Amor entre hermanos
Cuando estaba enfrente de la puerta e iba a golpearla, esta se abrió un poco, dejando ver la escena. Una rubia envidiable estaba atada al cabecero de la cama y con sus piernas atadas a estas para que siguiesen abiertas mientras que mi hermano la penetraba de manera rápida, profunda y sin compasión.
Mi nombre es Laura, y tengo actualmente 23 años. Ahora he sentido la necesidad de relatar mis experiencias sexuales con mi hermano de sangre.
Desde que vi mi primer video porno en mi casa gracias a mi hermano con solo 12 años nunca he parado de ver material pornográfico. Las contracciones que produjo mi vagina y la ansia y ganas de más hizo que consumiese videos de todo tipo, desde fetichistas hasta sexo duro, no consentidos e interracial. Pero mi categoría favorita era y es la de sexo con maduro. Siempre me ha puesto muy cachonda ver cómo un hombre del tamaño de un armario empotrado penetra con desespero y ganas a una chica a la que parece una muñeca a su lado. Esto unido a los videos de sexo no consentido me han producido una excitación estremecedora. Desde entonces veo videos porno y desde los quince me masturbo con ellos. Siempre intentaba recrear las escenas e imaginarme que yo era esa actriz. Incluso comencé a depilarme todo el vello púbico como las chicas de los vídeos.
Mi hermano por aquel entonces tenía 15 años, y como más de una vez se me ocurrió esconderme debajo de su cama para darle un susto. Pero en vez de eso, lo que me encontré fue a él viendo un vídeo porno. No recuerdo de que trataba, lo único que sé es que me excitó. Desde entonces mi relación con él fue un poco tensa, y no tuvimos demasiado contacto, ya que me imagino que no es agradable que tu hermana pequeña te pille en medio de una paja. A pesar de la distancia que tuvimos entre nosotros seguí enamorada de él.
Nunca tuve un novio el tiempo suficiente ya que soy muy tímida, a pesar de estar bastante desarrollada para mi edad. No salí con nadie porque a decir verdad estaba perdidamente enamorada de mi hermano. Pensé que con el tiempo se me pasaría, pero nunca lo hizo causando un más distancia entre nosotros de la que había, ya que en cada viaje o día en la piscina ni me miraba y se dedicaba a tirarse a todo lo que se movía, cosa que me enfadaba.
A los 16 años medía 1,62m, tenía una 100C de pecho y un trasero al que muchos de mis compañeros y amigos de clase se quedaban mirando. Esto junto a mi tono claro de piel, mi pelo moreno y mis ojos verdes, hacía que para muchos fuese un blanco.
Por otra parte, mi hermano medía 1,85m y demás de ser bastante alto tenía un cuerpo envidiable. Desde joven mi hermano Dani siempre ha estado en clases de natación, lo que le proporcionó un cuerpo musculoso y torneado. Esto unido a sus ojos azules y su piel tostada le permitía ser un total play boy en mi ciudad. No sabéis las veces que he escuchado a mi hermano follando con uno de sus ligues cuando mis padres estaban lejos por negocios (que era muy común). Pero todo cambió una noche en la que decidí ir su cuarto y llamar a la puerta para que su polvo de una noche dejase de gritar como energúmena, un cosa es que me gustase el porno, y otra muy diferente era no poder dormir porque tu se esté tirando a una zorra gritona.
Cuando estaba enfrente de la puerta e iba a golpearla, esta se abrió un poco, dejando ver la escena. Una rubia envidiable estaba atada al cabecero de la cama y con sus piernas atadas a estas para que siguiesen abiertas mientras que mi hermano la penetraba de manera rápida, profunda y sin compasión pidiéndole a la zorra que parase de gritar, que le molestaba. En ese momento no pude evitarlo y comencé a tocarme ante la vista de esa escena tan brutal de sexo e imaginando que era yo la que estaba allí atada. Mientras que la chica gritaba como loca y no parecía darse cuenta de mi presencia mi hermano giró un momento el rostro y me vio. Yo me detuve y me fui a mi cuarto, esperando que todo eso fuese un simple sueño, aunque sabía perfectamente que era real.
Cuando pararon los gemidos escuché como unos pasos caminaban por el pasillo y se dirigían hacia la puerta de la casa. No me sorprendió, ya que Dani sólo echaba un polvo y luego las echaba. Siempre le agradecí el no encontrarme a sus ligues por la mañana, ya era bastante incómodo escucharlas como para compartir mi café con ellas.
