Amor Extranjero (Parte IV)

Fue en un viaje escolar a Londres cuando conocí a esa hermosa chica de ojos hipnotizantes, al principio todo comenzó como una aventura de adrenalina y excitación, pero después todo se volvió parte de mi vida... Y en ese todo se encuentra ella.

Amor Extranjero

Parte IV

-¿A qué te refieres con eso? –le pregunté aún entre jadeos.

-Esta noche no solo voy a hacerte la mujer más feliz de Londres… También pienso hacerte mi mujer.

Yo tan solo la miré con la única mirada que podía darle en ese momento, de felicidad. Tantas veces me había preguntado cómo era hacer el amor reamente, desgraciadamente yo había perdido mi virginidad justo al cumplir los dieciséis, obviamente con un chico, pero aquello tan solo había sido sexo, alcohol y mentiras. Yo sabía que con todo esto estaba sobrepasando mis límites, sabía que un paso en falso sería peligroso y que si alguien se enteraba me iba a ir muy mal; pero de alguna manera cuando ella estaba cerca era como si todos esos límites desaparecieran y de pronto se volviesen retos… retos que estaba dispuesta a intentar.

-Quédate aquí… Voy a preparar la ducha –me susurró al oído mientras dejaba la cama y se ponía una enorme playera rosada que le cubría todo el cuerpo.

Cuando ella me dejó allí sola comencé a sentir como mi corazón regresaba a su ritmo normal, sin embargo, solo el pensar lo que ella me estaba preparando hacia que mi corazón se diera arranques incontrolables. Lena entró de nuevo a la habitación solo para sacar unas cosas y yo aproveché para preguntarle algunas cosas.

-Si llegan tu padres… ¿Vendrán a ver cómo estamos?

-No lo creo… Mientras mantengamos las luces principales apagadas, darán por hecho que estamos dormidas, de hecho iré a darle de comer a Dimitri para que ya deje de ladrar y no haga que vengan.

-Lena… Ellos saben que tú…

-¿Si soy lesbiana? Esa es una buena pregunta… Debería preguntarles.

-¿Cómo? ¿Ellos no tienen idea?

-Verás… Mis padres no son tan conservadores como la mayoría en Londres, digamos que ellos son de una mente muy abierta… Demasiado.

-¿Hablas en serio?

-¿Cómo te convenzo? ¡Ya! Cuando tenía cinco años…Digamos que de vez en cuando les gustaba invitar a alguien a pasar la noche con ellos…

-¿Tríos?

-Ellos piensan que nunca me di cuenta… Pero para tener cinco años era muy observadora.

-No lo puedo creer, ellos se ven tan…

-¿Tan qué? ¿Normales? Yo no creo que disfrutar de tu sexualidad en pareja sea anormal… Creo que es muy bonito cuando puedes compartir esa clase de cosas con tu pareja.

-Tienes razón…

-Y no solo tengo razón… Es la verdad… ¿Por qué crees que la mayoría de los matrimonios no funcionan? ¿Por qué la gente se harta de su pareja? ¿Por qué tantas infidelidades? La respuesta es ru-ti-na, la rutina es el peor veneno en una relación… Pero desgraciadamente la gente prefiera vivir en rutina que caer en el famosísimo pecado de Dios… ¡Eso es basura!

-Eso significa que a ti no te molestaría compartir la cama… con otra persona además de mí.

-Para nada, siempre y cuando las dos estemos de acuerdo.

-¿Y si fuera hombre?

-Yo nunca noté que ese fuera un impedimento para mis padres… Jamás vi llegar con ellos siempre a la misma persona.

-Pero… Tú eres lesbiana…

-Soy lesbiana porque estoy justo ahora contigo, mañana puedo ser escritora si te escribo un poema o cantante si te canto al oído… Yo no dependo de la sociedad y sus prejuicios, yo dependo de ti y de la situación.

Cada palabra que salía de Lena parecía simplemente haber sido elegida con tanta anticipación que parecía imposible que salieran de ella con tanta fluidez como lo estaba haciendo justo ahora; ella jamás dejaría de sorprenderme.

