Amor olvidado (1ª parte)

Cómo vuelve el amor que pensaba que estaba olvidado...

CAPÍTULO PRIMERO

  • Acuérdate de comprar las pizzas porfa.

  • ¿Quieres que compre algo más, o ya lo tenéis todo comprado?

  • Bueno, como tú veas, si quieres algo para ti, para estos días...

  • Ok, nos vemos a las 14.00. Besos

  • Acuérdate de darme una llamada perdida cuando estés llegando. Besos.

Cerré el móvil y me pregunté que por qué había aceptado en ir a pasar dos semanas a la casa de la playa con mi mejor amiga y su novio, que para más inri es mi hermano, cuando lo único que tenía ganas era de pasar el dolor de terminar una relación de 7 años y medio sola. Pero así son los amigos, con tal de que no te derrumbes, te lían para que vayas con ellos.

Os contaré cómo conocí a mi mejor amiga y que en menos de un año se convertirá en mi cuñada. Fue cuando teníamos 6 años y llegamos el primer día de primaria al colegio. Nos tocó sentarnos juntas en las mesas y desde ese mismo momento nos convertimos en las mejores amigas que podría haber. Encima da la casualidad que cumplimos años por las mismas fechas, aunque ella dos días después que yo, así que llevamos celebrando los cumpleaños juntas desde hace 21 años.

Ella tiene un hermano 4 años mayor, es decir, de la misma edad que mi hermano, que también se conocían desde pequeños y eran los mejores amigos. Yo me pasé toda mi infancia y parte de la adolescencia enamorada de él, pero él nunca se fijó en mí, simplemente me veía como la mejor amiga de su hermana pequeña, y además, tenía una novia guapísima, ¿qué posibilidades podría tener una niña de 12 años, con aparatos y granos?. Él se fue a estudiar a Inglaterra y vivió allí más de 8 años, aunque venía por Navidades y a veces unos días en verano, sobre todo en los últimos años en el que yo ya no era la niña con cara llena de granos y aparatos, algo que hizo que no me pusiera roja cada vez que lo veía y nos convirtiéramos en grandes amigos y confidentes. Al año de irse, conocí a un chico llamado Iván, que terminaría siendo mi pareja durante 7 años y medio. Alberto, como se llama el hermano de mi amiga, siempre tuvo un pequeño hueco en mi corazón, aún sabiendo que nunca sería mío, pero me conformaba con ser su amiga. Cuando conocí a Iván, le dejé bien claro que yo estaba enamorada de Alberto y que me iba a costar enamorarme de alguien que no fuera él. Poco a poco me fui enamorando de él y dejando olvidado a Alberto.

Las cosas con Iván fueron muy bien hasta hace cosa de dos meses, cuando me di cuenta de que lo único que sentía por él era un cariño inmenso, pero nada más, así que decidimos quedar como amigos, ya que a él también le pasaba lo mismo y me confesó que había conocido a otra chica, pero que no había pasado nada, ya que prefería dejarlo conmigo antes de hacer algo de lo que después se pudiera arrepentir.

Bueno, después de la llamada de Carol, fui al supermercado a comprar el encargo que me habían hecho y unas cositas para mí. Cuando estaba llegando a la casa le di una llamada perdida a mi amiga para que salieran a ayudarme con mi equipaje y la compra, pero lo que menos me imaginaba cuando toqué el timbre, era lo que me iba a encontrar.

CAPÍTULO SEGUNDO

  • ¡Pero qué sorpresa! - exclamé con cara de tonta.

  • Bueno, ¿pensabas que ibas a estar aquí estas dos semanas sola con estos dos tortolitos?, pues ya ves que no - me dijo ÉL, y me dio un abrazo como el que siempre había soñado.

¿Quién era ÉL?, estaréis pensando. Pues nada más y nada menos que el gran amor de mi vida, es decir, Alberto.

  • ¿Pero qué haces aquí? - dije en cuanto nos soltamos - ¿Tú no deberías estar en Inglaterra trabajando sin parar?.

  • He vuelto hace apenas una semana y media, y he estado súper liado y cuando me dijo Carol que iban a pasarse dos semanas aquí, decidí apuntarme.

  • Ella no me dijo nada... - dije yo un poco mosqueada.

  • Yo le dije que no te dijera nada, para darte una sorpresa. - me dijo él con una sonrisa.

