Amor entre hermanos (2)
. Dani me detuvo y esposó mis manos por encima de mi cabeza, enganchándolas a su vez en el cabecero de alforja. Me sentía avergonzada y expuesta, pero sobre todo muy excitada, ya que su lasciva mirada recorría de arriba a abajo mi cuerpo desnudo con lujuria.
Después de la primera experiencia con mi hermano, nuestra relación fue mejorando. Delante de nuestros padres nos comportábamos como hermanos normales, pero cuando ellos no estaban nos pasábamos el día follando o saliendo juntos. Nuestra relación era como la de una pareja normal y corriente, con la diferencia de que éramos hermanos.
Un fin de semana en el que mis padres estaban en casa, unas amigas me llamaron para salir a una discoteca, por lo que me preparé para salir y se lo dije a mis padres. Me puse un vestido negro de licra corto. Era palabra de honor y muy ceñido, tanto que se notaba incluso el lazo que llevaba el sujetador en la parte frontal como adorno, por lo que para que no se notasen decidí ir sin braguitas. El sujetador que llevaba era de color rosa fucsia, a juego con los tacones y el bolso que llevaba ya que se transparentaba levemente con la luz. Me dejé mi melena suelta, y delineé mis ojos para resaltar su color verde. Cuando iba a salir de la casa me hermano me detuvo sujetándome del brazo.
-¿A dónde vas?- Dijo con un enfado notorio.
-He quedado con las chicas, voy a la disco Mandalá. -Dije tranquila.
-Tú no sales y menos así, yo soy el único que te puede ver y tocar.
- ¿Qué tiene de malo la forma en la que voy vestida?
-¿Todavía no lo sabes?- Dijo mientras apuntaba a su paquete, donde se encontraba una notable erección.
Yo me acerqué y la acaricié por encima del pantalón, notando lo dura que se estaba poniendo. Cuando mi hermano soltó un suave gruñido me alejé.
-Pues hazte una paja. Yo voy a salir, nuestros padres me han dejado, y yo soy una mujer libre.- Dije enfadada abriendo la puerta de la calle.
Laura te lo digo por última vez. Deja de jugar conmigo y cierra la puerta.
¿O si no qué?- Dije mientras salía de la puerta y me dirigía a mi coche.
Nunca me ha gustado que me digan lo que tengo que hacer, y mucho menos que me digan cómo vestir, se que me había pasado un poco con algo tan atrevido, pero en el fondo quería ver la reacción de mi hermano, y para ser sincera me encantó.
Llegué a casa de mi amiga Sandra, teníamos planeado reunirnos con ella allí e ir en su coche para no tener que aparcar cuatro vehículos.
Cuando llegamos a la discoteca Sandra nos coló porque el portero era su amigo. La música electrónica llegó a mis oídos, amortiguando las estupideces que decía una de mis mejores amigas, María. Me estaba diciendo que se había peleado por séptima vez con su novio, pero lo cierto es que no me interesaba, yo me había acabado de pelear con Dani y no le estoy llorando. Aunque en su defensa no le he contado nada a nadie, aunque sé que mis amigas son de confiar no quiero que me miren como si estuviese mal de la cabeza.
Nos pusimos en el centro de la pista y comenzamos a bailar. Poco a poco mis amigas estaban desapareciendo, seguro que ya habían ligado, cosa que me frustraba, yo aquí, sola con María, mientras que seguramente ellas estarían enrollándose con algún desconocido. Lo cierto es que me daba morbo imaginarme acostándome con un tío del que ni siquiera sabía su nombre, pero no quería serle infiel a Dani, y mucho menos cuando él me está siendo fiel a mí conociendo sus antecedentes de tirarse a todo lo que se mueve. Estaba muy frustrada. Ahora mismo podría estar teniendo sexo con mi hermano, y en vez de eso estaba controlando que María no hiciese ninguna tontería, ya que llevaba nueve chupitos de tequila.
En un descuido vi a María yéndose con un hombre que no conocía. Me disponía a ir detrás de ella, pero algo me dejó inmóvil. Alguien estaba bailando detrás mía y no dejaba de refregar su paquete en mi trasero, mientras que sus manos descansaban sobre mis caderas. Intenté girarme, pero no me lo permitió, tenía bastante fuerza y a pesar de poder girarme para ver su rostro, la oscuridad no me lo permitía. Grité lo más alto que pude que tenía novio para que me soltase, pero en vez de eso él continuó.
Mientras que con un brazo rodeaba mi cintura para que no me escapase, con la otra comenzó a recorrer mi cuerpo, incluso adentrándose dentro de mi ajustado vestido.
