Amor Eterno 5

La historia sigue

Amor Eterno 5

Mire a Carla y las dos sonreímos, Argent y Diana también se alegraron de escuchar que tal vez había una forma de acabar con ese ente monstruoso.

• ¡Cuéntanos Amargan, como lo venceremos?

•! En el mundo existen cuatro grimorios de magia negra, los utilizaremos para sellar ese ente!

• ¿Cómo es posible que un libro pueda contener a un ser tan poderoso?

• Porque Él vació fue creado usando esos grimorios.

• ¿Sabes donde están?

• Yo no, pero la persona que lo sabe esta a punto de llegar.

• ¿Quién es?

• Drusila.

• ¿Quién es Drusila?

• Hermana, Drusila es la hija Amargan.

• Amargan pensaba que tu hija no quería saber nada de la magia.

• Así era, pero las cosas están demasiado mal para mirar para otro lado y ella lo sabe.

Según contaron, Drusila era una druida mucho más fuerte que su padre, perdió la fe en la magia cuando vio como los humanos quemaban viva a su madre por negarse a ayudarla. Tener a Drusila de nuestro lado me daba mucha confianza.

Amargan estaba muy nervioso, desde ala muerte de su madre, Drusila se negó a volver hablar con su padre. Me acerqué a él y le dije.

• ¡Estas muy nervioso Amargan!

• ¡Si, lo estoy Astrid!

• Habla con ella, escúchala sin interrumpirla y después discúlpate.

• Así lo aré Carla

Drusila se acercaba era difícil no oler el perfume que usaba, era el mismo que usaba mi madre, salimos a recibirla. Amargan cada vez temblaba más, Carla y yo le agarramos de las manos para que se tranquilizara.

Drusila también parecía nerviosa, era la viva imagen de su madre. Tenía el cabello de un color rojo cobrizo igual que su madre, sus ojos eran verdes como las esmeraldas. Cuando estuvo frente a su padre, lo abrazo y empezó a llorar.

Amargan se quedó quieto por un segundo, pero enseguida reacciono abrazando a su hija muy fuerte, Drusila levanto la cabeza y miro a su padre.

• Lo siento papa, te culpé de todo y tú solo intentabas protegernos a todos al igual que mama.

• No pasa nada hija, ahora estás aquí.

Decidimos trasladarnos a una casa de invitados que papa hizo construir, no era tan grande como la mansión, pero era lo suficiente grande como para caber todos de sobra.

Drusila empezó a contarnos que los grimorios se encontraban en cuatro coordenadas distintas y cada una de ellas estaba custodiada por unos seres que desconocía.

Cuando vio que nos alegrábamos, Drusila nos dijo que esos seres habían sido modificados usando la magia negra de cada uno de los grimorios. Les habían aportado una fuerza superior a los vampiros y licántropos, podían moverse casi tan rápido que los vampiros y su resistencia era tan grande como la mía.

Quien dijo que esto sería fácil, según nos dijo Drusila, uno de los grimorios se encontraba en los montes Cárpatos, otro en las montañas de Siberia oriental, el tercer grimorio se encontraba en el Mont Blanc, que se encontraba en los Alpes y el cuarto se encuentra en el monte Dufour en suiza.

Según Drusila esas montañas se encontraban entre las más altas de Europa, siendo defensas naturales además de que en cada cima habían construido unos castillos prácticamente inexpugnables. Nos miramos entre todos, necesitábamos refuerzos.

• Bien iremos a Escandinavia, tía Ygritte se encuentra allí.

• Bien tía Acalia también se encuentra allí.

Esa noche descansamos todos, Amargan y Drusila se quedaron un rato más poniéndose al día, tenían que discutir la viabilidad del plan trazado por Amargan. Carla y yo nos acostamos, dormimos abrazadas la una a la otra, la habitación de Lisa daba a la nuestra. Dejamos la puerta que comunicaba a las dos habitaciones abierta, llevaba varias noches con pesadillas.

A media noche los gritos de Lisa nos despertaron a todos, Carla y yo fuimos corriendo y la abrazamos, la pobre lloraba decía que él vació se le aparecía en sueños reclamándole lo que le pertenecía y que pronto seria suyo.

