Amor juvenil

Caricias infantiles fueron sexo juvenil.

Era un adolescente, -’tenia 14 años- recien comenzaban sus polusiones nocturnas, recien descubria el sexo.

Por lo, todo lo referente a la mujer le atraia.

en esos dias, ese verano, frecuentaba la casa de un amigo de su edad que tenia una hermanita menor que a la epoca tenia unos diez u once años. Era una linda niña, con curvas incipientes y demasiado inocente.

Una tarde, mientras eperaba a su amigo -que estaba jugando al futbol - compartía los juegos infantiles con aquella niña que llamaremos Sivia. En ese jugueteo, los roces y tocamientos se fueron incrementando y nuestro actor -Pedro - ponia la mano sobre Silvia en los lugares mas intimos, pero, sin llegar a vulnerar la integridad fisica de la niña. Cuando la sentaba sobre sus piernas para ver una pelicula, las nalgas de la niña quedaban sobre la verga dura de Pedro y quedaba al borde de la eyaculacion. Sus dedos jugaban con la conchita rosada y sin vellosidades y la niña aparentemente no reaccionaba, por lo menos, desde el punto de vista de Pedro.

No hubo aguante posible y Pedro acabó en sus pantalones con la niña encima suyo.

Las caricias impudicas habian dado su resultado. magros resultados, pero resultados. al fin.

Paso el tiempo, Pedro, recapacitó que lo que habia hecho fue algon deplorable, pero, aceptaba que esa niña de ayer, ahora estaba como para darle con todo y por todos lados.

Pedro con sus 20 años y Silvia con frscos y lozanos 17, volvieron a encontrarse en una situación de soledad con motivo de una despedida de fin de curso de Pedro y de su amigo. Habia que preparar los adornos en la casa de Silvia y pefro debia colaborar con ella.

Silvia estaba divina, piernas firmes, culito armado y parado, cubierto con una mini de jean que dejaba ver el borde de su tanga.

Los ojos de Pedro ivan y volvian desde ese cuerpo de mujer apetecible y las cosas que armaba.

Silvia, aparentemente, estaba en lo suyo. . Cuando concluyeron lo previsto, Silvia le invitó un refresco y propuso mirar TV. Pedro aceptó como una manera de prolongar esa hermosa vision de mujer que lo acompañaba.

Silvia se sentó a su lado, muy cerca de Pedro y apoyó su cabeza en el hombro masculino. Pedro, se sobresaltó y ella le dijo: te acuerdas cuando jugabamos los dos en este mismo sillon ? bueno, ahora podemos hacerlo igual. Puso su cabeza sobre el muslo de Pedro y se dispuso a mirar TV. Su mano sirvió de base para su cabeza, de manera que debajo del dorso de su mano estaba la pija dura de Pedro. Silvia hizo un par de movimientos que delataban la erección de Pedro. Quien, caliente, bajó su mano y la apoyó sobre el hombro de Silvia. Ella, displicentemente jugó con el dorso de su mano y se apoyó en la verga de Pedro, mientras giró su cuerpo y la mano de Pedro quedó sobre sus lolas. Cuando Pedro quizo sacarla, Silvia le dijo: deja la mano tranquila, por favor que no me molesta. abriendo su mano, Pedro abarcó toda la lola y comenzó a acariciarla suavemente. primero sobre el vestido, luego por debajo de este y sobre el corpiño y ante la total complacencia de Silvia, metió la mano debajo de la prenda y aprendió el peson y lo acariciaba con suavidad, mientras, Silvia

repasaba el dorso de su mano sobre la verga dura de Pedro. Se sentó a su lado, casi encima de Pedro, apoyó su cabeza en el hobro y al odio le dijo: quieres que me ponga sobre tus piernas ?

Sin articular palabras, Pedro se acomodó y Silvia obró en consecuencia. Levantó su vestido y puso su culo sobre la verga protegida por el pantalón, con una sola intermediación: la pequeña tanga que cubria sus zonas erogenas. Pedro la abrazó desde atras con las manos sobre su abdomen y con pequeños besos, acariciaba su cuello. Silvia comenzó a mover su culo y a apretar la pija con sus cachetes y Pedro bajaba sus manos rumbo a la concha que deseaba. Pedro abrió la cremallera del pantalon y dejó que su pija se posara entre los gluteos cubiertos de Silvia. Hasta este momento, ninguno de los dos articuló palabras sobre la tremenda calentura que ambos poseian. Silvia, con toda naturalidad, levantó la pollera que abierta cubria el lugar de las caricias, se acomodó la tanga, en realidad la hizo a un lado para que la verga la acaricie en su canal. Pedro apretaba las lolas y una mano llegó a la concha, jugó con el clitoris y besó con pasion ese cuello que estaba a su disposición.

Silvia aceleró sus movimientos y comenzó una serie de orgasmos, Pedro estaba por eyacular y trató de

salir de su posicion. Silvia se dió vueltas, se sentó frente a Pedro sobre sus muslos y le dijo:Pedro:Cogeme. haceme tuya. Lo besó con un beso de lengua profundo y acomodaba su pelvis para ser penetrada. se puso de pie, se quitó la bombacha, la pollera, la camisa y el corpiño. Desnuda, se acercó a Pedro y le dijo: Pedro, quiero ser tu mujer. fuiste el primero en despertar mi sexualidad, quiero que seas el primero en penetrarme. Pedro, no titubeo, se avalanzó sobre esa mujer que se le ofrecia despues de haberlo llevado al limite de la resistencia sexual, la acostó sobre la alfombra, besó esa concha que ahora estaba cubierta por vellos rubios, abrió los labios mayores y lamió con desesperación. Silvia acabó dos o tres veces. Tenia ala concha lubricada con sus jugos vaginales. Abrió las piernas y rogó: haceme tuya Pedro, haceme tuya. Pedro, caliente, puso la cabeza entre los labios vaginales y lentamente comenzó a empujar. Cuando encontró el limite himinal, se detuvo en su entrada y besaba a silvia en sus ojos, su cuello y sus pechos. De imprevisto, un movimiento de pelvis de Silvia hizo que la penetracion se completara. Los testiculos pegaban en su entrepierna y Silvia lloraba de gozo. Cuando Silvia llegó a su gran orgasmo, Pedro, sacó la pija y derramó su semen en su abdomen y se desplomó sobre su cuerpo.

Hermoso dia pasó Pedro. y Pasado el tiempo, Silvia se puso de novia, se casó y Pedro fue testigo en la ceremonia civil.

Han pasado veinte años de aquella historia. Pedro se casó. Silvia tuvo tres hijos y no trengo dudas que, alguno de ellos es hijo de Pedro, porque, Pedro y Silvia siguen siendo amantes, como aquella tarde.