Mientras seguía perdida en mis pensamientos y en todo lo que había visto escuché como mi hermano abría la puerta de mi habitación.
-Laura ¿Estás despierta? Quiero hablar de lo que ha pasado.
Seguí fingiendo estar dormida.
-Sé que estás despierta, venga.-Dijo encendiendo la luz de mi habitación.
-Cabrón, me acabas de dejar ciega.-Dije fingiendo acabar de despertarme.
-Sé que estabas despierta, se te notaba, además, a ti te cuesta pillar el sueño, y hace dos minutos te vi despierta.- Dijo acercándose a mi cama y sentándose en el colchón. En ese momento no pude evitar mirarle. Llevaba sólo sus bóxers, dejando ver su cuerpo perfectamente formado.
Sabiendo que me sería imposible salvarme de la charla me reincorporé. Mi hermano abrió los ojos como platos al verme así. Lo cierto es que yo por las noches duermo en ropa interior. Me resultaba más cómodo y natural. Decidí pasar por alto la mirada de mi hermano a mi sujetador de encaje negro ya que después de ver esa sesión de sexo estaba bastante caliente y comprendía que él estuviese igual, por lo que era normal que se empalmase.
-Bueno, sé que me has visto con esa chica, y lo siento, pero sabes que soy así. Necesito desfogarme.-Dijo acercándose más a mí.
- ¿Y por qué no buscas un novia y lo hacéis en su casa?- Dije enfadada y apartándome el pelo para que no me molestase y dejando ver sin darme cuenta más parte de mi sujetador negro.
-Es que la única chica de la que he estado enamorado no piensa en mí de esa forma, y no quiero salir con una tía de la que no estoy enamorado. -Dijo mirándome fijamente a los ojos.
¿Tú enamorado? Me cuesta mucho creerlo. -Dije mirándole fijamente a los ojos.
Desde mis dieciséis años estoy enamorado de ella, pero por culpa de una estupidez no soy capaz de mirarle a la cara.-Dijo serio.
-Bueno, seguro que puedes hacer algo, estas bueno, y no eres demasiado idiota, si te esfuerzas seguro que la conquistas. -Dije con una sonrisa. La verdad es que nunca me esperé escuchar que mi hermano fuese un romántico. Creo que tenía celos de esa chica.
Lo dudo, ahora mismo me debe odiar por todo lo que he hecho.- Dijo cabizbajo.
Seguro que no, y si te odia no sabe lo que se pierde, yo me he quedado flipando con lo que he visto. -Dije roja como un tomate.
¿En serio? -Dijo con una sonrisa burlona.
-Sí. Me encantaría encotrar uno como tú. -Dije sin pensar.
Entonces Dani se lanzó encima mía y me besó con hambre. No sabía qué hacer, por lo que le seguí el beso como pude. Mi mente se nubló y me dejé llevar. Cuando nos separamos me di cuenta de que no llevaba el sujetador, y que mi hermano estaba acariciando uno de mis pechos.
¡Para, joder que somos hermanos! -Dije alarmada desviando la mirada e intentando taparme con las sábanas sin intentar escapar, ya que estaba entre el cabecero de mi cama y su cuerpo.
Y eso que más da. Llevo enamorado de ti desde siempre. ¿No me quieres?-Dijo depositando mi mano en sus duros pectorales.
Dani, no es eso, es que somos hermanos. No podemos. No podemos...
No pude seguir hablando y que comenzó a besar mi cuello, haciendo que de mi garganta se escapasen pequeños gemidos.
- A quien le importa que seamos hermanos. Dijo con voz entrecortada y ronca.
En ese momento no pude responder. Había soñado no esto, pero si la gente, o peor, mis padres de enteraban nos llamarían locos y no nos permitirían volver a vernos. A pesar de que no éramos muy cercanos, y ya entiendo el porqué, yo no quería alejarme del amor de mi vida.
Dani tiró las mantas de mi cama, y después de mirarme de arriba a abajo continuó recorriendo mi cuerpo con besos y caricias. Y intentaba resistirme, pero él sabía muy bien lo que hacía, por lo que en la posición que me encontraba me resultaba casi imposible escapar. Varios suspiros de placer se escaparon de mi garganta, pero con cada caricia me fue importando menos retenerlos.
