Amor de Verdad 2

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Mariana llamo y aviso que saldría con sus amigas a comer y al cine, probablemente llegaría al anochecer.

Isabel pregunto si había algún lugar a donde quisiera ir, pero Mariana solo pensaba en estar con Isabel, no importaba donde, así que le dijo que cualquier lugar era bueno. Isabel propuso ir a su casa, ella cocinaba y además podría ir por su teléfono. Mariana acepto, entonces partieron a casa de Isabel, Mariana no sabia como empezar a platicar con Isabel, ¿Que le decía? ¿De que hablaba?. Pero no fue necesario que Mariana platicara de algo, por que Isabel comenzó a hablar, y como si supiese lo que Mariana pensaba dijo

  • Puedes preguntar lo que quieras, no importa el tema, te contestare sinceramente.
  • ¿Vives muy lejos? – tontamente pregunto mariana-
  • No, estamos a una cuadra de mi casa, que también es tu casa -dijo y sonrió-. Vivo sola con mi papá, el trabaja todo el día, a si que ahora no esta. Cocinemos algo para comer, me muero de hambre, ¿Te gusta cocinar?
  • Si, me gusta, pero no soy muy buena
  • ¿Tienes miedo de que te haga algo?
  • No, tus ojos me dicen que no me harás nada, me siento bien contigo, solo que aun no me explico todo esto, estoy muy emocionada y feliz.
  • Te entiendo – y coloco una mano en la pierna de Mariana, Mariana puso su mano sobre la de Isabel, y sintió un poco de confianza-.
  • Llegamos Mariana, esta es mi casa.

Mariana miro asombrada la casa, era grande y hermosa, no sabia que decir así que omitió su comentario y bajo del auto a la par de Isabel, continuo su camino tras Isabel, entraron a la casa y la sorpresa de Mariana fue aun mayor, era una casa preciosa, por dentro y por fuera, era maravillosa, los detalles de las puertas y ventanas eran fantásticos, los muebles fabulosos, todo era genial.

  • ¿Piensas sentarte? – dijo Isabel desde la sala de la casa-
  • Si –contesto mariana- tienes una hermosa casa.
  • Gracias, no es mía, pero igual es hermosa. Todo lo que ves es de mi padre, podría decirse que también mío, pero yo creo que lo mío, va a ser producto de mi esfuerzo, de mis logros.
  • Pienso igual que tu Isabel.
  • ¿Te parece si cocinamos algo? O si quieres, podemos pedir algo, ¿Qué te gustaría?
  • Me gustaría cocinar contigo.
  • Pues vamos a la cocina. Veamos que tenemos para cocinar.

Se dirigieron a la cocina, era imposible para mariana que no hubiese algo de comer allá, era un lugar muy amplio, había alacenas por todas partes y un refrigerador enorme, todo en color plateado con negro, parecía que fuese hecha especialmente para ellos, había un horno de microondas, un horno eléctrico y cuando observo la barra, estaban ahí las hornillas, era hornillas eléctricas, de esas de las que Mariana siempre quiso tener en casa. Isabel observaba a Mariana pero no hacia ningún comentario acerca de la sorpresa de Mariana, por el contrario, trataba de distraerla, trataba de hacer menos evidente la diferencia de clase social que existía entre ambas. Finalmente para Isabel eso era lo menos importante. Pregunto entonces a Mariana

  • Te parece si cocino pasta, o enchiladas, o molletes, o chilaquiles, o sopa de champiñones, o podemos hacer pie de atún, ¿asamos carne?. O mejor pedimos comida rápida, no se comida china, sushi, o hamburguesas, o pollo, ¿pizza?
  • Creo que lo más rápido seria la pizza, tú tienes hambre y yo también así que pidamos pizza.
  • Bien pidamos pizza.