-Si respondí a todas tus dudas… Iré a terminar lo que te dije, descansa y recupera fuerza… La vas a necesitar.

Yo solo le sonreí y me acosté nuevamente en la cama, cerré los ojos y dejé que solo mis oídos me dijeran que tanto faltaba para que ella volviera. Sentí como el ruido de la noche comenzó a golpear mi entorno, tan solo los finos ruidos de los movimientos que a lo lejos ella hacía eran capaces de hacerme regresar a la realidad antes de perderme en el sueño. Realmente estaba cansada, pero mi cuerpo necesitaba más de ella antes de quedarme al fin dormida. Cuando ella se acercó a la puerta y se recargó sobre esta únicamente para observarme supe que tenía que continuar.

Me bajé de la cama en cuestión de segundos y pensé en enrollarme entre una de las sabanas sobresalía, pero al pensarlo se me hizo la cosa más absurda que jamás se me había ocurrido. Por lo tanto decidí simplemente caminar hacia ella sin nada sobre mí. Caminé directo hacia ella y puse mis manos alrededor de su cuello para poderla besar, ella me tomó de la cintura y comenzó a deslizar su manos lentamente hacia mis muslos. Quité mis manos de su cuello y lo primero que hice fue quitarle esa enorme camisa rosada, ella en ningún momento se resistió e incluso me apoyo al levantar sus manos y haciendo más fácil quitársela.

Ambas volvimos a quedar desnudas una frente a la otra, Lena me tomó de la mano y me jaló para llevarme a algún lugar, yo la seguí y no le despegué en ningún instante la vista de su hermoso cuerpo. Pocos segundos después llegamos a una puerta de madera, Lena giró la perrilla e hizo que esta se abriera, dejando ver un hermoso baño. Realmente el baño era hermoso, no era tan grande, pero sí era muy hermoso. Lo primero que quedó a mi vista fue una regadera que tenía debajo una tina de baño muy bonita, al instante supuse que las dos terminaríamos allí metidas, y sí, sin soltarme en ningún momento Lena me llevo hacia esa tina.

Las dos nos metimos al mismo tiempo y ella se giró para abrir la regadera, tan de pronto lo hizo una densa capa de lluvia tibia comenzó a caer sobre nosotras. Lentamente el baño comenzó a llenarse de vapor por todos lados y el agua ligeramente inicio su ascenso en temperatura. Al hacerlo Lena me indicó que me recostara en la tina, yo sin peros le obedecí y me recosté muy cuidadosamente agarrándome de una manecilla de acero. Al recostarme ella cerró la regadera y tomó un frasco azul y un rastrillo. Se puso de rodillas y me hizo abrirme de piernas. Miré específicamente al restrillo y noté que este no tenía navajas, la miré y ella solo me sonrió pícaramente.

-¿Qué? No es que no me guste… Pero vas a ver que rico se siente.

Sin decir nada simplemente abrí mucho más aún las piernas y me puse cómoda. Lena se acercó cuidadosamente y le quitó la tapa al frasco, presionó y comenzó a salir una crea espumosa y blanca; la puso sobre mi pubis y comenzó a esparcirla con la mano suavemente. Volver a sentir su mano por esa parte de mi cuerpo me estaba volviendo cada vez más loca. Después de esparcir la suficiente crema por todo mi pubis comenzó a acariciarme la entrepierna dejando que la crema comenzará a hacer efecto.

-Si te comienza a arder dímelo –me dijo.

Yo asentí con la mirada y ella simplemente volvió a poner su mano sobre mi pubis para poner un poco más de esa crema. Pasaron al menos unos cinco minutos cuando tomó el rastrillo y comenzó a quitar el exceso de crema, la cual se llevó junto todo mi vello. Mi mirada estaba directamente puesta en mi pubis, observando cada movimiento que ella hacia sobre mí. Cuando el vello comenzó a desaparecer por completo al pasar el rastrillo y verter agua mi mirada se volvió de completo asombro, pues mi pubis se veía ahora tan igual y perfecto como el de ella; justo cuando terminó y dejó las cosas fuera de la tina ella me miró para ver mi expresión, la cual no podía ocultar tanta felicidad.

