Amor en el trabajo

El recién llegado gerente termina intimando con una bella mujer con la que comparte una deliciosa y placentera experiencia.

Lo que a continuación les relato, es verídico y sucedió hace 8 años y en todo ese tiempo no he olvidado ni uno de los detalles de ese acontecimiento que me dio la oportunidad de practicar el amor de una manera explicita y sin inhibiciones y que para mí fue realmente increíble.

Pero permítanme decirles que en ese entonces yo tenía 33 años y era gerente administrativo de una empresa y que por azares del destino me mandaron a cubrir la enfermedad de un compañero de trabajo a otra oficina, a esa edad yo vivía una etapa muy feliz y estable en mi matrimonio con dos hijos encantadores y una esposa dedicada a completamente a su hogar y al cuidado de mis pequeños, yo no soy un Adonis, pero para mi trabajo tenía que estar siempre con buen aspecto tanto física como mentalmente para poder dar esa imagen que tanto desean los altos ejecutivos.

Llegué a esa inolvidable oficina y después de las presentaciones de rigor y en el que conocí al personal tanto masculino como femenino que serían mis colaboradores, me pude percatar de la belleza de una muchacha de 30 años, morena clara, con una cara muy linda, que me tendió la mano de una manera muy cálida y amable y en su presentación pude darme cuenta del tono sugestivo de su voz y una mirada demasiado expresiva, de ojos profundamente negros enmarcados por unas cejas perfectas, una fina nariz y unos labios delgado y con la forma precisa aquella que invitan a ser besados apasionadamente, su cabello largo era el marco perfecto, negro, sedoso, brillante y ondulado y que hacían un juego perfecto con su imagen impecable, elegante enfundada en un uniforme tipo sastre que le daba un toque de mujer inteligente y muy femenina, No dejo de alabar aún esa imagen que causó un fuerte impacto en mí, tanto que al toque de sus manos sentí que me derretía completamente pero tuve que mantener esa imagen de ejecutivo que la empresa exigía, bueno al menos en ese momento.

En el transcurso de mi estancia en aquella oficina me enteré de era casada, obvio, quién dejaría soltera a una belleza como esa, y que su esposo era uno de los que trabajaban en aquella oficina, bueno, si en un momento cruzó en mi mente ligarla deseché la idea, en el trabajo me centré tanto en los problemas que se habían acumulado y dar buenos resultados que mi relación con esa belleza se redujo simplemente a cuestiones laborales y en particular sabiendo que produjo un fuerte impacto en mí evitaba todo lo posible un acercamiento que no fuera estrictamente profesional, hasta el día en que me avisaron de la llegada de gente importante de la empresa a la oficina y como deberíamos impresionarlos, pues al informales a mis colaboradores solicité la ayuda de ellos para hacer de la oficina un lugar realmente agradable el día de la visita y también la ayuda de las mujeres para preparar unos bocadillos y unos refrescos para los visitantes, como siempre que pasan esos eventos todos estuvieron de acuerdo y después de planear cómo se haría todos volvimos al trabajo, ese día antes de terminar la jornada se acercó T, así voy a llamar a esa lindísima mujer para presentarme un presupuesto de las compras para los bocadillos y refrescos, aprobado dicho presupuesto me dijo que como ya estaba metido el tiempo, que la acompañara a realizar las compras al terminar el trabajo de ese día, lo pensé dos veces pero como quería dar la impresión de ser una persona social y amigable pues accedí, antes de hacer las compras le invité a tomar un café haciendo uso de mis galanteos de días de fiesta, bueno ese día fue un día de fiesta para mí y que culminó en un acto feliz, pues al estar haciendo las compras me di cuenta que se detuvo mucho tiempo en un espacio en donde se exhiben tarjetas postales, le di tiempo para que escogiera una tarjeta alejado de ella para no intervenir en sus cosas personales, vi que tomó una y hasta ahí no hubo anormal, al dejarla en las puertas de su domicilio antes, de bajarse del coche me extendió la tarjeta y me dijo que era para mí y que me agradecía la tarde que le había dedicado y que la perdone por no firmar la tarjeta pero con lo que decía la misma expresaba todo, me dejó sorprendidísimo y ni siquiera pude articular palabra alguna, a la calle siguiente detuve el coche para leer el contenido de la tarjeta y volví a sorprenderme cuando me di cuenta que la dedicatoria era una invitación, era la apertura a una relación, pues la tarjeta decía que había pasado una tarde "súper" y esperaba no ser la única ocasión en tener una tarde como esa, ¡me sentía en la gloria!, ¡entre nubes!, además me había dejado escrito el número de teléfono de su domicilio, en el primer teléfono publico que vi, bajé y le llamé aun a sabiendas de que me podía contestar su esposo, grata fue mi sorpresa al escuchar su voz y más diciéndome que estaba esperando mi llamada, nos dijimos cosas muy bonitas ambos y quedamos en salir de nuevo otro día, pero que en la oficina deberíamos de guardar toda la discreción posible.

