Amor, ese sentimiento casi extinto II

"En toda historia de amor siempre hay algo que nos acerca a la eternidad y a la esencia de la vida, porque las historias de amor encierran en sí todos los secretos del mundo." - Paulo Coelho

Chicas, ya se que esta totalmente trillado pero en verdad siento haberme demorado tanto, no les dire que no pude porque tenia ocupado cada segundo de mi dia que me impedia escribir, lo que sucede es que la inspiracion es algo curioso que pense dependia solo de voluntad pero ya me doy cuenta que no, me atreveria a compararla con el amor, ya saben por incomprensible y volatil.

Como prometi: Este capitulo esta dedicado a mi tocaya ana, espero te guste.

:)

Ya no quedaba tiempo que perder, la decisión estaba tomada y solo faltaba esperar el segundo exacto en el que todo comenzaría a tomar sentido para mi.

Mi padre decía siempre que mi inteligencia era extraordinaria, nunca lo creí así, puedo recordar todo aquello que he leído, cada palabra que ha pasado por mis ojos mientras recorrían los interminables textos científicos, pero nunca pude entenderlos, mi padre nunca fue consiente de lo impotente que me sentía por poder recordar palabras, frases, libros enteros sin poder comprender su significado.

Tenia preparado casi todo lo que mencionaba aquella lista, vestimenta, mi procesador portátil y aquel chip (del cual mi vida dependía en ese momento), solo faltaban dos cosas: un arma y una dotación considerable de sueros.

Primero lo primero, mi cosas ya preparadas debían dejaste colocadas cerca de la puerta de salida en un lugar donde nadie pudiera verlos (dicen que el mejor escondite es a plena vista), debía conseguir un arma…tarea fácil, sobraban en aquel sitio, así que me encamine al almacén, llegue a la puerta y digite la clave, la única clave que conocía, uno por uno marqué los números, espere decimas de segundo que me parecieron eternas, hasta que una nota breve, pero grave y en un fuerte tono me negó la entrada a la vez que aquella pantalla parpadeaba en un tono rojo eléctrico –Joder!- Murmure sin poder ocultar mi fastidio por aquel inconveniente, ya comenzaba a planear mi huida sin arma, después de todo: que puede haber allá afuera que amenace mi seguridad sin poder arreglarlo diplomáticamente? (quien lo imaginaria), de pronto la gran puerta metálica se habré liberando aire a presión causándome un sobresalto y haciendo que un pequeño grito saliera de mi boca.

-Saludos- Me dijo aquel encargado haciendo una leve reverencia con la cabeza.

-Saludos….-Respondí de la misma manera en un tono mas bajo.

En ese momento espere a que se alejara y entre al almacén, tome un aturdidor (un arma con forma de bastón corto que libera cargas eléctricas capaces de desmayar a una persona y lo sufrientemente pequeña para ser portátil) y salí de aquel lugar asegurándome de que nadie me viera.