- Mírate que zorrita estás hecha, ni siquiera llevas bragas.- Dijo en mi oido quien me tenía retenida.
Al escuchar esa profunda voz comencé a mojarme. Si bien amaba los videos de sexo no consentido, no sabéis lo que me pone una profunda y ronca voz.
-Déjame idiota. Tengo novio, y no dudo de que te parta la cara.
Él me respondió con una suave risa mientras que situaba una de sus piernas entre las mías para que las separase. Poco a poco fue palpando mi trasero, mientras que yo luchaba y tiraba de la parte delantera de mi vestido para abajo, intentando que nadie se diese cuenta, aunque lo dudaba ya que había tanta gente y estábamos tan apretados que era imposible.
Su mano viajó desde mi trasero hasta mi vagina, mientras que la acariciaba y poco a poco buscaba mi clítoris.
-Dices mucho que tienes novio, pero mira lo molada que estás. Eres una zorra de campeonato.
En ese momento uno de los focos de la discoteca nos iluminó, lo que distrajo lo suficiente a mi acosador para que pudiese girarme lo suficiente y ver su rostro. Mis piernas comenzaron a temblar, y mi vagina comenzó a contraerse excitada. Detrás mía se encontraba Dani, con una camiseta negra muy ceñida y una sonrisa provocadora.
- Cabrón, me has asustado, suéltame.-Dije muy enfadada.
-Te mereces un castigo por desobedecer. Y esto es lo mejor que se me ha ocurrido.-Dijo mientras seguía acariciando mi clítoris.
-Muy bien, pero puedes soltarme ya. María se ha... se ha ido con un tío y... como se quede... Ah!
Poco a poco me estaba poniendo más caliente. Los dedos de Dani se movían a un ritmo frenético que poco a poco me iba llevando a la locura.
- Decías algo cariño...
-Dani por... por favor, ha-haré lo que tú quieras, pe-perro por favor, déjame ir a-a ver si Ma-María está bien.-Dije conteniendo las ganas de volver a gemir.
-¿Lo que me dé la gana?- Dijo con una sonrisa traviesa.
-Sí... - Dije excitada a causa del movimiento de sus dedos y lo que imaginaba que me haría.
Hasta ahora he sido suave... ¿Segura?
¡Sí!- Grité excitada mientras sentía que un orgasmo estaba formándose y en segundos culminaría.
De acuerdo. María está con un amigo de confianza que la llevará a su casa.-Dijo mientras me soltaba y paraba de masturbarme, dejándome llena de lujuria y frustración.
¿Y si le hace algo...?- Dije cruzando los brazos con enfado
Lo dudo su tipo no son las mujeres.
-Entonces era Gabri ¿No?
-¿Cómo sabes lo de Gabri?
-Porque una vez me vio haciendo top-less en la piscina de casa y ni se inmutó.-Dije tranquila.
-Joder, podrías tener más cuidado... Odio que te miren.
Sin decir nada más salimos de la discoteca y nos montamos en su coche. Dani en vez de arrancar me acorraló contra el sillón del copiloto y comenzó a besarme mientras que masajeaba uno de mis pechos. Cuando nos separamos por falta de aire él provechó para desabrocharse los pantalones y mostrarme su erección.
-Dani, arranca ¿Y si nos descubre alguien?- Dije asustada.
- Calla. Dijiste que arias lo que yo quisiese. Así que obedece.
Como no estaba segura de que responder a si que asentí. No sé qué cara puso Dani, porque lo cierto es que mi vista no podía separarse de su erección.
Lámela.- Dijo Dani sin ningún pudor y arrancando el coche.
¿No es peligroso?
Te he dicho que me la chupes.- Dijo intimidante.
En ese momento me agaché y sujeté el miembro de mi hermano haciendo ligeros movimientos de arriba a abajo. Poco a poco fue creciendo más.
- Joder lo haces bien para ser la primera vez, pero usa tu boca.- Gruñó.
Entonces comencé a lamer desde el nacimiento del tronco hasta la punta. Cuando me acostumbré al sabor introduje el glande en mi boca y comencé a lamerlo con movimientos circulares como había leído en un relato erótico.
-Joder, eres buena. -Dijo entre suspiros.
Entonces decidí introducir todo el miembro en mi boca, pero por mucho que lo intentaba no lograba metérmela entera en la boca. Comencé a subir y bajar mi cabeza en un lento vaivén que pareció excitar más a mi hermano. Mientras seguía comencé a acariciar sus testículos con una de mis manos y con la otra masturbaba la parte del pene que no entraba en mi boca.
