Amor Frente al Ocaso X: Pasos a Ojos Cerrados.

Continua esta historia de dos adolescentes enamorados frente al mar. Todos alguna vez hemos tomado decisiones que nos hacen dar cuenta de algunas cosas, y esas decisiones son más importantes aún cuando te hacen dar cuenta del verdadero amor.

Jaja, si las veces anteriores dije que me tardé, esta les gana a todas. Bueno, primero, este relato lo tenia listo desde hace mucho, pero por no se que razon no lo publicaron y el original lo habia eliminado, asi que lo volvi a escribir. (claro, despues de varios meses, ya que estaba algo enojado por tener que hacerlo todo denuevo, jaja). Pero como dije, este relato lo voy a terminar si o si, además quiero agradecer a todos quienes me enviaron mensajes de apoyo para que continue la historia, admito que más que nada, eso me impulso a continuarla.

Y Sinceramente ya no creo que esta historia tenga tantos seguidores, y si los tiene haganlo saber, pero de todas formas aqui esta. Si no conocianesta historia, los invito a leer las anteriores. Sin más preambulos, Amor frente al Ocaso, la Decima parte. ¡Tambien los invito a Valorar y a comentar!, se los agradesco desde antemano

Amor Frente al Ocaso X: Pasos a Ojos cerrados.

Chris:

-          ¡Jooder má, que lo único que haces es gritarme! – Oía el susurro leve de mi Prima, ya despierta en el comedor. Probablemente discutiendo con su madre mientras desayunaban.

-          Valeria, te callas… que aún duermen tus primos. – Dijo la adorable semi-anciana, aunque su voz no denotaba ninguna pista de aquel adjetivo. - ¿Sabes que más? Termina de desayunar en tu pieza, jovencita.

No tengo la menor idea del “Porque” de la discusión, pero el punto, es que no dejaban dormir. Finalmente oí un portazo que logró despertarme totalmente, y fue allí, cuando me  di cuenta de la situación.

Me costó conciliar el sueño, y no es para menos… La noche anterior me había enterado que mi hermano, el tio más “homófobo” y “Hetero” del mundo, se había follado a mi amigo de infancia.

-          A la mierda con el imbécil ese… - Pensé con desprecio, hacia aquel ser incurablemente intolerante.

Bostecé… Me Percaté de que la habitación estaba iluminada a pesar de que las cortinas estaban cerradas, probablemente ya serían las 9 de la mañana. Abrí la puerta, y salí al largo pasillo, lleno de habitaciones.

-          Buenos días… - Dije a modo de saludo a mi madre y tía, quienes cuchicheaban mientras desayunaban – Me prepararé unas tostadas… - Bostecé nuevamente

-          Buenos días, ya era hora de que te levantes ¿No? – Mi madre me observaba un tanto molesta – Va, ya sabes que allí esta la tostadora, debajo del mueble.

Me dirigí hacia donde me indicó con paso lento, pude percibir un poco de tensión en toda esa situación por lo que había ocurrido con mi prima, en ese mismo lugar, hace unos minutos. Luego de un silencio un poco incómodo, decidí “salvar la situación”.

-          Mh… Bueno… ¿Qué pasó con Valeria?, que he oído un portazo y me he despertado, y… creo que ha sido ella…

-          Nada importante cariño… - Respondió con dulzura, y dirigiendo una mirada tranquilizadora y risueña hacia mí - … Es solo que ayer llegó tarde, y nuevamente quería salir, pero tiene que entender que la vida no son solo “Jugarretas, Fiestas y Salidas”. Está bien que este de vacaciones y tal, pero se ha pasado… así que hoy le he prohibido salir de su habitación.

-          Amh… Vale – Sonreí y me servía un café.


-          Toc toc – Palmeé la puerta de la habitación de Valeria.

-          … Pasa… - Dijo sin ánimos del otro lado de la puerta.

Empujé y abrí levemente la habitación. El olor a perfume era insoportable, sonaba una canción romántica de no se quien, y estaba toda la habitación echa un lío. Valeria estaba sentada sobre su cama, aun en pijama – que por cierto, la hacia ver muy sensual, hay que admitirlo – con la mirada un tanto perdida. Tenía el cabello algo alborotado, gracias a su reciente despertar, y un poco de ojeras.