Bien, eso había sido fácil, ahora venia el dilema, entrar al área de control no era problema mi clave seguro serviría, la odisea seria: como salir de ahí con los sueros? La forma mas sencilla era en el área de procesamiento, en donde se iban acumulando para llevarlas a la gran bodega, y así lo hice, a nadie le pareció extraño verme en aquel lugar (dado que ya todos sabían cual seria mi siguiente rol ahí dentro) así fue que se me ocurrió: si actuó de manera sospechosa, sospecharan de mi, por lo tanto, si lo hago de manera natural como si no hubiera nada oculto detrás de mis acciones les tomara mas tiempo analizar mi actitud; Dicho y hecho tome una gran carga de sueros frente a todos y camine hacia fuera, lo que causo miradas intrigadas pero pude ver en sus ojos confusión ‘Perfecto, aquello era lo que necesitaba’, no me detuve hasta haber salido de la zona y en ese momento corrí, corrí como nunca en mi vida había tenido que hacerlo, no era como en practicas, esta vez tenia un motivo para hacerlo y mi cuerpo reacciono de inmediato, mis sentidos se agudizaron, todo mi organismo estaba ayudándome a salir de aquel lugar, llegue a la puerta y tome mi mochila, digite de nuevo mi clave, aquella clave que desee nunca tener que utilizar otra vez y sonreí al pensarlo, ya comenzaban a abrirse las puertas y podía ver la luz de la luna (por supuesto me asegure salir de noche tal como lo indicaba mi padre) a través del espacio que iban dejando las puertas, cuando el espacio fue suficiente salí como un rayo y continúe mi carrera, me sentí aliviada como si hubiera dejado caer una tonelada de acero de mi espalda, me sentía feliz, me sentía libre…libre??...’libertad’…tantas hermosas connotaciones para una sola palabra, supongo que no es un termino empleado correctamente a lo largo de nuestras vidas, solía pensar que somos libres al nacer, de hay en adelante crecemos en el molde de la sociedad a la que pertenecemos, pero si hay quien se atreve a insinuar que todos tenemos un propósito en la vida…ni siquiera podemos osar creer que nacemos libres si ya esta atada nuestra vida a un destino particular…no, no me sentía libre, estaba aterrada, pero sentía que aquello era lo correcto, sabia que era justo eso lo que tenia que estar haciendo en ese momento en ese preciso lugar, y sin mirar atrás continúe mi camino hasta que mi cuerpo exigió que me detuviera para poder recuperar el aliento.

Me tomo un momento recuperar la normalidad de mi pulso y entonces me dedique a examinar el lugar en donde me encontraba, mis ojos trataban de detallar el lugar lo menos posible a pesar de la tenue luz, nunca había estado tan lejos de la comunidad, nunca me había sentido tan sola, tan perdida y a la vez tan emocionada y aliviada.

Aquel lugar era un cementerio de chatarra, pilas enormes de material sobrante, seguramente desecho de las grandes ciudades, todo se encontraba cubierto por un suelo árido y frio, rastros de una obvia erosión se hacían presentes golpeando mis botas con arena y algunas piedras pequeñas que se levantaban por el movimiento de mis pies sobre la superficie de la tierra. A parte de mi y la luna, no parecía haber nada ni nadie mas presente en aquel lugar, así que avance hasta donde encontré un buen lugar para poder refugiarme de una madrugada seguramente cruel y saque el portátil e introduje el chip, para dedicarme a seguir examinando aquellos archivos mientras esperaba que me sedujera la noche y al fin poder dormir.

Una extraña sensación provoco que despertara sobresaltándome, unos segundos después era consiente de aquella sensación en mi mano la cual comenzaba a subir por mi brazo, gire mi cabeza para encontrarme con un gran artrópodo subiendo por mi extremidad, instintivamente sacudí mi cuerpo violentamente hasta que el animal callo al suelo y se revolvió en el arenoso suelo para luego huir apresuradamente entre las pilas de chatarra. Mi cabeza estaba agitada, me sentía mareada, podía ver la luz del sol filtrándose hasta donde yo me encontraba como queriendo tocarme, o quizás era yo quien quería tocarla, de cualquier manera me tomo un tiempo hacer a un lado el miedo para decidirme salir de aquel lugar, me vi obligada a colocarme el casco de mi uniforme ya que me era imposible abrir por completo mis ojos ante tal exposición lumínica, a través del filtro de protección del mismo pude escudriñar plenamente aquel sitio, era el mismo lugar que en el que me encontraba anoche y a pesar de ello me parecía otro completamente diferente. Me fascinaba la diferencia de tonos que daba el sol sobre el sitio, sobre mi, sobre el cielo, me pareció hermoso y a la vez aterrador e imponente.

Levante mis cosas y las empaque cuidadosamente en mi mochila, la cual coloque con esfuerzo sobre mi espalda y me dispuse a continuar mi camino con pasos lentos debido a los kilogramos extra de la mochila sobre mis piernas, me pareció extraño no haber notado lo pesado de la carga la noche anterior, pero ya no tenia importancia, ahora solo debía seguir avanzando.

