Amor entre hermanos (5)
Esta saga se puede leer en conjunto o por separado. Laura y Dani siguen teniendo una relación mucho más íntima que la de unos hermanos normales. Sus aventuras siguen estando plagadas de peligro y pasión.
Había pasado exactamente una semana desde mi cumpleaños, y estábamos a la espera de una llamada, concretamente la de mi abuelo. Nos encontrábamos llegando al aeropuerto para esperar su llegada, la cual se estimaba en dos horas.
Cuando llegamos y aparcamos en el aeropuerto fuimos a ver la llegada estimada del vuelo de nuestro abuelo, el cual llegaría más tarde debido a unas turbulencias.
¿Y ahora qué?- Dije indignada y poco dispuesta a esperar tres horas sentada en una silla del aeropuerto.
Puedes ir a dar un paseo por las tiendas o hacer lo que quieras mientras que estéis aquí en tres horas.- Dijo mi padre resignado.
¿Y vosotros que aréis?- Preguntó mi hermano cruzado de brazos.
Nosotros estaremos tomando un café aquí por si vuestro abuelo llega antes.- Dijo nuestro padre.
Ya sé, Laura acompaña a Dani a comprar un traje nuevo para la reunión, no me fio de su gusto y me quedaría más tranquila si le acompañas. -Dijo mi madre mientras hacía caso omiso a las miradas asesinas que le lanzaba Dani.
Podría arreglármelas solo. No necesito ayuda para comprar un traje. Son todos iguales. -Dijo Dani resentido.
Nada más escucharle diciendo esa barbaridad golpeé suavemente mi frente con la palma de mi mano.
Lo que yo decía. Por favor, Laura, acompáñale, sabes que esta reunión es importante.- Dijo mi madre de manera suplicante.
Iré, tampoco puede ser tan malo ¿No?-Dije mirando enfadada a Dani mientras me cruzaba de brazos.
Que remedio.
Después de soportar la última queja de Dani nos dirigimos a una de las tiendas de ropa masculina sin dirigirnos la palabra.
Que conveniente ¿No?- Dijo Dani detrás de mí en el oído.
No lo sé, dime tú. - Dije enfadada.
-Oh dios, ¿Te has enfadado?...
- No, tú qué crees, para de entretenerte y busca algún traje.- Dije enfadada.
-Como tu digas. No hay quien hable contigo cundo te enfadas.
Dani me dio la espalda y comenzó a buscar por el otro lado.
Cuando ya tenía algunos trajes para que se probase me di la vuelta y vi que hablaba con una dependienta que estaba tonteando con él sin ninguna vergüenza. Me acerqué rápidamente y me situé al lado de Dani.
¿Has encontrado algo?- Dije agarrándome al brazo de Dani.
No, los veo todos iguales, por eso esta chica me estaba ofreciendo ayuda.- Dijo totalmente despreocupado.
Oh, veo que ha venido con su hermana. -Dijo la dependienta sonriéndome de manera falsa y provocando que me hirviese la sangre.
Dani se disponía a contestar, pero yo actué más rápido, abrazándole por la cintura y mirando fijamente a la dependienta a los ojos.
Te equivocas, él es mi novio, y no hace falta que nos ayudes, no queremos molestar. Seguro que habrá algún cliente que necesita más tu ayuda. -Dije fulminándola con la mirada.
Oh de acuerdo, disculpen las molestias. -Dijo mientras se iba con su sonrisa falsa desfigurada por mi respuesta.
No me dio tiempo a decir nada más, ya que Dani sujetó fuertemente mi muñeca y me arrastró a los probadores, entró conmigo en el más grande y cerró la cortina.
-¿Me puedes decir que ha sido eso?- Dijo serio mirándome mientras se quitaba los zapatos.
No ha sido nada, sólo la verdad ¿O estoy equivocada? -Dije mirándole fijamente a los ojos.
¿Me estás provocando?- Dijo Dani alzando una de sus cejas.
