Amor eterno 3

La historia sigue

Amor eterno 3

Desde el día que sostuve la espada que me regalo Astrid, no pare de entrenar. Recorrí medio mundo, buscando a mi tía, la hermana de mi madre. Era reconocida como la mejor guerrera licántropa. Encontrarla no fue nada fácil, la tía Accalia se encontraba en un pueblito en las montañas escandinavas.

Cuando llegue al pueblo no fui muy bien recibida, se veía que no les gustaban los extranjeros. Eso cambio cuando mi tía se plantó delante de mí y me miro de arriba abajo.

• Tienes los ojos de tu madre, la última vez que te vi no eras más que un bebe.

• Hola tía Accalia.

• Hola carla, ¿qué haces aquí?

• Necesito que me entrenes, tengo que ser más fuerte.

• ¿Por qué?

• ¡Se lo prometí a alguien que se sacrificó por mí!

• Háblame sobre esa persona.

• Se llama Astrid y es un vampiro.

• ¿Astrid, la hija de Draven?

• ¿La conoces?

• Ella fue el motivo de mi destierro, ella ha sido la única persona que ha conseguido derrotarme.

• Es muy fuerte (orgullo y satisfacción)

• ¿Te has enamorado de una vampira Carla?

• Si, cuando nos descubrieron engaño a los suyos haciendo parecer que me había hecho un control mental, salvo mi vida, pero a ella la desecaron.

Accalia se quedó pensativa y después de un rato soltó una sonora carcajada, me miro y me dijo.

• Jodida Astrid, nunca pensé que un vampiro se sacrificaría hasta ese punto por un licántropo.

• ¿Me ayudarás?

• Si, cuando os reencontréis, serás mucho más fuerte.

El entrenamiento con mi tía empezó al día siguiente, me despertó cuando todavía no había salido el sol. Hacia un frió de mil demonios, me obligo a entrenar en pantalón corto y camiseta.

• Bien sobrina, en este poblado se encuentran algunos de los licántropos más fuertes del mundo, hasta que no consigas derrotarlos a todos sin matarlos, no te permitiré volver.

Día tras día fui entrenando, mi tía estaba a años luz de mí, incluso era más fuerte que mi padre y madre juntos. Estuve a punto de morir en muchas ocasiones, en una de ellas me ato los pies a una rama que sobresalía de un acantilado, me dejo boca abajo y me dijo que hasta que no hiciera diez mil flexiones no me soltaría.

Pensé que esa rama se rompería precipitándome al vacío, un vació que no tenía final. El fondo era negro y estaba preparado para tragarme. Mi tía cumplió su palabra me soltó cuando hice las diez mil flexiones. Cada día mi tía era más exigente, cuando llevaba más de un año allí me hizo la primera prueba.

El combate no salió nada bien y me dieron una soberana paliza, saber que era el más débil de mis oponentes me dejo muy tocada, no los vencería ni en cien años. Los años fueron pasando y me quede a vivir allí, me trataban como a uno más de la familia.

No eran fríos como mis padres, no tenían miedo a demostrar lo que sentían y las muestras de cariño eran constantes, en el poblado había mujeres muy hermosas, pero mi cuerpo y mi amor pertenecían a Astrid. Serle infiel ni se me pasó por la cabeza, soñaba todas las noches con el día que volvería a reencontrarme con ella.

Los años fueron pasando, mi destreza con la espada era tanta que incluso conseguí rivalizar con mi tía, todas las noches miraba un retrato de Astrid, todas las noche me quedaba mirando la espada que me regalo. Tenerla en mis manos me hacía sentir bien, era como tenerla a ella cerca.

• Es una espada increíble, ¿dónde la conseguiste?

• Me la regalo Astrid.

• Fue un regalo increíble, su filo no muestra ningún desperfecto, está diseñada para matar licántropos y vampiros.

• Así es, está bañada en plata y esta ranura es para nuestro veneno.

• Es una mujer muy hermosa, nadie de imaginaria que detrás de ese rostro angelical, se esconde posiblemente la mejor guerrera del mundo.

• ¿La admiras tía?

