¿Amor o maldición? Capítulo 2

La segunda parte de esta historia de... ¿amor? El conde empezará a sentir interés por el mayordomo y además, poco a poco descubrimos más misterios. Una escena de sexo, una misión y como no, el amor. Todo esto en el nuevo relato de ¿Amor o maldición?

Bueno, aquí va la segunda parte de esta historia, la verdad, todavía está muy lejos de lo que yo quise crear originalmente, pero espero ir mejorando poco a poco y conseguir entreteneros cada vez más. Espero que disfrutéis leyéndolo tanto como yo escribiéndolo. Espero vuestros comentarios.

Capítulo 2: The second day, Este mayordomo enamora

-Abuelo, abuela, ¿dónde estáis?

Las llamas se extendían por toda la casa, pero el pequeño no podía huir y dejar a sus abuelos allí.

-¡Albert! ¡Sal de aquí!-gritó su abuelo.

-¡No! ¡No me iré sin vosotros! ¡¿Dónde estáis!? Contesta..- mientras decía esto recibió un golpe en la cabeza.

Despertó en el jardín de la casa, la cual ya se había quemado hasta los cimientos. Sus abuelos habían muerto. Entonces miró a su lado y allí estaba apoyado en una rama, un cuervo que lo miraba con superioridad como riéndose de su desgracia, el cuervo lo miró y dijo:

-Never more (Nunca más)


-Señor... es hora de levantarse- dijo el mayordomo despertando a su señor.

-¡Aghhhhhhhhhhhhh!- gritó el conde pegando un fuerte salto.

-Señor... no debería leer cuentos de Edgar Allan Poe antes de dormir-dijo el mayordomo señalando el libro que tenía el conde a su lado en la cama.

-Eso es asunto mío, por cierto, ¿qué haces aquí? Te dije que me llamaras a las 11:00 y son las 9:00-dijo el conde somnoliento y de mal humor.

-Señor, ¿qué clase de mayordomo sería yo si le dejara dormir hasta tan tarde?-dijo el mayordomo sonriendo pero con una mirada desafiante.

-Agh, dime los planes para hoy-dijo el conde dándose por vencido.

-Bien, hoy a primera hora tiene que encargarse de estudiar la nueva línea de productos para la empresa, después del almuerzo tiene que llamar a lord Phaminton para cancelar su cita con él y después tiene todo el tiempo libre. No es mucho, la verdad...-dijo el mayordomo con la lista de tareas en la mano.

-¿Por qué no has cancelado tú mismo la cita con lord Phaminton?-dijo el conde bostezando.

-Lo intenté pero dice que siempre cancela sus citas con usted, que ni siquiera le ha visto la cara y eso que es su socio en la empresa, así que quiere que si cancela las citas por lo menos se lo diga personalmente- dijo el mayordomo con el ceño fruncido- por cierto señor, ¿por qué nunca queda con nadie?

-Por nada, no me gusta la gente-dijo el conde mintiendo.

La verdad es que no puedo contarle lo de la maldición o me dejará, de todas formas lo máximo que me ha durado un mayordomo ha sido una semana, así que no creo que le dé tiempo a hacer muchas preguntas...

-En fin, le esperaré abajo con el desayuno listo-dijo el mayordomo.

Este mayordomo es bastante eficiente, es responsable, educado, y muy guapo, además tiene un culito muy bonito.

¡UN MOMENTO! ¡ES UN HOMBRE! ¡¿Por qué he pensado que este hombre tiene buen culo?!

¡A mí me gustan las mujeres! Bueno, al menos eso creo, desde lo de lady Victoria no he salido con nadie, fue mi primera y única novia y ya os podéis imaginar como acabó, pues sí, acabó muerta, pero bueno, es mejor no pensar en cosas tristes, y lo del culo del mayordomo ha sido un lapsus, yo jamás saldría con un hombre, y mucho menos con uno que sea mi sirviente.

Bajé a desayunar y no me lo podía creer, aquello parecía un banquete, había montones y montones de platos en la mesa, ¡yo no podía comer tanto por la mañana!