De repente Dani comenzó a acariciar de manera suave mi pezón derecho con sus labios, produciendo que una corriente eléctrica viajase por toda mi espalda y soltase un leve gemido de placer.
-No te contengas, me gusta oírte gemir- Dijo mientras que comenzaba a pasear su lengua por mis pechos y rozaba suavemente mis pezones.
-Dani si sigues no podremos ser hermanos, esto está mal. -Dije poco convencida, Ya que con las caricias que me proporcionaba estaba al límite de la excitación.
-Laura, no me importa que esté mal, yo te quiero, y tú también quieres, si no me habrías echado a patadas. Para de intentar reprimirte y disfrutemos. -Dijo mientras tiraba de mis piernas para dejarme tumbada en la cama y colocarse encima mía sin llegar a aplastarme.
Ya no podía soportar tanta excitación, ya para mi cerebro la palabra hermanos no existía, y desde ahora dejaría de existir.
Comencé a acariciar su espalda y a besar su cuello de manera suave mientras que dejaba un chupetón en la zona de la clavícula. Él, alentado por mi comportamiento comenzó a descender mientras besaba y acariciaba mi piel hasta llegar a mis bragas de encaje negro. Con su mirada me pidió permiso para deshacerse de la prenda. Yo simplemente accedí asintiendo con mi cabeza.
-Quiero escucharte gemir. -Dijo mientras situaba su rostro entre mis piernas.
En ese momento noté como comenzaba a lamer mi vagina de una manera suave y constante. Poco a poco fuí excitándome más, y el comenzó a introducir dos de sus dedos en mi interior, mientras que con su lengua daba húmedas caricias a mi hinchado y excitado clítoris.
-Dani... Ah... Para, PARA... JODER. -La excitación era tanta que no podía soportarla y entre gemidos intentaba que parase.
En vez de detenerse comenzó a incrementar la rapidez con la que introducía sus dedos dentro de mí y aumentaba el ritmo de sus lengüetazos en mi clítoris. En poco tiempo grité por la excitación y sentí el orgasmo más grande que en mi vida había sentido. Mi mente estaba en blanco y me sentía cansada. Las contracciones que producía mi vagina eran tan intensas que me costaba resistirlas. Dani, sin detenerse siguió acariciándome e introduciendo sus dedos en mi.
- Estás preciosa cuando te corres. ¿Te ha gustado?
-Sí, joder es el mejor orgasmo de mi vida. -Dije mientras veía cómo sacaba sus dos dedos de mí y los lamía.
Bien porque esto no ha acabado. -Dijo mientras que se deshacía de sus bóxers y dejándome ver su enorme pene. Normal que la otra puta gritase, joder, mediría como poco 23cm, y para colmo era muy gruesa. Me recordaba a las que aparecían en las películas porno.
Dani joder no, no estoy preparada.-Dije con miedo en mis ojos.
Laura tranquila, hemos llegado muy lejos para parar ahora, además, no será la primera vez...- Dijo con una sonrisa.
Dani, soy virgen me vas a partir. -Dije con timidez cortando su frase.
Imposible, con tu cuerpazo y todos los tíos a los que he tenido que pegar por babearte...
-Cree lo que te dé la gana. -Dije algo enfadada.
-Lo siento cariño. No aremos nada que tú no quieras. Seré suave por primera vez en mi vida. -Dijo volviendo a besarme el cuello y volviendo a causar dentro de mí una gran excitación.
Siguió con las caricias y los besos desde mi cadera y subiendo poco a poco por mi abdomen. Se estuvo centrando en estimular mis pezones hasta que comencé a gemir otra vez. Siguió su recorrido hasta pararse en mi boca y besarme con ansias mientras pellizcaba y acariciaba con sus manos ambos pechos.
En ese momento estaba excitadísima, la poca cordura que quedaba en mi se estaba evaporando como el agua a cien grados, mientas que sentía el pene de mi hermano duro y enorme apoyado en mi estómago, cosa que no ayudaba a estar calmada. Dani seguía excitándome besando mi cuello y haciendo suaves movimientos de cadera para hacerme sentir su polla, mientas que yo me limitaba a arañar y acariciar su espalda inconscientemente, perdiéndome en las líneas de sus músculos. Cuando terminó de besar mi cuello se dirigió a el lóbulo de mi oreja izquierda, mordiéndola suavemente y tirando un poco. Eso me puso a mil. Había alcanzado uno de mis puntos débiles, y parecía que sabía cómo tocarlos y excitarlos hasta la locura. No podía aguantar más, mi coño estaba estremeciéndose y produciendo una necesidad imperiosa de ser penetrada.