-¿Te gusta cómo se ve? –me preguntó.

-Es… es perfecto.

-Pues te va a gustar más cuando sientas mi boca sobre él.

Al mismo tiempo que dijo eso acercó toda su cabeza entre mis piernas y comenzó lamerme de nuevo mi sexo, sus ganas no podían ocultarse y parecía como si fuese la primera vez que me tenía para ella.

Aquella posición en la que me encontraba era tan perfecta y cómoda, realmente no necesitaba esforzarme en mantener la posición, pues en cuanto comenzó a lamerme mi sexo puse ambas piernas fuera de la tina para que ella se pudiese acomodar mejor. Su lengua calidad se sentía ahora con mucha más sensibilidad, ella tenía toda la razón, así era mucho mejor. El sexo en la ducha era una de esas cosas que siempre me había pasado como algo frío y sin mucha gracia, mi idea perfecta de sexo consistía en una cama cálida y suave, pero justo en ese momento todas mis ideas ya no parecían tener sentido. Así que decidí de una vez por todas olvidarme de mis ideas banales y dejar paso abierto a las nuevas. Recargué mi cabeza sobre la orilla de la tina y comencé a tocarme los senos con mucha intensidad, pero esta vez no le quite la vista a ella.

Alguna vez había leído que ver a tu pareja tocándose producía placer, pero ver a tu pareja tocándose realmente era una sensación que me interesaba descubrir, así que posé mi mirada sobre ella mientras pasaba toda su lengua por mi sexo. Tan solo verla allí cerrando y abriendo los ojos mientras disfrutaba lamerme toda era algo que recordaba tanto a mí cuando era pequeña y mis padres me compraban una paleta de hielo de mi sabor preferido; ella hacía exactamente esas muecas mientras probaba el sabor de mis entrañas. Tan pronto sentí uno de sus dedos entrar en mi vagina di un gemido incontrolable, pero cuando metió el segundo me sentí a estallar.

Los movimientos de sus dedos eran rápidos al mismo tiempo que pasaba de lamerme a chuparme mi sexo, sí, me estaba chupando toda mi parte mientras intercalaba con jugueteando con la lengua y con sus dedos. Justo en ese momento me pregunté si ella estaba experimentando lo mismo que yo sentía, hacerle esa pregunta en ese momento realmente parecía estúpido, así que intenté levantarme con la simple idea de hacerle lo mismo que ella me hacía, pero tan pronto lo intenté ella me empujó para caer de nueva de espaldas.

Esta vez hizo mucha más presión sobre mi sexo al chuparme, después metió más adentro sus dedos y comenzó a girarlos dentro de mí. Ese placer infinito ya no tenía nombre, sentía como todo mi sexo palpitaba y latía por toda la excitación; mis piernas se tensaron y si no hubiese sido porque trabé mis piernas con la orilla de la tina estoy segura de que las hubiese cerrado atrapando la cabeza de Lena entre mis piernas. Mi cadera comenzó a subir y bajar levemente cada vez que ella chupaba mi sexo, ella lo notó y justo cuando empujaba mi sexo contra ella, ella metía sus dedos, mientras que al dejar de empujar los sacaba; haciendo de ese movimiento un simple baile entre nosotras, una baile sin música más que la de nuestros gemidos, ya que ella comenzó a ambientar el lugar dando gemidos voluntarios al meter sus dedos en mi vagina.

Rápidamente los latidos de mi corazón se comenzaron a sentir no solo en mi sexo sino también en mis brazos, podía jurar que incluso hasta lo escuchaba. Todo mi pecho comenzó a sonar como si tuviera un tambor dentro, mis odios se ensordecían y de pronto zumbaban. Sin importarme nada de pronto me jalé para que ella dejara de chuparme y me sacara los dedos, tomé su cabeza y la jalé hacia mí para poder besarla. El beso se volvió tan incontrolable que parecía como si solo nos estuviésemos dando lengüetazos una a la otra, así hasta que se lograron conectar nuestros labios.