-¡Qué demonios es todo esto!-dijo el conde gritando y dando un golpe en la mesa.

-Su desayuno, señor-dijo el mayordomo sonriendo.

-¡Idiota! ¡Es imposible que pueda comer tanto!-dijo el conde sentándose y cruzándose de brazos.

-Señor, le he preparado todo esto para que pueda elegir-dijo el mayordomo sin perder la sonrisa.

-¡Agh! ¡Deja de sonreír tanto! ¡Me pone enfermo!-dijo el conde.

-Señor, ¿qué clase de mayordomo sería yo si no sonriera ante las personas con mayor rango aristocrático que yo?-dijo el mayordomo mirando fijamente a su señor.

-Bueno, lo que sea, explícame lo que has preparado-dijo el conde cogiendo cuchillo y tenedor.

-Como desee. Puede elegir entre unas tostadas con mermelada de arándanos, unos bollos de leche,  unos churros... (le habla de muchos platos más)... para beber tiene té Earl Grey, un vaso de leche o zumo a su elección...(le habla de muchas bebidas más)... y eso es todo señor, ¿qué desea?- le explica el mayordomo.

-Zzzzzzzzzz

-Señor, despierte, no se me duerma mientras le explico la comida...-dice el mayordomo zarandeando a su señor.


Después de desayunar me encargo de seleccionar la nueva lista de productos para la empresa, veréis... tengo una empresa de cubertería, así es, vendo cubertería personalizada a los nobles con su escudo, nombre... cuchillos de plata, oro, platino... mi empresa se llama

cutlery (cubertería en inglés), ya lo sé, qué nombre tan poco original, pero yo no tengo tiempo de pensar en tonterías como esa.

Después tengo libre hasta la hora de comer y me dedico a pasear por el jardín.

-Vaya, ahora que lo pienso, esta mañana tampoco lo he visto, ¿será que se ha cansado de mí?-dijo el conde mirando hacia las ramas.


Mientras tanto el mayordomo preparaba el almuerzo.

-¿Qué preferirá el señor, ketchup o katchup? Mmmm... mejor le llevo las dos cosas y que él elija-dice para sí el mayordomo.

Al mirar por la ventana ve a su señor mirando las ramas de los árboles.

-Je.


Bueno, ya he terminado de comer, toca llamar a lord Phaminton. Agh, ese loco me ha preparado otra como la de esta mañana y me ha dicho que si quería ketchup o katchup, ¡qué más dará! Bueno, la verdad es que está muy mono cuando me sonríe haciéndome preguntas tan tontas.

¡¿Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!?

¡ES UN HOMBRE! ¡TIENE PENE! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡JAMÁS! ¡¿Qué me pasa hoy?! Ese idiota me habrá echado algo raro en la comida, debe de ser eso.


-Bueno, poco a poco irá enamorándose de mí, elegí este cuerpo porque se parece a él, la persona que más admiraba, supongo que ya no se acuerda de qué cara tiene, de cualquier manera, él será mío-dijo el mayordomo mientras lavaba los platos.


-Ah, ese idiota de lord Phaminton, dice que si no me ve en una semana dejará de apoyar la empresa, ¿qué voy a hacer? Sin él la empresa no es nada, y sin la empresa no podré vivir.-dijo el conde preocupado sentándose a la mesa para el té de la tarde.

-No se preocupe señor, iré yo y me haré pasar por usted, ¿le parece bien?-dijo el mayordomo con su sonrisa de nuevo.

-Eso sería perfecto, ¡si no fuera porque ya ha oído nuestras voces por teléfono!-dijo el conde arrojándole un bollo de leche.

-Créame señor, eso no será un problema, yo me encargo, estaré de vuelta antes de la hora de cenar-dijo el mayordomo alejándose por detrás del conde.

-Espera...-el conde miró detrás suya pero ya no había nadie-¡Ese idiota!


Alguien llamaba a la puerta en la casa de lord Phaminton.

