Amor, odio y reconciliación... parte 3

Hoy es un día normal, pero yo voy a hacerlo intenso... ese es mi nuevo lema. Tengo ganas de vivir, tengo ganas de amar. ¿Te atreves a amarme?

Quiero pedir disculpa por la demora pero he estado enferma y tenia fallas con el internet... en el transcurso de la semana publicaré nuevamente para compensar______________________________________________________________________

-        Ella debe haberte hablado de… de…

-        ¿De Romina?

CAPITULO 3

Bingo! Mis sospechas eran ciertas. Un sinfín de recuerdos invaden mi mente y de pronto mi mirada se pierde, mi piel palidece, me siento fría, muy fría. Veo mis manos y estoy sudando, las froto sobre mi pantalón para eliminar todo rastro de sudor y para darme un poco de calor. Siento como mi corazón se detiene por un par de segundos para luego latir con menos fuerza pero con más rapidez. Taquicardia, creo que así se le llama a estos latidos cardiacos tan acelerados. Mi visión se torna nublada, siento mis mejillas mojadas, ¿será sudor? , con mucha dificultad llevo mis manos hacia mi rostro y me doy cuenta que son lágrimas las que corren a través de ellas, intento secarlas pero no puedo, ahora todo está negro, me desvanezco.

Despierto y me veo frente al espejo, no comprendo porque llevo el cabello a la altura de los hombros, no recuerdo haberlo cortado. Estoy en mi habitación y no sé cómo llegue aquí, hay algo raro, algo diferente pero me siento aturdida y no logro descifrar qué está mal. Giro mi cabeza de un lado a otro observando todo detenidamente, la puerta no está y veo una vieja cortina en su lugar, la cama de mi hermano está aquí, no entiendo, hace mucho que este cuarto es sólo mío. Un sonido proveniente de mi computadora llama mi atención, se me hace familiar pero aun no lo ubico en mi memoria. Hago clic en la ventana que está titilante con un color anaranjado. Se trata de una sala de chat, chat de lesbianas de cantv, tengo un privado del Nick Koizora. Mi cuerpo se llena de energía al leer ese Nick, mi corazón late con fuerza, me siento nerviosa pero feliz.

-        Misu, ¿estás allí?

-        Si, aquí estoy.

-        Te decía que al parecer este fin de semana iré a Valencia a visitar a mis tíos. No sé si puedas llegar y al fin conocernos.

-        Me parece una gran idea. Claro que iré.

-        ¿Promesa?

-        Promesa.

-        Oye, ¿Cuándo publicarás el nuevo capítulo de tu relato? Ya lo quiero leer, eres una mala al no querer adelantarme algo.

-        Jajajajaja, no seas impaciente, además hoy lo envió y seguro ya mañana lo podrás leer.

-        Es que me gusta  mucho, gracias a ese relato nos conocimos, le estoy agradecida.

-        Jajajajajaja estás loca, ¿lo sabes?

-        Si pero así te gusto.

-        Creída.

-        Ágata.

-        Dime.

-        Ágata.

Veo la pantalla y Koizora no me está escribiendo, otra vez me siento aturdida, ¿quién me llama? Esa voz repite mi nombre una y otra vez. Abro mis ojos lentamente, estoy mareada y confundida.

-        ¿Dónde estoy?

-        En mi consultorio. ¿Cómo te sientes?

-        Ah, es usted. Estoy bien, gracias.

-        Tomate esta pastilla, te hará sentir mejor.

-        No hace falta, ya le dije que me siento bien.

-        He dicho que te la tomes y punto.

La miro fijamente a sus ojos, su mirada es desafiante y muy fuerte, no logro mantenerla por mucho tiempo. De mala gana tomo la pastilla que me ofrece y un poco de agua para tomármela. La muy descarada sonríe, seguro se siente todopoderosa, me molesto, quisiera rodear su lindo y elegante cuello con mis manos y apretarlo un poco, pero me contengo. Esta vez gano pero espero que no se acostumbre a hacerlo.

