memorable. Al rato después nos atrevimos a mostrarnos las caras y poco a poco fuimos conociéndonos mejor… pero eso ya era parte del pasado (aunque las pajas siguieron)

Una vez en mi casa hice pasar a Ignacio y le ofrecí algo para beber. Típicas cortesías para un invitado.

Cierta parte de mí se sentía un poco mal… no era exactamente "mi" casa, yo sólo me había quedado solo por unos días, mis padres regresarían eventualmente, y obviamente no sabían de la existencia de Ignacio… pero no importaba, después de tanta espera en el aeropuerto y tanto nerviosismo, yo sólo quería acostarme a descansar un rato y poder conversar tranquilamente con él.

Estuvimos mucho rato conversando y riéndonos en mi cuarto, tirados sobre mi cama. Después de un largo ataque de risa, por no se qué, quedamos los dos tendidos de espaldas mirando hacia el techo. Ignacio estaba a mi izquierda, y en ese momento sentí que me tomó la mano. No nos movimos ni nos miramos, los dos continuamos con la mirada fija en el techo, como si hubiese algo muy llamativo ahí. En ese momento volvió a mi cabeza ese pensamiento que había tenido horas antes en el aeropuerto. Sentía un cariño muy especial por él, casi como si fuera---

Y tal como había ocurrido en el aeropuerto, él interrumpió mis pensamientos, pero esta vez con un beso. Giró sobre si mismo y se acostó sobre mí, me abrazó fuertemente y sentí sus labios junto a los míos. Me tomó por sorpresa, pero en menos de 1 segundo me incorporé a la nueva situación, cerré los ojos, lo abracé fuertemente hacia mí, abrí mi boca y dejé que su lengua jugara con la mía. Fue un beso con pasión, un beso casi desesperado, sentía como me acariciaba la nuca, acercando mi cara a la suya. Su lengua se movía desesperadamente, su cuerpo estaba tan pegado al mío que hasta podía sentir su corazón palpitando a mil por hora, su respiración se agitó súbitamente… y él no era el único sufriendo todos esos cambios. Por mi parte me sentía de la misma forma, mientras él estaba acostado sobre mi yo acariciaba toda su espalda, metí mis manos bajo su ropa y por primera vez pude acariciar su piel. Después de tantas veces de haberlo visto desnudo por webcam y fotos, nunca pensé que realmente mis manos llegarían a sentir el calor de su piel.

Por un segundo interrumpió nuestro interminable beso, se enderezó, aun sentado sobre mi, se quitó su camiseta (remera, playera, polera se entiende, no?), sin pensarlo dos veces me quité la mía y estiré mis brazos para atraerlo nuevamente sobre mí, volvió a abrazarme y continuamos besándonos, pero esta vez pude sentir su piel sobre la mía, todo el calor que emanaba se mezclaba con el mío. Más abajo, sentí su pene duro presionando sobre el mío, pero no quería tocarlo aun... necesitaba alargar ese momento por más tiempo, quería disfrutarlo al máximo, quería seguir acariciando su espalda… quería seguir metiendo mis manos dentro de su pantalón y agarrando su culo

Nuevamente Ignacio interrumpió el beso… volvió a sentarse sobre mi, me miraba fijamente a los ojos, tenía la cara roja por el calor, la frente sudorosa, al igual que su pecho. Claro que el sudor de su pecho no era sólo suyo, al igual que el que yo tenía sobre mi, era una mezcla entre el suyo y el mío.

Sentado sobre mi comenzó a retroceder lentamente y se agachó hasta poder besar mi cuello, luego comenzó a bajar hasta besar uno de mis pezones… sentí su lengua sobre mi pezón totalmente erecto, esto me excitó aun más, sentí como se me erizaba la piel. Él sabía que eso me volvía loco, habíamos conversado mil veces sobre ese tema, sabíamos todos nuestros puntos débiles… por eso, él sabía exactamente que después de lamerme los pezones, había otra cosa que me encantaba… y así mismo, comenzó a bajar, besándome el pecho, lamiendo mis abdominales, mi ombligo, y mientras hacía esto, con sus manos abrió rápidamente mi pantalón. Sentí como si fuera la primera vez que hacía todo esto, estaba más excitado que nunca antes, mi pene estaba durísimo y lo que más quería en ese momento era sentir las manos y la boca de Ignacio sobre él, pero en vez de eso, se sentó nuevamente y me ayudó a quitarme totalmente el pantalón. Me quedé solo con boxers tendido sobre la cama, pero con una erección gigantesca marcada notoriamente. Él fijó su mirada en esa zona y luego me miró fijamente, mientras metía una de sus manos por dentro del pantalón para tocarse. Me incorporé levemente y abrí su pantalón lo más rápido que pude, Ignacio me ayudó con esta tarea y antes de que pudiera darme cuenta, él estaba frente a mi, sobre sus rodillas sólo con sus boxers. Los suyos eran apretados, de color gris, y su pene se marcaba totalmente. Entonces puse mis manos sobre sus abdominales, acariciándolo suavemente. Dejó escapar un leve gemido al momento en que acerqué mis manos hacia su zona púbica. Bajé mis manos al mismo tiempo muy pegadas a su piel, y a medida que bajaban, también lo hizo su ropa interior. Bajó y poco a poco comenzó a revelar los primeros vellos… Me excité todavía más al verlos. Es una cosa personal, pero me encanta esa parte del cuerpo de un hombre, sobre todo si está bien definida y marcada como la de Ignacio. Hasta que finalmente bajé totalmente sus boxers y pude verlo frente a mi totalmente desnudo. Él me miró a los ojos, y luego yo miré su pene, entonces el avanzó un poco, se sentó sobre mi pecho y acercó su pene a mi boca, yo lo tomé por atrás, agarrando fuertemente su culo y comencé a chupárselo ferozmente. Al momento en que su pene entró a mi boca, Ignacio gimió muy fuerte, exclamó un "Oooohhhh" de placer que pareció un orgasmo, esto me excitó al máximo y continué chupándoselo de la mejor manera que pude. Sentía su glande pasar por mis labios, luego éste entraba más profundamente en mi boca y llegaba a mi lengua y más adentro… casi podía meter sus 19 cms. de verga dentro de mi boca, casi llegando a mi garganta.

