Amor maternal
Esta historia no trata de ser excitante, sino desgarradora. Narra el desenlace de un tormento atreves de una carta y los recuerdos.
Como la mayoría de mis historias esta tiene un trasfondo sentimental con el que hay que empatizar, pero en este caso es mucho más potente y nada sexual por lo que recomiendo no saltarse nada. Como el titulo ya estaba cogido lo cambie pero el auténtico es este.
Amor de madre
Hoy como bastantes días una pesadilla me ha despertado, no una cualquiera, la de siempre, esa que me atormenta desde que mi hermano y yo huyéramos de Arabia saudí. Una en la que me encuentro caminando tranquila a la orilla del mar, a lo lejos unos piratas aparecen, pronto me vuelvo el centro de su atención, el capitán pide rumbo hacia mí, desesperada por oír sus voces encuentro un caballo e intentó huir cabalgando en él, se acercan en ese navío de enorme mástil, impulsados por el viento en esa enorme vela, el mar los acompaña y a mi lentamente se acercan, el caballo no quiere virar de rumbo y sigue por la orilla, cada vez están mas cerca, ya puedo oírlos, esas voces roncas y soeces, miro y ahí están, con sus rifles ya cargados, con los sables preparados, de pronto un disparo tumba a mi caballo y caigo por el suelo, ellos se bajan, el capitán se acerca, su aspecto inmundo y grotesco es asqueroso, su olor espantoso, se me acerca y me enseña su daga, si no obedezco me mataran, pero yo huyo por el miedo y suenan un disparo al grito de alto, me quedo paralizada, temiendo por el disparo, se me acercan y sujetan volviendo a sacar esa daga y ahí se acaba el sueño.
Ya por la mañana
Hoy es día especial para mí y no dejare que esto me afecto, es mi décimo sexto cumpleaños. Mi nombre es Amira, llevo en Francia ya 4 años y no echo de menos mi tierra natal, si acaso a mis padres, no es que mi hermano y mis tíos lejanos no me hallan cuidado bien, sino el hecho de que todos mis recuerdos sobre ellos son de antes de los 8 años y no soy capaz de recordar porque todo aquello termino, pero por eso este día es especial, al poco de llegar aquí una carta nos llegó, era y es de mi madre, la que me abandono, en el sobre instrucciones claras de abrirlo el día de mi 16 cumpleaños.
Ya al final de la celebración y festejo mi hermano Hashin saco la carta, ambos deseábamos saber que contenía, pero no la abriríamos en compañía, nos fuimos la abrimos:
Hola hijos míos, si estáis leyendo esta carta significa que estáis bien, me alegro. A ti Hashin gracias por cuidarla de tu hermana y no volver, gracias por ayudarnos aquel día, gracias por mí, por ti y por tu hermana, en fin gracias por todo desde el desastre, soy feliz por ello y de lo único que me arrepiento es de no haberlo hecho antes, a ti Amira gracias por soportar a ese despreciable, por aguantar sus riñas y sus castigos de la manera más sencilla, gracias por no ofenderte y por no aceptarlo, el final lo inevitable. No quiero hablar del tormento de esa época, y de lo que sufrí cada día, lo acepte por vosotros y no me arrepiento, prefiero que recordéis los buenos momentos, cuando vuestro encantador padre y yo vivíamos juntos, eso sí era un hombre, me respetaba y me quería, me alagaba y defendía cuando yo hacía algo mal me lo decía, intentaba enseñar, os cuidaba y respetaba, todo iba a ser maravilloso, el bello rosal que surge entre las enredaderas, pero aquel día lo cambio todo, ese ataque del ejército paquistani lo arruino todo, yo me esforcé por manteneros a salvo, Ala sabe que lo intente por todos los medios, soportando a ese depravado cabron tras la muerte de vuestro padre, tolerándolo y trabajando para el mientras cuidaba de vosotros cada día evitando que la tomara con vosotros, pero un día eso cambio, tu Amira lo sabrás mejor que yo, el día en que el desalmado animal te ataco.
