Amor olvidado (2ª parte)

Continuación

CAPÍTULO QUINTO

Se quitó de encima mía y nos quedamos abrazados un rato

  • No me creo que lo hayamos hecho - me dijo mientras me acariciaba el pelo- No sabes cuánto tiempo llevo soñando con este momento.

  • Yo sí que no me creo que haya pasado, es un sueño hecho realidad.

  • Por cierto, tú te tomas las pastillas ¿verdad?. No es que no quiera ser padre, pero prefiero disfrutar contigo antes de ese paso.

  • Claro que me las tomo, desde hace 5 años. Así que no hay problema.

  • Quiero que sepas que es la primera vez que no me da sueño después de haber hecho el amor. Eso será porque por fin lo he hecho de verdad, no sólo he echado un polvo.

  • Pues yo tengo un sueño increíble... - le dije bostezando.

  • Pues ya sabes, a dormir.

  • ¿Y tú?, no quiero que te aburras - le dije preocupada.

  • No te preocupes, que me aburriré un rato nada más, porque en cuanto te despiertes quiero que me hagas el amor tú a mí. Así que coge fuerzas en la siesta.

  • Ummm que bien suena eso, ¿sabes?, se me está quitando el sueño...

  • Sí pero yo necesito descansar cariño, que sino no doy todo lo que puedo dar.

  • Valeee, dormiré un ratito nada más ¿eh?. Te quiero. - le dije mientras se me iban cerrando los ojos.

  • Yo te quiero más...

Al cabo de un rato, no sé exactamente cuánto había pasado, noté cómo unos dedos empezaban a recorrer mis pechos despacito, de fuera para dentro y viceversa. Abrí los ojos y lo vi a mi lado apoyando su cara en la mano y sin dejar de mirarme.

  • Buenas tardes mi bella durmiente - me dijo dándome un beso en los labios.

  • ¿Llevo mucho tiempo dormida? - le pregunté preocupada.

  • Dos horitas nada más y yo de paso también dormí un poquito, así que no me aburrí tanto jejeje

  • Uf, menos mal, aunque me hubiera gustado que me hubieras despertado tú antes... - dije dándome un poco la vuelta para estar frente a él y acercar mi cabeza para besarlo.

Empezamos a besarnos, y empecé a acariciarlo por todo su cuerpo, mientras notaba cómo algo se iba poniendo cada vez más duro, y cómo otra cosa empezaba a mojarse aún más de lo que ya estaba al pensar en volver a tenerlo dentro de mí.

  • ¿Sabes dónde me apetece hacerlo? - me dijo con voz entrecortada. - En la piscina.

  • Sí pero como aparezcan nuestros hermanos ¿qué?, ya bastante dimos el espectáculo antes, o por lo menos yo, como para que encima ahora nos vean en la piscina.

  • No te preocupes por ellos que ya se fueron.

  • ¿A dónde?, ¿cuándo volverán?.

  • A su casa, nos han prestado esta para que podamos disfrutar de nuestro recién estrenado noviazgo a solas y en todas partes sin preocuparnos por ellos.

  • Pero ellos querían disfrutarla también...

  • Te recuerdo que esta casa es mitad de Carol y mitad mía, así que puedo aprovecharla cuando quiera. Aparte de que fue idea de ella que se fueran.

  • Bueno, en tal caso no hay problema de hacerlo en la piscina ¿no?.

CAPÍTULO SEXTO

Nos levantamos para ir a darnos un baño y cuando pasó al lado mía y le vi la polla tan dura, no me pude contener y ahora fui yo quien lo empotró contra la pared, agachándome para poder chupársela sin parar. Estuve unos minutos chupándosela oyéndole gemir mi nombre y viendo como se retorcía de placer,  hasta que él me apartó y apoyándome contra el mueble, se puso de rodillas, me separó las piernas y empezó a lamerme y a meterme los dedos sin parar, cada vez más fuerte, durante lo que me pareció una eternidad, mientras notaba cómo desde la punta de los pies me llegaba el cosquilleo previo al orgasmo y le tuve que quitar de entre mis piernas.

  • ¿Por qué me has separado? - me dijo con voz llena de deseo.

  • Porque me iba a correr y ahora soy yo quien va a llevar el mando así que vamos a la piscina que vas a saber lo que es bueno.

Cuando salimos, quité una de las toallas de la hamaca y la puse en el suelo.

  • Túmbate boca arriba - le ordené.

Lo hizo y ahora fui yo quien empezó a recorrer con la lengua todo su cuerpo hasta llegar a su polla cada vez más dura. Me puse a horcajadas encima de él y le dije:

  • ¿Tú sabes lo que es el 69?

  • Por supuesto y estoy deseando hacerlo contigo.

Le coloqué mi entrepierna encima de su boca mientras yo cogía su polla con las dos manos y me la metía dentro de la boca, sintiendo cómo sus manos me separaban la ingle y me metía y sacaba la lengua de forma que pareciera que me estaba follando. Sin poder contenerme solté el orgasmo que tenía desde el momento de la habitación a pleno pulmón y con su polla metida en mi boca, mientras él seguía metiéndome y sacándome la lengua sin parar, haciendo que no pudiera parar de correrme.

  • Vamos a la piscina ya - le volví a ordenar entre jadeos.

Nos levantamos y empezamos a bajar por los escalones de piedra que tenía la piscina, yo delante de él, mientras él me apoyaba su erección en mi espalda para que lo notara. Cuando llegamos al agua, me di la vuelta y empecé a besarlo y llevarlo hasta la pared, para poner mis piernas alrededor de su cintura y empezar a follarlo sin parar.