-Dani hazlo ya, sólo se suave.- Le dije en un susurro entrecortado por la excitación.
- Yo decidiré cuándo te follo.-Dijo con una sonrisa burlona en su rostro.
Entonces volvió a lamer y excitar mis pezones sin ninguna piedad, arrancándome gemidos de placer. Una vez se detuvo se situó de nuevo entre mis piernas y una vez comprobado que estaba chorreando por tanta excitación dirigió su polla a la entrada de mi vagina. Poco a poco fue empujando y causando un gran dolor en mí. Algunas lágrimas habían comenzado a escaparse de mis ojos, mientras que Dani me susurraba al oído palabras tranquilizadoras para que me relajase y no me doliese tanto. Una vez que mi hermano introdujo todo su miembro se quedó quieto mientras repartía caricias y besos por todo mi cuello.
-Joder, ha sido difícil, estas muy apretada. Me costará no correrme ahora mismo. -Dijo mientas volvía besarme.
Cuando el dolor disminuyó le pedí que continuase, y poco a poco fue sacándola un poco y volviéndola a meter. No sé cómo pero dolor fue dando paso al placer, y mientras más placer sentía más me costaba silenciar mis gemidos pra no molestarle.
-Gime para mí Laura quiero escucharte gritar mi nombre, quiero que eso se lo único que seas capaz de decir.- Dijo en mi oído mientras incrementaba el ritmo de penetración y cada vez sus estocadas eran más profundas. Oleadas de placer inundaban mi cuerpo al ritmo de las caderas de mi hermano. Su polla, dura como una roca me penetraba sin compasión haciendo que gimiese y gritase como una perra en celo el nombre de mi hermano, lo que hacía que él se excitase más.
-Joder Dani , Da-ni, sigue Ahh joder, te quiero.-Grité de placer.
-Y yo a ti preciosa.- Dijo dándome un besando en los labios mientras me penetraba más fuerte.
Sin mediar palabra Dani me cambió de posición dejándome encima suyo, y yo comencé a subir y bajar mientras hacía movimientos circulares con mi cadera. En esta posición la polla de mi hermano estaba entrando más profundo, y las envestidas eran más fuertes y placenteras, el placer recorría cada fibra de mi cuerpo, el cual s excitaba más al escuchar los gemidos de mi hermano y sus peticiones de que fuese más rápido.
-Joder Laura, naciste para ser follada. Mirar como tus enorme tetas revotan, me pone a mil. Joder.- Notaba como Dani cada vez estaba más excitado, y cómo mis movimientos no eran lo suficientemente rápidos, por lo que sin sacar su verga de mi interior me volvió a tumbar debajo suya y sujetándome una pierna y colocándola apoyada en su hombro comenzó a penetrarme mucho más rápido, era tan rápido que casi no me daba tiempo a respirar. Sentía como dentro de mi se formaba un orgasmo más grande que el primero.
-Dani joder me boy a correr. -Dije entre gemidos y gritos de placer.
- Yo también.
Dani comenzó a penetrarme más profundo y comenzó a acariciar mi clítoris con su pulgar, produciendo un orgasmo que culminó cuando noté cómo su semen me inundaba por dentro. Cuando logramos recuperarnos Dani salió de mi y cubrió nuestros cuerpos sudorosos con las sábanas de mi cama.
- Joder Laura, eres la mejor. -Dijo mientas me abrazaba por la cintura y me atraía a él.
Yo simplemente deposité mi cabeza en su pecho notando como poco a poco nuestra respiración se regulaba.
¿Y ahora que aremos? Tenemos que aclararlo antes de que te marches a tu cuarto.
Seguiremos con esto. Me da igual el mundo. Y me quedo a dormir.
Nuca te has quedado a dormir con un ninguna.
Pero es que tú no eres una de esas zorras, te voy a demostrar que te amo. Yo no me lo jugaría todo por un ligue o un calentón.
Pero somos hermanos, no podemos estar enamorados joder, está mal.
Me da igual. No permitiré que nadie que no sea yo te toque. Eres mía.
Ante la seriedad con la que me lo dijo no pude decir que no, además mentiría si dijese que no siento lo mismo que él.
Dormimos juntos el resto de la noche, sin importarnos el día de mañana.
Continuará.