¿Amor o maldición? Capítulo 7
Ahora que hay más sirvientes en la mansión Johnatan tiene más tiempo libre, pero... ¿qué hará con ese tiempo libre? Parece que el conde Struberry se llevará una sorpresa... Nota:capítulo con sexo.
Buenas tardes, soy yo, Jonathan, el señor autor me ha dicho que les introduzca tanto su relato como su mensaje. Algunos de ustedes estarán deseando que yo entre en acción sexualmente hablando, ¿no? Pues están de enhorabuena, hoy tendré sexo, así que no se pierdan el relato, he aquí el mensaje del autor:
Mensaje del autor:
Últimamente tengo cada vez menos ganas de escribir pero puede que pronto no tenga más tiempo, así que tengo que aprovecha ahora. No os preocupéis, este capítulo no está escrito sin ganas, es más, he puesto todos mis esfuerzos en la escena de sexo, quería que quedara perfecta. Me he dado cuenta que me he pasado creando tantos sirvientes, no me da la historia para escribir de todos así que perdonadme si alguno se tira mucho tiempo sin salir. Bueno, sin más dilación, disfrutad del capítulo 7.
Capítulo 7: A free day: Este mayordomo delega
El pobre conde, que lo había perdido todo, a sus padres, a sus tíos, a su querida novia, se compró un perrito para olvidar todo lo malo. El nombre de aquel perro era Scooby. Era un boxer.
El conde y el perro se llevaban muy bien, jugaban juntos, dormían juntos, nada los separaba, nada podía interponerse entre ellos fueron felices...HASTA QUE LLEGÓ ESA NOCHE.
Scooby dormía en las piernas de su amo y de repente, detectó peligro, como buen perro que era decidió ir a investigar lo que pasaba. Buscó por toda la mansión hasta llegar al jardín. Allí, en lo alto de una rama, un cuervo majestuoso y diabólico, se erguía decidido. El perro comenzó a ladrarle, mas el cuervo ni le miraba.
El conde, profundamente dormido, escuchó el chillido de su perro. Pegó un salto de la cama y empezó a buscarle, entraba en todas las habitaciones, en el salón, la habitación de sus tíos (ya fallecidos), la de su primo (que en aquel momento se encontraba en un centro psiquiátrico), en los baños… y de repente, escuchó otro grito aún más fuerte.
Cuando llegó al jardín la visión que tuvo al llegar allí se quedaría grabada en su retina por los restos de su vida. Había trozos de perro por los aires, tripas, una pata , un ojo, varios huesos, el hocico y en el centro del jardín un cuervo estaba devorando el cadáver de su perro. Su perro estaba muerto, pero solo era eso, un simple perro.
El conde se quedó ahí, paralizado por el miedo, observando como el cuervo devoraba a su perro sin piedad, cuando terminó dijo el cuervo:
NEVER MORE (NUNCA MÁS)
-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaah!-gritó el conde saltando de la cama.
Me había quedado dormido sentado a la mesa esperando a Jonathan. He tenido una pesadilla, me acordé de nuevo de la muerte de mi perro, él lo devoró delante de mí, sin un atisbo de vergüenza. Pero debo relajarme, ahora ya soy libre. Ese cuervo ya no está, aunque extrañamente lo echo de menos…¿POR QUÉ? Él me arrebató todo lo que me importaba, él…
-Siento la espera señor, le he traído a los sirvientes, vamos pasad-dijo el mayordomo entrando por la puerta e interrumpiendo los pensamientos de su señor.
Ante mí aparecieron un puñado de personas, todos muy guapos, y jóvenes, parecían todos adolescentes, aunque supongo que serán mayores de edad...dos hombres, tres mujeres y un…¿niño?
-¿Qué hace un niño aquí?-le preguntó el conde a Jonathan.
-Ah… él será el nuevo conserje. Su edad no es ningún impedimento para saludar a los invitados y decirles a dónde ir-dijo el mayordomo sonriendo-Bueno, presentaros uno a uno.
-Miau, hola soy Kitty, seré camarera, encantada, miau-dijo Kitty subida encima de la mesa donde el conde tenía el té.
-¿Miau?-preguntó el conde extrañado.
-¡Te he dicho que no maúlles! Discúlpela, señor, es que es un poco… extravagante-dijo el mayordomo molesto-¡Y no te subas encima de las mesas!
-Bueno, déjala que maúlle si quiere, me parece mono-dijo el conde sonriendo.
-Miau,¿verdad? Miau, me gusta el conde-dijo Kitty restregándose cual gato con el conde.
