¿Amor o maldición? Capítulo 1

Un noble de la Inglaterra Victoriana está maldito. Contrata un mayordomo para que le ayuda con las tareas, pero ese mayordomo no es lo que aparenta. ¿Qué pasará entre nuestro bello conde y nuestro querido mayordomo?

Hola a todos, soy el enterrador y he venido a esta web a escribir relatos, me gustaría empezar con esta serie, espero que os guste, ya sabéis, quiero saber vuestra opinión en los comentarios.

ADVERTENCIA: En este capítulo no hay sexo, es de presentación, ya habrá tiempo para eso más adelante.


Capítulo 1: The first day, este mayordomo se presenta

Aquel niño se encontraba sólo en la penumbra, dormido en la cama sin ningún ruido a su alrededor, las sábanas se enredaban con su cuerpo provocándole la mayor sensación de confortabilidad existente pero, de repente, un grito atronador lo sacó de su sueño, miró por la ventana a ver qué era, un cuervo, nada más, pensó, entonces volvió a escuchar otro grito procedente del salón, corrió por toda la mansión hasta llegar al salón y allí encontró dos cadáveres apuñalados, sus padres habían muerto. Allí en la oscuridad de la sala el cuervo se erguía en lo alto de un busto, miró al niño y dijo:

-Never more (nunca más).


Ya era por la mañana, me desperté a las 14:00, puesto que no había nadie para levantarme. Jacques, el mayordomo murió hace tres días, ya era el quinto este mes.

Hola, me llamo Albert, Albert Bentley, soy el conde de Bentley, mis padres fueron asesinados cuando yo tenía apenas seis años. Hoy día, no se sabe quién lo hizo, desde entonces todas las personas que se me acercan acaban muertas, es una maldición que como comprenderéis no me permite tener muchos amigos, estoy solo en mi mansión, la cual, por cierto era de mis padres. Al morir mis padres fui llevado a casa de mis abuelos, luego a las de mis tíos... y todos morían. Así que al final, cuando me iban a dejar en un hospicio huí a esta mansión del campo, alejada lo suficientemente de Londres.

-Vaya...hoy no está, qué raro, siempre suele estar ahí al amanecer-dije en mis pensamientos.

-Bueno, será mejor que me prepare a las 17:00 vienen los mayordomos para la entrevista-pensé mientras me levantaba y me dirigía al baño.

Me lavé los dientes y la cara y bajé a la cocina. Tendría que prepararme algo yo solo, que lata..., bueno, un huevo frito estará bien..., me comí el huevo frito y me fui a dar un paseo por el jardín hasta que llegaran los mayordomos.

-Agh... las flores están hechas un desastre... cuando Jacques estaba aquí estaban impecables,  ¡¿cómo se han puesto así en tres días!?- dije mientras me maldecía a mí mismo por no tener jardinero.

Miré mi reloj de bolsillo y ya eran las 16:50.

-Bueno, es la hora de la entrevista, veamos que me han mandado esta vez...-dije mientras me dirigía al recibidor.

Cuando llegué él ya estaba allí, eran las 17:01 y él había llegado exactamente a la hora.

-Vaya, has llegado exactamente a la hora, ¿y tus compañeros? Dijeron que me mandarían tres candidatos...-dije observando al recién llegado.

-Dijeron que se iban a retrasar, pero como buen mayordomo que soy, debo cumplir las órdenes de mi señor y he llegado a la hora que usted ordenó.-dijo él con una sonrisa encantadora.

-Bueno, pues iremos empezando nosotros sin ellos, me llamo Albert Bentley, ¿cuál es tu nombre?-dije forzando una sonrisa e intentando ser amable.

-No tengo nombre, yo seré bautizado con el nombre que mi señor me dé-dijo él sin perder su sonrisa.

-Jajaja, que servil eres, me gusta esa cualidad, está bien, si te contrato te daré un nombre, será divertido-dije sorprendido ante su respuesta-Bien, pasemos a mi despacho, allí te haré la entrevista.

La entrevista me dejó sin palabras, este hombre era experto en artes marciales, mercenario, cocinero, jardinero, experto en armas y tantas y tantas cosas más que he olvidado, tenía todo lo que se le podría pedir a un mayordomo.