-          Oye, ¿Qué ha pasado con tu madre? – Me dirigí a su cama, y me senté al lado de ella.

-          Nada… Bueno si, es que… ¿Sabes? Me dice que vivo la vida loca, cuando solo salgo de fiesta unas veces, y la verdad es que hoy si que lo necesitaba, porque debo ir a comprar unas cosas que… - Hablaba muy rápido, me resulto bastante difícil de entender, y me hubiera dado gracia, si no hubiera oído un tono de preocupación disfrazado detrás de esa velocidad - … seguramente un hombre no entiende, pero es muy urgente, y mi madre no me deja, pero ¿sabes que mas? No le puedo contar mi problema, que de seguro me mata. – Respiró profundamente, intentando retomar el control.

-          No, no entiendo nada de lo que te pasa, pero ¿ sabes que?, a pesar de todo, somos primos, y me puedes contar lo que sea

Ella pareció calmarse, ya que sonrió y posó su mano sobre mi rodilla.

-          Muchas Gracias Primo -

-          De nada Valery, pero… ¿ Que es eso que no puedo saber?

Se Enrojeció y noté su incomodidad. Lo que menos quería en ese momento, era hacerla enojar. Reaccioné, pensé la forma para cambiar el tema, pero ya  fue muy tarde.

-          Mira, ayer, fui al gimnasio… y… - ¡Joder, si me iba a  contar!

-          Cuéntame, sabes que intentaré ayudarte – Incite

-          Vale, pero silencio… y entonces encontré a alguien que estaba ¡Mazo Bueno! . Tú sabes que termine con Damián, y todo eso… ¿no?

Para ser sincero, no… no sabía, no tenia ni puta idea. Como era posible, si prácticamente eran novios de toda la vida. Me impactó, tanto así, que llegue a pensar cualquier idiotez.

-          Ya... ¿y? – Intenté tomarlo con naturalidad-

-          Bueno,  pues  resulta que me lo encontré solo, y… le bese.

-          Joder tía, que no te demoras nada ¿Eh?

-          Ya que… el punto, es que, tardé más de lo prometido a mi madre, y llegué algo tarde… minutos antes que Tomás.

-          ¿Qué? – Pregunté incrédulo

-          Si, verás, yo había entrado, ido a mi habitación, y cuando me estaba acostando, le oí abrir la puerta… Venia algo pedo, imagino… porque hizo bastante ruido – Hizo muecas de desagrado, quizás no durmió nada bien, o estaba media dormida en ese momento y le costaba recordarlo.

-          ¿Y… y… sabes de donde venía? – Necesitaba averiguarlo con urgencia

-          Uy, que onda Chris, ¿Por qué ese interés? – Sonrió burlescamente

-          No es interés, de hecho me la suda lo que haga con su vida.

-          Bueno, no sé…  y eso que aún está durmiendo – Sonrío maliciosamente -… ¿Vamos a verlo?

Jope, si a mi primita le ponía cachonda el idiota de Tomás. Salimos de su habitación con sigilo de que su madre no nos descubra, caminamos hasta el fondo del pasillo para encontrarnos ante la puerta semi-abierta de mi hermano mayor. La Puerta daba de frente a su cama, y allí estaba él. Destapado, durmiendo solo con unos bóxers sueltos y una camisa blanca de tirantes.  Si de algo estoy seguro, es que nunca me canso de verlo. Dormía en una posición un tanto rara, con una pierna estirada y la otra doblada, con uno de sus potentes brazos tapándole el rostro.

-          Uy, con la delicia de primo que tengo, y me he fijado en un gilipollas

-          ¡Oye! – Susurré  y le di un codazo. Su comentario había despertado en mí una pizca de celos no deseados.

-           Jaja, ¿Qué? , es la verdad tío. Que esta buenísimo.  Si no fuera su prima, me le abría arrimado hasta las orejas o los sobacos.