-¡Kitty!-dijo el mayordomo visiblemente enfadado-Agh… bueno, seguid presentándoos.
-Buenas, señor conde, soy Cathy, la hermana mayor de Kitty y seré también camarera-dijo Catty cogiendo a su hermana.
-Hola, señor, yo soy Tweeny, seré el nuevo cocinero, es un placer conocerle-dijo el joven e
inocente Tweeny sonriente pero algo nervioso.
-Yo soy Eaglon, el nuevo chef,¿qué hay?-dijo Eaglon dándole la mano al conde.
-¡Eaglon! ¡Háblale al señor conde con más respeto!-dijo Jonathan cabreado.
-Perdón-dijo Eaglon de mala gana.
-Yo soy Deborah, la sirviente-dijo Deborah recolocándose las gafas.
-Y-y y-yo s-soy Chippy, e-el co-conserje-dijo Chippy muy nervioso.
-Es un placer conoceros a todos, soy el conde de Bentley, Albert Bentley. Es un placer conoceros-dijo el conde con su mejor sonrisa-Espero que trabajéis duro.
Mi sonrisa era famoso en todo Londres, decían que era la mejor de todas, por eso todos se han quedado mirándome. Claro que eso fue hace muchos años… cuando no estaba maldito.
-Bien chicos, os diré lo que tenéis que hacer cada uno-dijo el conde sosteniendo una lista.
Llevo ya un día entero encerrado en este agujero, el mayordomo me da de comer y puedo hacer mis necesidades en ese váter, es muy extraño pero desde el último incidente no ha vuelto a hacerme nada, incluso me ha desencadenado para que puede estar libre por la celda.
Agh…maldición, tiene que haber una forma de salir, la ventana está muy alta, pero si pudiera alcanzarla con…
-Hola, juguetito, he venido a jugar-dijo Jonathan abriendo la puerta.
-¡¿Qué!? ¡¿Qué haces aquí!?-dijo el conde Struberry nervioso.
-El señor ha contratado a nuevos criados así que mientras ellos hacen todo el trabajo, yo he venido a jugar-dijo el mayordomo cerrando la puerta.
-¿Por qué no me matas de una vez y me haces dejar de sufrir?-dijo el conde Struberry.
-Ya te lo he dicho. PORQUE ERES MI JUGUETE-dijo Johnatan poniéndose serio.
Cuando me dijo eso sentí miedo, pero mezclado con excitación y otras sensaciones que no pude identificar. Solo con la presencia de ese hombre, me pongo muy nervioso, bueno es normal, es mi secuestrador, pero había algo que no podía identificar, algo raro con respecto a ese hombre.
Después me puso una cadena en el cuello, como si fuera un perro, tiró de la cadena y me acercó a su cara, me dio otro de sus besos lujuriosos, su lengua, como la de una serpiente, me lamía la cara y se adentraba en mi boca buscando mi lengua. Yo no podía hacer otra cosa que no fuera responderle, porque si no me mataría y porque estaba muy excitado. La cadena me hacía daño en el cuello, pero el morreo con esa bestia me estaba poniendo tan cachondo que me daba igual.
-Desnúdate para mí-dijo el mayordomo sacando la lengua de la boca del conde.
Me iba quitando la ropa bajo su atenta mirada, él ni siquiera pestañeaba, simplemente estaba ahí, observándome, ejercía en mí un sentimiento de sumisión imposible de explicar, lo único que podía hacer era complacerlo, me quité la camiseta dejando al descubierto mi pecho delgado y mis pezones rosados. Él se abalanzó sobre mí sin soltar la cadena y empezó a lamerlos.
-P-para, si haces eso, no podré quitarme el resto de la ropa-dijo el conde Struberry excitado.
Ni siquiera me respondió, seguía lamiendo mi pecho de arriba abajo con esa lengua viperina y de vez en cuando, me lamía y me daba pequeños mordiscos en los pezones. Eso me volvía loco, ver su cara de excitación mientras lamía todo mi cuerpo, yo era suyo, un simple juguete que no le importaba romper. Conseguí quitarme los pantalones y los calzoncillos a duras penas, pero al final lo hice.
-Buen chico, eres un buen juguete-dijo Jonathan parando de lamerle los pezones.
Luego bajó su cabeza y, con su lengua de serpiente envolvió mi polla. Era una sensación increíble, sentía todo su lengua y su saliva envolviendola, después empezó a subir y bajar aquel enredo como si fuera una mano y me comenzó a hacer una paja.