• En cierto modo si, no se regodeó en mi derrota, no me perdono la vida a la ligera. Sus palabras fueron “el mundo te necesitará más adelante”

• Así es mi amor (riendo)

Llego el día en que tenía que demostrar todo lo que había aprendido, mis contrincantes eran tres hombres y dos mujeres. Sus semblantes eran serios y sumamente concentrados, desenvaine la espada, me atacaron los cinco a la vez. Conseguí derribar a dos de ellos con sendos movimientos de mi espada, el tercero me ataco por uno de los flancos y no pude recuperarme a tiempo de la última estocada que había dado.

Perdí la espada, todos adoptaron su forma de licántropo, sus fuerzas se multiplicaron. Entonces empecé a retroceder, no podía atacar solo defenderme. Ellos me matarían sin dudarlo, habían sido entrenados para eso.

Una imagen de Astrid me vino a la mente, ella me animaba a seguir combatiendo. Algo cambio dentro de mí, empecé a transformarme hasta adoptar la forma de una loba, mi pelaje era gris y blanco, mis ojos eran dorados con la esclerótica negra, entonces aullé con todas mis fuerzas.

El aullido fue tan fuerte, que todos mis contrincantes se arrodillaron ante mí. Mi tía empezó a aplaudir y me dijo que hiciera eso que me explico hacia algunos años, me dispuse a correr por el bosque.

Fue una de las sensaciones más increíbles que había tenido jamás, no sentía ni miedo ni preocupaciones, ni tristeza, ni dolor. Solo el instinto de correr y nada más, no sé cuanto tiempo estuve corriendo, pero cuando volví al poblado ya era de día.

• Carla que has sentido.

• La libertad absoluta, ¡tú sentiste lo misma tía?

• Eres la única en haber conseguido transformarse totalmente en lobo.

• ¿Qué quieres decir?

• Ya estas lista, eres la loba alfa de tu manada.

• A mis padres no les va a hacer gracia.

• Al contrario, ahora eres más fuerte que cualquiera de ellos y de nosotros.

• Muchas gracias tía Accalia.

• No hay de que sobrina, cuando nos necesites allí estaremos. Somos tu manada.

Me pasé los siguientes trescientos años, perfeccionando todavía más mis habilidades de combate, no quise saber nada de esa estúpida guerra, conocí diferentes manadas de licántropos por todo el ancho del mundo, en una de ellas todos los integrantes podían transformarse en lobos. Ellos me enseñaron a transformarme sin necesidad de la luna llena, hasta ese momento solo con el pensamiento en Astrid había conseguido transformarme.

Para transformarse en lobo se rompían todos los huesos del cuerpo, era una transformación muy dolorosa, según fui perfeccionando mi transformación aprendí a acoger todo ese dolor y dejar de luchar contra él. De esa forma la transformación era más rápida y menos dolorosa.

Salí de mis pensamientos y volví al presente, Astrid seguía dormida a mi lado, me levanté y me fui a darme una ducha. Mientras el agua me caía por todo el cuerpo recordé el día en que todo cambio para humanos, licántropos y vampiros.

Habían pasado más de cuatrocientos años desde que Astrid fue desecada, la guerra seguía, pero de vez en cuando se daban débiles treguas que nos hacían creer que llegaríamos a un acuerdo y podríamos convivir, sin intentar matarnos.

No duraba mucho, estábamos en los tiempos modernos, ahora existían móviles cámaras de video, coches, trenes de alta velocidad y demás tecnología…

Ahora podía conversar con todas las manadas que fui conociendo durante los últimos cuatrocientos años, sin tener que viajar durante largos periodos de tiempo. Normalmente combatíamos en sitios abandonados lejos de la vista de los humanos, hasta que un vampiro y un licántropo se dejaron ver en público por error.

Los dos fueron grabados combatiendo, no lo pudimos ocultar. Los humanos empezaron a investigar y averiguaron de nuestra existencia, al principio fueron amables. Parecía que nos aceptaban, pero había tres personas que no se fiaban. Mis padres y el padre de Astrid.

Los humanos consiguieron descubrir nuestras debilidades y demostraron ser mucho más crueles que nosotros. Una vez atraparon a un vampiro y un licántropo. Al vampiro lo ataron a una silla que estaba en frente de una ventana, le hacían una pregunta y si este no contestaba abrían una gruesa cortina dejando entrar los rayos de sol que lo quemaban, como se recuperaba pronto, volvían hacerlo una y otra vez. Al licántropo le estuvieron metiendo plata líquida en el torrente sanguíneo en pequeñas cantidades pero suficiente para provocarle grandes dolores.