Que Guarra podía llegar a ser mi prima, pero debo admitir que no la culpo. Yo estaba igual, babeando como una niña de quince años por su actor favorito. Ambos observábamos en silencio, hasta que notamos que de su bóxer, se comenzaba a levantar un gran bulto. Quizás que jodido sueño, estaría teniendo.

-          Mierda, si tiene pedazo de rabo… -  La Voz de mi prima denotaba Excitación

-          …Si… - Me sentía embobado por aquel vergón que despertaba producto al sueño que tenía Tomás.

Hipnotizado junto a Valeria, continuamos mirando la polla erecta y escondida de mi hermano dentro de sus bóxers, hasta que recordé lo bestia que era, y lo imbécil que podía llegar a ser. Agité mi cabeza para despejar las ideas. Retiré mi cabeza asomada de la puerta, y me dirigí a la ducha.

-          Me voy a bañar… - Dije, caminando confundido y enfadado conmigo mismo.


Alex:

Me había quedado dormido luego de masturbarme, esta mañana. Me levanté para desesperezar mi cuerpo, me sentía feliz, seguro y decidido.

-          ¿Ya Despertaste? – Mi madre entró con una bandeja en mano, que llevaba encima el desayuno.

-          Si… - Aún estaba adormilado. Pero cuando ella comenzó a abrir las cortinas, y las luces solares llegaron a mis pupilas para freírlas, recordé. -… ¡Coño! Si debo ir a trabajar

Desesperado por la tardanza, me levanté como pude. Me desenrollé y me dirigí a la ducha descalzo, con bóxers y con el torso desnudo. Como me jodía esto, tener que preocuparme por la hora a la que despierto… ¡En Verano y de Vacaciones!

-          Si… sobre eso… Verás Alex, Resulta que estuve pensándolo bien – Mi madre me hablaba desde afuera del baño, mientras ordenaba mi asquerosa habitación un poco – Y me di cuenta de que tienes razón.

-          ¿Ah? ¿En que?

-          En que estas de Vacaciones, y bueno… necesitas un horario más flexible. Así que llamé a tu tío, y le pregunté si te podía cambiar  el horario.

Me desnudé velozmente, dejando desde mi abombado pecho al aire y fuertes hombros, hasta mi polla, para nada despreciable. Me adentré en la ducha e intentaba seguir oyéndole.

-          Bueno, y que te dijo ps…

-          Que no podía cambiarte el horario. Así que no irás a trabajar más. –Cocluyó

Me entró una manada de leones al corazón, si es que creí que el día comenzaba bien, cada vez mejoraba más y más.

-          Pero no te la iba a dejar así de fácil eh? No, no. Tu tío contactó a otro coleguita suyo, y ahora tienes otro trabajo. Uno más relajado respecto al horario, claro.

-          ¿QUE? – Me dejé de enjabonar, pues solté el jabón de la impresión.

-          Si, ahora te arreglas, comes, y vas a la playa que tienes que ir a hablar con Eduard ( un tío súper majo  y guay que trabaja como salvavidas) para que te vea y ver si cumples con lo necesitado.

-          Joder… ya va… - Aún procesaba con dificultad todo, pensé que hoy sería un día perfecto, podría ir a buscar a Chris, y hablar respecto… nosotros. No sé, tal vez ya no pueda. Veré que hacer… -  No, no comeré, llamaré a Juan y a Tomás, bajaremos un rato a surfear y luego voy donde Ed.

Terminé de ducharme,  y para cuando salí a mi cuarto con una toalla anudada a mi cintura, mi madre ya no estaba.

Nada mejor que un poco de Surf para desestresarme antes de estresarme. Aunque admito que la idea de ser salvavidas me molaba, llamaría la atención de todas las chicas y chicos en la playa, y Chris no se me resistiría.


-          Alex, no ves lo bien que me gusta venir a surfear aquí  - Juan y yo habíamos estado surfeando toda la mañana, el día estaba realmente hermoso, y las olas algo rudas, pero esta bien, perfecto diría yo.

-          Ya te digo colega, aunque tú siempre tomabas todas las olas, ¡hijo de puta! – Me gustaba bromear así con el, era un tío de puta madre con quien te puedes reír de todo.