Subía y bajaba aquella lengua enredada y me llevaba al cielo, cada vez que lo hacía, imaginaroslo, era como si una mano totalmente mojada os hiciera una paja, pero a la vez fuera un poco rasposa. Me estaba llevando al cielo del sexo o… mejor dicho al infierno.
Pero de repente paró y se levantó. Entonces comenzó a desnudarse, no tardó ni 5 segundos y vi su cuerpo desnudo. Unos abdominales marcados, unos pectorales rocosos, unas piernas de escándalo sin ni un solo pelo y lo mejor, su polla, que ya estaba pidiendo guerra. Era la cosa más grande que había visto en mi vida. Debía medir 28 cm.
-Abre la boca-dijo el mayordomo atrayendome con la cadena hasta su polla.
No tenía otra opción, abrí la boca y me introdujo aquel badajo hasta la garganta. No podía respirar, me iba a ahogar, pero a él no le importaba. Era un monstruo, un sádico. Sus embestidas eran más y más rápidas. Ahí estaba yo, a cuatro patas, con una cadena atada al cuello chupándole la polla a ese monstruo. Ya jamás recuperaré mi orgullo perdido.
Mi cara estaba roja por el esfuerzo, estaba exhausto, no podía con esa polla. Era demasiado, en ese momento, decidió sentarse en la cama.
-Como veo que te está costando, hoy seré bueno y dejaré que me la chupes a tu ritmo, pero la próxima vez no seré tan indulgente así que prepárate-dijo el mayordomo acercando de nuevo a Struberry a su polla tirando de la cadena.
Le chupé la polla con todas mis ganas, yo estaba muy excitado, ya no había razón, solo era una bestia sedienta de sexo. Quería darle placer a ese monstruo, quería que solo me mirara a mí. Le lamía el glande, jugaba con la lengua en su prepucio, me la metía hasta la mitad en la boca ( más era imposible). Luego noté que él estaba a punto de correrse.
-Para. No quiero correrme todavía. No sin antes perforarte ese culo de puta que tienes-dijo Jonathan tirando violentamente de la cabeza de Struberry hacia arriba.
Había llegado el momento. Esa bestia iba a penetrarme. Yo lo esperaba con ansía porque ya estaba fuera de mí. Me colocó a cuatro patas tirando de la cadena y, sin dejar de tirar de ella empezó a penetrarme, notaba como le costaba meterla.
-Agh… parece que estás muy estrecho...Eso me gusta. Tú y yo nos vamos a divertir-dijo el mayordomo al oído de Struberry.
Que me hablara al oído hacía que me temblara todo el cuerpo. Entonces me la metió entera de un golpe, sin miramientos.
-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
Emití un chillido tan fuerte que creo que debieron oírme en toda la casa.
-¡Cállate! ¡Si vuelves a chillar así otra vez te arrancaré la cabeza!-dijo el mayordomo tirando con fuerza de la cadena.
Aquella cadena era un símbolo de sumisión. Yo estaba atado a él por esas cadenas y jamás podría escapar. Sin darme tiempo a pensar empezó a penetrarme, bueno, más bien a embestirme, sin soltar la cadena en ningún momento, me daba más y más fuerte. Yo no paraba de gemir. Al cabo de un rato el intensísimo dolor se transformó en un placer indescriptible, era como si estuviera en el paraíso, pero quería más, no podía contenerme.
-M...más….dame más-dijo Struberry entre gemidos.
-¿Mmmm? Así que te gusta, ¿verdad perra? Vamos suplícamelo, suplícame que te llene por dentro con mi enorme polla-dijo Jonathan, ya totalmente fuera de sí por la excitación.
-P-por favor...más fuerte...más...P-por favor-le suplicó el conde con los ojos llorosos.
-Como estoy de buen humor cumpliré tu deseo-dijo el mayordomo sacándole la polla del culo- pero si lo quieres más fuerte, vas a tener que meterla tú mismo-dijo el mayordomo sentándose en el suelo sujetando su polla-Móntate.
En ese momento estaba fuera de mí. Me senté encima de él abrazando su cuerpo y metí su polla de una vez. Él no me abrazó a mí, tenía sus manos en las cadenas, supongo que porque yo era solo un juguete, no tenía importancia para él. Le cabalgabaa más y más rápido, él gemía en mi oído y eso me volvía loco, hasta el punto, de que llegó un momento, en el que sin haberme tocado la polla desde que me la chupó, me corrí, cinco trallazos de semen fueron directos a mi abdomen.