Desalmado animal, desalmado animal, los recuerdos se amontonaban en mi mente, mi hermano seguía leyendo, pero yo lo estaba reviviendo, ese día a mis once años, ese día que tras mandarme a limpiar la cuadra me caí en la mierda, él se rio y me mando a la ducha, no por mi si no para poder seguir contemplando mi cuerpo en el trabajo con aquel apretado biquini, en aquella época yo no quería entender, pero entendía, al volver se levantó y se me acerco, no estaba contento, al parecer seguía sucia, un contundente azote me dejo su mano marcada, niña mala me decía.
—sigues sucia guarra inmunda.
—yo me he limpiado bien.
Cabreado por osar contestarle me agarro cada parte del biquini y tiro, ambas salieron volando mientras el examinaba cada parte de mi cuerpo, tras un buen rato buscando. El miedo se apodero de mí, que hacer, como evitarlo, como irme de allí, con que escusa poder terminar de limpiar la cuadra.
—Ves aquí hay una manchita
—perdón, fue un despiste, es la única y a sido sin querer
—Eso no me importa, me has puesto en evidencia, por tu culpa e tenido que examinar esté asqueroso cuerpo tuyo buscando lo que tú tenías que limpiar y encima ahora me mientes.
—Es verdad, no hay mas, estoy limpia
No pude evitar pensar lo malo de mis palabras, pero que decir, como responder, inmediatamente me clavo su dedo corazón hasta el fondo del ano, el dolor punzante me recorría por dentro, lo saco, a mi aun me escocia por los bruscos movimientos.
—Mira, ves esta sucio, muy sucio, sigues mintiéndome y recibirás tu castigo. ¡Límpialo!, no, con la boca.
El muy cerdo se regodeaba en sus propias ocurrencias, me arrastro hasta una alpaca de heno, con movimientos bruscos y contundentes, me propino un empujo, me tiro y me clave las espigas, dolían, pero no lo suficiente como para distraerme del miedo, ni miro, ni cedió, ni paro, solo sus manos apretando mis brazos contra las espigas, caricias comparadas con el tremendo dolor que me ardía por dentro.
Mi nuevo “padre” una figura que recordaba amable y cariñosa se convertía ahora en un monstruo, un monstruo grotesco y torturador que me abrasa las entrañas con cada movimiento, en lugar de caricias apretones, en vez de cariño lujuria, en lugar de placer dolor, las sensaciones eran insoportables y desgarradoras, mas incluso que el grito desgarrador tras el que intente escaparme, pero un brutal manotazo arremetió contra mi espalda, se quitó la camiseta y la uso de mordaza, no sin regodearse colocando las sobaqueras en mi boca, ese asqueroso olor dominaba ahora en nariz y boca, tras esto se reclino mas sobre mí, su cuerpo me aplasta y comprimía contra las alpacas, el heno se clavaba literalmente en mi piel, poco duro ese dolor, sus movimientos continuaron forzándome y abriéndome por dentro, mis gritos acallados por la camiseta lo cabrearon y enfurecieron, el escozor me recorría entera, la angustia me podía, no contento con los gritos mi espalda apalizó, mis gritos tornaban en el llanto sangrante que me recorría cara y muslos, pero no paraba, no estaba contento, las embestidas seguían partiéndome por dentro y su enfado estampaba mi pecho y mis pezones contra esas espigas que parecían espolones, poco a poco mi llanto fue tomando un tomo mas agudo y femenino, sus manos parecían ya menos contundentes, agradecida lo fui cambiando hasta que ya no se distinguía entre gemido y alarido.
El parecía contento, sus manos pararon el tormento, pero sobre mis caderas se aferraron apretando e incluso clavando, sus embestidas eran ahora mucho mas potentes y profundas recobrando ese dolor inicial que permanecía adormecido, mis gritos aún mas altos y afligidos, su respuesta, mas velocidad en la contienda, por esas alturas yo ya deseaba la muerte solo para poder alejarme de él, pero como un ángel entre la oscura niebla mi madre apareció.