Miro el reloj que marca las 2:50. Por primera vez en mucho tiempo siento que la suerte está de mi lado. Mi alma salta de alegría porque se acabó mi tortura china.

-        Yo que tu no me alegraría tanto. Te espero pasado mañana a la misma hora.

-        Tan pronto! ¿no podría ser para el próximo mes?

-        No, será pasado mañana.

-        Que fastidio.

-        Ahora pase con mi secretaria, ella le entregará los récipes de las medicinas que deberá tomar. Hasta luego señorita Fuentes.

Salí de ese estúpido consultorio sin despedirme de esa estúpida mujer que ni siquiera me veía a la hora de despedirse, ¿qué clase de médico le da la espalda a su paciente? Sólo un médico pirata haría eso. Indignada con la doctora, con Isis y conmigo misma me dirijo hacia la recepción, la secretaria no se encuentra por lo que tomo asiento en su espera al lado de una chica que seguramente está allí esperando su turno. Discretamente comienzo a detallarla, debe tener unos 18 años de edad, demasiado joven como para estar chiflada. La secretaria llega y llama mi atención, maldigo en mi interior por no poder seguir admirando a esa chica. Ana me entrega los récipes, una caja de pastillas y me explica cómo me las he de tomar.  Cariñosamente se despide de mí y me desea un feliz día, a lo que yo respondo de la misma forma. Al girarme la chica ya no estaba, ¿la habré imaginado? Sin darle mucha importancia al asunto me dirijo hacia la puerta y desparezco de ese loco lugar.

Al llegar a casa tomo una ducha y ya un poco más tranquila me siento frente a mi computador a trabajar un poco en la tesis. Como de costumbre simultáneamente abro la página del rincón lésbico, que es nada más y nada menos que una sala de chat a la que suelo entrar al igual que una gran cantidad de mujeres de deferentes países, saludo a algunas de las chicas que conozco, conversamos un poco acerca de las nuevas relaciones y rupturas de las mujeres de la sala. Estas cambian de novia como de bikini, hasta cierto punto yo hago lo mismo pero al menos no le juro amor a ninguna, es más… ni siquiera les doy el honor de tener el título de novia otorgado por mí.

Miré en la lista de usuarias y no hay ningún Nick que llame mi atención. Resignada minimizo la página y me concentro en la tesis, o por lo menos eso intentaba cuando entra una llamada telefónica de Isis, no tengo ganas de hablar con ella porque sé que me preguntará como me fue con la loquera, dejo que caiga la contestadora un par de veces con la esperanza de que se canse de llamar pero al parecer eso era mucho pedir porque el puto celular no dejaba de repicar. No me queda otro remedio que atenderle a la fastidiosa de Isis, juro que tengo ganas de asesinarla lentamente, por suerte para ella está a muchos kilómetros de distancia.

-        Llamo para saber cómo te fue con Valeria.

-        Supongo que Valeria es la loquera. Me fue bien por así decirlo, tengo cita pasado mañana.

-        ¿Cómo te sientes?

-        Como todos los días.

-        ¿En serio? ¿no te sientes ni un poco mejor?

-        Ah claro! Por supuesto que me siento mejor, es que tu amiga es tan buena psiquiatra, en tan sólo unos minutos logro que superara tantas cosas, wow! Me di cuenta que he sido una tonta todos estos años. Cambio mi punto de vista por completo, te juro que me siento una nueva persona.

-        ¿De verdad? –No puedo creer que se alegre.

-        Obvio NO, no seas ilusa. Isis estoy trabajando en la tesis, hablamos luego.

-        Está bien, me escribes cuando puedas.

Suspiro profundamente, la pobre de Isis no se merece que la trate así pero es que a veces me crispa. Paso tres largas horas sin despegarme del ordenador, me molesta ser tan lenta pero así siempre he sido y por lo visto siempre lo seré. Minutos más tarde mi madre me llama para cenar, al abrir la puerta me invade el olor de unas ricas cachapas con queso telita. Tomo mi plato y me voy al cuarto de mi madre, cenamos entre risas debido a la programación que estaba pasando en el televisor.