Noté como el coche paraba suavemente y escuché como se quitaba el cinturón de seguridad. En ese momento tomó mi pelo con una de sus manos, yo me puse de rodillas en el asiento para estar más cómoda. Mientras que Dani con su otra mano libre volvía a masturbarme.
La mano que me sujetaba el pelo comenzó a marcar un ritmo mucho más rápido y profundo, por lo que poco a poco comencé a sentir arcadas y dificultades a la hora de respirar debido a la profundidad y velocidad que mi hermano me obligaba a mantener en la mamada, mientras que notaba como se comenzaba poco a poco a formar un orgasmo en mi interior.
Dani aumentó la profundidad y el ritmo hasta que se corrió en mi boca. Intenté tragarlo todo, pero al ser tanto no pude evitar atragantarme y toser.
- Muy bien, para ser la primera vez que lo haces no ha estado nada mal.- Dijo dejando de acariciar mi clítoris e impidiéndome por segunda vez llegar al orgasmo.
Dani se colocó el pantalón de nuevo para abrochárselo con cierta dificultad, ya que su miembro seguía estando erecto. Después se acercó a mi y depositó un suave beso en mis labios.
-Vamos.-Dijo bajando del coche. En ese momento miré al frente y me di cuenta de que estábamos delante de nuestra casa, y que si algún vecino hubiera pasado por la calle nos hubiera visto, mojándome aún más por la idea. Salí de mis pensamientos cuando Dani abrió la puerta del copiloto para que yo bajase.
-Cuando entremos le diremos a nuestros adres que coincidimos en la disco, y que como tú estabas cansada y te dolían los pies decidí traerte. Cuando te prepares para dormir y te quites toda esa molesta ropa, sin que se den cuenta nuestros padres, bienes a mi habitación a continuar con lo que hemos empezado.
Asentí con la cabeza sin mirarle a los ojos pensando en el plan.
-Eh, ¿Estás bien?.-Dijo tomándome del mentón con una de sus manos mientras que con la otra rodeaba mi cadera para acercarme más a él.
-¿Y si a mamá o papá les da por entrar a mi cuarto y ven que no estoy, o peor, y si abren la puerta del tuyo y nos pillan?- Dije excitándome y aterrorizándome por la idea.
-Tranquila, nunca permitiré que eso pase porque no quiero que me alejen de ti. Te he amado y te amo desde hace más de tres años. Nada nos separará.-Dijo mientras me besaba con dulzura.
¿Seguro que no te arrepentirás y no te irás con nadie más?- Dije entre lágrimas.
Es imposible que me canse y me aparte la mujer más perfecta del mundo. Cuando Papá y Mamá se duerman ven a mi cuarto.
-Sí.-Dije mientras me ponía de puntillas para acortar la distancia que separaban nuestros labios para comenzar a danos un beso al que rápidamente se sumaron nuestras lenguas entrelazándose.
Cuando nos separamos para respirar nos dirigimos a la puerta de la casa. Dani la abrió para mí y me dejó pasar. Nada mas pisar las losetas del suelo comencé a quitarme mis tacones y nos dirigimos hacia el salón, donde una luz nos indicaba que nuestros padres estaban viendo algo en la televisión.
-Papá, Mamá, ya hemos llegado.- Dije con una sonrisa y alzando el par de tacones.
-¿Y eso? ¿Por qué habéis llegado los dos tan temprano?- Dijo mi madre con sorpresa.
- Los tacones me han hecho una rozadura impresionante, y ya no aguantaba más. Por suerte me encontré con Dani y le convencí para volver a casa.- Dije con una sonrisa.
-¿Dani, y tu aceptaste sin más?- Dijo mi padre extrañado.
-Qué remedio, era eso o aguantar a una pesada que no me dejaba en paz en la disco. Esa tía era una lapa.- Dijo mi hermano con fastidio.
- Cariño, para que después digas que sólo los hombres podemos ser unos pesados acosadores.-Dijo mi padre con una risa. Se lo habían tragado.
-Es que hay mucha desesperada.- Dije encogiéndome de brazos.
Bueno chicos, nosotros estábamos a punto de irnos a dormir, si queréis podéis ver la tele, pero no os acostéis muy tarde.- Dijo mi padre.
Yo paso, estoy destrozada.-Dije tranquila.
Yo me quedo. Buenas noches.-Dijo Dani mientras que se sentaba en el sofá y veía como Mamá se levantaba para irse a dormir.
¿Cris no vienes?- Dijo mi madre.