-¡Voy!-gritó lord Phaminton-Ese debe de ser lord Bentley.

-Muy buenos días-dijo el mayordomo cuya apariencia sola provocaba una gran impresión, pues era demasiado brillante.

-¿Quién es usted? Usted no es lord Bentley, usted es... ¿su mayordomo?-dijo lord Phaminton enfadado.

-Créame, mi señor no tiene la menor intención de encontrarse con un imbécil como usted- dijo el mayordomo con una sonrisa de oreja a oreja.

-¡¿Cómo dice!?-gritó lord Phaminton.

-Además, si sabe lo que le conviene, no dejará de apoyar  a cutlery, porque si no...

-Si no, ¿qué?-le interrumpió lord Phaminton.

-¿Ve a su perro ahí tumbado en el jardín?-dijo el mayordomo señalando a un doberman.

-Si, ¿qué pasa con Adolf?- dice lord Phaminton refiriéndose al perro.

-Esto-dicho esto el mayordomo lanzó el cuchillo de plata al perro y lo mató- Este cuchillo de plata se lo robé a un mayordomo al que asesiné, ¿no querrá acabar como él y como el perro? ¿Verdad que no, lord Phaminton?

-Eeeeeeh.....-titubeó lord Phaminton.


La mansión se siente tan vacía sin él, sólo lleva aquí un día y la mansión ya tiene toda su alma en ella, no, tengo que eliminar estos pensamientos de mi cabeza porque si no, cuando muera voy a sufrir, y no quiero volver a sufrir. De cualquier forma, ya es la hora de cenar, ya debería estar aquí...

-Señor, ya he llegado-dijo el mayordomo entrando por la puerta.

-Oh, hablando del rey de Roma..., ¿qué ha dicho lord Phaminton?- dijo el conde alegrado por verle, pero mostrando frialdad.

-Ah, pues lo he matado, ha muerto-dijo el mayordomo sonriendo pícaramente.

-¡¿Quéeeeee?-dijo el conde Albert muy asustado.

-No se preocupe, que solo era una broma, el señor Phaminton ha entendido la situación y dice que seguirá apoyando la empresa-dijo el mayordomo riéndose.

-Oh, qué bien-dijo el conde aliviado.

-Es la primera vez que lo oigo reírse-pensó el conde-pero, ¿por qué estoy feliz por algo así?


Aquel hombre estaba ante mí completamente desnudo, su cuerpo musculado me ponía de sobremanera. Me acerqué a él y me agaché para chuparle la polla.

-Oh, Gilbert...-suspiró mi nombre mientras se la chupaba.

Lamía el tronco de su polla de  arriba a abajo y jugueteaba con mi lengua en su glande, eso a él le volvía loco, después mientras seguía chupándosela acariciaba sus pectorales, le pellizcaba los pezones y él gemía una y otra vez, entonces empezó a meterme sus largos y finos dedos por el culo, yo dejé escapar un grito pero él rápidamente me tapó la boca con su polla, así que chupaba y chupaba una y otra vez mientras él introducía los dedos en mi agujero con delicadeza.

Al cabo de un rato mi culo ya estaba listo, me colocó a cuatro patas.

-Esto te va a doler,así que relájate para que entre más rápido-dijo susurrándome al oído, era mi punto débil y él lo sabía.

Comenzó metiendo la punta suavemente, sentí un dolor agudo , pero aguanté como pude.

-¿Estás bien?-me dijo de nuevo susurrándome al oído.

-Si, rápido, mételo ya, quiero tenerte dentro de mí de una vez-dije yo sorprendiéndome a mí mismo de lo que acaba de decir.

-Suplícamelo-dijo él con la punta de su polla en mi culo.

-P-por f-favor- le supliqué, sorprendiéndome a mí mismo, de nuevo, ya que en otra situación , le hubiera mandado, evidentemente, a la mierda.

Entonces me la metió sin miramientos y sentí un dolor increíble.

