Amor entre hermanos

Esta saga cuenta la relación entre Laura y Dani, puede leerse por separado o en conjunto. Cuando estaba a punto de correrme Dani se detuvo y me penetró de una estocada, provocando que mis gemidos tuviesen que ser contenidos por su boca.

Después de comprar en las tiendas Dani y yo nos dirigimos hacia donde nuestros padres nos esperaban. Allí ya estaba nuestro abuelo.

  • Cuanto habéis crecido, Laura está hecha ya casi una mujer- Dijo mirándome de arriba a abajo.- Y Daniel ya es todo un hombre, se parece a mí de joven. Seguro que más de una chica se muere por ti.

  • La verdad, si es así o no me da igual. -Dijo Dani encogiéndose de hombros.

-Será mejor que estés pendiente de tu hermana, ella es muy guapa, seguro que más de uno se le habrá declarado.

  • De eso no hay que preocuparse, yo me encargo de que a mi hermana no se le acerque ningún pervertido.

  • Como un buen hermano, seguro que más de una vez le has hecho rabiar. -Dijo nuestro abuelo con una sonrisa.

  • Bueno, deberíamos marcharnos, seguro que tienes ganas de poder parar de cargar esas maletas- Dijo mi madre con tono cansado.

  • Es cierto pequeña, es mejor que dejemos la charla para cuando estemos en vuestra casa.

Dicho esto fuimos hacia el aparcamiento para subir al coche y dirigirnos hasta la casa, la cual estaba dos horas del Aeropuerto.

Cuando llegamos subí a la planta de arriba seguida por Dani para dejar las bolsas en su cuarto, pero apenas entró, él cerró la puerta y tiró sus bolsas en la cama. Cuando yo estaba a punto de preguntarle que hacía, me hizo señas para que no hablase, tomó mi mano y entramos al baño de su habitación. Una vez allí cerró la puerta con pestillo y me acorraló contra la encimera donde se encontraba el lavamanos. Miró fijamente mis ojos mientras nuestras espiraciones se mezclaban. Sentía cómo nuestra excitación podía palparse. Sin poder aguantar más me lancé desenfrenadamente hacia sus labios, sumergiéndonos en un beso lleno de pasión y deseo, ya que lo realizado en los probadores de esa tienda más que satisfacernos parecía habernos encendido a los dos más de lo normal.

Cuando nos separamos para tomar aire Dani aprovechó para sentarme en la encimera, gesto que aproveché para rodearle con mis piernas y atraerle hacia mí, haciéndome notar en mi intimidad su excitación. Aprovechando la situación realicé algunos movimientos con mis caderas para aumentar su erección, mientras que él basaba y lamía mi cuello. Yo en ese momento estaba tan excitada que en vez de desabotonar su camisa di un fuete tirón provocando que los botones rodasen por todo el suelo. Una vez que tuve su torso visible comencé a acariciar su pecho para acabar dirigiendo mis manos hacia sus hombros,  haciendo caer su camisa y  así poder sentir todos sus músculos tensos por la excitación.

En ese momento Dani me despojó de mi vestido sacándolo por mi cabeza, y aprovechando que tenía los brazos alzados sujetó mis muñecas con una de sus manos, mientras que con la otra me rodeaba la cintura para acercarme más a él, haciéndome notar aún más su erección mientras besaba mi cuello haciendo un camino hacia mi canalillo, donde se detuvo a lamer justo el hueco entre mis dos pechos. Mi respiración fue agitándose cada vez más,  notando cómo mi deseo aumentaba por las contracciones y calor que notaba en mi intimidad.

-No aguanto más, hazme tuya.- Dije al borde de la excitación, le necesitaba dentro de mí.

-Te estás volviendo una pervertida- Dijo mientras desabrochaba mi sujetador y soltaba brevemente mis muñecas para lanzarlo al suelo.

Yo aproveché mi libertad momentánea para desabrocharle su pantalón y bajarlo junto a sus bóxers, dejando su miembro a plena vista y rozando la poca ropa interior que me quedaba su gran miembro erecto.

Estaba a punto de sujetarlo con mis manos para estimularlo más, pero Dani me detuvo, colocó mis manos apoyadas en la encimera, mientras él se acababa de quitar los pantalones y pasaba a despojarme de mi tanga, quedando ambos totalmente desnudos.

-No te muevas. -Dijo en mi oído mientras rozaba nuestras intimidades provocando que me mojase aún más.

Poco a poco descendió a mis pechos y comenzó a lamer y mordisquear uno mientras que con una de sus manos acariciaba y pellizcaba el otro.

Cuando mi respiración estaba agitándose con tanta excitación, él me atrajo al borde de la encimera y descendió hasta mi intimidad, la cual comenzó a lamer. Esto provocó que cada vez mis gemidos fuesen menos controlados, dejando escapar alguno que otro. Cuando  introdujo uno de sus dedos en mi vagina mis gemidos aumentaron hasta el punto en el que no me importaba si me llegaban a escuchar, mi mente estaba en blanco y lo único de lo que era consciente es que cada vez estaba más cerca del orgasmo.

Cuando estaba a punto de correrme Dani se detuvo y me penetró de una estocada, provocando que mis gemidos tuviesen que ser contenidos por su boca, la cual me besaba tan desenfrenadamente que si en ese momento me preguntaban mi nombre no sabría que responder.

El ritmo de la penetración de Dani fue subiendo, llegando al punto de que me levantó y comenzó a penetrarme más rápido. Estaba tan excitada que no podía parar de contraer mis paredes vaginales para sentir sus estocadas más, por lo  que acabamos llegando juntos al orgasmo y provocándome un segundo orgasmo cuando sentí su esperma dentro de mí.

Cuando nos recuperamos nos vestimos lo más rápido que pudimos, y cuando ya estaba a punto de abrir el pestillo del baño Dani me detuvo.

  • No hullas, a que lo más seguro es que papá y mamá estén echando una siesta me gustaría que tuviésemos una charla arto memorable con el abuelo.- Dijo con una sonrisa pícara.

  • ¿A qué te refieres?- Pregunté dubitativa.

  • A esto.- En ese momento Dani sacó la bala de plata que había comprado conmigo hace tiempo y la colocó dentro mía mientras que colocaba otra en contacto con mi clítoris.

  • Dani no, por favor, se dará cuenta.- Le supliqué.

  • Bueno, si no quieres hacerlo no lo hagas, pero tendrás que ir hacia tu cuarto sin esto.- Dijo mostrándome mi vestido.

  • Es tu castigo por haber roto mi camisa.- Dijo sonriendo.

Lo pensé por un momento, mi cuarto estaba aquí al lado, y nadie me vería, además por mucho que mi sentido común me dijese que no lo hiciese me excitaba de sobremanera llevar a cabo el plan de Dani, y él lo sabía.

  • Como nos pillen te hecho las culpas. -Dije con una sonrisa burlona.

  • No se dará cuenta, está casi ciego y algo sordo. Sabes que no haría nada que pusiese en real peligro nuestra relación.

  • Eso no es lo que quiero escuchar.- Dije sonriendo todavía más.

Entonces Dani se acercó a mí, me besó y unió nuestras frentes.

  • Te quiero, sé que no lo muestro como debería pero lo ago.

  • Bueno, ¿A qué estamos esperando?- Dije con una sonrisa burlona arrebatándole mi vestido de sus manos.