Después de la visita, al terminar la jornada salimos a festejar nuestro éxito con todo el equipo de trabajo y después de 2 horas de convivencia nos fuimos retirando. Al despedirse T me tendió la mano dejándome un papel discretamente, en ese papel me pedía que le llame a su casa en una hora, inmediatamente terminé con todo lo que tenía pendiente y me dispuse a llamarle, T me dijo que esperaba mi llamada y me pidió que nos entrevistáramos ese día, la cité en un café muy discreto ella estaba radiante y yo feliz, le tomé las manos y me atreví a probar un poco de cielo, la besé en la boca, eso me excitó tremendamente, salimos de ese lugar tomados de la mano al dejarla en su coche con delicadeza y firmeza a la vez le di un abrazo, mi propósito era hacerle sentir la dureza de mi verga, ella se percató, se sonrió y me dijo que le gustaba causar esa reacción en mí, que se sentía halagada.

Durante la siguiente semana salimos tres veces y nos encontrábamos en diferentes lugares y cada vez las caricias eran más sensuales y atrevidas. Hasta que me atreví a pedirle que nos viésemos en un lugar mas íntimo, ella accedió a la primera, pero me pidió que sea en un lugar sumamente discreto, me di a la tarea de buscar un lugar que sería "la puerta al cielo", al fin lo encontré y al siguiente fin de semana quedamos en vernos a las 5 de la tarde, pero que sólo disponía de 2 horas, para mí eran más que suficientes.