-En un rato voy.-Dijo mi padre sin prestarle demasiada atención.
Mi madre y yo salimos del salón y nos dirigimos a la planta de arriba, donde están los cuartos. Yo entré al mío y me desnudé y desmaquillé. Escuché a mi madre llamarme, así que me puse mi bata y fui a su cuarto.
-Laura, ¿Puedes llevar esta camiseta al cuarto de tu hermano? Es que la planché antes y se me olvidó dejarla allí.
-Sin problema.-Dije mientras cogía la camiseta.
Cuando me disponía a dejarla en el cuarto de mi hermano se me ocurrió una idea mejor. Me la bata y la ropa interior, y me puse la camiseta. Entonces salí al pasillo y asegurándome de que nadie me veía entré en mi habitación, deshice mi cama por si alguien entraba pensase que estaba en el baño o algo, volví al cuarto de mi hermano sin ser vista y me tumbé en su cama de costado de manera sugerente mirando hacia la puerta.
Al poco rato escuché unos pasos por el pasillo, pero deduje que era mi padre, ya que fue hacia el lado contrario, y a los dos minutos escuché los pasos de mi hermano. Él, sin percatarse de mi presencia ya que la luz estaba apagada, abrió la puerta y dándome la espalda encendió la luz. Cuando me vio primero se asustó, pero al darse cuenta de mi pose y de la situación pude ver en sus ojos la lujuria.
-Creí que te esperaría yo a ti, no al revés.-Dijo con tono burlón.
-Si lo prefieres me voy y te dejo esperando como antes.-Dije seductoramente mientras que cambiaba de posición para que pudiese apreciar el gran escote que me hacía su camiseta.
- Ya que estás aquí tendremos que aprovechar ese fantástico modelito.
Dani se fue acercando a mi poco a poco, y antes de que llegase a mi lado puse uno de mis pies en su hombro para detenerle de manera sensual, a la vez que exponía mi entrepierna, ya que no llevaba ropa interior. Él se detuvo y me miró de arriba a abajo. Sus ojos demostraba una gran excitación, al igual que su erección la cual aprecié cuando con rapidez se desvistió.
Una vez desnudo volvió a acercarse a mí, y repetí la acción anterior. Dani comenzó a crear un camino de besos, desde mi tobillo hasta el interior de mis muslos. Yo comencé a gemir de excitación y placer.
- Sshh. Cariño, me encanta escucharte, pero si sigues así nuestros padres se darán cuenta.-Dijo mientras introducía su cabeza entre mis piernas para comenzar a lamer de arriba hacia abajo mi vagina buscando encontrar mi clítoris para atraparlo entre sus suaves y carnosos labios. Produciendo que gemidos más intensos se escapasen de mi garganta.
-Joder Dani, no puedo...- Dije totalmente excitada mientras intentaba abrirme más de piernas y acercar más mi intimidad a su boca, la cual me estaba generando un gran placer.
Entonces Dani se separó de mí, me quitó su camiseta dejándome completamente desnuda y se acercó a su mesita de noche, de donde sacó una mordaza de esas que tienen una pelota.
¿Y eso?- Pregunté dudosa.
Lo compré el otro día, es para que no grites cuando nuestros padres estén en casa. Si no te convence podemos dejarlo aquí. -Dijo mientras me la daba.
Instintivamente un montón de imágenes de los vídeos porno donde aparecían ese tipo de mordaza llegaron a mi mente, produciendo que me excitase al instante. Sin decir nada procedí a atarme la mordaza. Era algo incómoda, pero nada que no pudiese aguantar.
- Ya que usaremos la mordaza he pensado en introducir algún juguete. ¿Qué te parece?
Me limité a asentir con mi cabeza mientras que notaba como me excitaba un poco más.
- He comprado algunas cosas. Tienes que decirme el que quieres y el que no quieres que usemos.
Volví a asentir. Entonces Dani se acercó a su armario y tomó una caja de color roja. Sacó unos libros junto a un falso fondo, imagino que para engañar a nuestra madre por si le daba por cotillear. De dentro sacó un vibrador del tipo bala de plata con un mando color rosa y unas esposas de peluche también rosa.
-¿Quieres usar las dos cosas?
Asentí de forma frenética mientras que me acercaba a coger las esposas. Dani me detuvo y esposó mis manos por encima de mi cabeza, enganchándolas a su vez en el cabecero de alforja. Me sentía avergonzada y expuesta, pero sobre todo muy excitada, ya que su lasciva mirada recorría de arriba a abajo mi cuerpo desnudo con lujuria. En ese momento cogió el vibrador y encendiéndolo comenzó a pasarlo por un lado de mi cuello, mientras que por el otro me daba suaves y húmedos besos.
