Ámor

Se lo que quieres, lo que esperas de mí, y sé que voy a dártelo sin medida, porque darte lo que deseas hace que me excite aún más, hace que me sienta poderosa, excitarte con mi sumisión total, me granjea un placer descomunal, inconmensurable.

Miro por la ventana, me encanta ese momento en el que día empieza a disiparse, y se confunde, sin aun ser noche, deja de ser día. Vuelvo a mirar mi reloj de pulsera y sonrió al darme cuenta que ya puedo irme, recojo mi mesa y tras ponerme la chaqueta, voy hacia el ascensor, despidiéndome de todos como cada tarde.

Me paro a hacer la compra como una autómata, luego vuelvo a casa, coloco lo que he comprado y voy a mi habitación, me desnudo y camino desnuda hacía en baño, entro en la ducha, cierro la mampara y dejo que el agua caliente, arrastre el cansancio, calentando mi piel, segundos antes de que empiece el ritual de enjabonarme, y solo entonces me permito pensar en ti, Ámor.

Mientras mis manos enjabonan mi cuerpo, pienso en la de veces que me he repetido que no voy a volver a permitírtelo, que no voy a dejar que domines mi existencia. Tantas veces que ya no recuerdo la última vez que de verdad me lo creí. Salgo de la ducha con la piel enrojecida, por el calor del agua, por el frote que le he dado, castigándola por desearte, castigándome por querer correr a tu lado, por necesitarte, por ansiar se tuya en cuerpo y alma.

Y al volver a mi habitación, veo sobre la cama mi pijama, lo agarro con la férrea intención de ponérmelo, pero vuelvo a soltarlo, vuelvo a dejarlo donde estaba. Porque hoy llevo dos días sin ti, y mi cuerpo no puede más, por más que mi mente le diga mil veces lo contrario.

Me doy la vuelta, abro el armario y elijo un pantalón cómodo, un jersey gordo, mis zapatos más cómodos y después de retocar mi pelo me dijo a la puerta, sin pensar, sin darle la oportunidad a mi cerebro, para que se interponga a la necesidad que creas en lo más profundo de mi ser.

Ando por las calles sin voluntad, sabiendo de memoria ese camino que me aleja de la cordura, pero que me acerca a ti; recorriendo la distancia que nos separa, haciendo que cada vez sea menos, que cada vez haya menos espacio entre nosotros.

—Soy yo –te digo al interfono cuando contestas

Y ni siquiera espero el ascensor, demasiado ansiosa tras oír el pitido de la puerta y entrar. Llego arriba y la puerta como siempre está entreabierta, todo en penumbra, salvo esa luz al fondo del pasillo. Mientras lo recorro sin prisas, voy desnudándome, dejando mi ropa donde cae, hasta llegar desnuda a la puerta de esa habitación, que tan bien conozco. Parada en el umbral, te veo en tu rincón preferido, en tu sillón, junto al ventanal, y pienso en si me has visto llegar, a pesar de tener un libro entre las manos.

—Hola Ámor –ya casi ni recuerdo tu nombre real, con el que un día nos presentaron formalmente

—Hola preciosa –me dices, recorriendo mi desnudez, con esa mirada tuya tan particular. Devorándome, pero como si lo hicieras desinteresadamente.

Tú sola presencia, tú mirada, ver la excitación que luces descaradamente bajo el slip y sin pudor, el saber que pasará... hace que me sienta, como siempre en tu presencia... excitada, poseída y más tuya que mía.

Se lo que quieres, lo que esperas de mí, y sé que voy a dártelo sin medida, porque darte lo que deseas hace que me excite aún más, hace que me sienta poderosa, excitarte con mi sumisión total, me granjea un placer descomunal, inconmensurable.

Me arrodillo a tus pies sumisa, mientras tú ni dejas el libro, pero acaricias mi cabeza, mi pelo con una mano y haces que me sienta como un cachorro desvalido, en busca de mimos. En busca de tu aprobación, de tu deseo...porque me alimento de él, para encender el mío.