-Eres increíble, está bien, te contrato-dijo dándole la mano- tu nuevo nombre será Jonathan Hamilton, ¿qué te parece?

-Si usted lo ha elegido, entonces es perfecto para mí-dijo él con la misma sonrisa de siempre,

la cual, por cierto, ya me estaba empezando a molestar.

-Bien, puedes ir encargándote de mudarte aquí y ya la semana que viene...

-Ya he preparado todas mis cosas en una habitación que tenía libre-dijo interrumpiéndome el mayordomo.

-Vaya... ¿tan seguro estabas de que te iba a contratar?-dijo yo sorprendido.

-Por supuesto, usted y yo estábamos destinados a ser amo y sirviente-dijo el mayordomo.

-Bueno, pues ya puedes comenzar a encargarte de las labores de la casa- dijo yo con otra sonrisa, viendo que él no paraba de sonreír me hacía a mí mismo a forzarme a sonreír tambíen, sin embargo su sonrisa no parecía forzada, a diferencia de la mía.


El mayordomo salió del despacho de su señor y se dirigió al recibidor.

-Bueno, lo primero será limpiar el estropicio de la entrada.-dijo el mayordomo colocándose sus delicados guantes blancos.

Abrió la puerta y ante él aparecieron tres cuerpos vestidos de frac cubiertos de sangre.

-Lo siento caballeros, no dejaré que nadie se acerca al señor...

Never more (nunca más)


Capítulo extra : This afternoon, este mayordomo es un asesino

Hola, me llamo Gilbert, he sido mayordomo desde que tenía 18 años, ahora, a mis 27 años debo cambiar de señor, ya que mi anterior señor, Aloister, falleció debido a su avanzada edad. Yo y dos mayordomos más nos dirigimos en carruaje a la mansión del conde Bentley.

-Bueno, ya hemos llegado, las 16:57, hemos llegado casi a la hora exacta, es le deber de un mayordomo ser puntual-dijo uno de mis acompañantes.

Era bastante mayor que yo, alto y con bigote, un señor de avanzada edad que ya no tendría ganas de trabajar pero aún así se le veía enérgico.

-E-estoy un poco nervioso- dijo mi otro acompañante, y no me extrañaba, debía ser su primer trabajo, parecía tener menos de 18 años pero de ser así no creo que hubiera venido, era un poco bajito, rubio y de ojos azules, con una cara bastante linda, que mostraba inmadurez.

-No te preocupes, si no te cojen, siempre habrá más oprtunidades, ya lo verás-dije yo tratando de ser amable.

-No, no las habrá- dijo una voz que venía de detrás nuestra.

-¿Quién eres tú?-dijo mi acompañante con bigote.

-Nadie, no tengo ni nombre... pero eso va a cambiar hoy y no permitiré que tres estúpidos estirados me quiten mi oportunidad-dijo con una sonrisa.

Entonces el anciano sacó un cuchillo de plata de su maleta y se abalanzó sobre él, pero él lo esquivó fácilmente y le robó el cuchillo.

-No... si la edad no perdona...pensé yo.

-Gracias, con esto ya tengo algo con lo que mataros-dijo él sin perder la sonrisa.

-¡¿Quéeee!?-gritamos los tres a la vez.

No terminamos de gritar cuando ya le había clavado el cuchillo al anciano en el corazón, y después se lo lanzó al jovencito al cuello y cayó al suelo.

-Bueno... ya solo queda usted...-dijo mientras se me acercaba.

-N-no, ¡no se me acerque!-dije muy austado- ¡me iré! Si eso es lo que quiere, me iré.

-Me temo que ha visto demasiado, lo siento-esto último lo dijo sin dejar de sonreír y clavándome en la espalda el cuchillo.

En mis últimos momentos de vida lo único que vi fue a ese hombre entrando en la mansión y sólo pude pensar en la persona que amé y que ya no volvería a ver...

-Grell...-dije con mi último suspiro y depués... me morí.

-Ah... las 17:00, perfecto.

FIN