Me estremecí al sentir las vibraciones descender desde mi cuello hasta mi escote, y varios gemidos se ahogaron en mi garganta cuando su boca se dirigió a lamer y mordisquear uno de mis pezones, mientras que el otro era estimulado por el vibrador. Me sentía al borde de un orgasmo al que no llegaba a alcanzar, por lo que mis caderas comenzaron a moverse de manera instintiva.
-Joder, estás caliente como una perra, tendré que ocuparme.-Dijo con una sonrisa burlona mientras que se alejaba de mis pechos y me besaba en la frente de manera cariñosa.
Poco a poco Dani fue acariciando desde mi pecho hasta mis muslos con la yema de los dedos de una de sus manos, mientras que con la otra hacía lo mismo pero con el vibrador. Cuando llegaron a mis muslos separó mis piernas y comenzó a hacer círculos lentos y bien definidos sobre mi ya hinchado clítoris. Comencé sentir que no podía respirar de la intensidad de la excitación y de no poder gritar. La excitación era demasiado fuerte, me estaba volviendo loca, mi vagina ardía de manera placentera y notaba como mi humedad había incluso alcanzado mi ano, cosa que me excitó aún más.
En un momento y sin previo aviso mi hermano había colocado una de mis piernas en su hombro, mientras que la otra estaba estirada. en esa posición siguió estimulándome con el vibrado, dejándome pequeños descansos para que recuperase un poco el aliento. Cuando comencé a sentir que conseguía soportar más ese nivel de excitación dejó de alejar el vibrador, y comenzando a hacer círculos más rápido comenzó a penetrarme con su enorme y duro pene. En el momento que acabó de metérmela entera sentí un orgasmo instantáneo. Fue uno de los mejores orgasmos de mi vida, y tan potente que de no ser por la mordaza lo más seguro es que los vecinos del chalet de al lado se hubieran enterado.
Cuando comencé a experimentar las contracciones vaginales más fuertes que había tenido en mi vida por el tremendo orgasmo que había tenido y comenzaba a recuperar un poco la cordura me di cuenta de que mi hermano seguía penetrándome, lo que hacía que volviese a excitarme de manera creciente.
Mientras que una de sus manos sujetaba mi pierna, la otra dirigía el vibrador todavía encendido hacia mis pezones. En ese momento me excité mucho cuando me di cuenta de que poco a poco las vibraciones de esa bola subía un de intensidad. Cundo mis contracciones cesaron mi hermano volvió a posar la bolita del vibrador cerca de mi clítoris para que sintiese la vibración y me excitase más si es que era posible. Yo comencé a mover las caderas intentando que la penetración fuese más fuerte y profunda. Mi hermano, comprendiendo lo caliente que estaba comenzó a acelerar el ritmo y cada vez penetrarme más profundo. Cuando comencé a sentir que otro orgasmo se acercaba mi hermano comenzó a subir la intensidad del vibrador hasta el máximo, produciendo otro orgasmo igual o mejor que el anterior, lo que conllevó a que mi hermano se corriese conmigo debido a la forma en que mi vagina aprisionaba su miembro.
Cuando nos recuperamos Dani comenzó a repartir besos por mi rostro, me quitó la mordaza y desató las esposas. Ambos estábamos desnudos y abrazados. Me estaba quedando poco a poco dormida en el pecho de mi hermano mientras que escuchaba sus acompasados latidos.
-Te estás tomando las pastillas ¿No?- Preguntó Dani con dulzura.
-No te preocupes, después de la suerte que tuvimos la primera vez no he querido volver a jugármela. No tengo ganas de ir a dormir sola a mi cuarto.- Dije triste y cambando de tema.
-No vallas.- Dijo mientras que nos tapaba con las mantas.
-¿Y si no ven papá y mamá?
-Les diremos que tuviste una pesadilla y como un buen hermano te dejé dormir conmigo. Dijo mientras besaba mi frente.
-¿Y toda la ropa tirada en el suelo?
- La escondí debajo de la cama. Cuando nos despertemos nos la ponemos y ya.
Sin reclamar más me recosté de nuevo en su pecho y me quedé dormida.
Continuará.
Gracisa por darle un oprtunidad a la historia, creía que no tendría tan buena aceptación por ser la primera saga que escribo. Lamento las faltas de ortografía, además de ser joven soy disléxica, y me da vergüenza pedir a algún conocido que lo revise.