— ¿Has venido a seducirla, preciosa? –preguntas con esa voz que me enerva y olvido los mimos mirando el bulto, sabiendo que bajo esa tela esta mi adorada polla, Tu polla Ámor, mi Dios.

No me has dado permiso, y sé que no puedo hacer nada sin el, por lo que empiezo a besar tiernamente tus muslos desnudos, inclinándome para besar el bulto que tu polla forma ya, y que no te molestas en ocultar, porque sabes que me enloquece saberla excitada para mí.

Dejo caer mi saliva y noto como la tela se moja, pegándose a tu falo, que se pone más duro, que crece un poco más bajo mi boca. No paro hasta ver como la punta asoma por arriba de la cinturilla, brillante, jugosa...y te miro suplicante, me muero por lamerla, por besarla...porque dejes que lo haga.

—Hazlo putita, prueba un poco, es para ti mi golfa –y me lanzo con gula, pero con la suavidad que requieres en esos instantes.

Mi coño arde mientras mi lengua te saborea, mientras relamo esas gotitas que manan de tu polla adorada y me siento tu puta, tu golfa, tuya...porque ahora solo ella importa porque es tuya y tu polla porque es tuya es mi universo y todo gira en torno a ella cundo dices por fin:

—Puedes liberarla – tras un sinfín de sonoros chupetones, por fin me la cedes, levantando el culo del asiento para que pueda quitarte la prenda.

Por fin es mía, puedo con tu permiso gozarla, pero quieres que sea suave, quieres que la haga disfrutar... disfrutándola.

—Ya sabes lo que quiero putita...enamórala como te enseñado...-pides con voz ronca, Ámor nunca exige, porque sabes que no es necesario.

Coloco mi mano tras la punta, y con mis cuatro dedos, como abrazándola por detrás, la acerco a mi boca, pego mis labios, los aplasto contra ella y le doy piquitos sonoros, antes de sacar mi lengua y jugar con ella en la punta, en el agujerito, dilatándolo un poco, haciendo círculos bajo tu piel, para terminar besando el tronco...

—Si putita, bésala suave, quiero piquitos, quiero que seas cariñosa, enamórala con tu boca...

Joder, mi coño arde, mientras beso tu polla, mientras me deleito con tu sabor... acaricio tus pelotas con suavidad...sé que a mi Ámor le gusta que sea así, y yo deseo ser todo lo que tu desees, porque mi mayor excitación es excitarte.

—No los dejes sin premio, mis pelotas quieren lengua princesa.

Noto tu polla palpitar, sé que estas cachondo, sé que te gusta lo que te hago, porque hace tiempo que se lo que te gusta, lo que quieres, y esperas de mí. Y sé a ciencia cierta que vas a darme lo que ansío, lo que yo necesito de ti.

— ¿Lo hago bien Ámor? –pido levantando solo los ojos, sin dejar de lamerte, mirándote, pero hablando sobre ella, sobre tu polla, ahora ella es la dueña de mi placer, solo ella importa.

—Muy bien, siempre eres muy buena...¿te gusta ella? –pidiéndome por tu polla

—Sabes que si Ámor –te miro mientras beso el tronco, lo recorro con mis labios, mientras mi mano la aplastan contra ellos en cada beso.

Solo me aparto ligeramente para hablarle, para que notes mi aliento, en forma de palabras inconexas, que apenas llegan a tus oídos, que ni siquiera sabes si entiendes, pero que te excitan, porque esas palabras soplan calor sobre tu miembro duro, y húmedo de mis babitas.