No digas estupideces para distraerme...
-Laura, Laura, deberías saber que me pone verte enfadada, y me pone aún más verte celosa por mí.- Dijo mientras comenzaba a desbotonarse su camisa y a acercarse lentamente con una sonrisa burlona.
- No me jodas, estamos en unos probadores...
No pude decir nada más ya que Dani comenzó a besarme de manera apasionada mientras me aprisionaba contra la pared para no permitirme escapar.
Cuando conseguí separarme un poco de la pared, cosa que Dani aprovechó para desabrocharme en un rápido movimiento mi sujetador, el cual sacó de mis brazos gracias a mi vestido palabra de honor.
Una vez hubo lanzado mi sujetador comenzó acariciando uno de mis senos con una de sus manos, mientras que con la otra acariciaba uno de mis muslos, el cuál previamente había colocado alrededor de su cintura. Rindiéndome a la pasión le quité la camisa a Dani y desbroché su pantalón, notando contra mi intimidad su gran erección.
Cada vez la temperatura entre nosotros subía, la ropa sobraba, y Dani ya me había despojado de mi vestido, mientras yo hacía lo propio con sus pantalones y sus bóxers. Dani continuó creando un camino de besos desde mi boca, descendiendo por mi pecho y terminando en el comienzo de mi tanga. Entonces mi hermano acarició con su nariz el filo de mi ropa interior para después sujetar un extremo con sus dientes y bajarla.
Sin resistir mucho más por la gran excitación que nos embriagaba y por el miedo a que nos descubriesen le quité sus calzoncillos a Dani mientras que me arrodillaba para comenzar a lamer sus testículos y el nacimiento de su pene. Recorrí las dos zonas con lentitud y suavidad con mi lengua, y cada vez subiendo un poco más por el tronco de su pene, provocando suaves gemidos por parte de Dani. Cuando llegué al glande comencé a hacer círculos con mi lengua, a la vez de introducir y sacar su miembro de mi boca.
Cuando creí que se iba a correr me obligó a levantarme y sujetando mis glúteos hizo que automáticamente diese un pequeño salto y rodease con mis piernas su cintura. En ese momento noté como su pene rozaba suavemente la entrada de mi vagina, provocando que mis ganas aumentasen. Le quería dentro.
-Dani, hazme tuya. Quiero sentirte dentro.- Dije de manera juguetona para incitarle.
- Como desees.
Dani comenzó a penetrarme suavemente mientras recorría mis pezones con su boca, provocando que mi excitación aumentase. Cada vez se me hacía más difícil contener los gemidos, los cuales solían ser ahogados por besos que provocaban que poco a poco nos acercásemos más al orgasmo.
Cuando ya estaba a punto de correrme Dani me bajó y pidió que apoyase mis manos en la pared mientras él sujetaba mis caderas y las desplazaba hacia atrás. Yo a su vez separé mis piernas, exponiendo mi intimidad. Dani se acercó por atrás y comenzó a acariciar mi clítoris mientras que con la otra mano pellizcaba y acariciaba uno de mis pezones mientras que lamía y besaba mi cuello. Siguió así un poco más hasta que me comenzó a resultar imposible contener mis gemidos. Entonces Dani paró y me penetro rápida y profundamente, provocando que volviee a formarse en mi vientre otro orgasmo.
- Te quiero.
Cuando Dani dijo esas palabras nos corrimos juntos. Ya me había dado la vuelta, y estaba apoyada en la pared, mientras que Dani estaba apoyando sus manos a cada lado de mi cabeza, dejándome apreciar sus hermosos ojos, los cuales me observaban con deseo y amor.
Salimos de nuestros pensamientos cuando mi móvil comenzó a sonar. Rápidamente me acerqué y descolgué el teléfono. nuestra madre me estaba preguntando cómo íbamos con las compras y nos avisaba de que teníamos una hora más para poder elegir un traje propiado.