-¡Aghhhhhh! ¡Sácala! ¡me duele mucho! -dije yo entre lágrimas, pero no puede volver a hablar porque él me besó.

De repente todo el dolor se fue, solo sentía ese beso, la temperatura de mi cuerpo aumentó drásticamente, y cuando volví a coger aire, ya no había dolor, solo placer.

Me penetró salvajemente mientras yo no paraba de pedirle más.

-Grell...¡me voy a correr!-dije gritando.

-Espera, hagámoslo juntos-dijo Grell sacando su polla de mi culo.

Nos corrimos a la vez y todo el semen fue a parar a mi barriga, luego Grell me besó apasionadamente, pude sentir todo el amor que tenía por mí en ese simple gesto, un beso, sus sentimientos llegaron a mí completamente.

-Te quiero-me dijo Grell dulcemente.

-Y yo a ti-le respondí dulcemente.

Así nos quedamos los dos completamente dormidos.


-Señor, es hora de dormir-dijo el mayordomo arropando a su señor.

-Bien, eres un buen mayordomo, me eres muy útil, ojalá te pudieras quedar siempre conmigo- dijo el conde con mirada melancólica.

-Señor, yo siempre estaré con usted, siempre, jamás me separaré de usted-dijo el mayordomo besando la mano de su señor.

-Ojalá pudiera creerte...-dijo el conde girándose para dormir-retírate.


El mayordomo bajó las escaleras hasta el recibidor y oyó gritos del exterior.

-No permitiré que nadie perturbe el sueño de mi señor

Never more ( Nunca más)

Continuará...


Capítulo extra: In the afternoon, Este mayordomo cumple su misión

Me dirijo en el carruaje del señor a casa de lord Phaminton en Londres para “convencerlo” de que siga apoyando la empresa, solo hay un problema... ¿por dónde queda Londres?

No he estado fuera de la mansión del señor con esta forma nunca, volando era mucho más fácil encontrar los núcleos urbanos, pero... con este cuerpo... tengo que ir en carruaje. Ah... ¿se sabrán estos estúpidos caballos el camino?

-Discúlpenme, ¿saben por dónde queda Londres?-dijo el mayordomo preguntando a los caballos.

-.........................Hiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

-Mierda... con esta forma los animales no me entienden... bueno, que no cunda el pánico, volveré y le preguntaré al señor...aunque si lo hago...

-¡¿Qué!? ¡¿Eres tan inútil que no sabes ni llegar a Londres!?-pensó el mayordomo que le diría su señor.

-Ah... me temo que va a ser un viaje muy largo...-dijo el mayordomo suspirando-¿Eh?¿Qué pone ahí?

Welcome to London (Bienvenidos a Londres)

-Anda, a lo tonto, a lo tonto, he llegado-dijo el mayordomo sonriendo- ahora solo debo ir a casa de lord Phaminton, pero... ¿dónde vive?.............

-¡Agh! tendré que llamarlo por teléfono y de paso lo aviso de que voy- dijo el mayordomo en voz alta.

Debía encontrar un teléfono así que fingí  que se me había roto el carruaje y pregunté en una casa.

-Disculpe señora, ¿me deja usar su teléfono?-dijo el mayordomo a una señora mayor y fea que abrió la puerta.

-¿Y qué sacó yo con eso?-dijo la vieja, que por cierto olía mal, con voz ronca.

-¿Cuánto hace que no tiene sexo? La puedo ayudar con eso-dijo el mayordomo entrando en la casa.

-Vaya... no esperaba que una anciana tan pequeña y débil me diese tanta caña, me ha dejado el culo rojo de tantos arañazos-dijo el mayordomo para sí saliendo de la casa.

Después de acostarme con la anciana llamé a lord Phaminton diciéndole que mi señor iba para allá, para que se quedara en casa y pudiera hablar con él, podría haber matado simplemente a la vieja pero... eso sería mucho escándalo en una ciudad como Londres.

-Oh... si no me doy prisa no llegaré para la hora de la cena-dijo el mayordomo mirando su reloj de bolsillo.