  • Bueno... ¿y dónde están estos dos?.

  • Se fueron al apartamento de arriba, y nos dejaron a nosotros el de abajo, espero que no te importe aguantarme como compañero dos semanas.

  • Bueno, se hará un pequeño esfuerzo - dije riéndome - las pizzas eran idea tuya ¿verdad?.

  • Jajaja, ¿tanto se ha notado?. ¡Ya sabes que me encantan!, pero no te preocupes que te dejaré un pedazito - dijo guiñándome el ojo.

Empezamos a entrar la compra y el equipaje, y él se puso a ordenar las cosas mientras yo deshacía mi equipaje. Cuando salí, no lo vi, así que salí fuera del apartamento y lo vi en la piscina.

  • Se está muy bien aquí dentro, ponte el bikini y date un baño anda, así de paso nos ponemos al día ¿no?.

Entré corriendo en mi habitación y busqué el bikini y la toalla y salí fuera. Él había puesto su toalla en una de las hamacas, así que coloqué la mía en la de al lado y me di un pequeño chapuzón en la piscina.

  • Pues sí que se está bien aquí dentro, la verdad. Pero quiero ir a tomar el sol, que estoy muy blanca. Te espero fuera ¿vale?.

  • Yo también salgo ya, que ya tengo los dedos arrugados - dijo riéndose.

Nos tumbamos en las hamacas y empezamos a hablar de todo lo que nos había pasado desde la última vez que habíamos hablado en Navidades.

  • Ya me dijo mi hermana que lo dejaste con Iván, lo siento mucho. ¿Estás bien?.

  • Bueno, siempre duele cuando dejas a la persona que con la que has compartido tu vida tanto tiempo, ya lo sabes mejor que nadie ¿no?. Pero es lo mejor que pude hacer, ya que no estaba enamorada de él y no podía seguir así.

  • Claro que sé como se pasa - dijo él con la mirada un poco apagada - el problema mío fue que debía haberlo hecho hace tiempo, pero bueno, mejor tarde que nunca. ¿Te puedo hacer un pregunta?

  • Las que quieras, otra cosa es que te conteste jejeje - dije haciéndole una pequeña broma, a ver si se animaba un poquito.

  • ¿Tú llegaste a estar realmente enamorada de Iván?

  • ¿Sinceramente?, creo que no. ¿Por qué me lo preguntas?

  • Porque yo sí lo estuve de Jess - su ex -, pero hace tres años me di cuenta de que ya no sentía nada por ella, sólo cariño, y de quién realmente estaba enamorado era de otra persona.

  • ¿Y por qué tardaste tanto en dejarla?

  • Porque la persona de la que estaba enamorado, bueno y aún sigo estándolo, tenía novio y sabía que nunca se fijaría en mí. Me he pasado dos años y medio estando con Jess y pensando en ella, hasta que ya no he podido más y he tenido que dejarla.

  • No sé de que me suena a mí esa historia... - dije, poniéndome ahora triste yo.

  • ¿Por qué dices eso?

  • Pues porque llevo toda mi vida enamorada de una persona totalmente imposible, y cometí el mayor error de mi vida saliendo con Iván, porque nunca lo he olvidado, aunque yo quisiera creer que sí... Y también he estado pensando en él estando con Iván.

  • ¿Él lo sabe?

  • Hombre, me imagino que cuando éramos más pequeños sí lo sabía, pero ahora no creo.

  • ¿De qué lo conoces?

  • Bueno, es amigo un amigo de toda la vida. ¿Y tú de qué conoces a la chica?

  • Pues mira, se puede decir que es una vieja amiga.

  • ¿Sí? - dije yo sorprendida - ¿y quién es?, ¿la conozco?.

  • No, no la conoces... ¿y el tuyo?, ¿lo conozco yo?.

  • Bueno, ¿vamos a hacer la comida?, ¡me muero del hambre jejeje! - dije poniéndome roja como un tomate y entrando corriendo a la casa. Me puse un pareo y una blusita para no estar en bikini por la casa.

CAPÍTULO TERCERO

Mientras ponía dos pizzas calentándose en el horno, Alberto entró en la cocina y empezó a poner la mesa para los dos.

  • Andy, no me has respondido a la pregunta de si lo conozco.