Aquel camino árido parecía no tener fin, aquella tierra desértica estaba siendo implacable conmigo, comenzaba a sentirme desolada cuando divise movimiento al norte de mi posición, conforme siguió acercándose pude también oír el estrepitoso sonido de un motor e identifique un gran vehículo negro, no estaba segura si también me habrían visto ya, pero simplemente me quede parada en donde estaba esperando que llegara a mi quien quiera que estuviera dentro del transporte. Al estar a unos metros de mi comenzó a detenerse, me disponía a introducirme con un saludo cordial cuando salieron de el cinco personas armadas y con cascos, no sabia de donde venían no traían uniforme y no podía identificar la clase de armas que cargaban, los cinco sujetos me rodearon y se detuvieron aprisionándome, levante mis manos en señal de rendición pero aparentemente no lo notaron….o no les importo, el que se encontraba frente a mi me apunto con el arma que cargaba mientras otros dos me sujetaban bruscamente arrancando la mochila de mis hombros, en ese momento sentí un golpe en el abdomen que me dejo sin aliento e hizo que callera de rodillas, - pero que les hice para que reaccionaran de una manera tan violenta y salvaje conmigo?- No podía comprenderlo, estando ya en el suelo, levante el rostro y me golpearon nuevamente con el arma en la cabeza, esta vez haciendo que el casco saliera volando forzadamente, parecían sorprendidos al ver mi cara, o quizás era mi expresión, sin embargo aquello no los detuvo, aquel sujeto me golpeo por ultima vez en el rostro haciendo que todo se obscureciera ante mi.

Escuchaba aquel motor estrepitoso, podía percibir como el sonido comenzaba a hacerse cada vez mas fuerte, sentía como si girara dentro de mi cabeza y quería detenerme, movía torpemente mis manos tocando a mi alrededor para adivinar en donde me encontraba, pasaron unos minutos en los que me sentía ajena a mi cuerpo hasta que mi mente se conecto de nuevo con el, me di cuenta que estaba dentro del vehículo, sentía palpitar mi cara y tenia en la boca un sabor extraño por lo que lleve mi  mano hasta ella y al abrir los ojos pude ver el color rojo brillante de la sangre que escurría por mi rostro, me sentía indignada, humillada y asustada. En ese momento se detuvo de golpe el vehículo haciendo que un montón de cosas dentro del mismo carro cayeran sobre mi, escuche abrirse una reja metálica y el vehículo se puso en marcha de nuevo, lo que sea que fuera a pasar conmigo a partir de ese momento lo descubriría en breve.

Al sentir como se abrían las puertas del vehículo quise salir corriendo de el, pero me detuvieron dos de aquellos sujetos, era imposible luchar, eran demasiado fuertes y cada que me movía me lastimaban mas, así que me resigne a seguir el camino que me indicaban con la mano. Mire a mi alrededor y me quede admirada  con aquella visión, incluso me olvide por un momento de la situación en la que me encontraba, - Estoy en la ciudad!- Pensé emocionada, los edificios parecían tener la misma tecnología que en la comunidad, pero eran tan altos que parecían perderse en el cielo, y eran tantos que parecía no haber espacio entre ellos, parecía una visión, una hermosa visión plateada que resplandecía ante mis ojos,  por la calle iban y venían personas, pero la mayoría parecía concentrarse en una clase de plaza, justo hacia donde estaba siendo obligada a dirigirme en ese momento.