Y solo entonces dejas el libro sobre la mesita, y sin apartarme te sientas más al borde, agarras mi cabeza y la aplastas contra tu sexo, respiro tus pelotas unos segundos antes de que metas tu falo en mi boca ansiosa, y te hundes en mi sin piedad. Se lo que viene, intento coger aire, tú me aferras fuerte y me aplastas contra ti, noto tu polla en mi garganta, no me llega el aire, cuento mentalmente como siempre, mi coño se encharca, sé que pararás antes de que no pueda más, cuento a sabiendas que pararas justo al llegar al 15, es nuestro número, como así sucede, me liberas de la presión y por fin el aire llena mis pulmones.

— ¿Qué quieres ahora? –preguntas limpiándome las babas

—Quiero quince más

Y sonriendo como un lobo, vuelves a hundirte, tu polla vuelve a mi garganta, mis ojos se empañan, cuento mentalmente, 1, 2, 3, 4, 5 ....9, 10, 11, 12...y 15, de nuevo respiro, está vez me premias, te doblas y es tu lengua quien limpia ahora mis babitas, tus labios se posan delicados sobre los míos, me besas, mientras aplastas tu polla entre mis tetas, yo agarro ambas por los lados y la atrapo entre ellas, mientras dejas caer un rastro de saliva en mi boca, que yo saboreo encantada, porque es parte de ti... y vuelves a morrearme...

Nos besamos, nos lamemos enloquecidos, mientras yo meneo tu polla con mis tetas, y tú acaricias mi cara... siempre has reclamado sin dureza, desde que como dije, te diste cuenta que conmigo no te hacía falta, sabes que me tienes a tus pies, que muero por tu polla, que adoro mimarla, enamorarla, seducirla, darle placer que ella espera, con las ansias de que me corresponda, sintiéndome casi como si te fuera infiel con ella, porque en estos momento la amo, la deseo más que a ti.

—Estas chorreando golfa, lo estás haciendo muy bien, ¿quieres correrte? –pides estirando tu mano para recorrer mi rajita, sin apartar tu boca de la mía.

—¡!!!!Siiiii!!!!!

—Sube, siéntate en mis rodillas –pides acomodándote de nuevo en el sillón

Y me siento en tus rodillas, tú colocas mis pies a ambos lados de tus caderas, mientras yo me aferro a tu cuello, me abres bien, y tus dedos empiezan a hurgar entre los pliegues de mi sexo.

—Me encanta lo puta que eres, lo mojada que siempre estas, lo caliente que tienes el coño, siempre dispuesto...–dices de repente penetrándome con tres de tus dedos

No puedo más, me retuerzo sobre ti, a sabiendas que no puedo correrme, porque no me lo has permitido aun. Frenar ese deseo solo hace que crezca, que se haga más insoportable el calor, apenas lo controlo, noto los espasmos cada vez que hundes tus dedos sin piedad...

—Me estas poniendo perdido de tus jugos putita...sé que quieres correrte... sé que lo harás y tienes mi permiso, puedes hacerlo putita...co...rre...te –pides despacio, separando las silabas, escalonando la palabra, mientras mi mundo se nubla.

Y entonces sacas tus dedos, mientras me desbordo, me corro salvajemente aullando, temblando, casi haciéndome pis, sin controlarlo y mientras mi cuerpo convulsiona aun, con los resquicios del orgasmo, agarras tu polla y la paseas por mi raja, golpeas con el bálano mi clítoris inflado, desatando de nuevo la locura en mi cuerpo, no sé si rescatando el antiguo orgasmo de los rescoldos, o es uno nuevo, pero el placer me desborda, me enloquece, me mata un poco...

—Fóllame, ahora, clávate mi polla

Y de un solo movimiento, ayudada por tus manos, me clavo en ti, mientras aun siento el placer y eso hace que vuele más alto si se puede, entre espasmos, aferrada a ti, buscando tu boca, tu lengua, tus labios... con la necesidad de traspasarte parte de lo que siento, quiero que fluya entre ambos el placer que proporcionas a mi cuerpo.

—Si nena, así, preciosa mía...