  • Prefiero no contestar a esa pregunta - dije volviéndome a poner roja sin poder remediarlo.

  • Bueno como quieras... - me dijo él y se sentó en la mesa.

Saqué las pizzas del horno y empezamos a comerlas, aunque yo dejé más de la mitad de la mía, ya que tenía un nudo en el estómago.

  • ¿Esto es lo único que vas a comer? - me dijo Alberto, que se había puesto una camisa ocultando ese torso que me volvía loca.

  • Sí, no tengo más hambre, ¿la quieres? - dije acercándole el plato.

  • ¡Pero si estabas muerta del hambre chiquilla! - dijo sorprendido -. Esto tiene que ver con la pregunta que te hice ¿verdad?

  • ¿Tanto se me nota? - le dije, de nuevo roja.

  • Bueno, cuando te hice la pregunta cambiaste de tema corriendo y entraste en casa con hambre, y ahora, no llevas ni media pizza comida y ya no quieres más... Lo conozco, ¿verdad Andy? - dijo mirándome a los ojos.

  • ¿Hace falta que responda a esa pregunta?. Creo que es más que evidente...

  • Bueno, pues yo te tengo que hacer una confesión. Te mentí en la piscina respecto a que tú no conocías a la chica... - ahora le tocó el turno de ponerse rojo.

  • ¿Sí?, ¿quién es?. Cuéntame porfa.

  • Con una sola condición, que me digas quién ese amigo.

  • Bueno vale... - le dije sabiendo perfectamente que me inventaría algún nombre para que no supiera quién era realmente.

  • Andy, la chica de la que estoy enamorado desde hace tres años eres tú.

  • ¿Quéeeeee? - dije con los ojos como platos - ¿me estás tomando el pelo?

  • No Andy, no te estoy tomando el pelo. Te quiero como nunca he querido a nadie, aunque sé que tú no sientes lo mismo por mí. - dijo poniéndose triste - . Bueno, ahora te toca el turno a ti, ¿quién es el afortunado que tiene tu corazón?.

  • No me lo puedo creer...- dije atropelladamente y con el corazón latiendo como un loco- Alberto, el amigo  de quién llevo enamorada desde que soy una niña, por el que iba a casa de mi mejor amiga sólo para verlo a él, sabiendo que sólo me veía como la mejor amiga de su hermana pequeña y...

  • Espera, espera - me cortó él -, ¿me estás diciendo que es el hermano de tu mejor amiga?

  • Sí Alberto, es el hermano de mi mejor amiga - le dije mirándole a los ojos - creo que eso responde a tu pregunta ¿no?, porque sólo tengo una mejor amiga a la que conozco desde que tengo 6 años y esa amiga sólo tiene un hermano mayor que da la casualidad de que es el mejor amigo de mi hermano.

Me levanté y empecé a recoger la mesa. Cuando puse los platos y los vasos en el fregadero para empezar a fregarlos, noté que Alberto se ponía detrás mía y cogiéndome de la cintura, me dio la vuelta.

  • ¿En serio soy yo ese chico?

  • Estoy enamorada de ti desde el primer día que pisaste mi casa - le dije con los ojos brillantes.

  • ¿Por qué no me lo habías dicho antes? - me dijo él, medio tristón.

  • Porque primero que cuando era pequeña no era precisamente una belleza andante, y segundo porque siempre supe que me veías como la mejor amiga de tu hermana y nada más que eso.

  • Vale, reconozco que cuando éramos pequeños te veía así, pero cuando te vi hace tres años, cuando nos convertimos en amigos y confidentes, me enamoré de ti como un niño chico, pero tú estabas con Iván y no quería interponerme entre los dos - dijo acariciándome la cara -. Si llego a saber que estabas enamorada de mí, qué diferentes hubieran sido las cosas. ¿Sabes?, desde que llegaste sólo deseo hacer una cosa...

  • Sí, ¿el qué? - dije esperando a que fuera que quería besarme.

  • Esto...

CAPÍTULO CUARTO

En ese momento, me cogió la barbilla con dos dedos y levántandome la cara me besó. Fue un beso largo y dulce. Ése con el que llevaba soñando desde pequeña y que por fin recibía y daba.

  • Te quiero - me dijo cuando terminamos.

  • No tanto como te quiero yo a ti - le dije volviéndole a besar.