Estando las dos en la tina y con lo resbaladizo del agua pronto le di la vuelta hasta quedar yo sobre ella. Cuando la tuve en la posición deseada me atonté por segundos, pues no sabía exactamente como empezar, así que lo primero que hice fue buscar su pubis y darle pequeñas palmaditas, tal y como ella lo había hecho, ella se recostó y dejó que yo continuara con mi burdo intento de provocarle placer. Justo ahora estaba lista para pasar mi lengua sobre su sexo, ya me había preparado al sabor por los besos que llevaban parte de mis fluidos, pero me era desconocido el sabor de manera directa.

Con mis dedos abrí su sexo jalándolo por los costados, me acomodé perfectamente, respiré hondo y finalmente di mi primer lengüetazo cerrando los ojos. Aquella fue la sensación más rara que jamás había sentido, la textura suave, su sabor y todo hacían una perfecta combinación. Animada me animé a darle el segundo lengüetazo y a partir de allí los demás vinieron por sí solos. Mi lengua comenzó a llenarse del sabor de sus fluidos, un sabor que no podía describir, simplemente porque jamás había probado algo así.

Mucho más animada y confiada decidí dar el segundo paso, meter un dedo en su vagina. Pero viendo la experiencia que tenía supuse que un dedo no sería la gran cosa, así que fui directo a la opción de introducirle dos dedos. Cuando lo hice un gemido incontrolable por parte de ella aturdió todo el pequeño baño. Cuando lo escuché sentí como mi cuerpo tuvo una especia de escalofrío demasiado placentero, justo allí supe que sí era posible sentir placer mientras le provocabas placer a otra persona.

Incitada por la pura idea me atreví  a girar lentamente mis dedos mientras que con mi otra mano le daba un pequeño masaje en su clítoris. Sus gemidos que al principio empezaron de una manera casi inaudible comenzaron a crecer paulatinamente, de la misma manera mis movimiento se hicieron más toscos, como si mi única intención fuese escucharla gemir, y sí, realmente quería escucharla gemir, eso… eso hacía que me excitara mucho más, como si eso fuera el plus que necesitaba para sentir esa sensación tan peculiar de un orgasmo.

Como vi que esto no estaba resultando y no obtenía ese gemido final de Lena, metí bruscamente mi cabeza, saqué mis dedos y comencé a chupar y succionar su sexo de una manera salvaje. Yo ya quería que gritara, realmente lo deseaba con toda mi alma. Para adelantar las cosas comencé a dar gemidos de placer cada vez que succionaba si sexo y cuando menos me lo imaginé comenzó a funcionar…

Noté claramente como los dedos de sus pies comenzaron a engarruñarse , como los músculos de sus se tensaron de una manera sorprendente solo para al final dar ese grito que tanto había invocado. Ese placentero grito no solo hizo que se le viniera un orgasmo absoluto, también hizo que yo me viniera y de pronto sintiera mis fluidos saliendo de una manera incontrolable de mí y ella, para que finalmente sintiéramos esa necesidad de gritar al mismo tiempo mientras nuestros cuerpo llegaban al final de la cúspide.

Cansada simplemente me senté allí mismo y comencé respirar un poco más calmada, Lena hizo lo mimo y después se puso de pie, giró la perilla de la regadera y comenzó a besarme debajo del chorro de agua; posteriormente tomó un estropajo y jabón para tallarme los brazos y comenzamos a hacer eso que se supone que deberíamos haber hecho desde un inicio… bañarnos.

Después de aquel cálido baño caí rendida en la cama, ya no tenía fuerza para más y cuando miré el reloj casi parecía imposible que ya era más de media noche… Yo ya no podía más. Lena tendió la cama y ambas nos metimos desnudas bajo las sabanas, ella me abrazó fuertemente y sin saber cuándo o cómo ambas caímos ante el poder del cansancio y sueño.

Nos estamos leyendo y hasta pronto.

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