Drusila le preparo una infusión a base de yerbas relajantes para ayudarla a calmarse, Drusila era dueña de una herboristería y de eso entendí muchísimo. Amargan dibujo unos grifos en las paredes y techo, de esa manera Lisa quedaría oculta al vacío.

Todos nos quedamos a dormir en la habitación de Lisa, Carla y yo lo hicimos en la cama con Lisa en medio de las dos, Diana y Argent cogieron un colchón y lo pusieron en el suelo, Amargan y Drusila se sentaron en los sofás individuales, Lisa se volvió a dormir sintiéndose protegida.

A la mañana siguiente Diana hizo unas cuantas llamadas, mejor que las hubiera hecho ella, yo no me llevaba bien con ese instrumento llamado móvil. Había sido inventado por los mismísimos demonios.

• Bien tendrán preparado el avión privado de papa en un par de horas.

• ¿Qué es un avión privado?

• Pronto lo descubrirás hermanita (riéndose)

Yo mire a Carla que me miraba divertida y me acerque a ella, le pregunte si savia lo que era eso del avión.

• ¿Carla tú sabes que es un avión?

• Si es un vehículo en el que te montas y puedes volar largas distancias.

• ¿Volar?, ¡eso es brujería!

• Yo no me he montado nunca, para mí también va a ser la primera vez Astrid.

De repente me empecé a sentir mal, me había enfrentado a innumerables enemigos y jamás había tenido miedo. Ahora sentía miedo de algo que jamás había visto, mi hermana se lo estaba pasando en grande a mi costa.

Todos nos montamos en el cuatro por cuatro de papa conducía Diana, cuando todo esto pasara le pediría a Carla que me enseñara a conducir parecía divertido. Cuando llegamos a un sitio llamado aeropuerto, nos escoltaron hasta un sitio llamado hangar. En él había un vehículo con alas como los pájaros.

Si los vampiros somos blancos, yo conseguí parecer más pálida todavía, lo que me había perdido en los quinientos años que estuve desecada. Todos empezaron a subir a ese vehículo por unas escaleras, yo subía muerta de miedo, porque no decirlo. Según entraba en el vehículo miraba para todos los sitios.

Dentro de él había unos asientos, un baño y una pequeña cocina, todos se fueron sentando, Carla y yo nos sentamos con Lisa en medio. De repente se empezó a mover, Diana me abrocho el cinturón del asiento, agarre los reposa brazos con tanta fuerza que a punto estuve de arrancarlos.

• Astrid relájate, que todo está bien.

• No esta nada bien Carla, como va a volar esto, nos vamos a matar.

• No nos va a pasar nada hermanita, yo he volado muchas veces. Ya verás como te termina gustando.

Todos parecían muy seguros y relajados, de repente me quede pegada en el asiento y ese trasto empezó a despegar. Os juro que pensé que no lo iba a contar, si él vació acababa con mi vida, eran gajes del oficio, pero morir porque este cachivache fallase, me tenía de los nervios.

Según el viaje llevaba su curso, me encontraba más cómoda. El viaje fue largo, pero entre lo que hablamos los unos con los otros, unas imágenes que salían en lo que Carla llamo televisión y lo bien que se lo estaba pasando Lisa, llegamos a nuestro destino.

Diana sacó el cuatro por cuatro que previamente metió en ese avión y nos montamos todos en él. Circulamos durante unas dos horas, de repente llegamos a un pueblecito de montaña. Cuando entramos cuatro vampiros se pusieron frente a nosotros armas en mano.

• Dejadnos esto a mi hermana y a mí.

Diana y yo salimos del vehículo, estaba muy estresada del viaje y estos cuatro iban a pagar los platos rotos. Mis ojos adquirieron un rojo brillante y mi esclerótica adquirió el color de la sangre, Diana hizo lo mismo.

• ¡Apartaros, es la última vez que os lo digo!

• ¡A nosotros solo nos da órdenes Ygritte!

• Bien, pues di a nuestra tía que de la cara si se atreve.

Entonces tía Ygritte apareció ante nosotras de un salto. Nos atacó, Diana se defendió bien. Yo no tenía paciencia y después de esquivar dos de sus ataques, golpee su estómago haciendo que hincara la rodilla. Después le agarre del cuello y la levante sobre mi cabeza.