-        ¿Cómo te fue hoy mi amor?

-        Muy bien mami, Yoscar te mando a decir que mañana también cocines para él porque extraña tu comida.

-        Ahora lo llamas y le dices que no le enviaré nada por ingrato. Tengo más de dos semanas sin verlo. –siempre dices eso y siempre le preparas de comer.

-        Mamá no seas exagerada, la semana pasada él vino y te trajo un dulce.

-        Ah cierto, ya no me acordaba. ¿Ese loco sigue con la misma novia?

-        Si mami, tu sabes cómo es él.

-        Pobre muchacha lleva más cacho, seguramente cuando venga es porque me va a traer a una nueva. Le voy a hacer pasar una pena un día de estos.

-        Jajajajajaja no seas mala mamá. Por cierto y Cheito dónde anda que no lo he visto.

-        Ese es otro que anda de mujeriego. Hace rato me llamo y me dijo que va a llegar tarde porque va a estudiar la anatomía del aparato reproductor femenino con una de sus compañeras de clases.

-        Querrás decir con otra mamá. Bueno lo importante es que mi hermanito use condón, lo demás no importa.

-        Alcahueta.

-        Bueno mamita ya me voy a dormir porque luego no me quiero parar. Bendición.

-        Dios te bendiga mi amor. Que sueñes con los angelitos.

-        Amén mami, tu también.

Tan bella y dulce mi vieja. Hoy la veo mejor y eso me alegra mucho, desde hace dos años mi madre no sabe de otra cosa que no sea ir al médico casi a diario y tomar más de diez pastillas al día. Sé que al igual que yo ella está cansada de esa situación.

Entro en mi habitación, lavo mis dientes y segundos después de entrar en contacto con mí cama caigo en el más profundo de los sueños. Me levanto a las 5:00 am aún muerta de sueño, es increíble que aunque duermo las ocho horas establecidas mi cuerpo y mente sienten que necesitan más. Con gran pereza me dirijo al baño y permanezco muchos minutos sentada en el inodoro, cabeceando de un lado para otro. Como la mayoría de las veces no hay evacuaciones ni liquidas, pastosas o duras.; no hay nada, solo un montón de orina en el fondo de la poceta, me limpio y me meto en la ducha. El agua me hace pegar mil brincos por lo fría, definitivamente no hay nada mejor que eso para despertarse. Al salir de la ducha me coloco el primer uniforme que encuentro, no tengo ganas de ir de civil hoy.

Después de desayunar me despido de mi madre y parto rumbo a la parada de la ruta universitaria. Generalmente me siento en los últimos puestos pero llegue un poco tarde y ya estaban ocupados, no me quedó más remedio que sentarme en el medio. A las 6:20 am el chofer de la unidad cierra las puertas sin importarle que un estudiante esta cerca corriendo a todo lo que da para alcanzarlo. El muy cretino reía, frenaba y cuando el chico pensaba que lograría montarse volvía a acelerar. Será malo el muy cabrón, por ese motivo jamás corro detrás del autobús, prefiero llegar tarde.

El chofer seguía la ruta de costumbre cuando de pronto veo algo diferente en el camino, la plaza que estaba justo antes del elevado ya no está y ahora en su lugar se encuentra un hermoso río con un grupo de indios en su interior. Aunque quiero no logro apartar la mirada de ese lugar, es lo más hermoso que he visto en mi vida y el agua más cristalina que jamás pensé ver. Las indígenas son muy hermosas con su larga y lisa cabellera como el azabache, ellas lucen su pecho desnudo, y juegan las unas con las otras alegremente. Los hombres eran musculosos pero a diferencia de las mujeres ellos se encontraban trabajando.