Pronto llamaron y pidieron la pizza, y mucho mas pronto llego el repartidor con ella, era Martes así que recibieron otra gratis, comieron hasta hartarse, tomaron mucho refresco y además un poco de vino según ellas para digerir mejor la comida, subieron a la habitación de Isabel y bailaron durante mucho rato, estaban agotadas así que Mariana se sentó en la cama de Isabel, Isabel la observaba hasta que de pronto se recostó del otro lado de la cama y comenzaron a platicar

  • ¿Isabel?
  • Mande
  • Podrías decirme ¿por que yo? Por que me escogiste a mi, que te gusta de mi, por que eres como eres conmigo, ¿Qué quieres de mi?
  • No es una pregunta difícil de responder - se acercó a Mariana- . me gustan tus manos y tus brazos, por que con ellos te has aferrado a la vida, me gustan tus labios- y toco los labios de Mariana con sus dedos despacio, muy suavemente- por que es el lugar perfecto para expresar todo lo que piensas y sientes. Me gusta tu cabello- rozó el cabello de Mariana con sus manos- por que jamás permites que el te oculte de lo que eres. Me gustan tus ojos – toco sutilmente con sus pulgares los ojos de Mariana- por que desde que los vi, pude perderme en ellos, me perdí en ti. Me gusta tu nariz – coloco su frente a la par de la de Mariana, guardo silencio un minuto y dijo- por que el aire que respiras se convierte en vida, en mi vida.

Besó tiernamente a Mariana, despacio, suave, pero mas apasionado que cualquiera de los besos que Mariana hubiese probado antes, sentía como sutilmente el vació de su estomago se llenaba, sentía en su corazón un motivo mas para latir, no quería dejar de besarla, era como detener el tiempo, como vivir plenamente por ese instante. De repente Isabel dejo de besarla, se retiro despacio y dijo

  • Discúlpame si te he ofendido, no quiero alejarte, me deje llevar, solo discúlpame.
  • Me toca decir lo que me gusta de ti ¿No es así?
  • Si – afirmo Isabel con una mueca-
  • Me gustas toda tu –se hincó frente a Isabel- por que tu sola presencia me hace sentir segura. Me gustan tus manos – tomo sus manos y dijo- por que cuando me tocas, siento el fuego de tu corazón invadir cada milímetro de mi piel. Me gustan tus ojos – y miro a Isabel a los ojos- por que también me he perdido en ellos. Pero lo que mas me gusta –dijo tomando a Isabel por el cuello delicadamente- es tu boca, por que con ella acabas de llenar de la manera mas hermosa el vació de mi corazón, le has regalado a mi corazón un motivo mas para latir

Y besó a Isabel, muy despacio, rozó sus labios y entre abrió la boca, no quería perderse nada de esa boca que llenaba su vida, que la hacia sentir tan bien, tan llena, tan plena. Lentamente y sin dejar de besar a Isabel se levanto, coloco sus manos en la cintura de Isabel, y las de Isabel tomaron el cuello de Mariana, se recostaron suavente en la cama, por momentos dejaban de besarse se observaban, se tocaban las manos como no queriendo soltarse jamás y volvían a besarse una y otra ves, cada segundo que pasaba, aumentaba mas la pasión de ambas, el deseo de unirse en un solo cuerpo, perderse en cuerpo y alma la una con la otra. Mariana sentía algo muy raro, pero maravilloso, algo inexplicable. Isabel se había perdido ya en los brazos de Mariana, Mariana sabia como se llamaba eso que estaba sintiendo, pero no se atrevía a nombrarlo, hasta que Isabel coloco su cuerpo sobre Mariana, ella no espero un segundo y le quito la blusa a Isabel, Isabel comenzó a desbotonar la blusa de Mariana y volvió a besarla, esta ves, podían sentir la piel de ambas unirse, formar una sola, entonces Isabel dijo en voz baja pero al oído de Mariana –Te Amo-.

