Amor, odio y reconciliación... parte 2

La penetro y la vuelvo a morder, pero esta vez lo hago más fuerte. Ella grita de placer y su rosada vagina ahora se torna roja. Aunque ahora esté con otra, sigo pensando en tí.

Me siento tan frustrada, no quiero acudir a esa dichosa cita. Giro con brusquedad y al hacerlo choco con una chica, es más alta que yo, de piel clara, cabello castaño y con unos labios que te incitan a comérselos.

-        Ten, deberías tener más cuidado. –extiende su mano y me ofrece mi celular.

-        Gracias, aunque quien debería tener más cuidado eres tú. –Tomo mi celular y emprendo mi camino hacia el salón de clases.

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Me pregunto ¿por qué te sigo amando a pesar de todo este tiempo? ¿por qué a pesar de mantener relaciones contras mujeres sólo pienso en ti?

PARTE 2

Al entrar al aula me encuentro con la cara de preocupación de mi mejor amigo, supuse que algo andaba mal con la tesis. Varios pensamientos pasaron por mi mente, entre ellos: ¿En qué momento la profesora corrigió nuestra tesis?, ¿no me demoré tanto hablando con Isis o sí?, ¿Cuándo será el día que uno de esos mugrosos capítulos quede perfecto al primer intento? Seguramente me tocara hacer todo el trabajo sola ``otra vez´´. Seguramente Yoscar no recuerda todo los puntos que la profesora mando a corregir. ¿Qué le habrá preguntado la profesora y qué le habrá dicho este idiota? Resignada me siento a su lado y él procede a explicarme los errores que la profesora había encontrado. Me parecía absurdo que ella quisiera corregir algo que desconoce, si coloqué eso es porque así era; de cualquier forma no iba a darme mala vida por eso, ya encontraría la manera de marearla con el tema, cosa que Yoscar no era capaz de hacer pues ni siquiera recordaba el título de la tesis.

La hora de clases se me hizo eterna, que pérdida de tiempo me resulta esperar que la profesora lea la tesis de cada uno. Después de dos largas horas termina mi tormento. Yoscar y yo salimos del aula para ir a dar una vuelta por el área de ingeniería, en esa facultad hay cada loco pero lo bueno es que se pasa un buen rato. Dicen que esa es la facultad de los niños ricos, yo diría que es la facultad de los drogadictos, los rumberos, los rockeros y los locos. Ellos tienen pinta de cualquier cosa menos de personas adineradas.

Como de costumbre nos sentamos en un pequeño muro que está situado en toda la entrada lateral de la facultad, entre el garaje y el bazar de comida. Escuchamos la música reggae que sonaba de fondo y veíamos las bromas que hacían las personas a nuestro alrededor.

-        La compro y tú? una vez más se trataba de nuestro antiguo juego, que consistía en ver a las mujeres que pasaban cerca de nosotros y decir con cual nos gustaría quedarnos.

-        No está mal, pero las rubias son brutas en su mayoría… yo no la compro.

-        Para lo que yo quiero hacer con ella no necesito que sea inteligente. Mientras más bruta e ingenua es mejor.

-        Para lo que tú quieres lo único que necesitas es que tenga vagina.

-        Tampoco exageres. Deben ser bonitas y sobretodo oler muy bien.

-        Cierto, olvidaba que te gustan las niñas ricas que sólo usan perfumes caros.

-        Tú sabes hermana. También me gustas tú aunque huelas a colonia de bebé.

-        Jajaja gafo. Mira a esa de allí. ¿La compras?

-        Ni con un pene prestado. Qué asco!

-        Cierto que no te gustan las rockeras. Te aseguro que si le cambio la vestimenta y el maquillaje, tú babearías por ella. Mira sus ojos, son hermosos, aunque transmiten tristeza, que pena.

-        Ya vámonos, te pones intentas cuando comienzas a analizar las miradas de las personas.