Mientras se lo chupaba incansablemente, me quité los boxers y luego seguí acariciando el culo de Ignacio. Él estaba tan excitado como yo, le encantaba que se lo chuparan, me lo había dicho muchas veces. Yo podía sentir que él movía su cuerpo para meter y sacar su pene de mi boca, esto me encantaba, él estaba penetrando mi boca como si se tratara de un culo, y lo disfrutaba mucho. Entre tanto moverse sobre mí, su culo rozaba esporádicamente a mi pene totalmente erecto y, hasta el momento, sin uso, fue entonces cuando Ignacio se alejó, sacó su pene de mi boca y se sentó sobre mi pene. Sentí su culo aplastando mi pene, era justo lo que necesitaba, estaba tan caliente que tenía que meter mi verga en algún lado o explotaría. Me incorporé, manteniéndolo sentado sobre mí, hasta que quedamos sentados frente a frente, él se levantó un poco para dejarme acomodar mi pene, estiré una mano hacia una mesita que había al lado de mi cama, la abrí y saqué un condón, me lo puse rápidamente y luego tomé mi pene y lo mantuve erecto y firme apuntando hacia arriba; Ignacio comenzó a sentarse sobre mi nuevamente, pero esta vez dejando que mi verga entrara en su culo, apenas entró la cabeza los dos dejamos escapar un fuerte gemido, él se rió levemente porque le dolió. Su novio anterior tenía una verga pequeña, me había contado. La mía no es descomunal, pero con 18 cms, era la más grande que le había tocado recibir, pero era lo que deseaba desde hacía meses, y meterla en su culo redondo y firme era lo que yo más deseaba también.

Finalmente entró entera… Ignacio estaba sentado sobre mí, los dos abrazados, completamente desnudos, calientes, nuestros cuerpos sudados, con olor a sexo y pasión, nuestras miradas fijas en los ojos del otro… solo eso, ninguno se movía, yo sólo sentía mi pene dentro de su culo, apretando muy duro, sus piernas alrededor mío y sus brazos descansando sobre mis hombros. Entonces, Ignacio me besó nuevamente y levantó levemente su cuerpo, hasta que la mitad de mi pene volvió a salir de su culo, para luego bajar y hacer que volviera a entrar. Fue sólo eso… luego volvió a quedarse inmóvil. Me estaba tentando. Ese simple movimiento generó en mi un placer tal que parecía que pudiera acabar en 1 segundo si volvía a repetirlo. Luego sentí que comenzaba a hacerlo otra vez, pero esta vez mi pene salió casi completo, para luego volver a entrar. Yo sólo deseaba que esa sensación no terminara nunca. Y por un momento, así pareció. Cuando mi verga entró totalmente de nuevo, Ignacio siguió con el movimiento, arriba y abajo, arriba y abajo, y yo comencé a hacer lo mío, ayudando a que entrara lo más profundamente posible cada vez que bajaba. Lo abracé fuertemente contra mi cuerpo mientras lo cogía aún más fuerte. Cada vez que mi pene entraba entero en su culo, Ignacio y yo gemíamos, cada vez nos costaba más respirar, el sudor nos cubría completamente, incluso sentía que me enterraba los dedos en la espalda, estaba totalmente aferrado a mí, y yo a él. En ese momento habría sido imposible despegarnos, estábamos unidos por todos lados. Nuestros labios y lenguas entrelazadas, nuestros brazos alrededor del otro, apretándonos para no dejarnos ir, sus piernas rodeando mi espalda y me pene entrando y saliendo de su culo cada vez con más fuerza.

El pene de Ignacio estaba también durísimo, y podía sentirlo rozando mis abdominales mientras él subía y bajaba, lo tenía mojado con líquido preseminal y se sentía muy rico rozando mi piel, esto era como un estímulo extra… el solo hecho de pensar que pronto sentiría su semen sobre mi abdomen me calentaba mucho, y fue entonces cuando ya no pude más, mi respiración se agitó al máximo, mis músculos se contrajeron, comencé a gemir más y más fuerte, Ignacio me apretó todavía más contra su cuerpo, sentí casi dolor de tanto que me apretó, gimió y exclamó muy fuerte, parecía como si fuera a morir de un segundo a otro, y entonces sentí un calor en mi abdomen, sentí chorros y chorros de su semen al mismo tiempo que el gemía con más fuerza que nunca, al momento que lo penetro profundamente con un último impulso y estallo dentro de su culo, mientras dejo escapar un último gemido de placer

Continuará?

Creo que dependerá de la votación, comentarios y si tengo tiempo jeje. Gracias por leer! Espero que les haya gustado =)