Isabel se levanto y tomo el pantalón de Mariana para desabrocharlo, Mariana no dudo un segundo en hacer lo mismo, desabotono la falda de Isabel, lo mismo hizo con el sostén y continuo hasta descubrir la ultima parte del cuerpo de Isabel que estaba cubierta. Isabel no podida dejar de tocar el cuerpo de Mariana, se besaban y acariciaban desmedidamente, como si tuvieran miedo a alejarse la una de la otra. Isabel condujo a Mariana hasta el baño, no paso ningún segundo en el que dejara de besarla, pero pudo abrir la puerta y en cuanto desocupo una de las manos que acariciaban a Mariana, abrió la llave del jacuzzi, mientras esperaban a que el jacuzzi se llenara, seguían besándose, lento, suave, sus manos siempre se encontraban en algún punto de los cuerpos, cuando eso sucedía, se tomaban fuertemente, se abrazaban y regresaban a los besos y las caricias.

Cuando el jacuzzi estuvo lleno, Isabel entro, seguida de Mariana, el agua estaba tibia, igual que sus cuerpos, el agua facilitaba las caricias, las hacia mas suaves que cuando el viento nos rosa. En algún momento, Mariana comenzó a recorrer con su dedo índice todo el cuerpo de Isabel, desde la cabeza, hasta la parte media del cuerpo, en donde empiezan a formarse las piernas, ahí reparo unos minutos y continúo hasta llegar a la planta de los pies. Cuando la pasión y el deseo llego a su fin, ambas decidieron salir de jacuzzi y vestirse.

Mariana vistió a Isabel e Isabel a mariana, eso formaba parte de la pasión que las llenaba, el deseo que las motivaba a buscar los labios de la otra. Llego el anochecer y con el la hora de platicar acerca de lo sucedido, ninguna pudo pronunciar palabra alguna, se observaban fijamente a los ojos y cuando una quería pronunciar alguna palabra, la otra colocaba su dedo índice sobre sus labios y la callaba con un beso cada ves mas largo. Era hora de ir a casa, Mariana quería quedarse toda la noche, solo pensaba en repetir todo lo que había pasado una y otra y otra ves. Pero sabia que no era posible, así que se preparo, se abrazaron y besaron nuevamente, como si no fueran o volver a verse nunca más, se tomaron de las manos y salieron de la casa, subieron al auto y esperaron unos minutos, cualquier momento era bueno para estar unos segundos mas juntas. Isabel condujo más despacio de lo que alguna vez había conducido, el camino que alguna ves fue largo, se hizo más corto de regreso.

Ambas guardaban silencio, no había palabras, no había ruidos, no había nada mas que el silencio de su deseo por pasar toda una vida juntas, al llegar a casa de Mariana el silencio se rompió, ambas querían hablar al mismo tiempo, así que prefirieron besarse y recorrer su cuerpo, sabían que era la ultima ves que lo harían en ese día, pero nada les aseguraba que mañana podría repetirse. Mariana tardo unos minutos en bajar del auto, entro a casa y escucho el ruido del motor de auto, cada segundo se escuchaba mas lejos, cada minuto dolía mas por que no sabia si abría un después para ellas. Fue la sensación mas extraña de su vida, hacia unos minutos, parecería que el tiempo se había detenido entre ellas, y ahora, el tiempo corría como si tuviese prisa de pasar.

Durante los próximos 10 minutos se coloco la pijama, despacio, como intentado que las huellas de lo sucedido no se borraran, aferrándose a ellas por si no volvía a suceder. Posterior a los 10 minutos sonó su celular, era un numero desconocido, pero decidió contestar, era ella, era Isabel, solo para avisarle que había llegado bien a casa, por un segundo guardo silencio y continuo diciendo

  • Acabo de hacerle el amor toda la tarde a la mujer mas maravillosa que he conocido, es curioso, la sensación que ahora tengo no es felicidad, es, es algo que va mucho mas allá, es gratitud, plenitud, esperanza, fe, libertad, tranquilidad, es estar satisfecha de todo, pero estoy satisfecha de todo, por que valió la pena vivirlo, hoy te tengo a ti, no pienso perderte. Se que algún día será con velas.
  • Acabo de descubrir que es el amor, lo llevas grabado en cada milímetro de tu piel, en el color de tus ojos y el fuego de tus manos, en todo lo que es Isabel, no pienso perderte, perdería al amor! No me perdería por nada el hacerte el amor, en el jacuzzi, rodeadas de velas.