-          Claro chaval, pero es que no me culpes de que tu no sepas surfear, y yo lo haga de puta madre, jajaja

Entre broma y broma nos acercamos al puesto de salvavidas, ubicado en medio de la playa. No fue difícil, ya que a esta hora, todo el mundo almuerza por lo que la cantidad de personas en la playa era mínima y bastante escasa. Cerca de nosotros nada más había un par de rubias tetonas que nos lanzaban constantes miradas lascivas, un padre y su hijo, y unos adolescentes flacuchos que babeaban por las rubias, que, sin darse cuenta, nos miraban a mi y a Juan.

-          ¡Hola Tíos! – Dijo Eduard al ver que nos asomábamos

-          ¡Venga Edu! Tanto tiempo gilipollas, jaja – Saludó Juan

Yo saludé a Edu con un abrazo amistoso. La Verdad es que  Edu era un tío que hacía que todas babearan por el, y sí; el tío era Hetero. Su cuerpo moreno contrarrestaba con la mía, tenía un tatuaje en el oblicuo izquierdo. Vestía un bañador de un atrayente color naranjo, colgaba un silbido del pecho y en la nariz la típica mancha de protector solar.

Me contó que mi tío lo había recomendado, y que había aceptado, ya que siempre salíamos a surfear juntos y como nadador, soy mejor que el. Pero que no me podía dejar trabajar sin hacerme unas preguntas, formales, más que nada.

Las Preguntas se me hicieron fáciles. Más que estar concentrado en eso, estaba concentrado mirando a las Rubias tetonas que me estaban poniendo cachondo con sus miradas, y su bronceado cuerpo en el sol.

-          Listo tío, estás dentro. Toma esto y ve a cambiarte – Me Pasó el mismo uniforme de el que constaba básicamente con un traje de baño, al estilo bermuda, naranja. – Ve a cambiarte, allá – Indicó un camarín con el dedo

-          ¡A la orden Mi  Capitán! – Eché una última mirada a las Rubias, quienes me guiñaron un ojo, y partí al Camarín, dejando a Juan hablando con Edu.

Sería un día largo… no podía esperar a ver a Chris, joder… mi corazón latía cada vez que lo nombraba.

Christian:

Después de la bochornosa escena erótica que nos regaló a mi y mi prima, Tomás, había decidido intentar olvidarlo todo… olvidar una sensación que más allá de la calentura, me dejó pensando y dubitativo. El… ¿Por qué me había molestado ver  a mi Prima cachonda con mi hermano? No quería darle nombre a ese sentimiento aún, de hecho, ni siquiera quería admitirlo.

Como sea, fue un día normal, hasta que luego de almorzar pasó por mi, Sofía. Luciendo un bikini que la hacia ver un bombonazo.

-          Vamos coño, apresúrate, que a mi no me va la paciencia – Sofía esperaba por mi afuera de mi habitación, mientras me ponía bañador.

-          ¡Ya Voy! ¡Ya Voy! – Saltaba por todos lados intentando meter un pie dentro de un hueco del bañador. Jajá, nadie bromea con que esa chica es un torbellino.

-          Dale, apresúrate que te tengo una sorpresa

-          ¿Qué sorpresa? ¿Me has preparado algo? ¿Por eso vamos a la playa?

-          ¡Si, te encantará! – Notaba la excitación de Sofía en su voz


-          ¡Vamos, apresúrate! – Cruzamos la Calle que daba a la playa a gran velocidad. Me sentía cansado, y eso que eran las 6 o 7 de la tarde.

-          Pero Sofi, que me haces daño, coño – Los intentos de piedad eran en vanos,  y seguíamos corriendo por la arena, entre medio de las personas. La playa ya no esta tan repleta a esta hora, pues comenzaban a retirarse a sus casas.

Nos detuvimos en la orilla, dejando que una gélida sensación recorriera mi cuerpo desde los pies hasta la nuca y los hombros. La Brisa marina, que por efecto de la hora, se encontraba más cálida que durante el resto del día, rosaba mi rostro. Los Ruidos de las personas quedaron atrás, solo oía el ruido de las gaviotas.

-          Se siente tan puro… - Sofía al parecer, había caído en el mismo letargo que yo. Ambos tomados de la mano, bueno…ella sujetándomela para que no me soltará, mirando hacia el sol, que ya estaba tocando el mar.

