Amor Imprevisto (3)

Unos minutos después y arrepentida de lo cobarde que había sido decidí llamar a mi amiga y pedirle consejo.

Ya no podía dar más pasos estaba justo delante del portero, mi cabeza comenzó una tortuosa batalla de si salir corriendo o tocar el telefonillo, llevaba allí más de diez minutos y cuando parecía que por fin había decidido llamar al timbre, escuche dos voces féminas que procedían de dentro del portal, una me resultaba muy familiar y pronto me di cuenta que era ella, con el miedo metido en el cuerpo me aleje a toda velocidad de aquel lugar, pude girar la cabeza y observar que era ella junto a otra mujer mucho mas mayor que ella, a la que le hablaba muy divertida.

Unos minutos después y arrepentida de lo cobarde que había sido decidí llamar a mi amiga y pedirle consejo.

  • Hola Susi ¿podemos hablar?
  • Ohhh no esa voz, dime que no has dejado plantada a esa mujer
  • Sí, me asuste, no sé lo que me paso…creo que la he cagado
  • Oye estoy cerca del bar donde estuvimos el otro día, vete hacia ahí y charlamos un rato ¿Ok?
  • Vale

Entré sumergida en mis pensamientos, mi cuerpo parecía que pesaba tres veces más de lo normal y me costaba hasta caminar. Al levantar un poco la mirada vi a Susi que hablaba por el teléfono, me senté enfrente de ella casi dejando caer mi cuerpo sobre la silla.

  • Oye cielo luego hablamos, te quiero- seguro que hablaba con la pesada de su novia –
  • Vaya veo que estas arrepentida de haber dejado plantada a esa mujer- me dijo-
  • Soy una estúpida, siempre me pasa igual y lo único que sé hacer es huir
  • Mira nena no creo que seas una estúpida, el problema es que no confías en ti, desde que Sofí te dejo te crees la mayor mierda que ahí sobre el planeta, y eso no puede ser
  • Sofí, no tiene nada que ver en esto… ella ya es pasado, es cierto, me destrozo la vida pero quedo atrás
  • Si quizás ella este atrás, pero ya no eres la misma pasas de salir, de ligar, de arreglarte ya hasta a tus amigas las has dejado atrás.
  • A lo mejor tienes razón, pero es que pase de tener todo a no tener nada y fue muy duro para mi
  • Pues por eso amiga, debes relacionarte volver a ser tu, confiar en ti misma y veras como todo cambia y yo estaré a tu lado siempre que me necesites y lo sabes
  • Lo sé , por eso te quiero tanto sé que puedo contar contigo
  • Oye me gustaría quedarme contigo, pero debo irme ahora… solo te pido por favor que pienses en lo que te he dicho, dale una oportunidad a la gente que se acerque a ti, quizás te puedan sorprender

Se levanto de la mesa se acerco hasta mí y me dio un abrazo muy fuerte luego se marcho casi corriendo, yo me quede pensando en las palabras de mi amiga, quizás tenía razón y debía tener algo más de confianza en mí misma. El camarero se acerco y pedí un café necesitaba pensar un poco.

Tuve que perder la noción del tiempo, porque cuando mire el reloj habían pasado varias horas y mi café seguía allí intacto, frio y mareado de tanto revolver para diluir el azúcar, divise al camarero y le pedí la cuenta para poder marcharme, mientras buscaba en el bolso una voz me puso la piel de gallina

  • Vaya, no esperaba encontrarte aquí, pensé que estarías ocupada con tu trabajo

Levante la mirada lentamente y fui recorriendo con mis ojos todo su cuerpo, hoy estaba especialmente guapa, vestía con una minifalda negra muy ceñida a su hermoso cuerpo y una camiseta blanca con un escote generoso, escote que dejaba entrever sus senos, esta imagen me dejo perturbada tuve que tomar aire y relajarme, sé que me seguía hablando pero no pude comprender nada de lo que me dijo, recordé las palabras de mi amiga y tome el valor necesario.

  • Hola, siento mucho no haber podido ir esta tarde, como no tenia tu teléfono no pude avisarte de que no llegaría- dije tratando de parecer convincente-
  • Bueno no te preocupes, ¿Ya has terminado tu trabajo?
  • La verdad es que no, ni siquiera he empezado y me quedan dos días para entregarlo- dije algo apenada-
  • Si quieres puedo ayudarte- dijo sentándose enfrente de mí- Quizás te suene extraño lo que te digo pero bueno es que yo estudie psicología- sonriendo pícaramente
  • Ah sí, vaya que casualidad pues creo que aceptare tu ayuda
  • Bueno creo que como recompensa por la ayuda, me podrías decir cómo te llamas
  • Jajaja vaya es cierto, no sabes ni mi nombre… Pues me llamo Noa un placer- dije sonriente-
  • Bonito nombre, pues yo me llamo María, el placer es mío- dijo acercándose lentamente hasta mi y dando un leve notó pero suave beso cerca de la comisura de mis labios, dejándome en un estado de shock que ella notó

Después de ese beso cambio de asiento y se sentó justo a mi lado a pocos centímetros y comenzó lentamente a revisar mis apuntes con mucha calma tenía un gesto muy simpático cuando se concentraba y yo me deleitaba observándola en algún momento se me tuvo que escapar alguna risilla tonta, porque me miro algo extrañada y me dijo

  • ¿Por qué te ríes?
  • Jeje... es que tienes una cara muy simpática concentrada y me hizo gracia
  • Ahh si…- me dijo mirándome- oye que te pareces si vamos a hacer tu trabajo a mi despacho allí tengo algunos libros que nos pueden ser útiles
  • Vale, aquí tengo pocos datos para poder hacerlo

Nos encaminamos hacia su despacho, estaba cerca de la cafetería, así que fuimos a pie, el trayecto se hizo algo largo ya que no hablamos solo nos dedicábamos algunas miradas y sonrisas. Ya estábamos dentro de su despacho era amplio y bonito se veía que le gustaba el arte algo más que teníamos en común, nos sentamos en un pequeño saloncito y estructuramos todo el trabajo, pasadas las horas el cansancio apareció y acabamos rendidas en el sofá una muy cerca de la otra, por lo visto ella también se durmió y amanecí en sus brazos, mi cabeza descansaba en sus pechos y me sujetaba con una mano por la cintura, pensé que era un sueño pero no ella estaba allí y me acariciaba con sus dedos uno de mis brazos y paró al notar que me había despertado

  • ¡Buenos Días!- dijo con la voz entrecortada

Trate de incorporarme y la vi algo ruborizada, aunque yo estaba realmente cómoda en esa posición, uno de mis brazos cedió y quede a centímetros de su cara y me quede allí contemplando, ella ni pestañeo solo me observaba, de mi boca salieron unas pocas palabras:

  • Gracias por ayudarme, creo que te debo un favor
  • Para nada, fue un placer

Mientras pronunciaba esas palabras fui acercándome más hacia ella, el deseo de probarla me mataba y ella parecía sentir lo mismo notaba como su cuerpo se tensaba bajo el mío

Continuará