Mientras nos besábamos la cosa fue subiendo de tono, ya que él me estaba acariciando la cara y el cuello - mi punto débil- y yo no dejaba de acariciar su torso por debajo de la camisa.

  • Tengo unas ganas tremendas de hacerte el amor aquí mismo - me dijo mientras me miraba a los ojos y me acariciaba el cuello.

  • ¿Sí?, qué casualidad, ya que yo también tengo ganas - le dije mientras iba metiendo las manos por debajo de su camisa.

Seguimos besándonos, mientras él fue quitándome el pareo y la blusa que llevaba puestos y los dejaba tirados en el suelo. Notaba cómo su erección quería salir así que quité las manos de debajo de su camisa y las fui bajando hasta los botones del bañador sin dejar de besarlo. Los desabroché y los bajé para que él se los pudiera quitar en la zona de los pies. Cuando por fin salió, dejé de besarlo y me agaché hasta estar de rodillas delante de él, y con una mano agarré su polla dura como una roca, y me la metí dentro de la boca.

Empecé a lamerla de arriba a abajo sin parar y cada vez más rápido mientras oía sus gemidos de placer y notaba cómo mojaba mi parte de abajo del bikini.

  • Ohhh Diosss!! Por favor para que me voy a correr y quiero hacerlo dentro de ti y contigo a la vez - me dijo mientras yo no podía parar de chupársela y notando cómo me estaba mojando cada vez más sólo con chupársela y viendo el placer que le estaba dando.

En ese momento me quitó la polla de la boca, me levantó y me pasó la mano por encima de la parte de abajo del bikini. Se apoyó contra mí y me dijo al oído:

  • Me encanta comprobar que te hayas mojado cuando me la chupaste. ¿Quieres correrte ahora dentro de mi boca?

  • Vamos a la cama ya - le dije mientras caminaba hacia la puerta de la cocina. En ese momento me agarró por detrás y apoyándome contra la pared me metió la mano por la parte de abajo del bikini y empezó a martirizarme el clítoris con dos dedos mientras que con la otra mano me desabrochaba la parte de arriba. - Por favor, vamos a la cama y me comes y me follas como quieras.

  • Está bien, pero no dudes que seguiré... - me susurró al oído.

  • Ni lo dudo, ni quiero que pares.

Cuando llegamos a la habitación, cerramos la puerta, por si a nuestros hermanos les daba por bajar para estar un rato con nosotros - cosa que dudábamos ya que estarían igual o peor que nosotros-. En el momento que la cerramos, me empotró contra la pared y quitándome la parte de abajo del bikini empezó a meterme los dedos mientras me besaba en la boca y poco a poco empezó a bajar la lengua por el cuello hasta llegar a mis pechos sin dejar de lamerlos mientras hacía que con un pequeño gritito me corriera en su mano.

Cuando terminó con los dedos, se los metió en la boca y después dejó que los lamiera yo para probar mi sabor. Sin dejar de besarnos empezamos a andar hacia la cama y me tumbó boca arriba mientras él se tumbaba a mi lado y seguía besándome y volviendo a meterme los dedos. Empezó a bajar con su boca por todo mi cuerpo hasta llegar a los muslos. Cuando llegó a la ingle, sin sacar y sin dejar de mover los dedos, empezó a martirizarme el clítoris, pero esta vez con la lengua. Estaba notando cómo me llegaba el mejor orgasmo que había tenido nunca y empecé a gritar que me la metiera ya que me corría.

  • Quiero que me llenes la boca con tu corrida y después metértela hasta el fondo para correrme contigo.

Me metió la lengua y en ese momento me llegó un orgasmo que creo que nuestros hermanos tuvieron que oír mis gritos porque no podía parar de gritar mientras me corría. En ese momento sacó la lengua y los dedos y se puso encima de mí, y con mucha suavidad me la metió y empezó a moverse lentamente dentro de mí mientras me miraba a los ojos y me susurraba que me quería, que llevaba tres años soñando con ese momento y que estaba a punto de correrse. En ese momento empecé a moverme debajo de él a la misma velocidad susurrándole que yo también me corria.

  • Dios Andy que ya me corro, que me corro, que me corroooooooo - gritó mientras notaba cómo su corrida llenaba el interior de mi vagina mezclándose con la mía.