Amor indestructible (1)

¿Es posible que surja algo entre alguien bueno y alguien malo?, ¿No se suele decir que los polos opuestos se atraen?

¿Es posible que surja algo entre alguien bueno y alguien malo?, ¿No se suele decir que los polos opuestos se atraen?

Es una tarde muy fría de finales de otoño, ha comenzado a nevar tan fuertemente que prácticamente se ha cubierto todo de blanco. Toni camina todo lo rápido que puede para no llegar tarde al pub donde trabaja chocando con una chica. Solamente se ven sus ojos, ojos que se miran fijamente, ojos que intercambian miradas que parecen vacías puesto que van completamente tapados con el abrigo y gorro. A pesar de intentar concentrarse en el trabajo para no meter la pata, no puede evitar pensar en esos ojos de color miel que le persiguen en todo momento.

Las horas pasan en el trabajo y no puedo aguantar a los borrachos, no se les entiende nada y decido salir al callejón para tomarme cinco minutos cerrando los ojos y mantener la mente en blanco para no pensar en esos malditos ojos color miel.

-          ¿Qué haces aquí tan solito? – me pregunta una chica acercándose a mí.

-          Tomar el aire – le respondo.

Apenas puedo decir nada más, se me acerca muy sensualmente y comienza a tocarme el pecho, sin poder resistirme y mi polla comienza a crecer en mis pantalones. – Un buen polvo me ayudará a distraerme lo que me queda de turno – me digo a mí mismo.

La agarro por la cintura pegándola a mí comenzando a besarle mientras mis manos bajan hasta su culo estrujándolo fuertemente. Sé que siente mi erección en su ingle soltando un leve gemido al sentir mis manos en su sexo por debajo de su falda. Está muy caliente y húmeda, mis dedos juegan en su interior y siento como sus manos liberan mi poya de mis vaqueros, masajeándola suavemente.

Veo cuáles son sus intenciones y dejo su sexo para dejarla hacer, se agacha y comienza a lamer mi polla, suavemente al principio pero incrementando sus movimientos, introduciéndola hasta el final llegando incluso a hacer alguna arcada.

Siento que voy a correrme, mi polla comienza a convulsionar y no la dejo continuar, me encantaría correrme en su boca pero quiero probar su chochito. Toco de nuevo su sexo y la siento más húmeda que antes, le digo que se ponga de espaldas a mí, apoyándose en la pared e inclinándose un poco hacia delante. Me pego a ella y tras levantar una de sus piernas con mi mano le meto mi polla de una sola envestida, poniéndome antes un condón.

Se está tan a gusto, gime fuertemente con cada embestida y toco su clítoris para incrementar su sensación, su orgasmo, que no tarda en llegar junto al mío después de unas embestidas más fuertes cada vez.

-          Tengo que volver al trabajo. Un placer – le digo después de limpiarme y ponerme decente, entrando de nuevo al infierno hasta que termine mi turno.

Horas después, el pub cierra las puertas y al acabar de limpiar, me despido de los compañeros volviendo a casa, entrando en unos callejones para acortar la distancia.

Apenas quedan 150 metros para salir del último callejón, cuando veo a una especie de animal, tiene cuerpo de persona, pero su forma de moverse y sus rugidos no son humanos. Tras observar unos escasos segundos, me doy cuenta de que están atacando a una persona que grita ayuda con un pequeño hilo de voz.

Como puedo, me armo de valor y sigue caminando hasta donde está la víctima y el atacante. El atacante tiene forma de mujer, pero no lo es, es un animal, una fiera que puede matarme de un momento a otro y de un solo golpe. La miro fijamente mientras ésta me observa, apenas unos segundos, segundos suficientes para intercambiar miradas, miradas llenas de odio y rencor por su parte, pero no puedo dejar de ver en esa fiera los ojos de color miel. - ¿Será ella? – me pregunto.