Ese día llego a la cita enfundada en unos jeans y una camisetita informal en donde pude apreciar el esplendor de su cuerpo, le tendí los brazos y ella se pegó a mí nos besamos suave, la sensualidad que externaba estaba a su máximo esplendor. Como ambos sabíamos a lo que fuimos y el tiempo que teníamos, pues me dispuse a sacarle primero la blusita, acaricié su espalda, palpé la tersura de su piel y como yo, ya estaba más que caliente le desabroché su brasiere y se los saqué lentamente, me pude percatar que sus senos eran pequeños pero bien duros y bien puestos en su lugar, sus pezones eran pequeños coronados con un aureola café que le daban una hermosísima vista, después de besarle la espalda y el cuello y extasiarme de su piel seguí con sus senos, jugué con ellos lo suficiente para excitarla, me quitó la camisa y me fue mordiendo y besando de igual manera, mi verga estaba durísima y no rompió la tela de mi pantalón porque la tenía pegada al cuerpo de T, bueno le fui deslizando sus pantalones bajando mis labios besándole desde sus pechos su abdomen liso, metiendo la lengua en su ombligo y más abajo hasta sentir la suave tela de sus pantaletitas, besé su conchita sintiendo los vellos y sintiendo la humedad que la invadía y el aroma que desprendía de mujer excitada le bajé despacio la pantaletita roja y quedó completamente desnuda ante mí, arrodillado que estaba ante ella le alcé una de sus piernas y metí mi rostro en su sexo y mi lengua encontró sus labios sexuales y sentí ese sabor inigualable de los líquidos femeninos que son como miel para la abejas ahí estuve un buen rato sintiendo que cada vez estaba más mojada, ella pegaba cada vez esa bella parte hacia mi rostro, yo me tenía asido de sus nalgas suaves y redondas a las que masajeaba con lujuria, ella estaba al borde de la histeria pidiendo que siguiera y que parase a la vez, me puse de pie y ella inmediatamente desabrochó mis pantalones, que no cayeron al suelo porque se sostuvieron con mi verga, que en ese momento la tenía muy dura, como nunca antes, como pudo me quitó los calzoncillos y al ver mi miembro erecto frente a su cara la tomó con ambas manos acariciándome los testículos y después con su lengüita absorbió la gotita transparente que emergía y después de darle un beso se dispuso a chupármela, primero fue la cabeza, se la metió a la boca con una delicadeza increíble y poco a poco se fue metiendo toda mi verga a su boca y sacándola despacio la volvía a meter, no sé cuánto tiempo duró esta acción, yo ya había perdido la noción del tiempo, y cuando ya no aguantaba más se paró y con una gracia sin igual se dio media vuelta y me ofreció su lindo trasero se pegó a mí y mi verga quedó entre sus nalgas, húmedos como estábamos sentí el roce de mi verga entre sus piernas exactamente en la entrada de su vagina, ella ya se contorsionaba con la excitación y sólo murmullos de goce salían de sus labios, instintivamente ella separó sus glúteos y miré su culito brillante y húmedo y puse mi verga en posición, ella con sus manos lo puso en dirección y empecé a empujar introduciéndose primero la cabeza de mi verga en su culito para después metérsela toda poco a poco, disfrutando de esas sensaciones sin par, ella misma empezó a moverse sensual y lentamente permitiendo que mi verga saliera de culo a menos de la mitad y después metérsela de nuevo, ¡qué delicia! Yo por mi parte no paraba de besarle la nuca y con una mano le acariciaba los senos y con la otra le acariciaba el clítoris, metiéndole uno, dos y hasta tres dedos en la vagina, en ese momento empezó a gritar como poseída y ya no pudiendo más me vacié dentro de su culito, le llené el culo con mi semen y aunque me dolía no le saqué la verga quedamos pegados por un buen rato hasta que ya no pudimos más y nos dejamos caer sobre la cama, lentamente se separó de mí, yo estaba acostado boca arriba ella se acercó a mí me dio un beso en la boca y con su mano me empezó a jugar mi verga al notar que aún permanecía dura se puso encima de mí y montándome, con sus manos dirigió mi verga hacia su vagina sentándose se la introdujo toda y empezó de nuevo el vaivén, me pidió que le estrujara sus pechos, que se los lamiera, que se los mordiera estábamos en un punto increíble de excitación, se vino 1,2, 3 no sé cuántas veces y yo le di de nuevo mi esperma exhausta cayó a mi lado me cubrió de besos y de nuevo me palpó la verga y notó que aún estaba dura, me dijo que no podía desperdiciar esa maravilla y poniéndose de cuatro patas me ofreció un increíble espectáculo su ano y su vagina listos y dispuestos a esperar mi verga y sin hacerla esperar empecé primero con su vagina y después con su ano y los fui alternando hasta que ya estaba ella al punto sentí cómo de nuevo sus líquidos anunciaban que ya tenía otros orgasmos cuando externé que ya me iba también, se dio la vuelta tomó mi verga entre sus manos y se la metió a la boca y ahí en su boca estallé de nuevo se tragó todo mi semen que obviamente ya no era tan abundante pero lo sentí como un alivio, entonces fui yo quien cayó exhausto y ya mi verga mostraba el cansancio pues ya estaba flácida, atraje a T hacia mí y le di un beso y permanecimos abrazados por un tiempo, la verdad no sé cuánto tiempo, pero al ver los relojes nos dimos cuenta que habíamos estado entrados por ¡más de 5 horas!. T se dirigió al baño a asearse y cuando salió ya vestida, aún se notaba que había tenido un encuentro sexual, su expresión era inconfundible me dijo que no sabía que explicación podía dar, pero que por lo que más quisiera que le llame a su casa en una hora a más tardar, así lo hice y me dijo que cuando llegó a casa su esposo aún no llegaba, que bueno.

Sostuvimos una relación durante un año nuestros encuentros eran cada fin de semana, pero lo que disfrutamos ese fin de semana, la primera vez nunca se volvió a repetir, después de 8 años aún lo recuerdo como algo memorable.

Si alguno de los lectores a tenido una experiencia semejante que me escriban para intercambiar esos recuerdos.

jdlopez@latinmail.com