De esa forma consiguieron las ubicaciones de los clanes licántropos y familias vampiros más poderosas, entonces decidieron mandar a sus ejércitos para acabar con las dos especies. Fue una masacre tras otra, los licántropos y vampiros eran mucho más fuertes, más rápidos aparte de que se curaban al instante.

Los humanos crearon armas que podían matarnos, pero de que servían esas armas si no conseguían tocarnos. Los vampiros y los licántropos se reunieron, esta vez sí que pactaron una tregua duradera. Se juntarían para acabar con el enemigo en común.

Subestimaron a los humanos y su ingenio, estos con los avances científicos y la ingeniería genética empezaron a crear seres mejorados, con una fuerza casi igual a nosotros, una resistencia superior a la de un humano normal, aprendieron a combatirnos. Empezamos a sufrir grandes derrotas.

Familias de vampiros y clanes licántropos fueron borrados de la faz de la tierra, solo había dos familias que no conseguían doblegar, mi clan y la familia de Astrid. Me enteré de que las manadas que yo conocía habían sido diezmadas incluyendo la de mi tía.

Ella seguía viva, pero tuvieron que trasladarse para poder sobrevivir, entonces los humanos descubrieron algo que les equiparaba a nosotros, no todos, pero había humanos con la capacidad de usar la magia. Estos no eran guerreros, pero idearon hechizos muy poderosos, capaces de destruir poblados o ciudades enteras.

En una ocasión a Diana y a mí nos dieron la misión de adentrarnos en un laboratorio gigantesco donde estaban juntando magia y ciencia para crear algo que nos erradicaría de este mundo. Diana era la hermana de Astrid, no era tan poderosa como su hermana, pero era más fuerte que muchos de mi clan.

Conseguimos un plano del complejo y nos dimos cuenta de que había un acceso por las cloacas, los humanos lo habían tapado con barrotes, seguramente pensando que nadie se adentraría por allí. Ellos también nos subestimaron, Diana y yo conseguimos entrar en el complejo por allí, conseguimos entrar en el circuito de aire acondicionado, hacia mucho frió, pero de esa forma esquivaríamos los escáneres térmicos.

• Carla, según el plano, si seguimos por aquí llegaremos a la sala donde están creando esa arma.

Llegamos a una especie de zona de ventilación que había en el techo de esa sala, miramos por ella y lo que vimos nos puso los pelos de punta, metido en una especie de caja de contención transparente se encontraba un ente de forma espectral, los humanos le llamaban “El vacío”.

A su lado se encontraba una niña, le estaban haciendo una trasfusión de sangre.

• Cuando la sangre de ese licántropo alfa que capturamos en los Alpes, entre en su torrente sanguíneo por completo, se convertirá en un licántropo muy poderoso.

• Lástima que los vampiros más poderosos no son tan fáciles de atrapar.

• De momento.

Los dos hombres se empezaron a reír, el licántropo Alfa del que hablaban fue el que me ayudo a perfeccionar mi transformación en loba. No pude contener mi ira y empecé a trasformarme, eso izo que el techo cediera. Caímos el frente de esos dos doctores.

Diana acabó con ellos en un instante, mientras tanto yo me dispuse a recopilar información, según ponía en esos archivos, esa niña había sido creada genéticamente para ser un trihíbrido, pudiendo contener a ese ente espectral que me ponía los pelos de punta.

Yo no podía sentir la magia, pero podía sentir que esa cosa era maldad pura, los humanos avían creado algo juntando ciencia y magia, algo que no podrían controlar llegado el momento. Ese ente desprendía un aura fría. Cogimos la información y a la niña.

Cuando abrimos la puerta, un ejército de hombres mejorados genéticamente nos esperaban, luchamos con todas nuestras fuerzas, pero fuimos apresadas. Un especie de doctor miro a Diana y sonrió.

• Eres hija de uno de los vampiros más poderosos.

• ¡No sé dé que me hablas!

• Se todo lo que tengo que saber de ti Diana.

El hombre sacó una jeringuilla y se la clavo a Diana en el cuello, después se la infecto a la niña. La niña empezó a temblar, sus ojos se pusieron rojos como le solía ocurrir a Astrid.