-¡Esto no se acaba hasta que no me corro yo!-dijo el mayordomo penetrando con furia desde abajo al conde Struberry.
Me penetró salvajemente hasta que, unos minutos después, se corrió llenándome el culo de semen.
-Ahora esperas un hijo mío-dijo el mayordomo muy serio.
-¡¿Qué!? ¡¿En serio?!-dijo el conde asustado
-Claro que no idiota, era una broma-dijo el mayordomo con su sonrisa sádica-Ahora tómate todo el semen que hemos soltado.
Con dos de sus dedos,cogió el semen que había en mi abdomen y me lo metió en la boca. Yo lo saboreé como una recompensa, me encantaba el aroma y el sabor de su semen mezclado con el mío.
-Bueno, ya me voy. Ponte la ropa, el collar ese de perrito te lo quedas, te queda muy mono, jeje-dijo el mayordomo sonriente y saliendo de la habitación.
Allí me dejó desnudo, gimiendo y con un collar atado al cuello como si fuera un perro. Un simple perro.
-¿Y bien? ¿Se puede saber qué demonios habéis hecho?-dijo el mayordomo sonriendo.
(Comedor. Todas las mesas por el suelo, el suelo lleno de pisadas de andar a cuatro patas y pescado por toda la pared)
-Miau… lo siento, es que hemos visto un ratón y…. ¿me perdonas? Miau…-dijo Kitty explicando lo que había ocurrido.
(Cocina. Todas las cacerolas, sartenes, ollas, etc por el suelo)
-Sniff... lo siento mucho...sniff… es que… no llegaba al estante de arriba, así que he intentado volar, sniff, pero con este cuerpo no he podido, así que he puesto las ollas y sartenes hacia arriba a ver si llegaba y…¡Buaaaaaaaaaaah! ¡Lo siento!-explicó Tweety llorando.
(Jardín. Árboles destrozados, arrancados por la mitad y sin hojas, flores arrancadas)
-Bueno, tío, es que tenía hambre y vi un ratón salir de la casa…
-¡A ver si os entra en la cabeza que ahora sois humanos! ¡Comportaos como tales! Al menos, Deborah y Chippy no me han dado problemas, aprended de ellos-dijo el mayordomo frunciendo el ceño.
-Yo es que no he hecho nada, me he estado echando la siesta-dijo Deborah tranquilamente.
-¡Agh! ¡Panda de inútiles!-dijo el mayordomo golpeando la pared.
-Vamos, vamos no seas tan duro con ellos, que es su primer día-dijo el conde asomando por la puerta-Además, tú debías controlarles ¿se puede saber dónde estabas?-dijo el conde sonriendo.
-Señor… pues verá, yo… la verdad es que…
-Eso, Johnny-Johnny, ¿dónde estabas?-dijo Kitty ladeando la cabeza.
-¿Johnny-Johnny?-preguntó el conde extrañado.
-¡Te he dicho que no me llames así!-dijo el mayordomo enfadado.
Jaja, hacía mucho que la mansión no estaba tan animada...Estoy muy feliz y todo es gracias a él, a mi Johnatan… un momento………¡¿MI?! Sigo sin poder quitármelo de la cabeza aún con estas tres por aquí. ¿¡QUÉ ME ESTÁ PASANDO?! Tendré que tomar medidas drásticas.
-Johnatan, mañana iremos a Londres-dijo el conde.
-¿Mmmm? ¿A Londres?-preguntó el mayordomo.
Continuará…
El autor quiere contarles algo así que no dejen de leer todavía, o sí, si a mi me da igual lo que hagan. En fin, el mensaje es este:
Por fin he podido introducir sexo en la historia como dios manda, espero que os haya gustado leerlo tanto como a mí escribirlo. Esta es mi primera escena sexual en serio, así que ya sabéis, a comentar a ver en qué tengo que mejorar. Esta historia se está acercando a una trama más oscura que empezará en el próximo capítulo.
OS SALUDA
El enterrador.
Bien, aquí llega el momento que estabais esperando, el avance del próximo episodio:
Al señor se le ha metido en la cabeza ir a Londres y no quiere decir para qué, solo sé que es algo que no me va a gustar, no me gustan las sorpresa. No me llevaré a todos los sirvientes, tres se quedarán en la mansión…¿qué harán tanto tiempo solos? Si fuera yo… jugaría con mi juguete. Pero bueno... En el próximo episodio de ¿Amor o Maldición?
Este mayordomo sale de casa
Solo soy una pesadilla de mayordomo
PROXIMAMENTE