Al retornar a nuestra facultad nos interceptó Fabiana, una compañera de clases con la que nos la llevábamos muy bien. Ella nos pidió el favor de formar parte de nuestro grupo de trabajo para hacer la tesis, ya que experimento diversos problemas con su grupo actual. Nos explicó por todo lo que había pasado y no pude evitar sentir un poco de pena por ella. He pasado por situaciones similares y no es nada agradable. Le dije que sería bienvenida a nuestro grupo pero que tendría que ayudarnos con las ratas del laboratorio y por supuesto con la redacción de la tesis. Por suerte para ella no era mucho lo que tenía que hacer porque de todos los grupos nosotros somos los que estamos más adelantados. Le propuse que nos acompañara al laboratorio para que viera lo que hacíamos con las ratas. Al llegar la presentamos con nuestro tutor, quien como de costumbre se encontraba sentado frente a su computador sacando un sinfín de análisis de todos sus experimentos. Él nos informó que necesitábamos más drogas para seguir con nuestro experimento porque las que yo había conseguido ya se iban a acabar y aún faltaba un par de semanas para ver los resultados. Le prometí que las conseguiría ese mismo día y le pedí que nos abriera el laboratorio.

Al entrar Fabiana se sorprendió al ver que teníamos al laboratorio invadido con un montón de jaulas llenas de ratas. Nos colocamos un par de guantes y comenzamos con la acción. Yo las sacaba de la jaula y las inyectaba mientras que Yoscar le colocaba agua y comida. Nuestro tutor entró y nos recordó que en dos días tocaba lavar todas las jaulas. Nosotros asentimos y le dijimos que Fabiana lo haría. Al terminar nos lavamos las manos y comenzamos a comer Doritos. Le ofrezco un poco al profesor (tutor) y él acepta gustosamente. Fabiana no puede evitar el hacer un comentario de desaprobación puesto que él aun no se lavaba las manos; a lo que el tutor le contestó que hay más bacterias en nuestra boca que en la cola de una rata. No pude evitar reír con su comentario, es increíble pero cierto.

Al salir le dimos la dirección a Fabiana para que fuera a comprar la droga. Ella es la nueva y es justo que contribuya en todos los aspectos. Ya nosotros hemos gastado lo suficiente. Definitivamente abuso de mi poder.

Regresamos a la facultad y nos encontramos con la grata sorpresa de que el profesor no fue. –Se le presentó un problema- nos dijo su secretaria. Seguramente lo único que tenía era micosis en el pulgar y por eso no se dignó a darnos clase ese día. En fin, mejor para nosotros. Nos despedimos de nuestros compañeros y partimos para nuestro hogar. Le pedí a Yoscar que me dejara en el centro de la ciudad, compré un dulce de chocolate y me dirigí a cada de Camila.

Ella como siempre me recibió muy gustosa. Almorzamos y nos acostamos a ver televisión. Escasos minutos después siento su mano posarse sobre mi abdomen, le brinda pequeñas caricias de forma circular. Suspire para mi adentro, listo a lo que vine.

Me posé sobre ella y le quite la ropa con premura, no me gusta perder el tiempo con tanto preámbulo. Ella quiso hacer lo mismo conmigo pero no se lo permití, yo misma me despoje de mi ropa y literalmente me senté sobre su cara. Su lengua comenzó a acariciar mi clítoris, de un lado a otro, luego de forma circular. Menee mi caderas al ritmo que ella llevaba y fui acelerando lentamente. Camila comenzó a penetrarme con un dedo y nuevamente me decía que le encantaba lo estrecha que soy. Dice que le hace pensar que aun soy virgen. Realmente me parece algo estúpido porque hace mucho tiempo que deje de serlo.

Como de costumbre comienzo a sentir que me elevo al cielo, que mi alma abandona mi cuerpo para rendirse al más rico de los placeres y nuevamente todo se desmorona. Mi cara de frustración por un segundo me delata pero Camila no logra verlo porque está muy concentrada en cumplir con su propósito. Si la pobre supiera que nunca lo ha logrado, seguramente no seguiría intentándolo. Una vez más no me queda otra opción que fingir un orgasmo. Contraigo las paredes de mi vagina, cosa que me resulta muy fácil (hasta mi perrita sabe hacer eso), ella acelera el ritmo otra vez, pensado que ya estoy a punto de llegar, sonrío con ironía y prosigo con el siguiente paso, mover con un ritmo frenético mi cadera y emitir fuertes gemidos. Torno mi respiración cada vez más superficial e irregular y por último hago un hermoso arco con mi espalda, tenso todo mi cuerpo, desvío mi mirada hacia arriba y cierro mis ojos, para posteriormente fingir que pierdo mi fuerza al dejarme caer. Ella me toma por la cintura para mantenerme en la misma posición y así succionar lo poco que emana de mi interior.