Me enfade tanto que empecé a transformarme en loba, utilice el desconcierto de todo el mundo en mi beneficio y conseguí liberar a la niña, cuando intente hacer lo mismo por Diana esta me dijo.

• ¡Saca a la niña del complejo Carla!

• ¿Y tu Diana?

• Yo no importo, me sacrificaré encantada para concederle a los nuestros más tiempo.

• ¡No me iré sin ti, si lo hago Astrid jamás me lo perdonara!

• Mi hermana habría hecho lo mismo que yo, no te preocupes y vete.

• ¡Te matarán!

• Entonces mi muerte habrá servido para algo.

• No puedo dejarte aquí.

• Mi hermana tiene buen gusto.

• ¿Sabes lo nuestro?

• Mi hermana y yo no tenemos secretos, vete.

• Pero…

• Yo me quedaré para cubrirte la huida, no lo pienses más y vete, haz feliz a mi hermana.

Me volví a convertir en loba y subiendo a la niña a mí, lomo empezamos una huida desesperada, no pude evitar soltar lágrimas porque veía a otro vampiro sacrificarse.

A duras penas conseguimos escapar, Diana nos proporcionó una huida.

Volví otra vez al presente cuando note un cuerpo que se pegaba al mío, también note como los pechos de Astrid se pegaban a mi espalda.

• ¿Has despertado?

• ¿Por qué lloras?

• Malos recuerdos.

• Cuéntame.

• Si te lo cuento me odiaras.

Su mirada insistente pudo conmigo y le conté lo ocurrido y como Diana se sacrificó para que pudiera rescatar a esa niña, era incapaz de mirarla a la cara. Si se enfadaba estaba dispuesta a recibir mi castigo. Eso no paso, puso su mano en mi barbilla y levanto mi rostro, depositando un tierno beso sobre mis labios.

• Yo habría hecho lo mismo, Diana lo sabía todo sobre ti. Tenía su bendición.

Me eché a llorar, llevaba mucho tiempo con ese remordimiento que apretaba mi pecho hasta cortarme la respiración, Astrid me abrazo y me dijo que estaría tranquila.

• Ella está viva.

• ¿Cómo lo sabes?

• Diana y yo tenemos un vínculo sensorial vampírico.

Entonces poso su mano sobre mi coño, en un instante pase de llorar a jadear de puro placer, con la otra mano me pellizcaba los pezones. Note cuando metió un dedo en mi coñito, después dos y empezó a penetrarme con ellos.

Me tuve que agarrar a ella, me fallaban las piernas, Astrid no me daba tregua. Metió su lengua hasta tocar mis amígdalas, después fue bajando besándome el cuello, chupando mis pezones y por último se arrodilló. Yo acerqué mi coño a su boca y me transporto a un mundo lleno de placer, en esos instantes se me olvidaron todas las penas.

No conseguí aguantar mucho cuando me fui a correr, puso su mano para recoger todos mis flujos y se los restregó por su coñito. Se abrió de piernas y me invito a probar su coñito con nuestros dos sabores, no me lo pensé ni un segundo. Los gemidos de placer de Astrid eran música celestial para mí, todo con ella era mucho más intenso.

Paro antes de que me corriera se paró, ella sonrió al ver la cara que le había puesto. Enseguida entendí lo que quería, me senté frente a ella y cruzamos nuestras piernas, Astrid quería sentir mi corrida sobre su coñito, el placer era máximo.

Conseguimos corrernos a la vez, con la respiración agitada y nuestros rostros llenos de felicidad nos besamos, terminamos de ducharnos y fuimos a ver como se encontraba Lisa. Seguía durmiendo, nosotras decidimos terminar de vestirnos. Astrid empezó a recorrer su casa, termino en la habitación de su padre. Dentro de una vitrina había una urna, la cogió y vino donde estaba yo.

• ¿Qué hace esta urna en la habitación de mi padre?

• Contienen sus cenizas.

Astrid hizo el amago de estampar la urna contra el suelo.

• Yo que tú no lo haría.

• ¿Por qué?

• Porque si seguimos vivas es gracias a él.

Astrid se quedó mirando la urna de su padre con muchos interrogantes dentro de su cabeza.

Continuará.

ACCALIA

Este es un maravilloso nombre latino que significa "loba". Es el nombre de la madre adoptiva de Remus y Romulus en la mitología.