Les tomo solo un momento a mis opresores montar una especie de puesto ambulante en aquel sitio, colocaron varias cajas con utensilios, libros y…mis cosas!...mi mochila, los sueros, mi arma, mi computador portátil, mi casco, comenzaba a sentirme furiosa cuando me di cuenta de la terrible realidad: yo también era un producto mas a la venta, un nudo se creo en mi garganta y no pude contener las lagrimas que salían de mis ojos, sabia sobre esto, lo había leído, lo había escuchado, pero nunca me imagine lo que se sentiría ser degradada a objeto, me había quejado de ser utilizaba para un fin dentro de la comunidad, pero no creí que la crueldad humana llegara hasta este punto, nunca quise creerlo…

La gente pasaba y miraba el puesto, se fijaba en algunas cosas en exhibición y me miraban a mi…me analizaban de la misma manera que analizaban el aturdidor o la mochila, -es que nadie ve que soy una persona?- Finalmente se acerco un hombre alto, su vestimenta y la actitud de los demás hacia el indicaban que su estatus social era mayor que el de cualquier otra persona en la plaza, me estudio un momento, hasta que miro fijo en mis ojos, algo en mi lo asusto porque su mirada cambio drásticamente.

-De donde ha salido esta chica?- Pregunto amenazadoramente.

-Estaba en paso del sur…es una forastera, seguro…- Dijo uno de los hombres con voz insegura. –A parte la encontramos con cosas robadas, incluso mire su uniforme, seguramente mato a uno de esos ermitaños sureños para quitarme sus cosas - Aseguro mas firmemente.

- Matar? Y que sabes tu de mi…maldito!- Pensé en gritárselo, pero finalmente preferí callar y observar.

No parecían haber convencido al hombre que seguía mirándolos con desconfianza, estaba a punto de decir algo cuando lo interrumpen:

- Ni siquiera entiende lo que decimos, usted sabe como son esos forasteros, niños que nacen en el desierto y si tiene suerte no se mueren…-

El hombre lo pensó un momento y finalmente afirmo con la cabeza

-Bien, me es suficiente- Dijo mientras arrojaba un bulto que al caer al suelo se derramo dejando al descubierto las monedas que se encontraban dentro.

Mis antiguos opresores se arrojaron al suelo a levantar su botín satisfechos, con que eso era lo que yo valía entonces… -que osadía, que gran error…ponerle precio a la vida de alguien?!...los que me dan lastima son ellos.-

Me subí a una especie de capsula fijada a una línea de transporte, aquel hombre ni me miraba, solo me tomaba del brazo para moverme, al menos tenia una cosa a mi favor: me creían tan ignorante como un animal, en algo tenia que ser de mi beneficio…supongo; Cuando la capsula se detuvo baje mientras el hombre me seguir dirigiendo hacia otra plaza, pero era diferente, no había cielo, estábamos dentro de un edificio, era tan alto el techo que si no volteara hacia arriba, no notaria la diferencia entre exterior e interior, parecía que a aquel hombre ya lo esperaban en ese lugar, ya que una serie de escoltas lo acompañaron hasta que les dio instrucciones

-Llévenla a sala de capacitación- Dijo refiriéndose a mi –Y sino se adapta, es suya- Finalizo fríamente, haciendo que los ojos de los guardias brillaran de lujuria y seguramente los mis de miedo.

Pasaron al menos dos semanas en mi cuenta, y en la dichosa capacitación me encontraba con otras personas igualmente prisioneras, hay me di cuenta de la terrible realidad, a nadie hay le importaba su vida, se les había convencido que su vida valía tanto como lo que se pudiera pagar por ellos, como explicarles lo contrario? Si era así como habían pasado toda su vida… simplemente repetían las acciones de lo que se les había ensenado a hacer, tal y como yo lo repetía. Al finalizar mi ‘preparación’ me retiraron de aquel lugar, para que fuera parte activa de la servidumbre, nadie se preocupo en explicar nada de eso simplemente asumían que no importaría la explicación, pero no era difícil adivinarlo cuando las acciones repetitivas eran servir, limpiar, preparar, etc.

Todos parecían fascinados por la forma en la que hacia las cosas –Que imbéciles-, por lo que me asignaron a uno de los puestos mas ‘importantes’ del lugar, el cual era encargarme de la servidumbre, si, pero de la hija de uno de los dirigentes de la ciudad. Estaba harta de fingirme la idiota frente a los demás, y aunque me mataran por insubordinada, lo prefería mil veces antes de seguir viviendo así.