Al terminar me libera de su amarre, desciendo lentamente y veo como Camila separa sus piernas para ofrecerme su preciada vagina. Levanto su cadera, coloco sus piernas sobre mis hombros y comienzo a acariciar su clítoris con mi lengua. A medida que avanzo sus movimientos y los míos se tornan más bruscos. Los suspiros y gemidos de Camila se convierten en música para mis oídos.

La muerdo un poco y veo que le gusta. La penetro y la vuelvo a morder, pero esta vez lo hago más fuerte. Ella grita de placer y su rosada vagina ahora se torna roja. Saco mis dedos de su interior, ella emite una queja a la que no le presto atención. La tomo por el cabello y se lo halo hacia arriba, ella se levanta e intenta besarme, yo desvío mi cara y me apodero de su pecho. Esa es una de las ventajas de poseer menor estatura. Una vez saciada le pido que se voltee y la empujo sobre la cama, ella cae en cuatro, tal y como yo quería. Acaricio su vagina y le doy varias palmaditas, ella mueve sus caderas, se lo que eso le provoca, cada poro de su piel me pide a gritos que la penetre y así lo hago. La penetro fuerte y rápido, ella toma las sábanas, las aprieta y grita del placer. Veo como empieza a perder la fuerza de sus brazos, pues su tórax cada vez está más cerca de la cama y comienzo a sentir como se contrae su interior, mantengo el ritmo de la penetración, acerco mi rostro a su húmeda intimidad, la soplo suavemente, tiemblas de placer, se que estas a punto de alcanzar el éxtasis. Te penetro unos segundos más y nuevamente acerco mi boca a tu vagina, la beso, te gusta y te mueves en busca de más; la muerdo y finalmente explotas es un gran orgasmo. De tu vagina emana una gran cantidad de flujo vaginal, saco mis dedos de tu cavidad y te busco una toalla para que te limpies.

Me acuesto a su lado para descansar un poco. Charlamos de los acontecimientos de nuestro país, la situación económica que cada vez es más caótica, lo difícil que es conseguir la cesta básica de alimentación, etc.

Un par de horas más tarde me encuentro en mi casa, extrañamente no hay nadie en mi hogar, me ducho y me pongo a estudiar un rato. 7:00pm y mi madre aun no llega, eso me asusta sobremanera. Sé que aún es temprano pero mi madre está enferma y hace mucho que debió llegar de su cita con el Neumonólogo, llamo a mi hermanito a su celular y me dice que tampoco sabe nada de ella. Mi madre como de costumbre no contesta su teléfono. Con mis ojos llenos de lágrimas y mi corazón acelerado parto en busca de mi madre a quien encuentro al cruzar la primera esquina. Ella me comenta que demoró porque fue a visitar a una prima que está hospitalizada. Yo me enoje por su falta de consciencia y le reclame. Siento que desde hace un par de años los roles de nuestras vidas se han invertido en varios aspectos de nuestras vidas, ella de madre pasó a ser hija y yo de hija pasé a ser su madre.

Ya un poco más calmada preparo la cena, comemos, vemos televisión un par de horas y finalmente me despido de mi hermosa vieja para ir a caer sobre la mujer que más amo (la cama) y la mejor de mis amantes (mi almohada).

Al despertar vuelvo a la rutina de todas las mañanas- ducharme, desayunar e ir a la universidad- al salir de clases recibo una llamada de Isis, maldije al recordar la insólita cita a la que esa mujer me obligará a ir.

-        Hola Isis. ¿Cómo va tu día?

-        Excelente. Te llamo para recordarte que tienes una cita a las 2:00 pm.

-        Si, si. Lo recuerdo.

-        Irás, ¿verdad?

-        Lo haré porque no quiero que sigas molestando con el mismo tema, no porque yo desee hacerlo.

-        Lo importante es que irás. Estoy tan contenta por ello.

-        Debo colgar. Ya son pasadas las doce y si no me doy prisa lastimosamente no llegaré a tiempo.

-        Vale. Te llamaré luego para que me cuentes como te fue.

-        Ok.

Almorcé el peor sushi de mi vida y anoté en mi lista mental jamás debo volver a comer en este lugar . Tome un taxi y le entregué la dirección que Isis me había proporcionado. El taxista me dejó frente al enorme edificio donde encontraría mi pesadilla. – Me cago en toda la mierda que me eche vaina- típica expresión que empleo cuando estoy muy molesta. Tomo el ascensor y marco el quinto piso, al llegar me paro frente a la puerta y pasan unos minutos antes de que me digne a tocar el timbre. Me recibe una chica joven, supongo que tendrá la misma edad que yo o a lo mucho un par de años más.