Acabando de subir el elevado, el indígena más musculoso alzó la mirada y me miró fijamente, al parecer se trataba del líder porque inmediatamente todos los demás dejaron sus actividades y se giraron hacia mí. Sonrío al pensar que estoy loca porque no hay razón para que me vean de esa manera, además hay más de 60 estudiantes en esta unidad y podrían estar viendo a cualquiera. Sigo mirando fijamente al líder intentando descifrar esa mirada, sin embargo su expresión cambio, tomo una lanza con su mano derecha y me la aventó. Sorprendida ante la situación me inclino hacia atrás, lo más pegada que puedo a mi asiento, veo cómo la lanza traspasa mi ventana y pasa a escasos centímetros de mí rosto. Miro a mi alrededor con temor y en el autobús sólo estábamos la laza y yo.

Sobresaltada me levanto de mi cama, se trataba de un sueño, otro maldito sueño loco. ¿Cuándo será el día que sueñe algo normal? Miro el reloj, son las 3:00am aun me quedan un par de horas de sueño pero aunque intento dormirme no puedo porque vuelve a mi mente el rostro de enfado de ese indio. ¿Por qué no puedo ser como las demás personas que siempre o la mayoría de las veces olvidan lo que sueñan? ¿Por qué generalmente los recuerdo y con tantos detalles?

A las 5:00am suena nuevamente mi despertador, al menos logre dormir un poco más. Sigo la rutina de costumbre y ya a las 7:00am me encuentro en la universidad.

-        Hola mi niña, ¿Cómo estás? Hoy llegaste temprano.

-        Muy bien tita. Es que se me olvido que la clase es a las 8:00am. –tita es una señora muy dulce que trabaja alquilando minutos telefónicos y vendiendo de todo un poco en el frente de mi facultad.

-        Por allí anda Yoscar, llego hace ratito y me pidió que te dijera que no tiene saldo, que lo llames.

-        Ese miércoles nunca tiene saldo. ¿Qué tiene allí tita?

-        Son unas tortas que hice para vender. ¿quieres una?

-        ¿De qué las tiene?

-        Chocolate, fresa y tres leches.

-        Ok. Me da una tres leches.

-        Hola tita. –miro a mi lado y me encuentro con una joven pelirroja muy hermosa. Definitivamente hoy es mi día de suerte, es que toparse con una pelirroja natural no es muy común en esta ciudad. Ella me mira por una fracción de segundo y luego me ignora, ese acto me molesto mucho, no soy hermosa pero caray tengo lo mío ¿o no? Echa una fiera me despido de tita y entro al edificio, llamo a Yoscar y me siento a esperarlo.

-        Disculpa, ¿podrías decirme donde está el aula 20?  -al girar me topo con los ojos color cafés más hermosos que he visto en mi vida, lástima que pertenecen a esa tonta pelirroja que tanto me impacto hace minutos atrás.

-        Al final de ese pasillo. –señalo hacia mi izquierda.

-        Gracias por tu ayuda.

-        De nada. –saco mis audífonos y mp4 de mi bolso y cuando me dispongo a escuchar mi fabulosa música ella me interrumpe de nuevo.

-        ¿Puedo sentarme a tu lado mientras espero que llegue el profesor?

-        Claro, la universidad es de todos.

-        Gracias. ¿Siempre eres así?

-        ¿Así cómo?

-        Odiosa.

-        No soy muy sociable. – en especial con aquellas mujeres que osan ignorarme.

-        Lo sé, hace mucho me di cuenta.

-        ¿Cómo? ¿Cómo que hace mucho? ¿Nos conocemos?

-        No, no. Claro que no! Eh… mucho gusto, mi nombre es Eilyn.

-        Yo soy Ágata. –tomo la mano que me extendiste y nuevamente me sumerjo en tu mirada. Siento algo en mi pecho, no logro descifrar qué es pero me gusta.

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*HombreFX (ID: 853437)* Gracias.

Cestef (ID: 1423386) ¿Una personalidad despreocupada?.... mmmm, ¿en qué sentido?, me está matando la intriga (espero una buena respuesta). Gracias por seguir leyendome