Allí te encontré ensangrentada y abandonada a tu suerte, el mayor instinto maternal se apodero de mí, la culpa por sentirme responsable, el odio ante deplorable acto, el rencor por los 4 años ya sufridos, la angustia por lo que puedes haber vivido, el mundo entero se me hecho encima, nada ya era importante, tras un instante pensando y reconcomiéndome por dentro salte a tu rescate, al grito de desalmado animal me lance y abalance sobre él, siento no haber sido mas rápida, siento no haberte oído antes, siento no ver el comportamiento de aquel animal, siento no haberte protegido de él, siento no haber podido evitarte ese tormento, pero lo que mas siento fue ese segundo que pase mirándote y pensando que hacer, pensando como salvarte y rescatarte, recordando que Hashin seguía aun allí para llevarte.
Con todas mis fuerzas me lance sobre él, aquella era la última vez, entre ira y odio su pene observe, que mejor regalo te puedo yo hacer, que saber que ese desalmado jamás a nadie podrá tener. Su pene le arranque, mordí, mastique, y con la mayor felicidad en esos 4 años me trague, sé que por eso el me asesto aquel tremendo golpe con la piedra en el homoplato, pero eso no era nada, tú eras lo único importante, tu hermano llego y de un puñetazo lo tiro, —largaos, marchaos, jamás volváis, ni miréis atrás, ya sabéis donde ir, yo me encargo—, que más podía hacer yo ya que facilitaros la huida, el intento salir para cazarte, pero yo lo volvi a placar, reconozco que el brazo hombro me dolía con cada golpe, pero estaba feliz, feliz por veros huir, feliz por poder hacer sufrir a ese infeliz
Si estáis leyendo esta carta sabed que estoy feliz, feliz de veros aun bien, no os preocupéis por mí, morí a gusto y contenta pocas horas después de aquello, mi último deseo escribir esta carta con la esperanza de que os llegue, no sabéis las ganas que tengo ya de terminarla para que me maten, para librarme del tormento por tardar tanto en ayudarte, para cuidaros y vigilaros en vuestro duro viaje y si no me matan o me escapo o me suicido yo, no quiero seguir con esta vida, ya viví una corta pero feliz vida con vuestro padre y ya os tuve a vosotros.
Feliz espero ya mi muerte, deseándoos la mayor suerte, vivid tranquilos por el resto de vuestra vida, yo siempre os estaré cuidando, observando y esperando. Lo siento Amira si te he hecho recordar esto, no era mi intención espero que sepas perdonarme por todo y que lo superes, no todos los hombres son así, no los temas ni los odies, el que nos tocó ni persona ni hombre hacen honor a su ser.
Con el corazón afligido volví a estallar en llanto, ahora sabia porque nunca volví a ver a mi madre, ya sabía por qué no vino, porque Hashin la defendió, porque él nunca la espero, ya podía entender la paranoica vigilancia de mi espalda, lo reacia que me siento ante el sexo, la extraña fobia a la suciedad y el temor que me recorre ante el olor a vaca, ahora conocía la verdad ambos lo sabíamos con seguridad, ambos nos miramos y abrazamos inundándonos en lágrimas, todo había pasado, esa fue otra vida, muy traumática y dolorosa, ya nunca volvería esa idea de abandono por parte de mi madre, ahora sabia la verdad, lo mucho que nos quería, solo esperando que al morir exista un cielo para poder agradecérselo.
Aquella noche la pesadilla volvió el capitán volvía a pedir rumbo hacia mí, el mismo mástil, el mismo caballo, las mismas voces, los mismos olores, los mismos rifles, la misma caída, el capitán igualmente feo, pestoso y grotesco pero con un rostro familiar, el de aquel asqueroso animal, el mismo miedo y huida, la misma captura y daga, pero el parecido hay se acaba, pues el sueño al fin continuaba, a nuestra espalda una reina (maternal) con ella un soldado talentoso sobre un gran lagarto singular. Ambos me rescatan y tras una larga despedida la reina me deja con su caballero apenada y decidida. Tras esa noche la pesadilla jamás volvió, mis fobias y manías ejercían un influjo menor.
Fin.
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Posd: gracias a Kalashnikov por ser el causante de que escriba esta historia tras leer el capítulo de niña lucia que narra la violación de Rodrigo, sin duda me inspiro pues ya esta acabada y corregida en no llega a 3 horas.