-        Buenas tardes señorita Cordero. Tengo una cita con usted.

-        Me imagino que usted es la señorita Fuentes.

-        La misma que viste y calza.

-        Muy bien señorita Fuentes, tome asiento por favor. Usted ha llegado quince minutos antes y la doctora Cordero aun está atendiendo a un paciente.

-        Ah ok… y ¿usted es?

-        Soy su secretaria. Ana  Méndez, para servirle.

Veo a mi alrededor es un lugar ligeramente amplio, todo de color blanco, limpio y pulcro. El sofá donde estoy sentada también es blanco, el escrito, la silla donde estaba sentada la secretaria, la computadora, el piso, todo absolutamente todo es de color blanco. ¿Qué clase de maniaca decoró este lugar? Lo único que realmente me gustaba de ese lugar eran los cuadros y los arreglos florares (cabe destacar que se trataban de flores blancas).

-        Linda decoración. ¿Tú la hiciste?

-        Oh no, toda la decoración la realizó la doctora Cordero. Es muy hermosa.

-        ¿La decoración o la doctora? – la pobre chica se sonroja.

-        Me refería a la decoración.

-        Es decir, que la doctorcita es fea.

-        No dije eso. La DOCTORA es muy bonita.

-        Ok. ¿Por qué todo de blanco?

-        Los cuadros tienen mucho color o no lo ha notado. – me salió sarcástica la muchacha.

-        Sabe perfectamente a lo que me refiero.

Justo cuando la pobre de la secretaria iba a contestarme sonó un teléfono, ella se disculpo conmigo y se levantó. Veo que ella se dirige a una especie de habitación y de la habitación contigua sale un hombre alto, ligeramente mayor, diría que tiene unos 42 años, aunque quizás si se quitara la barba se vería más joven. Me mira fijamente y sinceramente me ha dado un poco de miedo su mirada.

La secretaria retorno a su escritorio portando una bandeja con unas tabletas y un vaso de agua, le dijo al hombre que su próxima cita era en cinco días y al parecer a él no le agradó mucho la noticia. Tomó algo que ella le dio y se marcho sin mirarme de nuevo –cosa que agradecí enormemente.

-        Supongo que ya es mi turno.

-        Aun no señorita Fuentes. Faltan tres minutos.

¿Pero que carajos les pasa con la hora? Sólo son tres putos minutos, Dios!. Ana toma nuevamente la bandeja y se dirige a la habitación de donde había salido ese hombre. Y justo dos minutos después sale y me anuncia que ya puedo pasar.

Al entrar a la habitación me sorprendí mucho, me imaginaba un lugar todo blanco al igual que el resto de la estancia pero no era así. Se trata de un lugar de paredes muy oscuras, prácticamente negras, llenas de reconocimientos de la doctora y una única pintura de una mujer desnuda con una serpiente sobre sus hombros.

Las cortinas eran negras, el techo y el piso también. Al lado derecho se encuentra un sofá de color rojo, en el centro una camilla de color azul oscuro y al otro lado varios puf de color morado. Todo ordenado en forma de herradura. Y en el medio una gran y hermosa silla blanca.

-        Bienvenida señorita Fuentes, soy la doctora Cordero. – y allí estaba, ante mí la mujer más hermosa que he visto en mi vida. Bueno quizás no es la más hermosa pero es pelirroja y eso me mata.

-        Luce bastante  joven. Pensé que trataría con alguien mayor.

-        El gusto es mío señorita Fuentes.

-        Disculpe mi mala educación.

-        No se preocupe. Con respecto a lo que ha planteado, tengo 38 años de edad. Espero que sean suficientes para usted. Tome asiento por favor.

-        ¿Dónde?

-        Donde usted prefiera. Póngase cómoda.

Después de pensar unos segundos me decidí por el sofá. Ponerme cómoda, que tontería! No estaré cómoda mientras permanezca en este lugar.

-        Muy bien, usted me dirá.

-        Eres tú quien debe decir.

-        No sé qué decirle.

-        Para empezar podrías decirme ¿por qué estás aquí?

-        Una amiga me pidió que viniera.

