Amor platónico

Me preparaba para una quedada con mis amigos cuando de repente, entró Juan por la puerta.

Mire el reloj. Eran las ocho y aún estaba sin ducharme. A toda prisa, abrí el agua mientras me desnudaba. Entré en la ducha y regulé el agua para no quemarme. Me enjaboné y aclaré a toda prisa, ya que había quedado a las diez con mi grupo de amigos para ir a tomar algo. Al salir resbalé pero me agarré rapidamente al lavamanos. Fuí corriendo a mi habitación, me puse a mirar en el armario a ver si había suerte pero estuve como una hora probandome ropa. Me decanté por un vestido rojo bastante ce

ñido y un collar de Zara dorado. Cuando miré a mi alrededor, estaba todo echo un caos, ropa y más ropa por todas partes. La recogí y fuí al ba

ño a acicalarme. Media hora más tarde estaba lista y volví a mi cuarto para calzarme. Otro dilema más. Saqué todos mis tacones y me los probé. Sentada en el suelo, rodeada de zapatos, petó mi padre en la puerta y le dije que pasase. Quedé atónita cuando ví que Juan entraba y me sonreía de oreja a oreja.

  • Qué haces tú aquí?- le pregunté con cierto recelo.

  • Vine a visitar a mi hermano, y como me habías dicho que si venía por aquí que ya sabría donde encontrarte pues...- dudó- Hice mal?

  • No, no, claro que no. Lo que pasa es que no te esperaba...- le dije nerviosa.

  • Tenías otros planes?-  dubitativo me miró de arriba abajo- Por cierto, estás preciosa.

Se me suebieron los colores y no pude evitar sonreír como una colegiala. Nos abrazamos y comenzamos a hablar de todo un poco, hasta que miré la hora.

  • Dios, es super tarde- dije sobresaltada- Te vienes conmigo? He quedado con unos amigos para ir a tomar algo.

  • Vale.

A las diez y media tenía como veinte llamadas de mis amigos. LLegamos a la plaza donde habíamos quedado y me rega

ñaron por tardar. Les expliqué lo de Juan y les presenté. Juan, para mi sorpresa, hizo muy buena miga con todos ellos. Hablaban de todo lo posible, fútbol, política, noticias...un sin fin de temas y yo como una tonta no podía parar de mirarlo.

Juan y yo nos conocemos desde hace siete a

ños. Es el sobrino de la mejor amiga de mi padre. Lo nuestro fué un flechazo, pero nunca ha pasado nada ya que vivimos muy lejos

.

Simplemente nos limitamos a estar cerca y a mirarnos, ya que con eso bastaba para sentirme bien. Al a

ño de conocernos, cada uno empezó a salir con nuestras respectivas parejas pero nada cambió entre nosotros.

La noche circuló pacíficamente, charlas, miradas furtivas, algún toqueteo "accidental"... A la una decidí que ya era hora de irnos. Cogimos nuestros abrigos y me acompa

ñó a casa para seguir con nuestra charla. Mi padre no estaba, había dejado una nota en la cocina.

" Estoy con Cristina, hemos decidido irnos de acampada para ver el amanecer. Locuras de tu padre, ya sabes"

Sacudí la cabeza y Juan se rió. Fuimos para mi habitación. Me apoyé en la pared para poder sacarme los zapatos cuando, de repente noté como Juan me agarraba de la cintura. Me giré sorprendida y me besó. El beso era entre pasional y tierno, pero rápidamente nos llevamos por lo pasional. Me subí en su colo sin dejar de besarnos. Noté como me apretaba contra du entrepierna y disfrutaba cuando lo hacía. Estabamos fuera de control. Empezó a desnudarme y a lamerme los pechos, mientras yo le acariciaba el miembro.

  • Te deseo...más de lo que te imaginas...- me dijo mirandome a los ojos.

Nos tumbamos en la cama y me puse picarona. Empecé besandole el cuello, bajando por su pecho, hasta llegar a su miembro. Ví como ponía los ojos en blanco y se agarraba a las sábanas con fuerza. Empecé lamiendole el pene, desde abajo, jugueteaba con su glande lamiendolo y soplando. Cuando ya no aguantaba más me cogió la cabeza y me empujó hacia abajo. Gimió. Me subió y me acostó con fuerza. Empezó besandome, e iba bajando poco a poco. No aguantaba más, pero él me sujetaba con firmeza.me besó entre los muslos, subió hasta mi clitoris y comenzo a lamerlo. No podía controlar mi respiración, gemí. Paro y me puso a cuatro patas. Empezó a embestirme como un animal, haciendome gemir del placer. Me giré de golpe y lo atraje hacia mi, besandolo. Lo senté y me puse encima, tomando el control de la situación. Me sonrió. Empecé a moverme sensualmente encima de el, cambiando el ritmo paulatinamente.

  • Como sigas así me voy a correr...

  • Eso es lo que intento...hacerte explotar de placer.

Me empecé a mover más rápido, hasta que no se pudo aguantar más. LLegamos juntos entre gritos y sudor.

Nos quedamos en silencio mirando el techo.

  • Gracias por el orgasmo- dije

  • No, gracias a ti- me respondió burlón

Nos quedamos dormidos abrazados y así fue como empezó nuestro torrido romance.