Apenas me da tiempo a reaccionar, cuando quiero darme cuenta ya no está, se ha ido sin dejar rastro. Me acerco al chico herido e intento tapar sus heridas, poniéndole nieve sobre ella, para corta la sangre. Lo llevo al hospital más cercano dejándole a la entrada de urgencias y largándome de allí evitando que me vean las cámaras para no tener líos. Cuando quiero llegar a casa está prácticamente amaneciendo, - Maldita sea, no me puedo poner a estudiar, he perdido demasiado tiempo con todo eso – me digo metiéndome en la cama sin poder evitar pensar en esos ojos color miel y en la figura que atacaba al chico.

Al otro lado de la ciudad, en la mansión que apenas hace un mes y medio ha comenzado a estar ocupada de nuevo, llega Carol aturdida y furiosa encerrándose en su cuarto y no quiere que nadie la moleste.

Está furiosa porque ha tenido que dejar vivo al hombre que mató a su hermano pequeño, no ha podido acabar con él, tal y como se lo había propuesto, ha sido por culpa de ese chico, ese chico del cual con solo ver sus ojos, ojos que ha reconocido de inmediato nada más darle un pequeño haz de luz en ellos.

Con un solo manotazo podría haber acabado con los dos, pero ella no es así, Carol no disfruta matando a los humanos como el resto de su familia, además, esos ojos, su mirada es muy poderosa, tienen un efecto muy poderoso en ella y no ha podido, no ha podido acabar con ellos. A pesar de todo, está furiosa, por culpa de ese tipo no ha podido culminar el objetivo por el cual ella y su familia viajaron a esa ciudad.

-          ¿Qué ha ocurrido Carol? – pregunta Lucia entrando en el cuarto y cerrando la puerta tras ella.

-          No he podido terminar con él, un chico cruzaba por allí y he tenido que dejarle medio muerto – le respondo.

-          ¿Por qué no has acabado con los dos? – me pregunta un poco furiosa.

-          Sabes que no soy así, no me gusta matar por matar, no soy así – le contesto.

-          Está bien, ya habrá otra oportunidad. Necesitas relajarte – me susurra Lucia tumbándose a mi lado acariciando mi cintura.

No puedo evitarlo, Lucía siempre ha tenido un efecto muy fuerte en mí y me tiene cada vez que quiere. A pesar de que siempre he estado con hombres, Lucía es la única mujer que conoce mi cuerpo. Recorre cada curva de mi figura con sus manos, seguida por su boca, besando, lamiendo, mordiendo cada centímetro de mi cuerpo. Me humedezco al instante y ella lo sabe.

Nos desnudamos entre besos y nuestras manos tocan en los lugares precisos, humedeciéndonos cada vez más. No necesitamos nada más, simplemente nuestras manos, nuestras bocas para hacernos gemir fuertemente.

Se coloca encima de mí, viendo como su clítoris inflamado sobresale de sus labios. Levanto mi cabeza para lamerlo, morderlo suavemente sin evitar gemir al sentir su boca en mi sexo, su lengua en mi interior, jugando con sus dejos. Nos corremos a la vez y no dejo que sus jugos caigan por sus muslos, simplemente le lamo por completo, quedándola limpia al igual que ella a mí. Se tumba a mi lado dándome un beso susurrándome después – Poco a poco, todo llegará y podremos vivir en paz, no te adelantes a los acontecimientos Carol -.

Me tapo con el nórdico y me quedo dormida pensando en que debo concentrarme. Los ojos verdes que han llegado a perderme unos segundos, no pueden evitar que cumplamos el propósito por el cual estamos en la ciudad.

Me despierto desnuda en mi cama y Lucía ya no está, en algún momento se ha ido sin despertarme. Me doy una ducha rápida y me pongo frente al ordenador, necesito conseguir información sobre ese chico, tengo que saber si es un cazador para acabar con él. Me paso todo el día encerrada en mi cuarto buscando información en todos lados, pero no consigo nada.  A las diez de la noche me arreglo para salir de fiesta, no sólo va a ser trabajo.

Buscan el pub de moda de la ciudad y allí se dirigen, entrando sin ningún problema. Por tunos, van pidiendo las copas hasta que llega el último, le toca pagar a Carol que espera a que el camarero que está de espalda a ella se dé la vuelta para pedir las copas. Hay están de nuevo esos malditos ojos verdes, esa mirada profunda e intimidante. Está en estado de shock y no reacciona hasta que una de las chicas con las que ha salido comienza a gritar lo que van a tomar.