• ¡Tía Ygritte no estoy de humor!

• Calma sobrina, calma.

• Tía, Astrid ha tenido un mal viaje.

• Para haber estado quinientos años desecada, te mantienes muy en forma.

Baje a mi tía al suelo, después nos abrazó a las dos, todos bajaron del vehículo y se pusieron en fila para presentarse. Ygritte se parió en frente de Carla.

• ¿Tú eres la sobrina de mi peor enemiga verdad?

• Depende de quien sea esa persona.

• Accalia.

• ¡Donde esta!

Carla comenzó a poner sus ojos de un color dorado brillante y a apretar los puños, sería un buen combate, pero me parece que mi tía tenía las de perder, entonces se hoyo como una persona llamaba la atención a Carla.

• ¡Esa es la educación que te enseñaron tus padres!

• Tranquila Accalia, es culpa mía la estaba poniendo a prueba. Es tan temperamental como tú.

• ¿Tía Accalia que haces aquí?

• Los humanos atacaron mi poblado, de no ser por la ayuda de Ygritte no lo habríamos contado.

• Carla te he dicho que tu tía fue mi peor enemiga, lo que no te he dicho es que es mi mejor amiga.

• ¿Entonces?

• No todos los vampiros y licántropos estábamos de acuerdo con esa guerra y esas leyes entupidas, por eso nos tocó el exilio.

Todos hicimos muy buenas migas, antes de cenar Amargan y Drusila esbozaron su plan. La idea era partir al vacío en cuatro partes y meter cada una de ellas e cada grimorio. Estos eran indestructibles por la cantidad de magia negra que tenían dentro, eran los únicos objetos que contendrían a ese ser.

• Bien Carla y yo iremos a los montes Cárpatos.

• Diana y yo iremos al Mont Blanc, está en los Alpes donde esta mi manada.

• Accalia y yo iremos a las montañas de Siberia oriental.

• Bien el monte Dufour es para mi hija y para mí.

Todos nos miramos, y miramos a Lisa, seguramente esa niña era la más poderosa de todos nosotros, pero Carla y yo la veíamos como nuestra hija y la protegeríamos de todos los peligros que la amenazaran.

Ygritte y Accalia nos miraron y se llevaron a Lisa a jugar un rato, también nos dijeron que cerca había unas aguas termales y que nos daríamos un baño. Carla y yo fuimos a unas, Diana y Argent fueron a otras, Amargan y Drusila se quedaron preparando el hechizo que utilizarían para contener al vacío.

Teniendo a mi querida Carla desnuda no pude contenerme, me acerque a ella que es lo que esperaba y la bese con toda mi pasión. Carla abrió sus piernas para dejarme paso firme y proporcionarle placer.

Mientras tanto ella no se quedaba quieta, me pellizcaba los pezones dándome unas sacudidas de placer que recorrían todo mi cuerpo. Carla bajo su mano hasta llegar a mi coñito, la sensación del agua caliente más los movimientos de Carla me tenían muy caliente.

Salimos del agua, senté a Carla en una de las rocas y pusimos una toalla para no rasguñarnos. Cuando abrió sus piernas me metí entre ellas enfebrecida por el aroma de su sexo, Carla no hacia más que gemir y pedirme que siguiera. No tardo en correrse, después me toco a mí.

Todavía recuerdo la primera vez que lo hicimos y lo nerviosa que estaba Carla, ahora demostraba una confianza increíble. Me estaba proporcionando un placer indescriptible, lo nunca visto me corrí entre alaridos. El placer fue tal que mis ojos se pusieron rojos.

No teníamos mucho tiempo y decidimos practicar nuestra postura preferida la tijera, entrelazamos nuestras piernas hasta que nuestros sexos hicieron contacto. Yo eche la cabeza para atrás disfrutando de todas las sensaciones, Carla se le pusieron los ojos dorados y aulló, su aullido cundo se corrió lo tuvieron que oír en media Europa.

Volvimos al poblado, todos miraba a Carla muy sonrientes, la pobre no sabía donde meterse, yo abrace a mi amor, la verdad que fue un momento muy bonito. Todo llega a su fin y todos nos pusimos serios, Accalia e Ygritte nos pusieron en antecedentes, según parecía que los cuatro custodios no eran humanos.