Y empiezo a balancearme, no tengo fuerzas para más y no quieres más porque estas muy excitado, y aun no quieres correrte. Tu sexo se hincha un poco más dentro de mí, te aprieto con los músculos de mi vagina, y tus manos me aferran del culo, moviéndome, atrayéndome más a ti, mientras mis tetas se rozan con las tuyas...

—Si preciosa mía, moja bien mi polla, lubrícala...búscalo...quiero más de ti...ya sabes lo que quiero.... baña mi polla, mis huevos...mójame de ti.

Tus palabras, tu polla, tus manos, saberte excitado... es mi locura. Agachas la cabeza, buscas un pezón y succionas, clavas tus dientes y tiras, mueves mi pecho, subes las caderas, bajo, nuestros cuerpos se golpean sin piedad....y me corro otra vezzzz.

Estoy rendida, respirando con dificultad sobre tu pecho, mientras acaricias mi espalda, aun con tu polla dentro de mí. Ahora no eres Ámor, eres la otra parte de la composición de tu nombre, ahora sabes que necesito que seas amor y tú siempre me das lo que necesito, porque esa es tu dominación, así controlas mi cuerpo y sobre todo mi alma. No tienes prisa, tus caricias me relajan, nos relajan y aprovechas el momento para tomar el control de tu cuerpo excitado.

—Vamos a la cama preciosa

Y cuando me pongo en pie, te levantas y me agarras para volver a morrearme, me tiemblan las piernas cuando llegamos a tu cama, cuando me das la vuelta y te colocas detrás de mí y me haces tumbar boca abajo. Tú te quedas de pie en el borde y deshaciendo la cama agarras la sabana, la arrebujas, dejándola hecha una tira, la pasas por debajo de mi vientre, liando ambos extremos a tus manos y muñeca, tiras de mí, subiendo mis caderas, poniéndome a cuatro patas, rozando tu polla dura que busca la entrada y la encuentra, tiras de nuevo y me penetras, con fuerza, sin control, a morir, una y otra vez, das tirones, follándome como un loco, tirando de la sabana, empotrándome así contra tu cuerpo, una y otra vez, demostrándole a mi coño y mi, quien manda ahora. Porque has vuelto, porque pesar de ser tu polla quien lo penetra, es Ámor quien me folla a romper... hasta que decides parar de golpe entre jadeos, dejándome al borde del éxtasis, lloriqueando, suplicando que no pares, que siguas follándome, pero Ámor no es misericordioso, ahora Ámor quiere su placer, lo busca en mi cuerpo, ya no está la otra cara de la moneda...ahora Ámor ejerce, se dueña, exige, manda, domina...

— ¡Colócala, quiero follar tu culo! –exiges

Y metiendo la mano cómo puedo, agarro tu polla, la coloco en mi agujerito y noto la presión, tiras de la tela, y te clavas un poco con la ayuda de mis dedos... el glande me abre, tu jadeas, yo me aferro al colchón y tú sigues entrando, sin pausa hasta llenar mi esfínter, hasta que tus huevos hacen tope, resoplas, esperas unos segundos, te inclinas y lames mi espalda, vuelves a su subir y empieza de nuevo el vaivén de tus caderas, tus manos mueven la tela, moviéndome como si de un marioneta se tratara.

—Voy a correrme nena, cuenta para mí, porque quiero que lo hagamos juntos –dices con voz entrecortada por el deseo y el placer

Saberte tan cachondo me enloquece, llevo una de mis manos entre mis piernas y me masturbo furiosamente mientras empiezo

—1, 2,3...no pares, no pares...9, 10... (Me cuesta seguir un orden) 12, 13,14...15

—Si putita, tomaaaa

Apenas puedo controlar mis dedos resbalando, cuando me corro sintiéndote, notando tu semen caliente, un trallazo, dos...joder, joder...

Caímos rendidos, abrazados, sudados

—Gracias Ámor

—A ti putita a ti –dices con resuello acariciándome, porque vuelves a ser amor sin acento...

...