-          Bueno, no creo que me hayas traído aquí para que veamos una puesta de sol, o… acaso ¿estas colada por mi?

-          Ya quisieras, Flipao. Pero no, mira quien esta allí – Me soltó de la mano, para apuntar a unos tíos en el puesto de guardavidas.

-          ¿Qué tienen?

-          ¿Qué tienen? ¡Que están Buenorros! – La verdad es que mi polla dio un respingo al ver a aquellos ejemplares de hombres a lo lejos, sobre todo uno. Que lucía como el salvavidas de la playa, con su espalda maciza y ver como su cuerpo tenía forma de “V”, comencé a pensar miles de escenas dignas de las películas porno gay más calientes del mundo, en la que los personajes  éramos el y yo. Pero por supuesto, disimulé.

-          Mmm… si, puede ser.

-          Y a que no sabes quienes son – Sonrió con malicia.

-          No… Que no es el tío ese… ¿Edu?

-          No no, su turno lo cambiaron para el de la mañana – Joder, ya casi ni la escuchaba, solo veía que, aquel hombretón que llamó mi atención conversaba con otro tío, más moreno y delgado. Sus acciones eran varoniles, y me daba la impresión de que estaba en plan “Coña” con el colega de al lado, mientras vigilaban.

-          Ven, vamos a hablar con ellos – Jaló de mi, en dirección a ellos, que se encontraban un poco lejos.

-          ¿Qué? No no, te lo pido, no, no seas gilipollas tía, que ni los conocemos, joder, suéltame ya.

-          ¿Eso crees? – Sonrió nuevamente.

Alex:

-          Jajaja, ya vez que tengo razón… Oye, espera… ¿Qué esos no son Sofi y Chris? – Dijo Juan. Alcé la vista hacia un lado de la playa, y allí venían ambos. Sofía con un bikini haciéndole ver, súper sexy, y Chris a su lado, con un bañador  a lo bermudas como el mío, y luciendo su torso marcado.

Parecía que venían discutiendo, pero al rato Chris se puso cabizbajo, y me causo ternura verlo así. Sentía mi corazón latir, quería correr a abrazarlo, jugar con el, divertirnos, hacerle el amor, cuidarlo, tantas cosas infinitas, pero no podía… no estando enfrente de tantas personas. Aunque sinceramente me da igual lo que piense el resto, hay alguien en especial a quien le escondo esto… alguien que está dispuesto a hacer lo que sea, un puto cabrón de mierda que es capaz de hacer de todo.

-          ¡Hola! – La Chico saludo Primero a Juan, y luego a mi.

-          Hola, ¿Qué hacen por aquí? – Juan la observaba de arriba abajo, se notaba a distancia que este tío estaba perdidamente enamorado de ella.

-          Bueno pues paseábamos por aquí, y los vimos a lo lejos. ¿Qué haces de salvavidas, Alex?

-           Que se yo… rollos de mi vieja - Ellos siguieron la conversación, pero Chris y yo nos quedamos al margen.

Nos echábamos miradas de vez en cuando, aunque el parecía estar cohibido, me sostenía la mirada un rato, y luego la desviaba al mar. Sonreí, me crucé de brazos para resaltar los bíceps, y pensé en un plan…

Chris:

Joder, no sabía como actuar,  sentía como me hervían las mejillas. Sus ojos eran hermosamente atrayentes, pero me cohibían. A el parecía darle gracia, y yo intentaba evitarlo para no evidenciar aún más mi nerviosismo.

Cuando creí que la cosa no iba a ser peor, toma una pose de chulo malo, que me calentó hasta lo más hondo de mi cuerpo.  Lo miraba de reojo, y es que… quien no lo haría, teniendo semejante macho a medio metro de distancia, con el torso desnudo, con una pose excitantemente ruda, y ¡Vestido de salvavidas! Es que no podía ser peor… o mejor, no sé.

-          Si bueno, de eso queríamos preguntarles, si nos pueden enseñar a surfear – De repente, de un golpe todos los sonidos ambientales, incluyendo la conversación que mantenían Juan y Sofía, volvieron a mis oídos.