Después de esas palabras se despidieron varias veces, ninguna tenía ganas de colgar el teléfono, sabían que tenían que hacerlo, pero en cuanto más alargaran ese momento, mejor seria. Finalmente Isabel pregunto a Mariana si quería salir nuevamente al día siguiente, Mariana contesto que si, y así fue durante los 2 años que siguieron, se veían todos los días al salir de la escuela, Isabel esperaba a Mariana, se besaban y abrazaban sin importar lo que dijeran los demás, era lo que ellas sintieran lo que realmente contaba. Viajaban y hacían el amor cada que podían, cada momento era bueno para hacerse una nuevamente.

Algunos días después de que cumplieron dos años de relación, Isabel no pudo asistir por Mariana a la escuela, así que Mariana salio y se dirigió a tomar el autobús como no lo hizo durante dos años atrás. Su ex novio que salía de la escuela en se momento ofreció amablemente llevarla, iba con dos de sus amigos, así que pensó que estaría bien, hacia tiempo que no utilizaba el camión, todo parecía ir bien hasta que el chico dio vuelta en la calle equivocada con la excusa de ir a dejar a uno de ellos a su casa, algunas cuadras adelante paro el automóvil y sus amigos bajaron, el cambio su lugar y paso al lado de ella, intento abrazarla y acariciarla, pero ella amaba a alguien mas, el chico enfadado grito

  • Así que es cierto que eres lesbiana ¿No?. ¿Qué crees? A mi no me vas a dejar mal, yo no anduve jamás con una lesbiana, les voy a demostrar a estos como si eres mujercita….

No hace falta describir los gritos de auxilio que Mariana hacia, nadie la ayudo, por el contrario, sus amigos observaban por la ventanilla del auto lo que ahí sucedía, cada milimetro de su piel que era recorrido por ese chico, era una torre de amor derribada, cada respiración era un segundo mas de muerte, un minuto menos de vida, era la forma mas vil de robarle la ilusión, la fe, la esperanza a alguien, y solo por orgullo, por alguien que tenia necesidad de confirmar lo que era. Abandonaron a Mariana a unas cuadras de su casa, no paraba de llorar, no quería llegar a su casa así, llamo a Isabel y le contó todo, Isabel acudió rápidamente, Mariana había caminado y estaba cerca de la casa de Isabel así que no tardo en encontrarse con ella, subió al auto, no tenia palabras para describir lo que sentía, pensaba que tal ves ya ni sentía, no sentía nada, no sabia que hacer, Isabel solo podía observarla y llorar con ella, no podía abrazarla por que sabia que ella sentiría que era ese chico, sabia que no había besos que la consolaran por que fueron esos precisamente quienes la habían llevado hasta donde en ese momento estaba.

Isabel solo podía sentir el dolor de la mujer de su vida, solo podía ver derrumbarse a la mujer maravillosa de la que se enamoro, en solo unos segundos hasta el suelo. Era una imagen aterradora, la llevo a su casa y marco a casa de Mariana, no puedo contarles a detalles, Mariana no quería hablar, solo decía que quería estar con Isabel, y así fue. Durante las primeras dos semanas fue muy difícil, Mariana solo sentía que causaba asco, mas allá de lo que ella misma pudiese sentir si la tocaban, pensaba que el amor de su vida, jamás volvería a abrazarla, jamás tendría ganas de besarla. Isabel se moría de ganas por hacerlo, pero no sabía como decirlo, no sabía si eso lo serviría a Mariana.