Así llego el momento en que me presentaron a la susodicha ‘nueva dueña’, me encontraba atada (literalmente, con una cadena) a una habitación enorme, sabia que podía moverme libremente dentro de ella, pero nunca salir, -Ahora iba a ser la mascota...- pensé dejando escapar un suspiro de resignación. Me dirigí a un rincón y me quede mirando a la pared haciendo pequeños dibujos con mi dedo sobre ella cuando escuche que se abrían las puertas y se cerraban con fuerza.

-Cuando será el día que me dejen ser! Maldición!- Escuche que perjuraba una voz femenina que se denotaba furiosa.

No me atreví a voltear, no tenia ganas…no le veía caso, escuche que se acercaba hacia donde me encontraba cuando sentí que toco mi hombro con delicadeza.

Me sobresalte al instante, hubiera esperado hasta un golpe, pero aquello me sorprendió, por el simple hecho de que a nadie le había importado mi presencia en aquel lugar. Me gire lentamente y me quede paralizada, era la mujer mas hermosa que hubiera visto en mi vida, su mirada me transmitía toda la pena que sentía de verme en esa circunstancia, pero había algo mas en sus ojos, no podía descifrarlo pero me era imposible dejar me ver aquellos ojos color miel tal perfectos, estaba tan ensimismada detallando cada facción de su rosto que no escuche lo que me dijo hasta que me saco de mi vacilación.

-No me entiendes verdad?- Dijo tristemente, me sentí tentada a hablarme, pero algo me lo impidió, solo quería escuchar su voz.

Se coloco frente a mi y con un sus manos me indico que no me moviera, escuche como chocaban dos trozos metálicos y sentí la vibración de la cadena en mi cuello que luego callo al suelo.

-Así esta mejor- Dijo y me sonrió, mi respiración se acelero junto con mi pulso cardiaco, tanto que creí que se escucharía en toda la habitación, en ese momento supe que no me importaba ya nada, todo lo que quería era aquella sonrisa.

Sonreí y me volvió a deleitar de la misma forma, mi corazón estaba a punto de sufrir un colapso.

-Gracias…- Se escapo de mis labios sin pensar.

Su sonrisa murió casi al mismo tiempo que la mía y se aparto de mi poniéndose de pie, su cara no era de miedo, sino de sorpresa, le tomo un momento regresar al lugar en el que estaba anteriormente frente a mi.

-Tu…como?...yo…- No podía poner en orden sus ideas. Entendía perfectamente su confusión pero no pude evitar reírme.

-Te estas burlando de mi?- Dijo con fingida molestia.

-No- Dije sonriendo.

Ya no se encontraba tan sorprendía como antes pero sus ojos aun denotaban incertidumbre y curiosidad.

-No entiendo- Admitió. –Quien eres? Como es que estas aquí?- Inquirió con interés.

-Eres la primera persona en interesarse por mi…no…eres la primera persona que me habla, en realidad- Confesé sintiéndome aliviada. –Mi nombre es Cora y es interesante como llegué aquí, en realidad es una larga historia…- Me entristecí al recordar lo que había vivido. -…pero en resumen, estoy en búsqueda de algo- concluí antes de que pudiera decir algo.

Se quedo sin palabras, su rostro reflejaba una lucha interna por comprender lo que pasaba.

-Nunca se le debería hacer menos a una persona, todos somos iguales…pero mi padre nunca escucha…no le importa, el…-

-No importa, no te preocupes- Dije interrumpiéndola. –Te creo, pero no debes decirle a nadie de mi, por favor, que sea nuestro secreto- Continúe mientras me acercaba a ella.

Su cara de desconcierto desapareció y me sonrió de nuevo.

-Claro!...será nuestro secreto- Dijo animadamente. –Pero dime, que es lo que estas buscando?- Pregunto bajando un poco el todo de su voz.

Lo pensé un momento, y finalmente respondí:

-Quiero saber que es el amor-.