-          ¿QUE? – Pregunté sorprendido, no tenía idea de lo que hablaba. Pronto, todos voltearon a mirarme

-          Pues si… ¿que no recuerdas que te mencione que veníamos a esto? – Jaja, su cara decía: “Sígueme la corriente hijo de puta”.

-          Aaahh, claro

-          Tranquilo Chris, yo te enseño. No hay problema – Alex me guió un ojo que me derritió, mientras se descruzaba de brazos y se dirigía a unas tablas enterradas en la arena, al lado del puesto de salvavidas. Obviamente le seguí con la mirada durante todo el trayecto, ver sus duros hombros, y los músculos de su espalda contraerse… Suspiré.

-           Bueno, ahora mismo toma el turno otro chaval, así que si podemos – Dijo Juan

-          Entonces vamos – Sofía cogió de la muñeca al delgado moreno y fueron a por la tabla, mientras yo me quede quieto en la arena, viendo como Alex caminaba hacia mi, con una tabla debajo del brazo


-          Jaja, Alex que no puedo, es muy difícil para mi –

Había estado intentando subirme a la tabla un buen rato, Alex siempre tranquilo e indicándome que hacer para dar el primer paso. La verdad es que la vergüenza se había ido hace bastante tiempo, y solo eran risas.

Juan y Sofía hacían lo mismo que nosotros, un poco más lejos a nuestra derecha. El agua me llegaba hacia la cintura, y me sentía nervioso por tener a Alex tan cerca.

-          Mira, ya esta anocheciendo… - Alex se ubicó detrás de mí, mientras yo observaba como el sol ya desaparecía casi por completo, en el mar.

-          Es hermoso… -  Nuestros semidesnudos cuerpos se tornaron de un color anaranjado. Notaba su pecho latir  en mi espalda, y su polla en estado de reposo, descansando en mis nalgas. Me  sentía a gusto.

-          Si… Como tu – Su voz era casi como un susurro imperceptible, pero muy sensual.

-          A…Alex, nos pueden ver…

-          Lo se… pero, la verdad es…que en este mismo instante, me la suda lo que piensen

-          Alex… - Me besó la nuca de la forma más cálida que puede haber

Y nos quedamos juntos, viendo el ocaso llegar, con el agua bañándonos, y la anaranjada luz pintándonos.


Nicolás:

-          ¡Ding Dong! – Toqué el timbre la casa, para preguntar por Chris, e invitarlo a dormir a mi casa, ya que como siempre… mi papá no estaba, y no me apetecía pasarla solo.

-          ¿Qué quieres? – Dijo Tomás una vez que abrió la puerta, estaba recién duchado, y con una toalla amarrada a la cintura. Prácticamente me lo comí con la vista.

-          E..Y..yo…ve…venía..aah…ah..preguntar si… chris esta aquí – Me puse nervioso, quería llorar, tirité, me enrojecí y el lo notó

-          Joder, ya entendí. No tienes que ponerte pendejo. – Su voz siempre causaba respeto y miedo. Esa frase no ayudo para nada, me puse mas nervioso de lo que estaba… ¡ Quería salir de allí ¡ - … Pero si no te molesta pasa, lo esperas dentro.

-          B..Bueno… Gracias – Pasé con la cabeza agachada al lado suyo. Aspiré un olor a hombre recién duchado, con desodorante, que admito… me puso cachondo.

Una vez dentro, me senté en un sofá. Mis manos se tocaban constantemente, y no hacia otra cosa más que mirar el suelo.

-          No hay nadie aquí, asi que si no te molesta… - Dijo mientras se quitaba la toalla, dejando al aire sus peludas y robustas piernas. Su polla, que días antes había conocido, salió al aire. Erecta y babeante, digna de un gladiador.

-          No te cortes  tío, estás en tu casa, haz prácticamente lo que salga del culo – Rió, y se agarró aquel fano potente, surcado de venas.

No sabía que hacer…

Continuará.

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Espero que lo hayan disfrutado, y no olviden comentar y valorar. Cada comentario es importante ¡Adelante! Un Saludo y un beso a todos.