-        ¿y por qué ella hizo eso?

-        Por… bueno… es que… ella está loca.

-        Si de algo estoy segura es de que Isis no está loca.

-        Claro, olvidaba que eres su ``amiga´´

-        Soy su amiga! Si ese es el problema, quiero que sepas que lo que hablemos aquí es confidencial. Sólo somos tú y yo, mi amistad con Isis queda excluida.

-        Si, si, lo que usted diga. De cualquier forma no tengo nada que decir.

-        ¿Estás segura?

-        Por supuesto que estoy segura. Así que, ¿ya terminamos?

-        Solo llevamos cinco minutos.

-        Parecen una eternidad. ¿cuánto dura esto?

-        Cuarenta y cinco minutos. – maldición.

Me quedo en silencio por mucho tiempo, no sé decir cuantos minutos han pasado porque la doctorcita me decomiso el celular. Ella tampoco hace el intento de hablarme, solo se dedico a observar, parecía un cazador estudiando a su presa y eso me incomodaba sobremanera. Estiré mis piernas sobre el sofá y cerré mis ojos, cuando no la veo me siento mejor. Su mirada es profunda y sumamente penetrante, siento que con verme a los ojos puede descifrar todo de mí y eso no me gusta. Minutos después, al no soportar más la tensión me decidí a hablar.

-        ¿Qué clase de médico no le pregunta a su paciente ni el nombre?

-        Uno que ya sabe lo suficiente de su paciente.

-        ¿Y qué es lo que usted sabe de mi? me imagino que se lo contó Isis.

-        Isis no me contó nada. Me gusta saber con el tipo de persona con las que trato señorita Fuentes, por eso me tomo la molestia de investigar un poco.

-        No me diga. ¿Qué investigo sobre mí?

-        Te llamas Ágata del Valle Fuentes Valmore, tienes 24 años de edad y eres de signo libra. Naciste en el estado Falcón y desde los 3 años de edad vives en esta ciudad, a pesar de estar más adelantada que el resto de tus compañeros, en cuanto a conocimiento y destreza, repetiste el 3er nivel de pre escolar. Fuiste muy buena alumna durante la primaria y la secundaria, aunque te cambiaron en varias oportunidades de institución. Tu promedio universitario es de 15 puntos, bajo mucho y debo descifrar ¿por qué?

-        Simple, no estudio.

-        El no estudiar tiene muchas causas de fondo señorita Fuentes y eso es lo que voy a averiguar. Continuando… tu familia y tú se han cambiado de casa en 13 oportunidades y aun viven alquilados. Tu padre falleció de cáncer hace un año y seis meses. Vives con tu madre, quien está enferma y con tu hermano de 18 años de edad. Tienes pocos amigos, creo que los cuento con una mano y me sobran dedos. Has sido intervenida quirúrgicamente en dos oportunidades, eres alérgica a la guanábana y a la picada de insectos y hasta ahora no se te ha diagnosticado otra enfermedad. Fumas desde hace poco más de un año y no te gustan las bebidas alcohólicas, jamás has consumido drogas aunque a veces sientes curiosidad.

-        Wow! Veo que está muy informada. De verdad logró sorprenderme.

-        ¿Aun piensa que Isis me lo ha contado todo?

-        No, ella no sabe tanto de mí. Pero de algo si estoy segura.

-        ¿De qué?

-        Ella debe haberte hablado de… de…

-        ¿De Romina?

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HombreFX (ID: 853437) : muchas gracias... una pregunta: ¿eres moderador de la página?. Siempre leo comentarios de tu parte y admiro que te de tiempo para leerlos todos. Siempre estás motivando a las personas a que sigan escribiendo, eso es muy lindo de tu parte. Gracias

Cestef (ID: 1423386) ``la patria nueva´´ eso me hizo reir mucho. La parte de los taxis es completamente real. Supones bien al decir que no vivo en Caracas (por eso tomo taxis), aun no aprendo a tomar ese horrible metro, así que me toca reunir dinerito cada vez que pienso en ir para allá. Lo peor de todo es que al parecer tengo un cartelito en la frente que dice: no soy de esta ciudad, cobrame lo que quieras que yo lo daré aunque mi destino quede a cien pies jajajaja. En cuanto a fumar, lo he hecho en pocas oportunidades y en su mayoría ha sido Marlboro con sabor a menta. Gracias por comentar... que tengas feliz semana.