Eran los cuatro mejores guerreros que tenía mi padre, ya eran fuertes pero con la ayuda de la magia negra lo serian mucho más.

• ¿Tan fuertes son?

• Aparte de papa, solo Astrid estaba por encima de ellos.

• Esos cabrones traicionaron a papa y nos traicionaron a todos.

• ¿Qué quieres decir Astrid?

• ¡Licántropos y vampiros hicieron un pacto, la palabra hay que cumplirla!

• ¡A mí me da igual lo fuertes que sean, luchamos por sobrevivir!

• ¡Bien dicha carla!

Carla y yo seriamos las primeras, cogimos otra vez ese avión del demonio y nos pusimos en marcha hacia los montes Cárpatos. Carla tenía una mirada llena de resolución. Al igual que yo no pensaba salir de ese castillo sin el libro.

• Carla no te cortes, utiliza todo tu poder.

• ¿Estás preocupada por mí?

• Claro, esos guerreros se entrenaron para acabar con tus padres y sobre todo contigo.

• ¿Podremos vencerlo?

• Si luchamos juntas no tengo ninguna duda.

Carla se abrazó a mí y me beso, durante el trayecto limpiamos nuestra armamento y miramos que todo estuviera en su sitio. Cogí las dos espadas y después de cortarme en la muñeca, bañe los filos de las dos espadas. Carla hizo lo propio, poniendo su veneno en la ranura.

Estábamos a punto de llegar, nos pusimos los ropajes que Accalia e Ygritte habían confeccionado para nosotras, eran ropas cómodas y muy resistentes. Estaban hechas de un material llamado Kevlar, después de vestirnos cogimos la mochila donde llevábamos una caja llena de hechizos de protección para contener la magia negra del grimorio.

Saltamos del avión usando paracaídas, otro invento que no conocía. Este al contrario del avión si me pareció divertido, nadie nos cortó el paso hasta llegar al castillo. No tuvimos que llamar, la puerta se abrió ante nosotras.

De repente una voz resonó por todo el castillo.

• Hola Astrid, os estaba esperando.

• Pareces muy contento.

• Ardía en deseos en combatir contra la gran Astrid y ese licántropo poderoso.

• Ten cuidado con lo que deseas, que puede hacerse realidad.

• ¿Creéis que podréis vencerme ilusas?

Llegamos a la estancia donde se encontraba el grimorio, ese vampiro traidor nos abrió la puerta y nos permitió pasar, la verdad que se le veía más grande y su cuerpo desprendía un aura oscura y repugnante. Carla y yo nos paramos y le miramos, el vampiro sonrió y se movió tan rápido que no nos dio tiempo de reaccionar.

De una patada en el estómago, mando a Carla a trabes de la pared y termino aterrizando en otra estancia. Los gritos de dolor de Carla me preocuparon pero la verdad no tenía tiempo para eso, cuando decidió atacarme conseguí esquívalo. Esta vez fui yo quien le propino un golpe que hizo que traspasara una de las paredes.

El vampiro se levantó, yo desaté todo mi poder, mis ojos brillaban como nunca y mi esclerótica estaba más llena de sangre que nunca. El combate cuerpo a cuerpo estaba bastante parejo. A él se le veía bastante confiado.

En uno de los momentos del combate, Carla dejo de gemir de dolor para pasar a aullar como una loba alfa, esos aullidos fueron tan fuertes que incluso el vampiro dio unos pasos atrás, desenvaine la espada dispuesta a darle tiempo al amor de mi vida.

Mi manejo de la espada era superior al de ese vampiro, y le propine unos cuantos cortes, mi sangre combinada al veneno de Carla le dañaban, en un momento de descuido, le propine un puñetazo que le envió disparado contra la pared. Lo cogí del cuello levantándolo. Entonces apareció Carla convertida en loba y le mordió en el cuello separando la cabeza de los hombros.

Mientras Carla hacia eso, yo clave su cuerpo a la pared con mi espada, nos separamos de él y vimos como empezaba a arder, hasta convertirse en cenizas. Cogimos el grimorio y lo metimos en la caja sellándola después.

Ya teníamos uno de los grimorios, estábamos más cerca de poder vencer a ese ente llamado él vació.

Continuará.