Tengo que hacer una fuerza infinita para no transformarme hay, en medio del pub. Pago con la tarjeta y vuelvo con el grupo, sin quitarle la vista de encima en todo momento, si es un cazador tengo que acabar con él antes de que él me destruya.

De un momento a otro le pierdo y veo que sale por una puerta trasera a lo que creo que es un callejón. Me alejo del grupo y salgo a éste ocultándome entre unos contenedores y el recoveco que hace la pared. Desde donde estoy puedo verle apoyado en la pared y una chica se le está acercando. Afino mi oído y escucho – Hola guapo, de nuevo sólo – dice ella.

-          Sí, siempre me coges en mis minutos de descanso – le responde él.

-          ¿Eso es bueno o malo? – pregunta ella.

-          Bueno, siempre y cuando repitamos lo de ayer – contesta éste.

-          Ummm. Eso suena muy bien – susurra ella acercándose a él para besarle.

Veo que las manos de él estrujan su culo y desaparecen por debajo de su falda, escuchando como sus dedos juegan en el interior de ésta.

Ella libera su polla grande y gruesa y él gime al sentir como se la masajean. No puedo evitar sentirme mojada por lo que estoy viendo, deseando estar en el lugar de ella, no aquí metida mientras les espío. Mis manos bajan a mi sexo y comiendo a jugar con mis dedos en mi interior, imaginando que son los suyos los que juegan. Al volver a mirar, la chica está mirando a la pared y él la está embistiendo por detrás, escuchando perfectamente el choque de sus partes y los líquidos que comienzan a derramarse.

Por otro lado, mi mano toca, estruja y pellizca mi clítoris haciendo que un orgasmo comience a crecer en mi interior. La chica gime muy fuerte, al igual que él, sabiendo que ambos se han corrido, al igual que yo, que he tenido que morder mi mano para que mis gemidos no llegaran a sus oídos.

Me acomodo y la chica pasa por delante de mí sin verme, mientras él entra de nuevo en el pub.

Vuelvo al grupo de chicas pasando antes por la barra, evitándolo y me atiende otro camarero.

Por fin, todo el mundo se ha ido y podemos ponernos a limpiar, cada día que pasa se hace más duro, y aún más cuando se acerca el fin de semana, si no fuera porque necesito el dinero para poder pagarme la carrera, no estaría trabajando en éste infierno de local. Me despido de los compañeros y vuelvo por mi camino de siempre, adentrándome en los callejones para acortar. Siento que alguien me está siguiendo así que al girar en la calle, me pego a la pared sujetando a quien me sigue.

Cuando quiero darme cuenta es una mujer a la que sujeto por los brazos, aunque tiene más fuerza de la que pensaba.

  • ¿Por qué me estás siguiendo?, ¿Qué quieres de mí? – pregunto.

  • No puede ser, eres tú. Tus ojos te delatan. ¿Por qué me estas siguiendo?, Acaso quieres matarme también – le digo.

  • No seas tan egocéntrico – me responde.

  • Entonces quieres lo que viste antes, ¿Quieres un buen polvo? – le pregunto mordiendo mi labio inferior observándola. Tiene un buen cuerpo, delgada, alta y con buenas tetas.

  • Ni se te ocurra, maldito imbécil – me contesta mirándome profundamente a los ojos.

Cuando quiero darme cuenta ya no está, una bestia está delante de mí. Parece que estoy en una peli de terror, algo parecido a un hombre lobo, mujer loba está delante de mí. No puedo controlarla y tengo que separarme de ella.

Nuestras miradas se cruzan de nuevo y sale corriendo mientras yo me quedo parado como un idiota, sin poder avanzar ni un solo paso.

Regreso a casa sin poder dejar de pensar en lo que acabo de ver, se ha largado y a medida que nos separaban los metros volvía a su aspecto humano. Me siento frente al ordenador y me pongo a investigar qué demonios es, y si es tan peligroso como parece.