  • Avísame cuando te vayas a correr para salir, que no quiero llenar la piscina - le dije mientras me movía encima de él.

  • Vamos para fuera ya, que te quiero encima mía.

Caminamos por la piscina, yo con las piernas alrededor de su cintura, sin poder parar de follar y nos volvimos a tumbar encima de la toalla. Me encantaba la sensación de estar saltando con su polla dentro de mí, mientras mis pechos iban de arriba abajo y lo miraba a la cara. En ese momento, él se metió los dedos que me había metido antes, en la boca, para acto seguido separarme un poco y martirizarme el clítoris mientras follábamos y con la otra mano agarrándome un pezón para ponérmelo duro como un taco de billar. No pude aguantar más y me corrí mientras gritaba sin poder remediarlo . Al ver su cara, noté cómo le estaba llegando a él otro orgasmo y aguantando un poco, le agarré las manos saltando aún más rápido para volver a corrernos los dos juntos.

CAPÍTULO SÉPTIMO

  • Dios Andy, como sigamos así no vamos a poder movernos en mucho tiempo - me dijo cuando me separé y me quedé tumbada a su lado con mi cabeza apoyada en su pecho.

  • Eso es verdad, pero no me importaría si todos fueran como estos dos - le dije riéndome y dándole un beso.

  • ¿Qué hacemos después?

  • ¿Aparte de seguir haciendo el amor sin parar? - dije haciéndole cosquillas por su estómago

  • Sí, aparte de eso. Me gustaría ir a cenar contigo a algún lado.

  • Pues por mí encantada, sobre todo si vamos a un italiano...

  • No te preocupes que no olvido tu adicción a la comida italiana jejeje.

Nos quedamos un rato tumbados y abrazados sin decirnos nada, hasta que me levanté y le dije que me iba a meter en la ducha para empezar a arreglarme para ir a cenar.

  • Vale, vamos a la ducha y nos arreglamos juntos - me dijo él con una mirada que lo decía todo.

  • No Alberto, eso después de la cena - le dije medio en serio, medio riéndome -. Si empezamos de nuevo no voy a querer ir a cenar, sino pasarme toda la noche con tu polla dentro de mi y teniendo orgasmos sin parar.

  • Qué bien suena eso... - me dijo poniéndose detrás mía, agarrándome de la cintura y acariciándome todo el cuerpo, mientras notaba su polla en mi espalda.

  • Para por favor, vamos a coger fuerzas para después - le dije separándome de él.

Me metí en mi habitación y la cerré con llave para que no pudiera entrar para así prepararme para ir a cenar Cogí un vestido azul que me había comprado ese mismo día por la mañana, sin saber que iba a poder lucirlo tan pronto. Era corto (apenas me tapaba medio muslo), con un escote que me llegaba hasta debajo de los pechos (cosa que me los relzaba) y abierto por la espalda. Decidí no ponerme nada debajo para decírselo mientras estábamos cenando y poder ponerlo caliente antes de llegar a casa.

Me metí en la ducha para lavarme bien, y mientras me estaba enjabonando me vino a la mente cómo follábamos Alberto y yo y empecé a ponerme como una moto, así que me metí los dedos y, apoyada en la pared de la ducha empecé a hacerme lo que no paraba de hacerme él y acabé teniendo un pequeño orgasmo que gracias a la ducha pude disimular mis pequeños gritos. En ese momento deseé que Alberto estuviera conmigo en la ducha, porque seguía estando muy caliente, pero teniendo la puerta cerrada con llave era algo un poco difícil. Cuando terminé, me sequé y empecé a ponerme el vestido y a arreglarme el pelo. Al salir, lo vi sentado viendo la tv.

  • Joder Andy, vestida así haces que se me quiten las ganas de comer pasta y comerte a ti toda la noche sin parar - me dijo levántandose y viniendo hacia mí. Cuando miré su entrepierna, noté un bulto que lo decía todo. En el momento que llegó a mi lado, no pude contenerme y se la agarré a través del pantalón mientras lo besaba -. Andy, para, que no nos vamos...

  • Quiero que sepas que mientras me duchaba me acordé de la habitación y de la piscina y de cómo me metías los dedos y me follabas con la lengua y me puse muy pero que muy cachonda - le susurré al oído mientras notaba cómo su polla se iba poniendo cada vez más dura entre mis dedos a través del pantalón - y me arrepentí de haber cerrado la puerta con llave para que no pasaras... ¿Sabes qué hice?

  • No me lo digas porque te arranco el vestido y te follo aquí mismo...

  • Pues me metí los dedos y me corrí pensando en ti, en tu lengua y en tu polla - le dije mirándole a los ojos mientras le bajaba la cremallera de los pantalones y le desabotonaba el botón, para que pudiera liberar su erección , entre sus jadeos y gemidos al oírme- pero claro, mis dedos no son lo mismo que esto y todavía sigo muy pero que muy caliente... - le susurré sin apartar la mirada y moviendo mi mano de arriba a abajo alrededor de su polla, que cada vez estaba más y más dura.

En ese momento me quitó el vestido y al ver que estaba totalmente desnuda me apoyó contra la pared y susurrándome al oído me dijo:

  • Creo que la pasta puede esperar porque te tengo que follar ya.

Cogió mis piernas, las separó y levantándome un poco empezó a follarme apoyados en la pared. Con una mano me agarraba la parte baja de la espalda, con la otra me agarraba un pecho y con la lengua empezó a trazar círculos alrededor del pezón. No podíamos parar de follar, hasta que me vino un orgasmo y le llené toda la polla. Al sentirla no se pudo contener más y se corrió a la vez conmigo, gritando los dos sin parar y mirándonos a los ojos.